ORANDO POR CRECIMIENTO EN SABIDURÍA Y REVELACIÓN
“Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria,
os de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él”

(Efesios 1:16-19).
      Sin duda alguna el crecimiento es algo natural de todo organismo físico. Cuando existe salud, existe, por lo general, crecimiento. Es sorprendente ver el crecimiento de los niños. Aquellos que son padres, madres. abuelos, tíos y tías sabrán lo que es tener que comparar prácticamente cada cierto tiempo, zapatos o pantalones porque los que estaba usando se han quedado pequeños o cortos. Tal crecimiento es igualmente visto en el campo de lo espiritual. El cristiano y la iglesia debe crecer y de manera concreta en su conocimiento de Dios y de aquello que él ha obrado en Cristo Jesús. El apóstol Pablo ora delante del trono de gracia para que aquellos cristianos a los que escribe crezcan en sabiduría y revelación en el conocimiento de Dios.  


      La carta que Pablo escribió a los Efesios presenta dos oraciones sublimes y gloriosas, Efesios 1:15-19 y 3:14-19. Las dos oraciones en la carta a los Efesios presentan una función de vital importancia. El gran doctor Martyn Lloyd-Jones llamó a la carta de los Efesios “la corona de las cartas de Pablo” y cierto es que tal afirmación hace honor a lo que el apóstol escribió en esta pequeña epístola. Grandes y gloriosas verdades que tienen su origen en la eternidad misma, en el mismo ser del eterno Dios, son declaradas en la carta. El misterio de unir todas las cosas en Cristo en el fin de los tiempos es expuesto en la carta (Efesios 1:9-10), la iglesia es presentada como parte integrante de este misterio de unirlo todo en Cristo (Efesios 2:14-16; 3:6-9), el trabajo del Trino Dios es mostrado en la salvación para la alabanza de la gloria de su gracia (Efesios 1:3-14), la vida y resurrección juntamente con Cristo dada a aquellos muertos en pecado muestra el gran amor con que Dios nos amó (Efesios 2:1-7), la multiforme sabiduría de Dios es dada a conocer por medio de su iglesia (Efesios 3:10) ¿quién de aquellos que hemos sido tocados de manera irresistible por esa sublime gracia de Dios negaría que estas verdades son gloriosa?  Pero al mismo tiempo esto plantea otras preguntas ¿quién es capaz de sondear las profundidades de todas estas verdades? ¿Qué mente finita y limitada por el tiempo es capaz de ahondar y de adentrarse en el conocimiento de estas verdades que llevan el sello mismo de la eternidad?
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      Lo cierto es que nuestras mentes finitas no pueden por sí solas sondear las profundidades de todas estas verdades reveladas en la palabra de Dios. El apóstol Pablo era consciente de ello y en consecuencia utiliza algo esencial para la comprensión de estas verdades. Pablo ora para que aquellos que son depositarios de todo esto crezcan en el conocimiento de lo que Dios ha obrada por gracia en sus vidas. Debe notarse - sin desmerecer los tres últimos capítulos de la carta - que estas grandes verdades descritas aparecen de manera principal en los tres primeros capítulos de la carta, lugar donde se encuentran las dos oraciones de Pablo. Las grandes verdades teológicas vienen acompañadas de dos grandes oraciones cuyo contenido son esas verdades reveladas. Pablo toma de todo su arsenal apostólico la oración como aquello esencial que acompaña a su enseñanza. El apóstol no se limita únicamente a declarar esas gloriosas doctrinas, sino que también las acompaña con oración para que sea Dios mismo quien las haga llegar a lo más profundo de los creyentes y crezcan en ellas. Es precisamente en la primera oración donde Pablo ora por sabiduría y revelación en el conocimiento de Dios “no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de él” (Efesios 1:16-17). 


      El apóstol Pablo recuerda a los Efesios en sus oraciones, la gran obra del Trino Dios en la salvación ha sido expuesta por el apóstol (Efesios 1:3-14), Pablo ha escuchado de la fe de los Efesios en el Señor Jesucristo y de su amor con todos los santos (Efesios 1:15). La presencia de la fe y amor son evidencias del maravilloso trabajo redentor de Dios obrado en la vida de su iglesia, son evidencias de que las grandes doctrinas expuestas por Pablo no se quedaron en la esfera de lo teórico, sino que por la gracia de Dios fueron prácticas y transformadoras en la vida de su pueblo. A consecuencia de esto es que Pablo da gracias y ora para que puedan crecer en la comprensión lo que Dios les ha dado en Cristo. En su oración, cuyo contenido está en los vv.17-19, Pablo ora primero para que Dios les dé “espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de él alumbrando los ojos de vuestro entendimiento” para tres propósitos bien claros “para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado” (v.18), “y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (v.18) “y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros lo que creemos, según la operación del poder de su fuerza” (v.19). Cuando se considera el contenido de la oración de Pablo - dejando los tres propósitos para próximos devocionales - uno puede darse cuenta que la petición toda ella está centrada en aspectos intelectuales “sabiduría”, “revelación”, “conocimiento”, “entendimiento”. En ningún momento el apóstol Pablo deja la razón e inteligencia de lado, todo lo contrario, el entendimiento como don dado por Dios es puesto al servicio de lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo.


      Pablo está escribiendo a creyentes, aquellos que ya han experimentado y, por tanto, conocen y entienden lo que Dios ha hecho por ellos en Cristo, ahora bien, el apóstol no asume que debido a esto ya no exista necesidad de crecimiento en estas verdades gloriosas, todo lo contrario. Aquellos que por la gracia de Dios hemos conocido y entendido las grandes bendiciones dadas por Dios en Cristo en la gran obra de redención, somos los que tenemos el gran privilegio y responsabilidad de crecer “en el conocimiento de él”. El estancamiento o pasividad intelectual en el crecimiento de estas verdades nunca es, o nunca debería ser una opción en la vida del cristiano porque tal estancamiento intelectual llevará irremediablemente a un estancamiento vivencial. Tal crecimiento en el conocimiento de lo que tenemos en Cristo, Pablo sabe que primeramente es una obra sobrenatural. Dios es aquel que debe dar “espíritu de sabiduría y revelación”, es decir, el Espíritu con el que fuimos sellados en el momento de nuestra conversión (v.13) es el Espíritu que imparte sabiduría y conocimiento, el Espíritu que escudriña incluso lo profundo de Dios (1ª Corintios 2:10) ilumina nuestro entendimiento para comprender más profundamente el glorioso plan de salvación y las bendiciones que nos han sido dadas en Cristo para poder vivir a la luz de ello. Pablo claramente en su oración muestra la necesidad de la obra de Dios para que crezcamos en nuestro entendimiento de esas gloriosas verdades, Dios no solamente nos salva, sino que él es aquel que nos hace crecer en el conocimiento sus verdades reveladas en la Biblia. Ahora bien, al mismo tiempo, con el énfasis en el aspecto intelectual, Pablo muestra que la meditación en esas verdades es esencial.


      Tristemente hoy en día en el campo evangélico existe una tendencia a minimizar - por no decir desvalorizar -  la importancia de ahondar en doctrina. Bien, Pablo ora que el espíritu ilumine los ojos del entendimiento. Cuando el intelecto es puesto al servicio de la revelación divina, cuando es iluminado por la obra del Espíritu, el crecimiento en la comprensión de las gloriosas doctrinas redentoras en Cristo son un fuego que no solamente enciende nuestra mente sino también nuestras voluntades. La verdad de las doctrinas iluminadas por el Espíritu y comprendidas por nuestro entendimiento son leña que aviva vidas vividas a la luz de la comprensión de lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo. El contenido inicial de esta oración de Pablo me lleva a una serie de conclusiones.


      Que maravilloso es saber que la comprensión del gran plan de Dios en Cristo no dependa primeramente de nosotros sino de la obra de Dios en nosotros. Siendo así, esto debe ser una motivación para nuestras oraciones. Si el conocimiento dependiese únicamente de nosotros ¿qué necesidad habría de venir delante del trono? Lo grandioso es que Dios es quien da espíritu de revelación y sabiduría en el conocimiento de él, Dios es quien ilumina nuestro entendimiento para comprender, por tanto, ¿qué mayor razón para orar por ello? El contenido de la oración de Pablo nos muestra que, aún y cuando como cristianos conozcamos las verdades del evangelio, el hecho que el apóstol ore y pida para un mayor conocimiento implica que solo hemos visto la punta del iceberg de las gloriosas riquezas, de nuestra esperanza y del gran poder de Dios a nuestro favor, lo mejor y más grandes está todavía por ser contemplado. Cierto es que no será hasta la eternidad que esto será plenamente visto, pero que grande es saber que ya aquí en el presente podemos orar para que Dios nos ilumine para sondear aquello que estaremos viviendo eternamente. Posiblemente por ser pastor esto me lleva a plantearme varias cosas. Viendo como Pablo relaciona teología y oración me planteo ¿cómo las relaciono yo? ¿Cómo oro para que Dios ilumine el entendimiento de aquel rebaño que Dios me ha dado para que las gloriosas verdades del evangelio sean conocidas e impacten sus vidas? ¿Cuánto oro delante del trono para que aquellos en los que he visto su fe y amor, Dios les dé espíritu de sabiduría y revelación?


      No hay duda alguna que estas preguntas son extensibles a todo cristiano ¿cuánto oramos para que en la predicación y enseñanza de la Palabra, Dios dé espíritu de sabiduría y revelación a la congregación? ¿Cuántos sazonamos la predicación y enseñanza de la Palabra con oración? ¿Cuán a menudo nuestras oraciones por nuestros hermanos se encaminan a que Dios les haga crecer en el conocimiento de él? No solamente como individuos sino como iglesia tenemos el privilegio de poder orar que nuestro Dios nos dé espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de él, tomemos pues para nosotros del mismo arsenal apostólico del cual Pablo tomó y usemos la oración para crecer en el conocimiento de nuestros Dios.
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