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MI PAZ OS DOY
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”
(Juan 14:27)
      Algo que las naciones de éste, nuestro mundo, intentan proteger y garantizar - por lo menos de palabra e intención - son los conocidos y hoy en día tan nombrados derechos humanos. La ONU (Organización de Naciones Unidas) reunida en París en asamblea general el 10 de Diciembre de 1948 y tras la Segunda Guerra Mundial estableció el conocido documento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En la declaración de los derechos universales se recogen en treinta artículos los derechos que todo pueblo, tribu, lengua, raza y nación debería poder gozar, experimentar y vivir sin ningún tipo de condición. La ONU estableció los treinta derechos humanos fundamentales con la intención de promocionar y proteger dichos derechos con el fin de conseguir la libertad, justicia y paz para todos los seres humanos. En el desarrollo de estos derechos humanos fundamentales, el director general de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) escribió un manifestó que se conoce como “El Derecho Humano a la Paz”. En él se comentan cosas tales como: “la paz duradera es premisa y requisito para el ejercicio de todos los derechos y deberes humanos”, “la renuncia generalizada de la violencia requiere del compromiso de toda la sociedad”, “pedimos, por tanto, que al tiempo que reavivamos la ‘construcción de la paz en la mente de los hombres’ se decidan los contendientes que todavía confían en la fuerza de la armas, a deponerlas y a disponerse a la reconciliación”


      No hay duda alguna que los fragmentos extraídos de “El Derecho Humano a la Paz” están llenos de verdades y buenas intenciones, ahora bien, uno se pregunta, ¿cómo una sociedad que no está en paz consigo misma puede promocionar la paz entre las naciones? ¿Cómo un ser humano que no está en paz consigo mismo y con su Creador puede pretender dar la paz a este mundo? ¿Cómo pueden dar la paz unas naciones que por un lado se unen y promueven derechos y declaraciones acerca de la paz y por otro lado negocian y comercian con armamento para producir guerras y acabar con vidas inocentes?  Sin duda alguna, por muchos derechos humanos - todos ellos buenos y honrosos - la realidad nos enfrenta día a día, el mundo y el ser humano no tienen paz. El llanto de niños inocentes que sufren guerras son el testimonio de naciones que no buscan la paz. El temor y turbación de vidas en un mundo que no descansa son la evidencia que el ser humano no está en paz.  Ninguna de esas naciones con sus declaraciones son capaces de dar la paz porque la verdadera paz requiere no reavivarla en la mente de los hombres sino hacer al ser humano un pacificador en su esencia. Frente a esta realidad las palabras de Cristo son bálsamo para todo creyente “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Hay tres cosas que las palabras de Cristo ponen de manifiesto, primero, la paz que nos es dada, segundo la manera como no es dada y tercero la actitud a tener gracias a esa paz.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
MARTES

Leer: Isaías 52:1-7

Meditar: ¿A quién se está dirigiendo el autor? ¿Qué trasfondo del antiguo testamento puedes ver en los vv.3-4? ¿Qué es lo que Jehová hará en base a la situación de su pueblo vv.5-7? ¿Cómo son descritas la buenas nuevas de lo que Dios hará? ¿Cuál es el anuncio dado? ¿Cómo crees que lo mostrado en estos versículos se llega a cumplir en Cristo?

Orar: Las buenas nuevas del anuncio de la paz llegaron en Cristo, en él Dios liberó a su pueblo. Bendice a Dios porque él no dejó su nombre blasfemado sino que te dio a conocer quien es él por medio de redimirte y hacer la paz en las buenas nuevas de Cristo Jesús.


MIÉRCOLES

Leer: Isaías 9:1-7; Mateo 4:15

Meditar: ¿Qué gran cambio aparece en los vv.1-2? ¿Qué imágenes aparecen en los vv.3-5? ¿Cuál es la señal que Dios dará de su liberación en el v.6? ¿Cómo es descrito el niño nacido y le hijo dado? ¿Cómo se relaciona al descripción de Príncipe de paz con las características de su imperio?

Orar: Nuestro Príncipe de paz es Cristo y su reino es un reino de paz eterna. Da gracias a Dios porque la paz que Cristo te ha dado por medio de su sangre es la paz que pertenece a su reino. Pide a Dios que te haga consciente de poder vivir en la paz de su reino inaugurada ya en el presente y anhelando esa paz cumplida en su reino futuro.


JUEVES

Leer: Colosenses 1:15-20

Meditar: ¿Qué descripción de Cristo da Pablo en los vv.15-18? ¿Qué es aquello que agradó al Padre según el v.19? ¿Qué relación ves entre los vv.19-20? En el v.20 Pablo menciona dos medios de reconciliación ¿cuáles son?

Orar: Bendice a Cristo por quien es él. Toma la descripción que Pablo hace en Colosenses y bendice a Cristo en tu oración según como es descrito en la Escritura. Da gracias a Dios porque por medio de Cristo y la cruz él nos ha reconciliado haciendo la paz.


VIERNES

Leer: Efesios 2:11-17

Meditar: ¿Qué descripción da Pablo de los gentiles en el v.11? ¿Qué es aquello que cambia esta situación? ¿Por qué es Cristo “nuestra paz”, qué es aquello que ha conseguido? ¿Cuál es el medio de reconciliación por el cual Cristo ha creado un solo pueblo? ¿Para quién son las buenas noticias de paz? 

Orar: La cruz ha obrado nuestra paz con Dios y la paz en el cuerpo de Cristo. Ora para que esta paz obrada por medio de la cruz por la cual hemos sido creados como un pueblo sea vivida y vista en tu iglesia y en la relación los unos con los otros.


SÁBADO

Leer: Filipenses 4:1-9

Meditar: ¿Cuál es la petición de Pablo en el v.1? ¿Cuál crees que era el problema que había entre Evodia y Síntique descrito en los vv.2-3? ¿Cuántas veces menciona Pablo la palabra “paz” en estos versículos? ¿De quién es la paz que describe Pablo? ¿Cómo crees que se relaciona esta paz con el afán y las peticiones?

Orar: Presenta tus peticiones y afanes delante de Dios y pide que en medio de ellas la paz de Dios sea aquella que guarde tu corazón y pensamiento en Cristo. Pide a Dios que él te ayude a pensar y vivir todo lo bueno y justo.
MEDITACIÓN

En la turbación de tu vida mira a la cruz de Cristo, mira a la paz que Cristo ganó y aseguró para ti en aquella cruz. Frente a los miedos en esta vida piensa que Cristo dijo “mi paz os dejo”, la paz del reino de los cielos. En un mundo que no descansa debes saber que por medio de Cristo estás en paz con Dios. Piensa que esa paz en medio de una vida difícil es el refugio y castillo fuerte que guarda tu corazón en Cristo Jesús.
      “La paz os dejo” estas palabras fueron dichas por Cristo a sus discípulos en lo que se conoce como los últimos discursos de Jesús a los suyos. La misma noche que Cristo sería entregado y horas antes de su muerte en la cruz, Jesús se dirigió a sus discípulos, a aquellos que había escogido y que le habían seguido y les dijo “la paz os dejo”. ¿Por qué unas palabras así? Cristo les ha comentado que dentro de poco se ira a un lugar donde ninguno de ellos por ahora podrá seguirle. El maestro, aquel a quien han confesado como el Cristo el Hijo de Dios, aquel que por tres años ha estado a su lado, ahora les dejaría en este mundo. Los discípulos le verían clavado en una cruz, desposeído de sus ropas y aparentemente de todo su poder.
      Resulta difícil de poder captar lo que posiblemente los discípulos sintieron pero ¿qué sensación tendríamos si aquella persona que hemos pasado tiempo con ella de repente deja este mundo? ¿Qué hemos podido llegar a sentir algunos de nosotros cuando un ser querido ha dejado repentinamente este mundo? Sin duda alguna la paz desaparece y nuestra vida pude llegar a transformase en un mar caótico cuyas olas y corrientes no descansan. En este escenario Cristo les dice a sus discípulos “la paz os dejo”. Esto demuestra que la paz no es dada en un contexto de ausencia de dificultades, turbaciones o temores. La paz dada por Cristo les fue dada a unos discípulos que deberían vivirla y experimentarla dentro de un contexto de temor y miedo, les fue dada en un contexto donde también se les dijo “no se turbe vuestro corazón” (Juan 14:1,27). Siendo así, debemos saber que la paz que nos es dada por Cristo deberemos vivirla en muchas ocasiones en un contexto de temor, miedo y dificultades en nuestras vidas Ahora bien, no es cualquier tipo de paz, las palabras de Jesús son especificadas “la paz os dejo, mi paz os doy”


      La paz que Jesús dejó y dio a sus discípulos fue “mi paz”, es decir, la paz que pertenece a Cristo, la paz que fluye de la persona de Jesucristo. La paz de la cual habla Jesús no es la pax romana que los discípulos podían conocer en el primer siglo, tampoco es la paz que nuestro mundo establece en declaraciones universales como un derecho fundamental. La paz entregada por Cristo le pertenece a él y de él proviene y nos es dada. Por tanto, ¿qué tipo de paz es esta que Cristo dio y sigue dando a los suyos? Es la paz que es dada no como el mundo la da. Esta paz dada por Cristo es dada de una manera muy particular, no es dada como el mundo da la paz “no os la doy como el mundo la da”. Es irónico que el imperio Romano dentro del cual vivieron los discípulos consiguió la conocida pax romana a base de violencia. De la misma manera nuestro mundo trata de conseguir la paz mediante el establecimiento en muchas ocasiones de conflictos armados, ahora bien, no fue así con Cristo. La manera en como Cristo da esa paz muestra exactamente de qué tipo de paz está hablando. El medio como Cristo da esa paz no fueron las armas, no fue tampoco la violencia, no fue una extensa declaración sobre el concepto de la paz, el medio fue la cruz del Calvario. La paz dada y asegurada por Cristo fue aquella que él consiguió muriendo a manos de los romanos, de los judíos y de todos nosotros como pecadores. Por este motivo la paz dada por Cristo es “mi paz” porque es una paz que ningún ser humano puede conseguir por sus propios medios. La paz dada y asegurada por Cristo en la cruz fue la paz de la reconciliación con Dios.
      La cruz del Calvario y la sangre derramada de Cristo es el medio de reconciliación que Dios ha establecido “por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20). Cristo obró y aseguró que por medio de su sangre aquellos que estábamos enemistados con Dios por nuestro pecados Dios se reconciliase por medio de Cristo haciendo la paz en la cruz. Por tanto, la mayor declaración de paz que pueda existir no es una declaración firmada con la tinta de las naciones sino con la sangre de nuestro Señor Jesucristo. Siendo justificados tenemos paz para con Dios (Romanos 5:1), Cristo se ha convertido en nuestra paz, nuestra paz para con Dios y nuestra paz entre nosotros (Efesios 2:14-17). La paz en tu vida no depende de tus esfuerzos sino de la obra de Cristo en la cruz, y esta paz es la única capaz de ser bálsamo para el corazón y el temor. Esa paz es la que debía generar en los discípulos una reacción muy concreta “no se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. ¿Cómo es esto posible? Porque si uno está reconciliado con Dios y Dios con él ¿qué temor puede existir? La paz dada por Cristo es la paz que el Antiguo Testamento ya vio como una realidad del reino de los cielos (Isaías 9:7), es esa paz del reino la que nos ha sido dada en y por Cristo en nuestro presente. En medio del temor y turbación de nuestra vida podemos vivir por la gracia de Dios en la paz de su reino de la cual un día gozaremos plenamente. En medio del temor y turbación la paz que sobrepasa todo entendimiento guarda nuestros corazones en Cristo Jesús Señor nuestros.