CAMINO
DE PAZ Y EDIFICACIÓN
“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y la mutua edificación”
(Romanos 14:19).
      El apóstol Pablo nos deja el camino a seguir cuando hay visiones y opiniones distintas sobre asuntos que son secundarios dentro de la iglesia. El apóstol marca el camino “así que, sigamos lo que contribuye a la paz y la mutua edificación”. El camino de la paz y la edificación no debería ser nunca un camino opcional a seguir sino un camino marcado de manera clara para poder caminar por él. El camino de la paz y edificación es un camino que primero, surge como resultado de ser conscientes de visiones distintas en medio de la congregación. Segundo, es un camino que busca deliberadamente aquello que tiene como centro la paz y la edificación de los hermanos. Tercero, el camino de la paz y edificación es el camino del reino de Dios.


      ¿Por qué la necesidad de seguir el camino de la paz y mutua edificación? Porque la realidad de la congregación a la que uno puede pertenecer conlleva diversidad en conciencias. Las palabras del apóstol Pablo con relación a seguir camino de paz y edificación mutua no son sacadas de la túnica del apóstol sin razón alguna. Bien sabemos que Pablo no daba puntadas sin hilo en sus argumentos y ciertamente, la puntada del camino de la paz y edificación es una puntada que tiene toda razón de ser. ¿Por qué el apóstol les dice a esas congregaciones de la capital del Impero Romano que sigan “lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”? La respuesta es porque había opiniones distintas en temas secundarios. Había visiones distintas en cómo debía procederse con relación a ciertos asuntos. Había dos maneras distintas de expresar la misma devoción y consagración al Señor Jesucristo. Había dos maneras que eran ambas legítimas pero que ambas estaban destruyendo, con juicios y menosprecios, lo más precioso que Dios había creado por medio del evangelio de fe. Estaban destruyendo la obra de Dios que era la iglesia. Esta es la razón por la cual Pablo tiene que decirles “así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”.


      La congregación en Roma estaba divida en dos grandes grupos, los llamados “fuertes en la fe” y los llamados “débiles en la fe”. Su fortaleza o debilidad no residía en una mayor o menor fe sino en la manera que vivían su devoción al Señor Jesucristo en asuntos de comida y de días. Aun y cuando hay diversas opiniones en la identificación de estos dos grupos, la mayor y más aceptada es que, por un lado, “los fuertes en la fe” eran en su mayoría gentiles cristianos que entendían que el evangelio y la realidad del nuevo pacto les había dado libertad para comer cualquier tipo de cosa y no estaban sujetos a días especiales, es decir, estaban plenamente convencidos en su mente que esta era la libertad que el nuevo pacto les había traído en Cristo. Por otro lado, los débiles en la fe eran en su mayoría judíos cristianos que seguían creyendo que había ciertas cosas que por ley no podían comerse y ciertos días que debían guardarse.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Señor, no dejes que mi orgullo nuble el entender que tanto yo como mis hermanos hemos sido recibidos por igual por Cristo para la gloria del Padre. Guárdame del juicio y menosprecio hacia mis hermanos. Ayúdame a caminar en la libertad del evangelio en el camino de la paz y edificación mutua. No dejes que nuestra congregación, la preciosa obra de Dios construida por el glorioso sacrificio de Jesucristo sea dañada o destruida. Ayúdame a buscar la paz cuándo tenga que ser buscada, ayúdame a construir la fe de mis hermanos, ayúdanos a recibirnos así como Cristo nos recibió para la gloria de Dios. Amén.
MARTES

Leer:   Romanos 14:1-4

Meditar: ¿Cuál es el principio que Pablo establece en Romanos 14:1 y 15:7? ¿Cómo debe recibirse al débil en la fe según el v.1? ¿Cómo se identifican los fuertes y los débiles? ¿Qué crees que significa el v.4 que cada una para su propio señor cae? ¿Cómo crees que lo dicho por Pablo puede aplicarse a la situación congregacional?

Orar: Pide al Señor que él te ayude a recibir aquellos hermanos en la fe que pueden tener opiniones distintas en asuntos secundarios. Pide a Dios que no existe juicio y menosprecio entre hermanos en medio de la congregación.


MIÉRCOLES

Leer: Romanos 14:5-12

Meditar: ¿Dónde debe estar cada uno plenamente convencido? ¿Qué idea te transmite el v.6? ¿Qué crees que significa lo dicho por Pablo en los vv.7-8? ¿Qué relación crees que existe entre el v.9 y lo dicho en los vv.7-8? ¿Por qué no debemos juzgar o menospreciar según los vv.10-12?

Orar: Pide a Dios que te ayude a entender que la misma fe y devoción al Señor puede ser expresada de maneras diversas en aquellos asuntos que no son primarios. Pide a Dios que en su gracia te ayude a no menospreciar ni juzgar al hermano sabiendo que al fin pasaremos cuentas delante de Dios.


JUEVES

Leer: Romanos 14:13-23

Meditar: ¿Cuál es la petición de Pablo expresada en el v.13? ¿Por qué crees que es importante lo dicho por Pablo en el v.14 en cuanto a asuntos secundarios? ¿De qué supone falta el contristar al hermano? ¿En qué consiste el reino de Dios y qué relación ves con lo dicho en el v.19? ¿Qué aplicación para la iglesia puedes hacer de los vv.20-23?

Orar: Pide a Dios que tu amor hacia los hermanos se muestra en no juzgarse ni ser piedra de tropiezo para el hermano. Pide a Dios que la iglesia a la que perteneces no sea destruida por divisiones y juicios en asuntos secundarios.


VIERNES

Leer: Romanos 15:1-6

Meditar: ¿Qué es aquello que los fuertes en la fe deben hacer hacia los débiles? Los fuertes en la fe son los que tienen una compresión bíblica de la libertad que el nuevo pacto ha traído en Cristo ¿cómo debe usarse ese conocimiento con relación a los que no tienen tal compresión? ¿Dónde está el ejemplo a seguir según Pablo en los vv.3-4? ¿Qué referencias a la unidad ves en los vv.5-6? ¿Por qué crees que Pablo hace énfasis en la unidad?

Orar: Bendice a Dios porque Cristo fue quien no se agradó a él mismo sino que cargó nuestro pecado. Pide a Dios que el ejemplo y sentir de Cristo pueda ser una realidad en tu vida y la vida de tu iglesia para que a una voz glorifiquéis a Dios.


SÁBADO

Leer: Romanos 15:7-13

Meditar: ¿Cuál es el resultado expuesto en el v.7? ¿Cuál es la comparación usada por Pablo en el v.7 para recibirnos como hermanos? ¿Cuál es el propósito por el cual Cristo nos recibió? ¿Cómo crees que funcionan los vv.8-13 en todo el argumento de Pablo? ¿Cómo podrías aplicar a tu congregación lo dicho por Pablo en estos versículos?

Orar: Bendice a Dios porque Cristo fue aquel que nos recibió para la gloria del Padre. Pide a Dios que la realidad expresada en el evangelio pueda ser vivida en tu vida y congregación. Pide a Dios que en su gracia permita que no haya discriminación sino aceptación de los unos a los otros para la gloria de Dios.
      “Caminante, son tus huellas el camino y nada más. Caminante, no hay camino se hace camino al andar”. Pocos son los que no conocen estas primeras líneas del famoso poema de Antonio Machado. La imagen del camino es abundante en la poesía del poeta de Campos de Castilla. El camino como el gran viaje de la vida que es vivida y que poco a poco va quedando atrás. Cierto es que aquello que vivimos queda atrás para no volverse a pisar más. Con tal imagen, podríamos preguntarnos que camino hemos seguido y dejado atrás para no volver a pisar más en los conflictos y contiendas que se generan entre los santos en asuntos que no son dignos de tales contiendas ¿hemos seguido camino de juicio y menospreció? O ¿hemos seguido camino de paz y edificación mutua?
      Estaban plenamente convencidos en su conciencia que así debían servir a Cristo. Ambos grupos vivían su fe y su devoción al Señor Jesucristo plenamente convencidos cada uno en su conciencia de que lo que hacían, para el Señor lo hacían. Su fe en Cristo era la misma pero su manera de hacer y vivir esa fe era distinta debió a asuntos de conciencia en asuntos secundario. Sin lugar a dudas merece la pena repetir esto. Las diferencias en la expresión de su fe se daban en asuntos que eran secundarios y no primarios. Asuntos que en nada contribuían a la salvación pero sí podían contribuir a la destrucción de la iglesia si no sabían vivirse correctamente. Eran asuntos que siendo secundarios se hicieron primarios y llevaron al juicio y al menosprecio entre hermanos.


       Por un lado, los débiles juzgaban a los fuertes de liberales, poco santos y poco escrupulosos en su devoción a Cristo. Por otro lado, los fuertes menospreciaban a los débiles tildándoles de no entender bien su libertad en Cristo. Hay algo de lo que debemos darnos cuenta y esto es que, en asuntos secundarios la fe del evangelio puede vivirse y expresarse de manera distinta por motivos de conciencia. Es posible que unos consideren que debe darse diezmo y ofrenda mientras que otros es posible que consideren que la ofrenda es lo único requerido.
      Es posible que unos consideren que la Santa Cena puede hacerse con vino mientras que otros consideren que no debería ser con alcohol. Es posible que unos consideren que el cristiano puede comer de todo sin problemas mientras que otros consideren que debería abstenerse de carne. Asuntos secundarios muchas veces son asuntos de conciencia, de estar cada uno convencido en su propia mente de cómo debe vivir su fe en Cristo Jesús. El problema es que muchas veces los asuntos de conciencia suelen ser sensibles y rápidamente los transformamos en asuntos primarios y ahí es cuando se abren las puertas del menosprecio y el juicio entre hermanos. Los choques de conciencia son terribles, son como las olas de un mar embravecido que golpean contra las rocas. Con cada golpe la ola se desvanece y con cada golpe la roca, por muy fuerte que pueda parecer, es erosionada. En asuntos secundarios no deberíamos nunca olvidarnos que la libertad del evangelio permite que la fe a nuestro Señor Jesucristo se exprese de manera diversa. Esta libertad nunca debería ser usada para dañarnos pero sí para entender que el cuidado y el bien hacia nuestros hermanos también implica el cuidado de su conciencia. Es importante entender que lo que nada es inmundo en sí mismo puede, para el que así piensa, convertirse en inmundo (Romanos 14:14). ¿Qué camino seguir entonces? El camino de la paz y la edificación mutua.
      “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”. Entendiendo el contexto se entiende la afirmación de Pablo. Si hay un camino a seguir en asuntos de conciencia, es el camino de aquellas cosas que contribuyen a la paz y la mutua edificación entre hermanos. El apóstol literalmente está diciendo que se sea consciente, se piense, se consideren aquellas cosas caracterizadas por la paz y aquellas cosa caracterizadas por la edificación mutua, la de unos y la de otros. Pablo se incluye él mismo en la afirmación “sigamos”, y determina que la paz y no el caos o confusión y la edificación mutua, es decir, el procurar que el hermano crezca y madure en su fe, deberían ser elementos centrales frente a las divisiones por asuntos que no deberían ser acicates de división. ¿Cuántas veces solemos tener este camino delante de nosotros? ¿En cuántas ocasiones solemos pensar en estos dos indicadores en nuestro camino de comunión mutua? ¿Cuántas veces pensamos que ciertos asuntos que para nosotros no generan ningún problema, para otros hermanos sí pueden generarlo siendo de tropiezo para ellos? En ocasiones dicho camino de la “paz” y la “mutua edificación” puede llegar a ser un camino bien nublado o pedregoso cuando se recorre. Puede ser un camino nublado porque tristemente cuando aparecen choques de conciencia nunca es el primer camino a seguir. Y pueden ser también un camino pedregoso porque requiere de nosotros humildad. Ahora bien, dicho camino es el camino marcado por el evangelio del reino de los cielos.
      Pablo introduce Romanos 14:19 como un resultado “así que”. Ciertamente el contexto mayor es el choque de conciencias entre los fuertes y los débiles, pero el contexto inmediato es entender que el reino de los cielos no consiste en asuntos de comida y bebida sino en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17). En otras palabras, el reino de Dios y el evangelio del reino no consiste en divisiones, contiendas, juicios y menosprecios entre hermanos en asuntos secundarios donde el evangelio nos da la libertad de poder vivirlos con la misma fe en Cristo pero con expresiones distintas de la misma. La manifestación del evangelio del reino, no es que todos pensemos lo mismo en asuntos donde hay libertad para pensar y actuar distinto. Servimos a Cristo el Rey cuyo reino es de justicia, paz y gozo en el Espíritu, “el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres, así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14:18-19).
      Servir a Cristo y hacerlo en el poder del evangelio del reino suele darse en cosas tan simples pero tan importantes como mostrar ese poder, paz y justicia entre nosotros, la iglesia de Cristo. Suele darse en buscar aquello que genera paz entre hermanos en medio de posibles choques, aquello que nos edifica como hermanos y congregación. Este tipo de camino sin duda alguna no es camino de esfuerzo humano - aunque esfuerzo se requiere - sino primeramente camino de la gracia del evangelio del reino obrando en nosotros. El fin es que, aun y las diferencias en estos asuntos, seamos capaces de recibirnos los unos a los otros porque “también Cristo nos recibió, para la gloria de Dios” (Romanos 15:7). Piensa lo siguiente; si Cristo te recibió a ti y a tu hermano con quien tienes diferencias ¿no crees que deberías igualmente recibirlo tú para la gloria de Dios? La gracia nos iguala y la gracia nos es suficiente para ello.