MUTUA PREOCUPACIÓN
“Para que no haya desavenencia en el cuerpo,
sino que los miembros todos se preocupen los unos de los otros”
(1ª Corintios 12:25)

      Algo que es de vital importancia en la natación, es la técnica en los diversos estilos. Resulta curioso ver como hay aquellos que una vez están dentro del agua parece que tengan una pelea intensa con ella. Sus movimientos son bruscos, rápidos, aplicando una fuerza desmesurada para así avanzar lo más rápido posible. Lo irónico es que hay mucho movimiento y poco avance. La razón de ello es porque hay mucho movimiento ineficaz que hace que se pierda mucha energía y no se llegue a ningún sitio o se llegue totalmente agotado. Por el contrario, aquellos que tienen una técnica correcta, no se pelean con el agua, los movimientos de cada uno de sus miembros está perfectamente coordinado el uno con el otro, no existe pérdida ineficaz de energía sino todo el aprovechamiento de la misma. La coordinación de movimientos hace que no haya desavenencia entre los diversos miembros, ya sean grandes o pequeños sino que existe una preocupación conjunta de todos ellos para que así el nado sea fluido, eficaz y eficiente. Los brazos, aunque hagan el mayor trabajo en muchos de los estilos, no están despreocupados de saber cómo las manos, un miembro más pequeño, deben estar colocadas para poder encontrar buenas masas de agua para impulsarse. La cadera aunque poco movimiento haga y quizás podría pensarse que es menos importante, sabe bien que debe estar elevada para que el cuerpo no baje y así ofrezca más resistencia en el agua que dificulte el avance del movimiento y obligue a los brazos a tener que hacer un mayor esfuerzo con el riesgo de cansarse más. Las piernas saben de la importancia no tanto de su impulso sino de su función en mantener el movimiento equilibrado. En definitiva, una buena técnica de nado tiene movimientos coordinados de todos sus miembros, no hay desavenencia entre ellos sino mutua preocupación. La no desavenencia y la mutua preocupación es igualmente importante en la congregación de los santos. El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia en Corinto les habló de la importancia de la no desavenencia y la mutua preocupación “para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos de los otros” (1ª Corintios 12:25).


      El versículo todo él es expresado a modo de resultado “para que” y dicho resultado es visto en un pequeño contraste indicado por la pequeña palabra “sino”. El resultado es “para que no haya desavenencia en el cuerpo” sino que por el contrario “los miembros todos se preocupen los unos de los otros”. Es decir, Pablo está dando un doble resultado, por un lado, no exista desavenencia en el cuerpo y por otro lado exista mutua preocupación de todos sus miembros. El contexto de las palabras del apóstol es importante. La sección de 1ª Corintios 12-14 tiene como centro los dones que Dios había dado a esa congregación. La razón de ello es porque, así como Corinto había sido una iglesia enriquecida por la gracia de Dios en Cristo de tal manera que ningún don les faltaba (1ª Corintios 1:4-7), también fue una congregación que cayó en un grave error. Cayó en el pecado de la desavenencia entre miembros a raíz de considerar a algunos de ellos de menor valor e importancia. Es por esto que Pablo utiliza la gran metáfora de comparar a la congregación con un solo cuerpo conformado por miembros distintos. Todos ellos tienen su lugar, su función y su importancia, ahora bien, el apóstol cambia la lógica dañina que había entrado en dicha congregación. La lógica y sabiduría del mundo que como si de un virus se tratase había infectado a los Corintios y estaba haciendo que dicho cuerpo entrase en fallo orgánico y funcional completo, era pensar que aquellos miembros con dones - a juzgar por algunos de ellos - menos importantes, eran menos dignos de honor y consideración en el cuerpo, esta es la sabiduría del mundo. En nuestra sociedad los grandes son puestos en pedestales mientras que los pequeños son dejados en las sombras.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Dios mío quiero darte las gracias por todos los miembros que tú has puesto a mi lado en la congregación de los santos. Gracias por ellos y por los dones que les has entregado. Gracias por su servicio dedicado a ti y a los santos. Padre celestial, ayúdame a no ser desconsiderado con ninguno de ellos. Ayúdame para que mi vida y servicio en la congregación sea la muestra de una preocupación mutua hacia cada uno de ellos para que mi vida y nuestra congregación no sea metal que resuena y címbalo que retiñe. Amén.
MARTES

Leer: 1ª Corintios 12:14-25

Meditar:¿Cómo describe Pablo a la iglesia? ¿Qué ilustración pone Pablo para mostrar que todo miembro es importante en el cuerpo?¿Cuál es la importancia de los vv.20-21? ¿Qué lógica crees que está usando Pablo en los vv.22-24? ¿Dónde crees que reside la importancia de los dicho en los vv.22-24? ¿Cuál es el resultado de cuidar y considerar a los miembros que parecen ser más débiles? ¿Cómo crees que los dones pueden mostrar la preocupación común de los miembros? 

Orar: Da gracias a Dios por el cuerpo que es la iglesia y los diferente hermanos que la componen. Pide a Dios que en su gracia pueda existir una preocupación de todos los miembros unos por los otros.


MIÉRCOLES

Leer: Romanos 12:3-9

Meditar:¿Cuál es el concepto que cada uno ha de tener de sí mismo? ¿Crees que pensar con un concepto mayor de uno es orgullo? ¿Conforme a qué debe el creyente pensar con cordura? ¿Cómo entiendes las expresión “conforme a la medida de la fe”? ¿Cómo crees que encaja el vv.4-5 con el argumento de pensar cada uno sin más alto concepto? ¿Cómo deben usarse los dones que a cada uno le han sido dados? ¿Crees que el orgullo puede afectar al servicio en la iglesia? ¿Crees que esto puede afectar a la preocupación mutua? 

Orar: Pide a Dios que habiendo recibido la misma gracia que tus hermanos el concepto que tienes de ti venga definido por el evangelio. Pide a Dios que te ayude a no pensar más de lo que te ha sido dado en tus dones sino usarlos para lo que han sido dados- 


JUEVES

Leer: Filipenses 2:5-11

Meditar: ¿Qué sentir debe haber en todo creyente? ¿Cómo el apóstol Pablo explica el sentir que hubo en Cristo Jesús? ¿Cómo el ejemplo de Cristo es contrario al orgullo? ¿Cómo el ejemplo de Cristo es ejemplo de humildad y servicio? ¿Cómo crees que el sentir de Cristo es muestra de preocupación mutua? ¿De qué manera práctica podrías aplicar lo visto en los versículos a tu vida en la congregación?

Orar: Da gracias a Dios Padre por la gran obra de Jesucristo a nuestro favor. Pide a Dios que el sentir de Cristo pueda manifestarse en ti y también en la congregación de la que formas parte.


VIERNES

Leer: Juan 6:14-27

Meditar: ¿Qué milagro actúa de contexto para las palabras de Jesús? ¿Qué entendieron que ese milagro decía de Jesús? ¿Cómo explicarías lo dicho por Jesús en el v.26, vieron las señales pero en realidad no habían visto? ¿A qué les insta a trabajar Jesús? ¿Cuál crees que es la obra que debe hacerse según el v.29? ¿Qué gran diferencia hay entre Moisés y Cristo según Juan 6? 

Orar: Da gracias a Dios porque él fue quien nos entregó y envió el pan de vida último, Jesucristo. Da gracias a Dios porque Cristo como el pan de vida, su persona y sus palabras son vida para todo aquel que cree.


SÁBADO

Leer: Colosenses 1:3-6

Meditar: ¿Qué es aquello que motiva la gratitud del apóstol Pablo? ¿Sobre quien se manifiesta el amor de los Colosenses? ¿Qué te hace pensar la expresión “del amor que tenéis a todos los santos? ¿Cuá es la causa que motiva esta fe y amor de los Colosenses? ¿Qué hace el evangelio en la vida de esa congregación? ¿Cómo aplicarías las palabras del apóstol a tu propia vida?

Orar: Da gracias a Dios por el día que oíste y creíste en el evangelio de salvación. Pide que el evangelio la esperanza que está guardada en el cielo sea la causa que motive tu fe y tu amor hacia todos los santos en la fe.
      En nuestro tiempo en todos los ámbitos hay indispensables y dispensables. Frente a esto, Pablo les muestra que la lógica del evangelio que ha creado a la iglesia es a la inversa. En el cuerpo humano aquellos miembros que parecen ser más débiles y más decorosos, habiendo sido puestos también por Dios ahí, son aquellos que más se cuidan y se visten más dignamente, nadie dejaría a esos miembros en su cuerpo sin decoro y sin honor. Aquellos miembros que en el cuerpo humano ya tienen honor y decoro por el lugar donde han sido puesto, no tienen necesidad de ello, pero Dios en su soberanía y sabiduría estableció a aquellos que parecen más débiles como los más necesarios a cuidar con más decoro (vv.22-24). ¿Por qué haría Dios algo así? “Para que no haya desavenencia en el cuerpo”.
      Ciertamente cuando estas palabras del apóstol Pablo son llevadas al campo del cuerpo de la iglesia, muestran que en la iglesia no hay indispensables y dispensables. Sin lugar a dudas hay diversos miembros con diversos dones pero ninguno de ellos está fuera de su lugar en el cuerpo. El entender lo que Dios ha dado a cada uno y el lugar que Dios ha establecido es para que no exista desavenencia entre miembros, y para que esto pueda ser así, es necesario la consideración los unos de los otros. Es necesario empezar a dejar de considerarse primeramente a uno y empezar a hacer a los otros objetos de nuestra preocupación y cuidado. Por lo general, la desavenencia se da porque existe la tendencia a mirarse a uno, los intereses, honor y bienestar personales. Suele muchas veces decirse: “cuando haya arreglado lo mío entonces me preocuparé de lo de los demás” pero honestamente esto no es cierto. Cuando uno se ha ocupado de lo suyo poco le importa lo de los demás ¿por qué? Porque desde un buen principio únicamente ha pensado en lo suyo. Es la falta de esta preocupación mutua, esa ausencia muchas veces de la frase “unos por los otros” lo que genera graves desavenencias en el cuerpo. La razón de ello es porque la desavenencia es simplemente la punta del iceberg que debajo de la superficie esconde el pensar en uno mismo y llegar a la errónea conclusión que quizás algunos sean más importantes que otros en el cuerpo. Por experiencia, una de las causas que suele generar más desavenencia es ver una preocupación individualista y egocentrista dentro del cuerpo de Cristo. Ciertamente la preocupación es vital, pero en el evangelio y en la iglesia que es el producto creado por el evangelio de gracia y fe en Jesucristo, la preocupación nunca es de propiedad privada, sino de propiedad congregacional.


      El doble resultado es claro “sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros”. La consideración de todos los miembros y sus dones y el cuidado que todos requieren no es únicamente para que no exista desavenencia sino también para que exista de todos ellos sin excepción una preocupación mutua. Pablo es enfático y no quiere dejar a nadie fuera “los miembros todos se preocupen”. Miembros débiles y fuerte, miembros nuevos y con años, miembros jóvenes y adultos, miembros con dones públicos y no tan públicos, “todos se preocupen los unos por los otros”. La iglesia siempre debería estar caracterizada por la preocupación mutua los unos por los otros y para ello los dones nos han sido dados. Es maravilloso ver como aquellos dones que Cristo ha dado para enriquecer a su iglesia son usados para la gloria de Dios. Es precioso ver que todos los miembros de un mismo cuerpo sirven con aquellos dones que Dios les ha dado para servir a la iglesia y exaltar el nombre de Cristo. Es de enorme gratitud ver los miembros servir con sus dones para que la iglesia crezca y prospere ¡cuántas gracias a Dios el ser testigo de ello! No hay duda alguna que todo esto es precioso, ahora bien, hay algo más detrás de todo esto que lo hace todavía más precioso. La razón del uso de esos dones en los diversos miembros es porque existe en ellos una preocupación los unos por los otros. El ejercicio de los dones por parte de todos los miembros que Dios ha puesto en el cuerpo, es una muestra de preocupación los unos por los otros. Esto es parte del propósito de los dones dados, el que todos los miembros se preocupen de manera mutua los unos por los otros. Esto solo es posible si en el corazón de esta preocupación está el gran don expresado en 1ª Corintios 13, el amor. El amor expuesto por Pablo en 1ª Corintios 13:4-7 es el amor que pudo verse encarnado en la persona de nuestro Señor Jesucristo y manifestado de manera gloriosa en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. No hay mayor muestra de amor y preocupación que la cruz de Cristo. Allí aquellos que no teníamos ni decoro ni honor fuimos perdonados, adoptados como hijos e injertados en la iglesia para que esa preocupación motivada por el amor esté en todos los miembros los unos por los otros. Por tanto, el que todos los miembros se preocupen los unos por los otros implicará el ser sufrido, benigno, el no tener envidia, el no ser jactancioso, el no envanecerse, el no hacer nada indebido, el no buscar lo de uno mismo, el no guardar rencor.
      "Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros”. Quizás sería importante preguntarse ¿cuándo fue la última vez que mostré preocupación por aquellos miembros del cuerpo? ¿Cuándo fue la última vez que pensé más en mi preocupación sin tener en cuenta las consecuencias de desavenencia que podría causar? ¿Cuándo fue la última vez que mi preocupación por mis hermanos fue muestra del amor en el evangelio de mi Señor Jesucristo?