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PENSAMIENTOS PARA UN AÑO NUEVO
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río,
o los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis,
pero yo y mi casa serviremos a Jehová”
(Josué 24:15)

      Las entradas a los nuevos años siempre están llenas de nuevas resoluciones. No es decir nada nuevo que cuando el cambio de año se acerca, los nuevos propósitos y resoluciones para el año entrante surgen y proliferan como setas en medio del bosque. Posiblemente entre las resoluciones más típicas en la entrada de un año nuevo están aquellas que tratan con acudir a un gimnasio regularmente, hacer dieta, aprender un nuevo idioma, leer un libro cada mes, pasar a formar parte del famoso club de runners, etc. Otros propósitos nuevos que suelen clasificarse como más “espirituales” suelen ser hacerse el propósito y voluntad de leer toda la Biblia en el nuevo año que entra, tener devocionales familiares todos los días, etc. Lo cierto es que, todas estas resoluciones a la entrada de un año nuevo son legítimas y correctas, pero la realidad es que la mayoría de ellas suelen desvanecerse quedando como fantasmas del pasado a lo largo de los tres primeros meses. Sea como sea, lo que sí es de destacar es que la perspectiva de un nuevo año, la visión de una nueva etapa que se abre frente a la vida de uno, suele llevar asociada el establecimiento de nuevos propósitos que sirvan como líneas maestras que marquen el transcurso de esa nueva etapa que empieza. El pueblo de Israel se encontró en una nueva etapa de su vida, un nuevo comienzo frente al cual su nuevo líder, Josué, les marcó la línea maestra que debían seguir. El propósito marcado por Josué 24:15 permite determinar la resolución fundamental que todo cristiano y, por tanto, toda iglesia de Cristo debería marcarse para el nuevo año que tenemos frente a nosotros.


      Después de la conquista de la tierra prometida, Josué reunió al pueblo de Israel en congregación solemne (Josué 24:1). Una nueva etapa y, por tanto, un nuevo futuro se abría frente a la congregación del pueblo de Dios. El pueblo de Israel por fin - aunque parcialmente -podría disfrutar de la tierra que era posesión suya primeramente por ser entregada como promesa de Dios, por fin Israel podría gozar de la tierra que fluye leche y miel a imagen del Edén y la abundancia que en él se encontraba. Dios morando en medio de su pueblo como moraba en medio del Edén y su pueblo alrededor de su Dios en una nueva tierra construida a imagen de un nuevo Edén, ¿cuál sería la resolución para ese nuevo inicio? Frente a esa nueva situación Josué le dijo a la congregación “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis, pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). Josué pone a Israel en un cruce de caminos que tenía que ver con su lealtad y fidelidad. Israel era el pueblo redimido y de pacto con su Dios y lo que regía el pacto eran los dos principios de lealtad y fidelidad. Debido a la redención que Dios había obrado por gracia en el éxodo de Egipto, Israel había sido creado como el pueblo del pacto, como un reino de sacerdotes consagrado al servicio de su Dios (Éxodo 19:5-6). Ahora frente a esa nueva etapa Israel se enfrentaba a vivir con su fidelidad, lealtad y servicio puestos sobre los ídolos de su tiempo o sobre el Dios que los había redimido “escogeos hoy a quién sirváis”.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis;
si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río,
o los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis, pero yo y mi casa serviremos a Jehová”
(Josué 24:15)
      En las palabras de Josué al pueblo la resolución para una nueva etapa está clara “yo y mi casa serviremos a Jehová”. Frente a la posible decisión que Israel pudiese tomar, si servir a los ídolos de su tiempo o al Dios verdadero, Josué determina cual debe de ser la resolución correcta y fundamental para su vida y para la vida de su familia “yo y mi casa serviremos a Jehová”. Tal afirmación está basada sobre una serie de elementos que nos sirven como pensamientos para un nuevo año. Primero, la afirmación y conclusión final de Josué para su vida y para la vida de su familia se sustenta sobre el obrar de la gracia de Dios en el pasado. Las palabras de Josué 24:15 no solamente se encuentran como cierre de toda la historia del libro de Josué sino también como cierre de toda la historia redentora que por gracia Dios ha obrado en el pasado a favor de Israel. En el ejercicio de su providencia divina, Dios sacó a sus padres de la tierra donde servían a dioses extraños (Josué 24:2-3), llamó a Abraham a quien le prometió la tierra que ahora les había sido entregada como descendencia de Abraham (Josué 24:3). Dios reafirmó su pacto y sus promesas con Isaac y Jacob (Josué 24:5). En base a su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, Dios fue fiel liberando a su pueblo de Egipto e introduciéndolos en la tierra prometida (Josué 24:4-12) y finalmente Dios fue fiel entregándoles la tierra que había prometido (Josué 24:13-14). 
      Toda la historia pasada era la realidad de la fidelidad y lealtad con aquellos que había escogido y redimido. Toda la historia pasada era una demostración gloriosa de la gracia de Dios para con los suyos. Esa gracia en el pasado era el fundamento para la fidelidad y lealtad del pueblo a su Dios en esa nueva etapa, “si mal os parece servir a este Dios que así ha obrado con vosotros escogeos a quien sirváis, pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.


      Como hijos de Dios e iglesia tocados por la gracia redentora de Dios en Cristo Jesús, podemos mirar hacia el pasado en nuestras vidas al igual que Josué llevó a Israel a mirar al pasado y la pregunta es ¿qué vemos en ese pasado? Seguramente una gran cantidad de acontecimientos, pero en todos ellos debemos ver la mano providencial y de gracia de nuestro Dios. Podemos ver como Dios nos sacó de tierra extraña, podemos ver como Dios envió a su Hijo para obra así la salvación de aquellos que habíamos sido escogidos desde antes de la fundación del mundo, podemos ver como por su gracia nos llevó a redención en Cristo Jesús y podemos ver como Dios ha sido fiel y leal en su pacto con los suyos sellado por la sangre de su Hijo. Aún y las dificultades y aflicciones del pasado la gracia de Dios es un río de caudal constante en la vida de sus hijos y de su pueblo. Un pensamiento para el nuevo año es mirar hacia atrás y ver la gracia constante de Dios en nuestras vidas. Ese obrar clemente de Dios es el fundamento sobre el cual poder construir la resolución para un nuevo año. Los ídolos de este mundo ni ven ni oyen y, por tanto, son inútiles, pero nuestro Dios es vivo, verdadero y fiel con los suyos. Segundo, el fundamento de la gracia de Dios en el pasado permite afrontar el futuro con seguridad.


      Dios no cambia en quién es él y en sus propósitos decretados desde la eternidad misma, por tanto, si la gracia de Dios ha acompañado poderosamente a su pueblo en el pasado, esa misma gracia seguirá en el futuro. Un pensamiento para un nuevo año es mirar el incierto año nuevo, el incierto futuro delante de nuestras vidas como individuos y como iglesias, sabiendo que Dios permanece fiel. Cristo Jesús inauguró el nuevo pacto, un nuevo pacto eterno, un nuevo pacto en el cual el Hijo no perderá ninguno de aquellos que el Padre le ha dado (Juan 6:39-40; 10:27-29) y para ello Cristo lo selló con su muerte y resurrección ¿qué mayor confianza para un nuevo año el saber que estamos bajo la gracia de Dios mediada a través de su Hijo? Dicha gracia pasada que permitía a Israel enfrentar el nuevo futuro lleva a un último pensamiento para un nuevo año.



      Josué exhorta a Israel “escogeos hoy a quien sirváis”, es decir, hay una responsabilidad a ser ejercida por parte de Israel. Aquellos que fueron depositarios en el pasado de la gracia de Dios en sus vidas, que pueden afrontar el futuro sabiendo que esa misma gracia de Dios estará presente, son aquellos cuya fidelidad y lealtad deben de ser una fidelidad y lealtad resueltas a vivir en consagración a su Dios. Un pensamiento para el nuevo año es, por esa misma gracia de Dios que obra en nuestras vidas, tomar la decisión de Josué “yo y mi casa serviremos a Jehová”. Aquellos redimidos por la gracia de Dios lo fuimos para ser consagrados al servicio de nuestro Dios en Cristo Jesús. En el 2017 que se nos presenta, la resolución que podemos tomar por la pura gracia de Dios pero que implica nuestra responsabilidad es la misma que Josué tomó “yo y mi casa serviremos a Jehová”, resolución para nuestras familias, “yo y mi iglesia serviremos a Jehová” resolución para nuestras iglesias. Frente al nuevo año 2017 solamente dejar el pensamiento de Josué 24:15 orando que por su gracia, Dios plante su palabra en nuestros corazones.
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)