LA CANCIÓN
DE LA CREACIÓN
“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”
(Apocalipsis 5:13).
      Algo que he escuchado de manera repetida y prácticamente con voz unánime de todos aquellos que han pasado una noche en la selva, es la cantidad de sonidos distintos y diversos que pueden escucharse. Cuando podría parecer que la creación debería estar más callada y en silencio es cuando más viva y sonora está. Aquellos que han vivido dicha experiencia en medio de la selva se sorprenden de la cantidad de sonidos innumerables que se escuchan. La biodiversidad de la selva florece por la noche y toda la creación ofrece, como si de un concierto se tratase, un espectáculo sonoro de especies que únicamente pueden escucharse en ese ecosistema a altas horas de la noche. Monos nocturnos como los monos aulladores, cantos de aves nocturnas, anfibios como los de una curiosa rana descubierta en las selvas de Ecuador y Perú que emite un cántico parecido al sonido de un búho, insectos, etc. Todos ellos forman parte del cántico de la creación que puede escucharse por las noches en medio de la selva. Por tanto, puede decirse que la creación canta, puede decirse que existe una canción de la creación. Ahora bien, aun y cuando cada uno de los seres vivos que conforman la creación tiene su propio cántico, lo cierto es que no cantan de manera discordante, la creación canta una canción unánime y con un único tema. La canción de la creación es una canción que canta, revela y exalta al Creador. Cada aullido de los monos aulladores, cada cántico de las aves nocturnas, cada sonido emitido por la pequeña rana es el contar de la gloria de Dios que hizo los cielos y la tierra. Cada cántico es el medio por el cual Dios revela su poder y deidad. Pero la creación también canta la canción que exalta al que está sentado en el trono y la Cordero por su obra redentora. Es el apóstol Juan aquel que deja escuchar la canción de la creación al final de la historia misma, Juan escuchó, vio y escribió guiado por el Espíritu “y todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:13).
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Pastor Rubén Sanchez Noguero - Móvil: 610.224.965 - emali: rsanchez111@yahoo.es
Dios mío te alabo por tu gran obra de salvación. Padre, te alabo por haber decretado la redención desde antes de la fundación del mundo de un pecador como yo. Señor Jesús, gracias por ser el Cordero inmolado por mí pecado y resucitado para mi justificación. Gracias porque sé que al final llevarás la voluntad del Padre a consumación última. Espíritu Santo, gracias por aplicar la gran obra de salvación a mi vida, gracias por ser la garantía de mi herencia con todos los santos al lado de Cristo. Señor, recibe mi cántico de alabanza juntamente con la canción de todo lo creado ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
MARTES

Leer: Salmo 89:1-18

Meditar: ¿Sobre qué cantará el salmista? ¿Dónde está afirmada la verdad de Dios según el v.2? ¿Qué es aquello que celebran los cielos? ¿Cómo es descrito Dios en los vv.6-8? ¿Cómo se expresa el poderío de Dios en los vv.9-14? ¿Qué relación se establece entre el poder de Dios y la creación? ¿Qué pueblo es bienaventurado?

Orar: Alaba a Dios por su misericordia. Por se Creador y mostrar su poder sobre el dominio de su creación. Bendice a Dios porque su pueblo, la iglesia de Cristo es el pueblo bienaventurado que puede alabar y aclamara Dios.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 104:1-23

Meditar: ¿Por qué el alma del salmista tiene que alabar a Jehová? ¿Cómo se ha vestido de magnificencia Jehová? ¿Cómo es expresada la magnificencia de Dios a partir del v.3 en adelante? Identifica las diferentes acciones de Dios en relación a la creación. ¿Qué te hace pensar las acciones de Dios con relación a la creación? Según lo leído en los versículos ¿cómo consideras que la creación de Dios muestra su magnificencia?

Orar: Alaba a Jehová porque su magnificencia es vista en toda su creación. Alaba a Jehová porque su creación es una expresión constante de su poder y magnificencia como el único Dios creador de todo.


JUEVES

Leer: Salmo 104:24-35

Meditar: ¿A qué obras innumerable se refiere el salmista? ¿Qué atributo expresa la creación de Dios? ¿Cómo se expresa el atributo de la sabiduría de Dios en los vv.25-30? ¿Cuál es la respuesta que debe generar en nosotros el contemplar la sabiduría de Dios expuesta en la creación según los vv.31-34?

Orar: Haz de las obras de la creación el medio para contemplar la gran sabiduría de Dios desplegada en la creación. Que sea el contemplar de la creación la causa de tu canción de alabanza y meditación en Dios.


VIERNES

Leer: Apocalipsis 5:7-14

Meditar: ¿Quién es aquel que toma el rollo? Qué respuesta genera en el cielo el hecho de que el Cordero tomase el rollo? ¿Cómo era el cántico que cantaban? ¿Qué contenido tiene el cántico que se canta en el cielo? ¿Qué aspectos de la obra del Cordero ves expuestos en el contenido de la canción en los vv.9-10? ¿Cuál es el coro que se junta a la canción de los seres vivientes y de los veinticuatro ancianos? ¿Quién y qué canta en el v.13? ¿Cómo responde antifonalmente en este cántico los seres vivientes en el v.14? ¿Cómo aplicas lo visto en estos versículos a tu vida?

Orar: Bendice a Dios por su obra de redención en Jesucristo. Bendícele porque con la sangre del Cordero fuimos redimidos y comprados como un reino de reyes y sacerdotes. Ora a Dios con alabanza como parte de dicho coro celestial.


SÁBADO

Leer: Salmo 19:1-6

Meditar: ¿Qué es aquello que cuentan los cielos? ¿Qué imagen y significado crees que aportan los vv.2-4? ¿Crees que hablan de revelación de Dios? ¿Qué imagen muestran los vv.5-6? ¿Qué te hace pensar sobre el control que Dios tiene sobre la creación los vv.5-6? ¿Qué aplicaciones puedes extraer para tu vida de los versículos leídos del Salmo 19?

Orar: Alaba a Dios porque la creación son las obras de sus manos que de manera continua nos cuentan su gloria y nos declaran el mensaje de su poder y control sobre todo lo creado.
      Las palabras del apóstol Juan permiten escuchar la canción de todo lo creado. En ella puede escucharse el motivo, el centro y el contenido de la canción de la creación. La canción que Juan escuchó no fue una canción que surgió sin motivo alguno, fue una canción que fue motivada por la misma acción que se dio en el cielo. Las palabras de alabanza de todo lo creado son parte de una canción, en concreto son parte de un cántico nuevo que fue iniciado por los seres vivientes y los veinticuatro ancianos alrededor del torno celestial “y cantaban un nuevo cántico…” (v.9). Por tanto, en esa canción celestial los seres vivientes y los veinticuatro ancianos eran las voces principales del cántico y a esas voces se le unió la voz de toda la creación sin excepción “y todo lo creado que está en el cielo y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay”. Juan no menciona únicamente una sola parte de la creación, su lenguaje es extenso, aquello que ahora canta es “todo lo creado” y Juan describe a que se refiere, todo lo creado que “está en los cielos y sobre la tierra”, por tanto, nada de cielos y tierra es dejado fuera de dicha canción. También lo que está “debajo de la tierra y en el mar”, tampoco son dejadas de lado las profundidades de la tierra y el mar como tampoco se deja de lado “todas aquellas cosas que en ellos hay”. La canción que se escucha en el seno mismo del cielo es un cántico cósmico, todo el orden mismo de la creación se une al cántico celestial de los seres vivientes y los veinticuatro ancianos. Juan nos deja escuchar un coro celestial de dimensiones y proporciones cósmicas. Ahora bien, el motivo de dicho cántico celestial es debido a la obra redentora obrada por Jesucristo y a su plena autoridad para llevar a cabo los propósitos finales de Dios en la salvación.


      Apocalipsis cinco empieza con la pregunta “¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos?” (v.2). El libro sellado se refiere al rollo que contiene los propósitos últimos de Dios para el cumplimiento final de toda su historia redentora. La consumación de toda la historia de salvación, el final de todas las promesa de Dios están selladas bajo siete sellos ¿quién tendrá la autoridad suficiente para abrir esos sellos y llevar a su fin la historia de la salvación? Juan lloró porque no pudo encontrar a nadie con autoridad suficiente para ello hasta que escuchó que el León de la tribu de Judá, la raíz de David que había vencido tenía autoridad para ello (v.5). Juan miró y aquel a quien vio fua a un Cordero como inmolado que estaba en pie al lado del trono celestial, con poder y conocimiento absolutos. El Cordero inmolado fue quien tomó el rollo con los siete sellos y fue esto lo que motivó la canción celestial (vv.6-8). No hay duda alguna que el Cordero en pie y como inmolado es la persona de nuestro Señor Jesucristo.
Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él es el Cordero pascual que con su sangre redimió de sus pecados a los suyos. Él es el Cordero que fue llevado al matadero y molido por nuestras transgresiones a fin de que nosotros fuésemos perdonados y comprados por su sangre como su pueblo adquirido y amado. Jesucristo es el Cordero que aun y haber sido inmolado en su sacrificio, está en pie a la diestra de la Majestad ya que resucitó y vive para siempre. Es precisamente la obra redentora que Jesucristo obró y consumó la que le sitúa en la posición de máxima autoridad en el trono celestial. Dios Padre dio toda la autoridad a su Hijo, autoridad para juzgar, para salvar y para dar vida eterna (Juan 5:19-26). Dios Padre exaltó a su Hijo a su diestra y le dio el nombre de Señor con plena autoridad para que toda rodilla se doble delante de él (Filipenses 2:10-11). Con la resurrección todas las cosas fueron puestas bajo sus pies (Efesios 1:22-23). Por tanto, la realización de la obra de la redención por parte de Jesús está ligada a su plena autoridad de poder llevar a su fin la obra de la salvación decretada por Dios y obrada por su persona en la cruz y la resurrección.
      La causa que motivó que se entonase la canción de la creación fue la gran obra y autoridad del Cordero de Dios, Jesucristo. No podemos perder nunca de vista que nosotros los creyentes formamos parte de la creación de Dios por partida doble. Somos parte de todo lo creado por creación misma, pero también por redención. La aplicación de la gran obra del Cordero de Dios a nuestra vida hizo que fuésemos hechos una nueva creación. Creación y redención van de la mano así que, somos parte de todo lo creado y ello sería motivo suficiente para unirnos a la canción de la creación, pero tenemos un motivo mayor. Por redención no formamos parte de la creación caída en pecado sino parte de la nueva creación que algún día cantará ese nuevo cántico delante del trono celestial al fin de la historia. Por ello, como aquellos hechos nuevos en Cristo podemos y debemos unirnos a la canción de la creación. No hay ni jamás habrá mayor motivo o causa en nosotros para cantar alabanzas a nuestro Dios y Salvador que su gran obra soberana de salvación. Por tanto, no es de extrañar que, aquel que está sentado en el trono, Dios Padre, y el Cordero con plena autoridad se conviertan en el centro mismo de la canción de la creación. Juan nos desvela el contenido mismo de la canción de todo lo creado “oí decir:” Aquello que Juan escuchó primeramente muestra el centro o destinatario de la canción de alabanza de la creación. El destinatario es “al que está sentado en el trono, y al Cordero”.


      El cántico es elevado y cantado a Dios Padre sentado en el trono celestial y la Cordero, Jesucristo que está a su diestra. Por tanto, si la obra redentora y la soberanía del Cordero de Dios nos muestran que nuestra alabanza siempre es la respuesta, el reconocimiento y realidad de la gran obra de Jesucristo aplicada a nuestras vidas, el destinatario de la alabanza, “al que está sentado en el trono y al Cordero” nos muestra que nuestra alabanza no puede ni debe tener otro centro que no sea Dios mismo. Sin Dios no hay verdadera alabanza, no hay razón de cantar. Dios mismo es el centro de la alabanza. Es el centro de la alabanza debido a quien es él pero también debido a lo que él ha hecho. La creación tiene “al que está sentado en el trono y al Cordero” como centro y destinatario de la alabanza debido al hecho que Padre e Hijo son aquellos que no solamente han obrado la redención sino porque también la llevan plenamente a su fin. Sin duda alguna, la persona del Espíritu como la tercera persona de la Trinidad es igualmente digna de la alabanza del pueblo redimido, pero en el cántico que Juan nos muestra el centro es el Padre y el Hijo. Probablemente se deba al hecho que lo que Juan muestra es el fin último de la historia redentora y aquel con plena autoridad dada por el Padre para llevarla a su fin, es el Hijo de Dios. Aquel que en los postreros días llevará a su fin la voluntad que el Padre le dio será el Cordero que fue inmolado y resucitado. Lo cierto es que no podríamos cantar y alabar a otro que no fuese nuestro Dios porque no hay otro como él y porque no hay otro con autoridad suficiente para llevar a su fin la preciosa esperanza de nuestra salvación. Por ello, el contenido de la canción de la creación es un contenido de alabanza “sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”.
      La alabanza que Juan escuchó en la canción de la creación fue al mismo tiempo la asignación de que la alabanza, la honra, la gloria y el poder son dignos de ser adscritos a Dios de manera eterna. El cantico de alabanza no es algo temporal sino eterno, por los siglos de los siglos y es precisamente este carácter de eternidad lo que marcará el cántico de los redimidos. Si hay algo que no dejaremos de hacer una vez pisemos los nuevos cielos y tierra será alabar a nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Es algo que Dios ya nos permite en el presente. Nuestra canción puede unirse a la canción de la creación que declara la alabanza, honra, gloria y poder a nuestro Dios y Salvador, pero alabamos con nuestra esperanza puesta en el día que el Cordero que está en pie y fue inmolado vuelva para así poder cantar el nuevo cántico de alabanza con todos los redimidos y con toda la nueva creación transformada y restaurada por los siglos de los siglos.