Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
Copyright 2013 Iglesia Evangélica Bautista "Piedra de Ayuda" - C/San Eusebio, 54 - 08006 Barcelona. España
EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”
(Proverbios 1:7)
     No es nada nuevo decir que la sabiduría y la inteligencia son dos cosas distintas. Aun y cuando ambas implican conocimiento, la sabiduría y la inteligencia no son lo mismo. Por un lado, la inteligencia se centra sobre todo en la capacidad de aprender, de entender y de razonar. Por otro lado, aunque la sabiduría también implica conocimiento y enseñanza, su fin último es la capacidad o virtud de aplicar en la vida dicho conocimiento de manera correcta. Por ello, se puede ser muy inteligente pero poco sabio. Puede existir mucha inteligencia y al mismo tiempo mucha necedad en la vida. Es por esta razón que, en las Escrituras muy a menudo la sabiduría es puesta en contraste con la necedad. Muchas culturas antiguas hablaban de la virtud de la sabiduría. Los griegos tenían a la sabiduría como una de las virtudes esenciales en la vida del ser humano. Ahora bien, toda esa sabiduría de las culturas antiguas era una sabiduría que empezaba y terminaba en el ser humano. Cuando se contempla el testimonio de la Biblia en cuanto a la verdadera sabiduría, ésta empieza en Dios y termina en Dios. El principio de la verdadera sabiduría empieza en el temor a Dios y termina en aquel que el Padre mismo lo hizo sabiduría por nosotros, nuestro Señor Jesucristo (1º Corintios 1:30). El libro por excelencia de la sabiduría en la Biblia, el libro de Proverbios, muestra que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Desde el punto de vista de la Biblia, el origen de la sabiduría no se encuentra en el ser humano sino en el “temor de Dios”. Por tanto, es el entendimiento de que Dios existe lo primero y fundamental para una vida sabia en este mundo. No hay mayor necedad en la vida que la negación de Dios, no es el sabio el que niega a Dios sino el necio y esto, le lleva a una vida cuyos caminos son torcidos debido a que no existe en el necio un temor de Dios. El temor de Dios, aparece muy a menudo en la Biblia ligado a guardar su palabra (1º Samuel 12:14). El temor de Dios está estrechamente ligado con guardar su palabra, oír la voz de Dios, servirle con obediencia. Por ello, el verdadero temor de Dios es una verdadera obediencia a la enseñanza y a la instrucción que la palabra de Dios da. Una vida sabia es una vida ligada a la palabra de Dios. Así como la savia recorre el interior de toda planta, la palabra de Dios es la savia que llena la vida sabia de los hijos de Dios. Es por ello que Salomón podía decir que: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” y en contraste a ello “los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Si un hijo hace bien en escuchar la enseñanza de sus padres siendo éstos últimos imperfectos ¿cuánto más nosotros siendo hijos del Padre perfeto? Si el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, siempre obedeció a su Padre celestial, ¿No lo haremos nosotros habiendo sido adoptados como hijos en nuestro Señor Jesucristo? No desprecies su enseñanza, no dejes que la necedad sea tu maestro, teme a Dios y guarda su palabra para una vida sabia.
INICIO DE SEMANA
Martes  
Miércoles  
Jueves  
Viernes  
TEXTOS DE MEDITACIÓN PARA LA SEMANA
Proverbios 1:1-7
Proverbios 8:1-36
Santiago 3:13-17
1º Corintios 1:18-31; 26-16
FINAL DE SEMANA
CRISTO SABIDURÍA DE DIOS
“Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura, mas para los llamados, así judíos como griegos,
Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”
(1º Corintios 1:23-24)

      El libro de Proverbios es el libro de la sabiduría por excelencia en las Escrituras. En él la sabiduría es presentada como aquello indispensable y vital para una vida que muestra el verdadero temor a Dios. Ahora bien, Proverbios no presenta a la sabiduría únicamente como una virtud en la vida cuyo principio está en el temor de Jehová. La sabiduría es personificada en el libro, no es algo abstracto e indefinido, tampoco es algo impersonal sino todo lo contrario. Usando imágenes como si de una persona se tratase, Proverbios describe a la sabiduría. De manera especial en Proverbios 8 la sabiduría se describe a ella misma. La sabiduría aparece clamando en las calles, en las alturas y en las encrucijadas de los caminos. Es ella la que llama a todo ser humano a escuchar su clamor. Es la sabiduría la que abre su boca y llama a escuchar sus razones. Ella misma dice que habita en la cordura y por ella reinan los reyes, ella estaba con Dios desde antes que fundase la tierra y junto a Dios estaba cuando todo fue creado. Hablar de la sabiduría como una persona puede parecer extraño, pero, sin lugar a dudas, lo que el Antiguo Testamento anuncia y presenta sobre la sabiduría, el Nuevo Testamento lo ve cumplido en la persona de nuestro Señor Jesucristo. Es el apóstol Pablo quien escribiendo a la iglesia en Corinto les dijo que Cristo es, para aquellos que hemos sido llamados “Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”. Es el mismo apóstol quien claramente establece que para todo creyente, Jesucristo “nos ha sido hecho por Dios, sabiduría, justificación, santificación y redención” (1º Corintios 1:30). ¡Qué maravilloso saber que la sabiduría indispensable para vivir una vida que conoce a Dios, le teme y le obedece se encuentra en la persona de nuestro Señor Jesucristo! Él es la encarnación misma de la sabiduría que nosotros los creyentes, requerimos y necesitamos. ¿Por qué diría algo así Pablo? Porque los Corintios había aceptado otro tipo de sabiduría para regir sus vidas. Habían aceptado la sabiduría humana que provenía de la filosofía de su tiempo. Habían aceptado regir sus vidas por pensamientos humanos, valores de hombres que, en nada contribuían a su crecimiento como creyentes y como iglesia. Por esta razón Pablo les dice que “nosotros predicamos a Cristo crucificado”. Ciertamente Pablo predicó más cosas de la persona y obra de Cristo, pero, en la cruz se encuentra la gloriosa sabiduría de Dios. ¿Quién podía imaginar que a través de la cruz Dios salvaría? ¿Quién podía imaginar que a través del instrumento de muerte más vergonzoso que los romanos inventaron, Dios traería vida en abundancia a los que en Cristo son llamados? Nadie lo hubiese imaginado, no hay filosofía ni sabiduría humana que hubiese pensado esto. Para “los judíos ciertamente tropezadero” ¿cómo Jesucristo sería el Mesías? “para los gentiles locura”. ¿Cómo hay sabiduría y fortaleza en un evento como la cruz y en un crucificado que hablan únicamente de debilidad y fracaso? Nuestro mundo sigue igual, entre el tropiezo y la locura concerniente al Cristo crucificado. Pero, para nosotros que hemos creído, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. Por tanto, nuestra vida debe regirse por la sabiduría quien es Cristo y que brota del evangelio. Cristo y el evangelio debe ser nuestra regla de vida, un evangelio de lengua, pero también de vida.