A ÉL SEA LA GLORIA
“Porque de él, y por él, y para él son todas las cosas.
A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”
(Romanos 11:36)
      Las Cinco Solas de la Reforma protestante del siglo XVII resumen el corazón de la doctrina de la Reforma. En oposición a desviaciones y perversiones de doctrinas bíblicas fundamentales por parte de la Iglesia católica, apostólica y romana, la enseñanza de los reformadores se resumía en Cinco Solas: 
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Dios mío, quiero darte la gloria porque todo es de ti, es hecho por ti y proviene de ti. Dios mío, gracias porque no tenías ninguna necesidad, la necesidad estaba toda en mí, pero me salvaste en Cristo para ser para la alabanza de tu gloria. Me llevaste a formar parte de tu pueblo para que ahora mi vida sea de ti, por ti y para ti. Dios mío, te pido que tu gracia sea suficiente en mi vida para ayudarme cada día a poder darte con mis labios y con mi vida la gloria que tú eres plenamente digno de recibir.
Amén.
TEXTOS PARALELOS PARA MEDITAR
MARTES

Romanos 11:33-36

MIÉRCOLES

Efesios 1:3-14

JUEVES

1ª Timoteo 1:12-17

VIERNES

Hebreos 13:20-21

SÁBADO

Judas 24-25
1) Sola Escritura, es decir, la Biblia es la única regla de fe y conducta para el pueblo de Dios. Por lo tanto, nada que contradiga la Biblia puede ser regla de fe y conducta para la iglesia de Cristo (2ª Timoteo 3:16-17).
2) Sola gracia determina que la salvación es únicamente el don inmerecido dado por el favor de Dios al pecador arrepentido. Aquellos que han sido salvos, lo han sido por la gracia de Dios y no por sus propias obras de tal manera que nadie sea capaz de gloriarse en su propia salvación (Efesios 2:8-9).
3) Sola fe, establece que la salvación es dada únicamente por medio de la fe. La fe tampoco es contada como obra de salvación ya que es el don dado por Dios al pecador. La fe es el medio por el cual la salvación es dada al pecador, por tanto, las obras no contribuyen a que el pecador sea justificado delante de Dios (Romanos 3:22).
4) Solo Cristo significa que la salvación se encuentra únicamente en la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo. Jesucristo es el único y suficiente Salvador, él es el Cordero de Dios que el Padre ha dado para salvación de los suyos (1ª Pedro 1:18-20). Todas y cada una de éstas Solas mencionadas, muestran como la salvación es únicamente la obra de Dios, tal y como el mismo Jonás reconoció, “la salvación es de Jehová” (Jonás 2:9).
Dicha verdad bíblica significa entonces que, como seres humanos no contribuimos a nada en la obra y consumación de nuestra salvación. Siendo así, entonces, la salvación es únicamente para la gloria de Dios, es decir, para la quinta y última Sola, Soli Deo Gloria, “solo la gloria de Dios”. Esto es precisamente lo que el apóstol Pablo escribió al final de su doxología en Romanas 11:36 “Porque de él, y por él, y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén (Romanos 11:36).
      El apóstol Pablo establece que todo presenta el objetivo último de la gloria de Dios. Primero, Pablo establece que la gloria de Dios se debe a que él es la fuente de todo. Segundo, la gloria la pertenece a Dios de manera eterna y tercero, la gloria de Dios debe motivar nuestra doxología a Dios. El apóstol menciona que Dios es la fuente de todas las cosas “porque de él, y para él, y por él son todas las cosas”. Ahora bien, las palabras de Pablo podrían ser mal entendidas. En un sentido ciertamente Dios como Creador es la causa de todo. Muchas veces “todas las cosas” hace referencia a todo lo creado. Por él todas las cosas fueron creadas y sin él nada de lo que existe existiría y sería una realidad (Génesis 1:1; Juan 1:1-3). Como el único y soberano Creador, ciertamente Dios es la fuente de todo, todas las cosas fueron creadas a causa de Dios, por Dios mismo y para Dios mismos. Siendo así podría entonces aducirse que, si todas las cosas son por causa de Dios, entonces, el mal también sería una realidad creada por Dios. Decir algo así supondría un doble problema. Por un lado, supondría un problema teológico ya que Dios es bondad absoluta y ningún mal puede proceder de él, Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él (1ª Juan 1:5). Ciertamente la existencia del mal puede funcionar en la soberana providencia de Dios para el cumplimiento de sus propósitos. Por ello, aunque quizás siga siendo un misterio, Dios no es la causa ni tampoco el causante del mal. Por otro lado, supondría el problema de descontextualizar las palabras del apóstol Pablo.


      Romanos 11:36 es la doxología que cierra la maravillosa y profunda descripción del evangelio de gracia y fe en Jesucristo. Es la atribución de la gloria a Dios por el reconocimiento que el evangelio que es poder de Dios para salvación, es a causa de Dios, por él y únicamente para él. Pero, de manera más específica, las palabras de Pablo cierran la realidad de que Dios no ha sido infiel a su palabra. La palabra de Dios no ha fallado dando la justificación por medio de la fe en Jesucristo a los gentiles. Dios no ha fallado dando el perdón de pecados y las gloriosas promesas de su pacto a todo aquel que es salvo por medio de la fe en Jesucristo. Ni Dios ni su palabra han fallado sino que su gran plan de salvación alcanzó su cumplimiento para judíos y gentiles por medio de la fe en Jesucristo creando así un único y solo pueblo para la gloria de Dios. ¡quién se hubiese imaginado algo así! ¡Quién habría pensado un plan así! ¡Quién habría desarrollado a lo largo de la historia y el tiempo un plan tan grandioso! ¡Qué sabiduría tan grande! ¡Qué pensamientos tan insondables y qué caminos tan inescrutables! Ciertamente nadie conoció de manera perfecta y exhaustiva la mente de Dios (Romanos 11:33-35). A lo largo de la historia y el tiempo, providencialmente trazado y misteriosamente desarrollado frente a los ojos del ser humano muchas veces incapaz de captarlo con mentes finitas como las nuestras. Pero, por causa de Dios, por medio de Dios y para Dios fue obrado este plan de salvación en Jesucristo y el glorioso evangelio de nuestro bendito Dios.
      Sin nos preguntásemos ¿De dónde viene nuestra existencia, no sólo como seres humanos, sino también como creyentes y como pueblo de Dios? La respuesta sería “porque por él”. Si nos preguntásemos ¿Cómo fuimos creados como pueblo de Dios? La respuesta sería “por él”.  Si nos preguntásemos ¿Para qué fuimos creados y en especial salvados por la gracia y fe en Jesucristo? La respuesta sería “para él”, para el propósito de nuestro Dios y, por encima de todas las cosas, para la gloria y la alabanza del Dios que nos ha salvado en Jesucristo. Tres pequeñas frases que responden a tres preguntas que han estado girando en la mente humana a lo largo de los siglos, ¿de dónde venimos? ¿cómo existimos? ¿para qué existimos? En tres simples frases Pablo responde las grandes preguntas existenciales del ser humano. Estas tres frases nos dan a los creyentes en Jesucristo un gran sentido en la vida. No fuimos un accidente o casualidad, nuestra existencia como hijos de Dios y como su pueblo se deriva de nuestro Dios. Nuestra existencia nos es dada por lo que nuestro Dios hizo por nosotros en su Hijo Jesucristo y, quizás lo más grandioso de todo, nuestro propósito es glorificar a nuestro Dios, somos para él. No es de extrañar que tal obra maravillosa, misteriosa y asombrosa en la que Dios es la única causa, medio y fin de todo sea entonces para la sola gloria de Dios, “a él sea la gloria por los siglos”.


     Pablo lo reconoce, si todas las cosas en el glorioso evangelio provienen de Dios, si Dios ha establecido la manera en cómo todas las cosas son llevadas a cabo en Cristo y si el fin todo lo hecho por Dios en Jesucristo es para Dios, entonces, la gloria debe ser únicamente dada a Dios. El término gloria en el AT provenía del término “pesado” con referencia a los metales preciosos. El oro era un material pesado dando la connotación de un material entonces digno y valioso. Una persona “pesada” podía ser, o bien una persona entrada en peso como era Elí o bien en sentido figurado una persona que era digna y valiosa frente a la comunidad. Por tanto, cuando se determina que a Dios sea la gloria por los siglos, se está determinando que a Dios debe ser dada toda dignidad, valor y reconocimiento sumo no únicamente en el presente sino por toda la eternidad, no podría ser de otra manera. De todas maneras hay algo bien curioso. Algunos han acusado a Dios de pensar únicamente en sí mismo, los que así opinan poco saben de cómo Dios no pensó primero en lo suyo propio sino en nuestra pobre condición. Ahora bien, si Dios quisiese pensar únicamente en lo suyo propio tendría todo el derecho de hacerlo ¿quién le podría decir a Dios en lo qué pensar? De todas maneras, el hecho que Dios obrase todas las cosas para él hace que unos pecadores que no teníamos propósito en este mundo y mucho menos a la luz de la eternidad, ahora tengamos el mayor y más sublime fin en nuestras vidas. Hemos sido hechos para la alabanza de la gloria de su gracia y hemos sido creados con el fin de glorificar a Dios y gozar de él eternamente y para siempre. Al fin, que Dios obrase todas las cosas para él, para sus planes y propósitos hace que el mayor propósito nos sea dado en la vida, glorificar a Dios eternamente, darle gloria ahora y por los siglos. No puedes olvidarlo nunca, en Jesucristo has sido hecho para la gloria de Dios. Tu vida debe funcionar como una baliza encendida en medio de la oscuridad de este mundo siendo la luz y el resplandor que glorifica a Dios. No puedes olvidar que Dios te ha hecho para su gloria y para cantar las alabanzas de su gloria.  Por ello, la gloria de Dios debe motivar nuestra doxología. ¿Qué es la doxología?



     La palabra “doxología” viene de la palabra griega para “gloria”, por tanto, una doxología es lo que Pablo hace en Romanos 11:33-36, es dar toda la gloria al único que se la merece, nuestro Dios. ¿Qué debería motivar en nosotros el saber que todo es de Dios, por Dios y para Dios? ¿Qué debería generar en nosotros el saber que Dios nos ha hecho y salvado para él? ¿Qué debería generarse en nosotros sabiendo que Dios lo ha hecho todo en Jesucristo para que seamos para él? Debería generar un canto de doxología en nuestra vida, debería hacer que, al igual que Pablo, acabásemos cada día antes de irnos a la cama diciendo: “Porque de él, y por él, y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”.