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CONSOLACIÓN DIVINA
Y CONSOLACIÓN HUMANA
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación,
por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”
(2ª Corintios 1:3-4).
      El sufrimiento y la tribulación es algo que de manera inescapable nos acompaña en nuestras vidas. Cuando hacen acto de presencia, por lo general suelen hacerlo sin llamar a la puerta de nuestra vida, atacan nuestra intimidad y la de nuestra familia de una manera brusca dejándonos con una serie de sentimientos que a ninguno de nosotros nos gusta sentir. El miedo, la angustia, la tristeza pueden apoderarse de nosotros. ¿Qué consuelo hay entonces para nosotros? ¿Dónde se encuentra nuestra consolación? El apóstol Pablo escribiendo a la iglesia que estaba en Corinto, les informa que no quiere que ignoren las tribulaciones que les acontecieron a Pablo y sus colaboradores en Asia debido a la predicación del evangelio (2ª Corintios 1:8). El apóstol describe a dicha tribulación como algo que llegó a abrumarlos en gran manera hasta el punto de que creían que su vida había llegado a su fin, sentencia de muerte había sido pronunciada sobre ellos (2ª Corintios 1:9). Ahora bien, antes de llegar a esta realidad y experiencia en su vida, Pablo ha comunicado algo de gran valor a los Corintios, antes de mostrarles la tribulación que les sobrevino en Asia, Pablo ha pavimentado para ellos una calzada de consolación divina sobre la que poder andar antes de llegar a la realidad de sus tribulaciones, una calzada de consolación sobre la que también nosotros debemos andar en las aflicciones de nuestras vida.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
MARTES

Leer: Isaías 40:1-11; Marcos 1:1-3 

Meditar: ¿Cuál es el llamado de Dios a su pueblo? ¿Qué es aquello que necesita prepararse para la llegada de tal consolación? ¿Con qué se asocia la consolación de Jerusalén y Judá? ¿Qué acontecimiento del Antiguo Testamento crees que está detrás de la descripción del anuncio de Isaías? ¿Por qué crees que Jerusalén recibiría consolación? ¿Cómo crees que se cumple lo dicho por Isaías en Marcos 1:1-3?

Orar: El llamado de consolación de Isaías es cumplido en la obra de salvación traída en el evangelio de Jesucristo. Bendice a Dios porque él cumplió la promesa de consolar a su pueblo. Bendice a Dios porque su consuelo alcanza tu vida por medio del evangelio.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 94:1-23

Meditar: ¿Cuál es el clamor y tribulación que está viviendo el salmista según los vv.1-7? ¿Qué función crees que tienen las preguntas de los vv.8-11? ¿Para qué es importante la corrección de Jehová? ¿Qué esperanza tiene el salmista en los vv.14-18? ¿A qué crees que se refiere el salmista con “en la multitud de mis pensamientos dentro de mí”? ¿Por qué la consolación de Dios alegra el alma del salmista?

Orar: Las injusticias y aflicciones en esta vida pueden generar multitud de pensamientos en nosotros muchos de ellos angustiosos. Pide a Dios que en ellos su consolación alegre tu alma y renueve tu confianza en Jehová, roca y refugio.


JUEVES

Leer: Juan 14:16-26

Meditar: ¿Con qué persona de la Trinidad es identificado el Consolador? ¿Qué es lo que marca que unos conozcan al Consolador y otros no? ¿Por qué es necesaria la venida del Consolador según los vv.18-21? ¿Qué función tendrá el Espíritu con relación a los discípulos?

Orar: Da gracias a Dios porque el Espíritu fue primeramente Consolador para los discípulos. A ellos les recordó las palabras que ahora podemos leer registradas por inspiración en la Biblia. Da gracias a Dios porque es el Espíritu Consolador aquel que ilumina nuestra mente para recordar y entender esas palabras dichas por Jesús.


VIERNES

Leer: Job 16:1-5

Meditar: ¿Cómo define Job a aquellos que estaban supuestamente consolándolo? ¿Cómo se caracteriza la consolación de aquellos que estaban consolando a Job? ¿Qué imagen te muestra la descripción de la consolación de los amigos de Job? ¿Cómo se diferencia esta consolación con la que Job ejercería hacia ellos?

Orar: Pide a Dios sabiduría, gracia y amor para poder consolar aquellos que están a tu alrededor y pueden necesitar de consolación. Pide a Dios que tu consolación no sea molesta sino aquella que tranquilice el dolor de los que están a tu lado.


SÁBADO

Leer: 1ª Tesalonicenses 3:1-8

Meditar: ¿Por qué Pablo decidió enviar a Timoteo a los tesalonicenses? ¿Cuál era el fin de confirmar a los tesalonicenses respecto de su fe? ¿Por qué crees que Pablo sufría por la fe de los tesalonicenses? ¿Qué tienen que ver las tribulaciones de Pablo en la fe de los tesalonicenses? ¿Cómo fueron consolados Pablo y sus compañeros en medio de sus tribulaciones?

Orar: La fe y el amor de los tesalonicenses fue consuelo para Pablo y sus compañeros. Pide a Dios que la firmeza en tu fe y el amor hacia los santos sean medios de consolación en la iglesia en la cual perteneces.
MEDITACIÓN

El mayor consuelo vivido en nuestra vida es el consuelo que hemos experimentado en Cristo a través de la gloriosa cruz. ¿Has recibido consolación de Dios en tu vida? Bien, esto te convierte en instrumento de consolación para otros. Ser de consuelo a otros es extender el bálsamo de la cruz y el evangelio a vidas atribuladas y hundidas por el pecado. Así como eres consolado por Dios, por medio de esa consolación consuela mostrando el consuelo del evangelio a aquellos que te rodean.
      Los versículos previos presentan un énfasis marcado en la palabra “consolación” (2ª Corintios 1:3, 4 (cuatro veces), 5, 6 (dos veces), 7), ciertamente en la vida del apóstol y sus compañeros hubo tribulaciones, aflicciones y sufrimientos pero allí donde esas aflicciones estuvieron presentes la consolación divina abundó en sobremanera. En la vida del apóstol y sus compañeros como también en la vida de todo creyente, las tribulaciones están presentes pero también lo está la abundancia de la consolación divina. Una consolación que no es simplemente una consolación personal e individual sino una consolación extensible a todos aquellos que pasan por momentos difíciles en su vida. El apóstol muestra que hay una consolación divina que servirá para la consolación humana. Pablo nos enseñará primero, que nuestro Dios es Padre misericordioso y Dios de toda consolación. Segundo, nos mostrará que ese Dios y Padre nos consuela en toda tribulación y tercero enseñará que el propósito de dicha consolación es para consolar a otros.


      La bendición del apóstol Pablo es una bendición dirigida al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, ahora bien, Pablo identifica de una manera muy concreta a ese Dios. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo es un Padre de misericordias y el Dios de toda consolación “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación”. Pablo bendice a Dios porque como Padre es “Padre de misericordias” o mejor entendido “Padre misericordioso”. Una de las características esenciales de Dios como Padre es que es aquel que es capaz de ponerse en la miseria de sus hijos con la intención de revertir esa situación. Así como Cristo fue capaz de ponerse en la miseria del leproso y sanar su miseria así nuestro Padre celestial es misericordioso hacia nosotros. Pero al mismo tiempo es “Dios de toda consolación”. Llama la atención que Pablo no define a Dios como “Dios de alguna consolación” como si Dios tuviese solamente ciertos tipos de consolación o como si Dios solamente ejerciese consolación sobre ciertos tipos de tribulaciones y aflicciones. No, el Dios a quien bendice Pablo es el Dios de “toda consolación”, es decir, es la idea que Dios es el Dios de todo tipo de consolación, el Dios cuya consolación es plena y que está dispuesto a dar cualquier tipo de consolación a sus hijos. Sin lugar a duda, esto es motivo para bendecir a nuestro Dios, ¿cuántos tipos de aflicciones y tribulaciones pueden asaltar nuestras vidas? Hace bien poco en nuestra congregación vivimos la pérdida de un hermano amado por todos. Vi lagrimas que corrían que eran el reflejo de corazones tristes y turbados por la realidad de la pérdida ¿Cuántos no hemos sentido la aflicción en nuestra vida por la pérdida de un ser amado? ¿Cuántos no hemos sentido tribulación por una enfermedad en nuestra vida o en la vida de alguien a quien amamos? ¿Cuántos no nos hemos sentidos atribulados por peligros en nuestra vida? ¿Qué sería de nosotros si Dios fuese solamente Dios de algún tipo de consolación? ¿Qué sería de nosotros si la consolación de Dios no fuese plena y dispuesta a ser ejercida en todas sus facetas? Habría situaciones en nuestra vida que quedarían ajenas y fuera del bálsamo del consuelo celestial.
      Pero ¡bendito sea nuestro Dios quien es Dios de toda consolación! ¡Bendito sea nuestro Padre y Dios quien está dispuesto a ejercer su multiforme consolación para con los suyos! El hecho que Dios en su esencia sea Padre misericordioso y Dios de toda consolación no implica una verdad para quedar escrita y explicada en libros de teología o escrita en devocionales semanales, es una verdad viva para la vida y para las tribulaciones de todo cristiano. Dios actuará conforme a quien es él, ejercerá misericordia y consolación con su pueblo. La esencia misma de Dios como Padre misericordioso y Dios de toda consolación garantiza esa misericordia y consolación en nuestra vida.
      Pablo describe que el Padre misericordioso y Dios de toda consolación es “el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones”. Aquí Pablo relaciona la teología de conocer a Dios como Padre misericordioso y Dios de toda consolación con la realidad en la vida de todo cristiano. Ese Dios descrito y no otro es “el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones”. Hay algo a destacar en esta pequeña frase, hay una perla que no puede ser despreciada. Pablo describe en qué tipo de tribulaciones somos consolados por Dios “en todas nuestras tribulaciones”. Literalmente Pablo dice “en todas nuestras las tribulaciones”, cierto es que no tiene sentido decir “todas nuestras las tribulaciones” pero el énfasis recae en entender que Pablo está diciendo que son consolados por Dios en todas sus tribulaciones específicas que están viviendo en su vida. Al mismo tiempo, Pablo determina que el consuelo es en “todas” las tribulaciones. No podía ser de otra manera, del Dios de toda consolación proviene consolación para toda tribulación específica en la vida de Pablo. En cárcel, persecución, peligro o sentencia de muerte, cualquier tipo de tribulación específica que Pablo y sus colaboradores pudiesen estar viviendo, eran consolados por Dios. En cualquier tipo de tribulación específica en nuestra vida, toda la consolación de Dios es mostrada. No hay ninguna tribulación específica que podamos vivir que Dios no muestre su consolación en ella. Cualquier tribulación específica que puedas vivir en tu vida, cualquier aflicción encuentra el consuelo divino. El evangelio no nos habla de “parar de sufrir” ni tampoco de no tener aflicciones en este mundo. Aun y cuando pueda parecer extraño nos habla de algo más glorioso. Nos habla de poder experimentar en cualquier tipo de aflicción el consuelo de nuestro Dios y Padre. ¿Cuál es el propósito de ser consolados? Poder consolar a otros.


      Pablo establece que el ser consolados por Dios en todo tipo de tribulación específica es “para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación”. Muy a menudo he escuchado que uno no puede consolar a otro a no ser que haya pasado por la misma prueba o tribulación. Bien, esto no es lo que Pablo dice, el hecho que seamos consolados por Dios en todo tipo de tribulación específica en nuestra vida es para que podamos consolar a los que están en “cualquier” tribulación. No tienen porque ser nuestras mismas tribulaciones sino “cualquier tribulación”. Esto es así porque el medio por el cual consolamos a otros en sus tribulaciones no es nuestra experiencia en las tribulaciones de los demás sino “por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”. La consolación que podemos recibir de Dios es el medio por el cual consolamos a los otros. Gracias a la obra de Cristo, Dios envió a nuestras vidas al Consolador, su Espíritu. Su consuelo fue y sigue siendo aplicar las gloriosas bendiciones que fluyen del evangelio a nuestras vidas. Vivir cada día nuestras tribulaciones sabiendo que nuestro Consolador sigue a nuestro lado, vivir consolando a otros en sus tribulaciones extendiendo para ellos el consuelo del evangelio.