TAL CONOCIMIENTO
ES DEMASIADO MARAVILLOSO
“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puede comprender”
(Salmo 139:5-6)
      Se dice que únicamente un 5% de los océanos nos son conocidos y solamente un 20% del fondo marino ha sido cartografiado, por tanto, la gran mayoría de la inmensidad de los océanos es todavía un misterio para el conocimiento humano. Las profundidades y lo que en ellas se esconde todavía queda velado al conocer humano. Sin duda alguna, frente a la inmensidad del océano se genera un sentimiento de pequeñez y de asombro en aquel que lo contempla. Sabiendo de la grandeza de los océanos, el ser humano se encuentra enfrentado al mismo tiempo con la pequeñez y limitación de su propio conocimiento. Conocemos pero no de manera exhaustiva, sabemos pero no de manera completa. La inmensidad de los océanos pone delante del ser humano la realidad que su conocimiento es limitado, no es exhaustivo y debe crecer día a día en él. Quizás algún día el ser humano llegará a decir que conoce todo del océano. En el supuesto que eso fuese posible, entonces, nos quedaría todo un universo por conocer. Si de los océanos se conoce únicamente un 5% el porcentaje del universo conocido posiblemente es mucho menor y sería en esos momentos que la inmensidad del universo volvería a poner al ser humano en su sitio diciéndole que su conocimiento nunca será completo y exhaustivo por ser simplemente un ser humano limitado y finito. Quizás por esto el salmista expresó las palabras del Salmo 139:5-6 cuando se dio cuenta que Dios sí tiene de manera absoluta, perfecta y continua un conocimiento eterno de todo y en especial del salmista “detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puede comprender” (Salmo 139:5-6).


      El Salmo 139 es un salmo escrito, tal y como dice su título, por el rey David “al músico principal. Salmo de David”. Las palabras de David en los vv.5-6 muestran la reacción de David a la omnisciencia de Dios, es decir, el total, completo y perfecto conocimiento de Dios. Ahora bien, las palabras del rey no son dichas de cualquier manera, es importante no desgajarlas del contexto previo del salmo así como se desgajan las hojas de una margarita. Cuando se escuchan las palabras de David, pueden escucharse tres cosas: Primero, David expone la omnisciencia práctica de Dios en la vida. Segundo, el reconocimiento de lo maravilloso de la omnisciencia práctica de Dios para la vida de los suyos y tercero, el reconocimiento de la limitación de uno mismo. Cuando se habla de la omnisciencia de Dios muy a menudo se resume como que Dios lo conoce y sabe todo. Ciertamente es así pero la omnisciencia de Dios es mucho más que esto. El atributo de la omnisciencia de Dios implica que Dios tiene un conocimiento perfecto, absoluto y eterno de su propia persona. Aquel que se conoce mejor es Dios mismo y nunca se lleva ninguna sorpresa en cuanto a su carácter y su ser. El ser humano puede creer que se conoce muy bien a sí mismo pero siempre surgen sorpresa en el carácter y manera de hacer. En más de una ocasión uno puede preguntarse “¿pero cómo he podido hacer algo así?” mostrando de esta manera el desconocimiento de alguna área de su vida.  Dios tiene un conocimiento total de sí mismo y por ello Dios tiene un conocimiento, perfecto, absoluto y eterno de aquellos eventos que sucedieron en el pasado, todos los que están sucediendo en el presente, todo lo que sucederá en el futuro y todo aquello que podría suceder y que nunca sucederá. Dicho conocimiento no es algo que crece en Dios, es decir, Dios no aprende cada día un poco más, Dios no va a la escuela. No es el anciano de días que por largo tiempo ha ganado y acumulado experiencia y conocimiento de la vida. Dios conoce todo lo que era, es, será y podría ser y nunca será, en un simple acto. Dios no aprende y crece en su conocimiento, simplemente sabe todo de manera continua, absoluta y perfecta. La teología de la omnisciencia de Dios es sublime pero lo es mucho más cuando se entiende de manera práctica en la vida de uno tal y como lo entendió David.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Pastor Rubén Sanchez Noguero - Móvil: 610.224.965 - emali: rsanchez111@yahoo.es
Señor, gracias porque con tu conocimiento perfecto y eternos guarda, cuidas y vigilas mi vida. Gracias Dios mío porque tú eres el Dios omnisciente y yo soy solamente parte de tu creación redimido por tu gracia en tu Hijo Jesucristo. Ayúdame a que tu conocimiento perfecto sea consuelo, asombre y motivo de alabanza en mi vida. Amén.
MARTES

Leer: Salmo 139:1-6

Meditar: ¿Cuál es el atributo de Dios que aparece descrito en estos versículos? ¿Cómo describe el autor el atributo presentado de Dios? ¿Qué es aquello que recae bajo el completo conocimiento de Dios? ¿Qué implicación práctica para la vida del salmista tiene la omnisciencia de Dios? ¿Cómo aplicarías las palabras del salmo de manera práctica a tu vida?

Orar: Bendice a Dios porque él es omnisciente y toda tu vida está bajos su conocimiento. Pide a Dios que siempre te haga ser consciente que su conocimiento es absoluto y constante en todas las áreas de tu vida.


MIÉRCOLES

Leer: Hebreos 4:12-13

Meditar: ¿Cuál es el contexto mayor de Hebreos 4 en el cual son dichas estas palabras? ¿Cuál es el centro principal de los vv.12-13? ¿Cómo es descrita la palabra de Dios? ¿Qué función tiene la palabra de Dios según el v.12? ¿Qué crees que sugiere la imagen presentada de la función de la palabra en el v.12? ¿Qué genera la palabra según el v.13? ¿Qué es aquello que está desnudo delante de los ojos de Dios? ¿Por qué todo queda expuesto delante de Dios? ¿Cómo relacionarías el atributo de la omnisciencia de Dios con el hecho que la palabra lo deja todo expuesto delante de los ojos de Dios?

Orar: La palabra de Dios es la palabra viva del Dios omnisciente. Da gracias porque cuando el Dios omnisciente habla la palabra del Dios omnisciente hace lo mismo. Pide a Dios que su palabra sea de convicción y traiga el conocimiento que finalmente se pasarán cuentas delante de él. 


JUEVES

Leer: Juan 2:23-25

Meditar: ¿Qué sucede mientras Jesús estaba en Jerusalén para la fiesta de la pascua? ¿Consideras algo bueno que muchos creyesen en él? ¿Qué es lo extraño que hizo Jesús frente a la supuesta fe de aquellos que creyeron? ¿Por qué se apartó Jesús? ¿Qué tipo de conocimiento se muestra en Jesús? ¿Qué es aquello que Jesús conocía del ser humano? ¿Qué te hace pensar lo que conocía Jesús y lo que hizo con relación a la fe de aquellos que creyeron en él?

Orar: Bendice a Dios porque él tienen un conocimiento perfecto de lo que hay en el corazón del ser humano. Pide que Dios examine tu corazón y si en él hay hipocresía pídele que lo limpie para su gloria y honra.


VIERNES

Leer: Apocalipsis 2:1-7

Meditar: ¿A qué iglesia escribe el Señor? ¿Qué es aquello que conoce el Señor de esa iglesia? ¿Qué es aquello que Dios tiene en contra de esa iglesia en Éfeso? ¿Qué es aquello que el Señor llama a la iglesia? ¿Cómo crees que el atributo de la omnisciencia está presente en el mensaje de Dios a la iglesia en Éfeso? ¿Cómo crees que el mensaje de la iglesia en Éfeso puede aplicarse prácticamente a la iglesia de hoy en día?

Orar: Pide a Dios que nos haga conscientes como congregación de que estamos bajo su completa omnisciencia y él conoce nuestras obras. Pide a Dios que la iglesia nunca caiga del primer amor y tenga convicción y arrepentimiento.


SÁBADO

Leer: 1ª Juna 3:18-21

Meditar: ¿Cómo dice Juan que debemos amarnos? ¿Qué tipo de amor está presentando Juan? ¿Qué relación tiene amar en hecho y verdad y el conocer que somos de la verdad? ¿Cómo el creyente conoce - según el contexto - que es de la verdad? ¿Qué comparación está haciendo Juan en el v.20? ¿Dónde se presenta la omnisciencia de Dios aquí? ¿Cómo crees que la omnisciencia de Dios es práctica para el creyente en los versículos? ¿Cómo aplicas estos versículos a tu vida diaria como creyente?

Orar:  Pide a Dios que tu amor hacia tus hermanos no sea únicamente de palabra sino de hecho y verdad para así conocer que estás y perteneces en la verdad. Confía en que Dios sabe todas las cosas y él mayor es que nuestro corazón.
      Pocos son lo que jamás han contemplado la grandeza del océano. Cuando se contempla el océano puede verse una vasta masa de agua que se extiende prácticamente de una manera infinita. La inmensidad del océano es mucho mayor que la capacidad de aquel que lo contempla y sus profundidades son inalcanzables para el conocimiento humano. Podría pensarse que contemplando únicamente la superficie de los océanos a uno le bastaría para tener un conocimiento del “gran azul”, pero lo cierto es que ni mucho menos sería así. La realidad se quedaría en la mera superficie mientras que las grandes profundidades escaparían a dicho conocimiento.
      David comentó “detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano”. Dicha afirmación continua toda una serie de afirmaciones de David que lo único que hacen es mostrar la omnisciencia de Dios de manera práctica en su vida. Jehová ha examinado y conocido a David (v.1). Dios ha conocido el sentar y levantar del salmista (v.2), ha escudriñado su andar y su reposo (v.3). Estas pequeñas expresiones “sentar y levantar”, “andar y reposo”, son “merismos”, es decir, el uso de dos opuestos que dan un sentido completo.
      Por tanto, David está diciendo que Dios ha conocido de manera completa su vida. Al mismo tiempo Dios ha conocido los pensamientos del salmista desde lejos (v.2), antes que la palabra saliese de la boca de David, Dios ya la sabía toda (v.4). Incluso antes que el pensamiento llegase a David y su palabra fuese una realidad el conocimiento de Dios estaba allí. David muestra que el conocimiento de Dios hacia su vida es completo y perfecto, es gracias a este conocimiento de Dios hacia la vida de David que él puede decir “detrás y delante me rodeaste y sobre mí pusiste tu mano”. Sorprendentemente y de manera maravillosa el conocimiento perfecto de Dios de la vida de David se transforma en un conocimiento práctico para la vida del salmista. El conocimiento perfecto de Dios obró para que la guarda de Dios rodease de manera completa y perfecta a David. ¿Qué mejor guarda y vigía de la vida de uno que aquel que todo lo conoce y nada se le escapa? ¿Quién mejor puede guardar la vida de uno que aquel que conoce perfecta y absolutamente el andar y descansar en nuestra vida? ¿A quién pondría para vigilar un tesoro preciado, a una persona que es incapaz de conocer lo que acontece y anticipar lo que podría suceder? No habría mejor vigilante que aquel que todo lo conoce incluso antes de que suceda.  


      Una de las grandes aplicaciones prácticas que David muestra de la omnisciencia de Dios, es que debemos saber que nada de nuestra vida escapa al conocimiento de Dios. No hay acción, palabra o pensamiento que no sea conocida por Dios. Ahora bien, al mismo tiempo, David muestra que el eterno y perfecto conocimiento que Dios tiene de nuestra vida obra para el perfecto cuidado de Dios hacia nosotros. Su conocimiento perfecto que garantiza que nada de nuestra vida escape a él permite a Dios rodearnos con su mano de manera completa. Pueden existir situaciones de enorme dificultad en la vida del creyente, nada en este mundo caído nos hace estar exentos de las aflicciones del mismo, pero el conocimiento eterno de Dios permite que su mano nos rodee de manera absoluta incluso en medio de la aflicción, nos rodee con la certeza que incluso en esa situación nuestro andar y levantarnos es conocido y guardado por Dios. Podemos preguntarnos cuántas veces la mano de nuestro Dios guiada por su omnisciencia perfecta ha sido salvaguarda de muchas cosas en nuestra vida que incluso ni llegamos a desconocer. Cuántos peligros han sido quitados de nuestra vida sin saberlo por la mano de nuestro Dios omnisciente. No es de extrañar que dicha omnisciencia práctica generase en David el reconocimiento de lo maravilloso de dicha omnisciencia en su vida.



      Frente a dicho conocimiento David exclamó “tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí”. El conocimiento perfecto y absoluto de Dios hacia la vida de David le llevó a un reconocimiento de alabanza. Por un lado, David expresó que dicho conocimiento perfecto de Dios hacia su vida era un conocimiento “demasiado maravilloso para mí”. ¿Cómo es posible que Dios llegase a conocerlo todo? ¿Cómo es posible que Dios conociese cada paso de la vida de David? ¿Cómo es posible que Dios fuese capaz de conocer los pensamientos y palabras del salmista antes de que estos llegasen a ser una realidad en su mente y en su boca? Pero lo más maravilloso que sobrepasa a David es que dicho conocimiento obrase para que la mano de Dios fuese puesta sobre su vida. Por otro lado, el reconocimiento de David del maravilloso conocimiento de Dios no es más que un cántico de alabanza a Dios. Reconocer la maravilla de uno de los atributos de Dios es reconocer una de las virtudes del Dios que nos ha salvado y por tanto es alabar a Dios por quien es él en su mismo ser, Dios omnisciente que con perfecto y eterno conocimiento guarda a los suyos.
       Su omnisciencia debería ser motivo en nuestra vida de reconocimiento en alabanza de lo grande que es nuestro Dios y al mismo tiempo de lo pequeños, finitos y dependientes que somos nosotros de él. Tal conocimiento maravilloso de Dios contrasta con el conocimiento limitado de David “alto es, no lo puede comprender”. Si el conocimiento de Dios es absoluto, perfecto, eterno y continuo, el conocimiento de David era limitado, imperfecto y debía seguir creciendo en el conocimiento de su Dios. La expresión de David “alto es, no lo puede comprender” demuestra que David era incapaz de llegar a un conocimiento exhaustivo y pleno del conocimiento de Dios. Si hay algo que esto nos muestra es que Dios es Dios y nosotros no somos más que meros mortales. La grandeza del conocimiento de Dios contrasta con la limitación del nuestro. Lo alto del conocimiento de Dios nos enfrenta con la realidad que nuestro conocimiento de Dios nunca será completo sino que mucho más hay por conocer de Dios. Si para David únicamente el conocimiento de Dios era imposible comprenderlo de manera plena ¿podemos imaginarnos comprender a Dios cuando la plenitud de su divinidad es puesta delante de nosotros?  Lo sorprendente es que en su gran omnisciencia Dios sí puso la plenitud de su divinidad delante del ser humano, lo hizo en la encarnación de su Hijo Jesucristo.
      Jesucristo, Dios encarnado, presenta sin lugar a dudas los atributos de Dios en él y uno de ellos es la omnisciencia. Jesucristo conocía lo que había en el corazón del ser humano (Juan 2:23-25). Sabía marcar los tiempos en la obra que el Padre le había dado (Juan 2:4; 7:6). Sabía que Lázaro había muerto sin estar allí (Juan 11:14). Por tanto, si en Jesucristo vemos al Dios omnisciente encarnado, la mano cuidadosa de Dios sobre los suyos es la mano que Dios extiende en la persona de Jesucristo. Si en Jesucristo vemos al Dios omnisciente encarnado entonces debemos saber que nada en nuestra vida escapa al conocimiento de nuestro Señor Jesús y tal conocimiento debe ser motivo de reconocimiento de alabanza y adoración a nuestro Señor. Si en Jesucristo vemos al Dios omnisciente encarnado, entonces, no podemos más que rendirnos delante de él porque alto es su conocimiento y difícil de comprender para nosotros. No podemos más que gozarnos en que el conocimiento perfecto de nuestro Dios y Salvador Jesucristo será algo que gozaremos de manera inagotable por toda la eternidad.