Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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JEHOVÁ - JIREH
“Y llamó el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.
Por tanto, se dice hoy:
En el monte de Jehová será provisto”
(Génesis 22:14)
      Las necesidades son una realidad diaria y constante en la vida. El ser humano presenta cada día necesidades que deben ser, de una manera u otra, cubiertas en las diferentes circunstancias de su vida. En ocasiones dichas necesidades pueden ser materiales, en otras ocasiones las necesidades a cubrir pueden ser menos materiales y más intangibles. Sea como sea, la necesidad es una realidad que acompaña diariamente al ser humano en un mundo caído que como consecuencia del pecado perdió la provisión y abundancia continua del Edén. Ahora bien, la realidad de la necesidad nos enfrenta al mismo tiempo con otra realidad, la de la provisión. La necesidad conlleva en ella misma la realidad de proveer para cubrir dicha necesidad o necesidades presentes en la vida, pero, lo cierto es que, en un mundo caído la provisión muchas veces no es nada fácil. El sudor de la frente se requiere muchas veces para que la provisión sea una realidad. Ahora bien, como hijos de Dios tenemos a nuestro lado y de nuestro lado a Aquel que es el proveedor por excelencia. Tenemos a nuestro Dios que es capaz de proveer incluso de la nada misma para aquellos que somos sus hijos ¿por qué? Porqué un atributo de la esencia de nuestro Dios es el ser Proveedor, así lo experimentó Abraham en su vida. Dios mandó a Abraham ofrecer a su único hijo en sacrificio a él y Abraham, aun y las posibles contradicciones y conflictos que podían cruzar por su mente, obedeció a sus Dios. Cuando su hijo Isaac le pregunto; “¿dónde está el cordero para el holocausto?” (Génesis 22:7), Abraham respondió: “Dios se proveerá del cordero para el holocausto, hijo mío” (Génesis 22:8). Así fue, Dios se proveyó para que Abraham no entregase a su hijo en sacrificio (Génesis 22:13). Esta es la razón por la que Abraham llamó aquel lugar “Jehová proveerá”, es decir, Jehová-jireh. El nombre dado por Abraham a aquel lugar no solamente fue el reconocimiento de cómo Dios cubrió su necesidad y proveyó para él, sino también una declaración de la esencia misma del Dios que tenemos. Nuestro Dios es proveedor y sustentador en sí mismo, es por ello que algo que surge de la naturaleza misma de Dios es proveer. Dios creó el Edén con abundancia de provisión. Dios en su gracia común provee para justos e injustos, hace salir su sol y hace llover sobre todos ellos. Dios no se deja sin testimonio de que es proveedor dando lluvias del cielo, tiempos fructíferos y llenando de sustento y alegría los corazones de muchos. En su esencia Dios es proveedor y así lo reconoció Abraham. Su afirmación fue una declaración de su fe “Dios se proveerá el cordero”. Aquel lugar quedó como testimonio futuro para todo aquel que mirase ese monte: “Por tanto, se dice hoy: En el monte Jehová será provisto”. Ciertamente en el progreso de la salvación, Dios fue provisto de cordero en aquel monte, nos dio la más excelente provisión para la necesidad del perdón de nuestros pecados. Dios se proveyó al Cordero, nos dio a su Hijo Jesucristo para nuestro perdón y salvación. Por ello, si Dios fue capaz de proveer en lo más grande y sublime, ¿no proveerá también en lo más pequeño de nuestras vidas? Ciertamente lo hará. No te olvides en tu vida que tu Dios es Jehová-jireh, el Dios que provee para los suyos. Puedes confiar en tu Dios como el siervo que mira la mano de su señor dispuesta a proveer. Nuestro Dios mueve su mano y puede mover manos impensables para proveer para los suyos. Como Abraham debemos movernos con una fe certera en que nuestro Dios proveerá. Nuestra vida no debe ser un cruzarse de brazos sino más bien, un camino de fe y certeza firme en que nuestro Dios provee porque él es Jehová. jireh inmutable, perfecto y bondadoso.  
INICIO DE SEMANA
Martes  
Miércoles  
Jueves  
Viernes  
TEXTOS DE MEDITACIÓN PARA LA SEMANA
Genesis 22:1-24
1º Reyes 17:8-24
Hechos 14:8-23
Mateo 6:25-34
FINAL DE SEMANA
SABE DE LO QUE TENEMOS
NECESIDAD

“Porque los gentiles buscan todas estas cosas;
pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas”
(Mateo 6:32)
      ¿Qué sería de nosotros sin nuestro Padre que está en los cielos? ¿Qué sería de todo hijo e hija de Dios sin el cuidado continuo de su Padre celestial? Sin duda alguna, hay situaciones en la vida que pueden llevarnos a pensar que el cuidado de nuestro Padre celestial se ha apartado de nosotros. Hay circunstancias que parecen indicar que la mano proveedora y sustentadora de nuestro Dios se ha cerrado para nosotros y se ha apartado de nuestra vida. Sin lugar a duda estas situaciones se dan en la vida del creyente y generan, se quiera o no, un cierto afán en el día a día. Ahora bien, Dios como proveedor no cambia, aun y cuando las situaciones difíciles de la vida parezcan nublar la verdad de que nuestro Padre celestial provee, debemos mirar por muy difícil que nos sea, más allá de la niebla y ver que nuestro Dios sigue siendo nuestro Padre celestial que sabe de lo que tenemos necesidad. Aquellos que somos hijos de Dios no podemos caer en la misa actitud que tenía los gentiles. La vida conlleva en ella misma la realidad de necesidades que son básica e indispensables, la comida, la bebida, el vestido y ciertamente la falta de ellas y la imposibilidad de proveer para así poder cubrirlas hace que el afán asalte nuestra vida. Es frente a estas necesidades tan básicas que el Señor Jesús establece que no seamos como los gentiles que buscan todas estas cosas; “porque los gentiles buscan todas estas cosas”. ¿Cómo puede decir algo así el Señor Jesús? Probablemente una posible objeción sería: “¿no debemos preocuparnos por estas cosas tan básica? O “es muy fácil hablar así cuando se tiene todo cubierto, pero, es mucho más difícil cuando no se tiene nada”. Sin duda alguna debe existir una preocupación en proveer aquello que es necesario en la vida. Si el afán es un pecado que muestra la falta de fe en el Padre que provee, de la misma manera lo son la negligencia y la irresponsabilidad. Las palabras de Jesús no se centran en dejar de lado la correcta preocupación y responsabilidad por las necesidades de la vida. Las palabras de Jesús se centran en no ser como los gentiles en el contexto mayor del afán. El Señor exhorta a los que son hijos del Padre celestial a no estar afanoso por las cosas de la vida, incluso por aquellas que son esenciales y vitales para la vida (Mateo 6:25). El afán al que se refiere Cristo no es la preocupación diligente y responsable por los asuntos vitales de la vida, más bien, el afán al que hace referencia es la ansiedad angustiosa que muestra una falta de fe en saber y creer que Dios es capaz de proveer y sustentar. Los gentiles que buscan las cosas básicas de la vida son aquellos que no tienen a Dios como su Padre celestial. Son aquellos que sus vidas están desprovistas de esa relación en la que Dios es su Padre y ellos son sus hijos. Dios es aquel que en su gracia común provee también para ellos, así como provee para las aves de los cielos y los lirios del campo. Ahora bien, en los gentiles no existe la gloriosa realidad de poder decir que tienen a Dios como su Padre celestial que provee en todas y cada una de las cosas en su vida. Esta es la razón por la cual los gentiles buscan con afán y muchas veces con angustia las cosas de la vida, en especial aquellas que son primarias y básicas. No es así con todos aquellos que somos hijos de Dios. No buscamos lo básico y primario de la vida como lo buscan los gentiles, no lo buscamos con afán y angustia por mucho que las situaciones en las que nos encontremos nos lleven a ello ¿por qué? “porque nuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas”. Sin lugar a duda, estas palabras que muestran la razón de porque no buscar las cosas de la vida como lo hacen los gentiles son palabras de descanso. Dios quien es nuestro Padre sabe que en nuestra vida hay necesidad de todo aquello que es básico. Sabe de la necesidad de alimento, vestido, hogar, necesidades económicas, etc. No hay duda alguna que estas palabras son un desafío que ejercitan nuestra fe porque a veces parece que la mano proveedora y sustentadora de Dios se ha cerrado.  Ahora bien, debemos recordad que Jesús dijo que cada día traería su propio mal (Mateo 6:34). Que nuestro Dios provea no significa que el mal y las dificultades de la vida nos sean sacadas de la noche a la mañana, pero, si cada día traer su afán y su propio mal, entonces, cada día es un día para que confiemos y descansemos en que nuestro Padre celestial sabe qué necesitamos y él lo proveerá.