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¿HAS ENCONTRADO
AL REY?
"¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?
Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle”
(Mateo 2:2)

Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
      Todo empezó con la pregunta que los sabios de oriente que vinieron siguiendo a la estrella le hicieron al supuesto rey Herodes, Mateo 2:2 “¿dónde está el rey de los judíos que ha nacido?”. La pregunta sin lugar a dudas es una pregunta que podría hacerse extensiva a cualquiera que lee el texto bíblico de Mateo 2. ¿Dónde está el Rey de aquellos que son su pueblo? ¿Dónde está el Rey que vino, tal y como nos dice Mateo 1:22 “para salvar a su pueblo de sus pecados”? ¿Dónde está el Rey verdadero que devolverá la justicia allí donde solo hay injusticia, misericordia donde solo hay miseria, perdón donde hay condenación? La pregunta formulada por los sabios de oriente a Herodes, era una clara demostración que existía una búsqueda activa y un anhelo de encontrar al Rey que incluso el mismo cielo había anunciado. Pero ¿cómo saber quién era el Rey verdadero? Había una figura importante que gobernaba en aquel tiempo, el rey Herodes ¿cómo saber si él era el Rey anunciado o debía buscarse a otro? Muchas figuras importantes se han levantado a lo largo de la historia de la humanidad, muchas siguen levantándose y muchas otras se levantarán, siendo así ¿cómo uno puede reconocer que Jesús es el Rey de reyes? Mateo 2 sitúa en directa oposición a Herodes y Jesús para demostrar que el Rey verdadero es Cristo Jesús y responder así a la pregunta ¿has encontrado al rey?


      Mateo 2:1 sitúa al inicio a Jesús y a Herodes en el mismo tiempo y en el mismo escenario de la acción “cuando Jesús nació en Belén de Judea en los días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”. Mateo muestra una gran cantidad de aspectos históricos expresados tanto en nombres de lugares “Jerusalén y Belén” como en personajes “Jesús, Herodes”. Lo que Mateo está narrando no es un mito sino acontecimientos históricos que sucedieron en la historia y el tiempo. Ya desde un inicio Mateo describe que todos los acontecimientos que narra sucedieron en un tiempo bien particular, primero, “cuando Jesús nació en Belén” y segundo, en “en los días del rey Herodes”, por tanto, Jesús y Herodes están situados cara a cara desde el inicio mismo de la historia.


      Por un lado, Mateo desde un inicio es cuidadoso en acotar el lugar del nacimiento de Jesús, “nació en Belén” ciudad que desde la revelación del Antiguo Testamento era la ciudad de nacimiento del gran rey David a través de quien Dios gobernaría a su pueblo mediante su pacto (2ª Samuel 7:8-17; Salmo 89:1-3) y era al mismo tiempo lugar anunciado del nacimiento del Mesías que sería del linaje del rey David (Mateo 1:1) y que regiría con justicia y verdad a su pueblo, extendería la misericordias de David sobre los suyos. Sin duda alguna, esto lo tenían claro los escribas que informaron a Herodes del lugar anunciado para el nacimiento del Cristo, a la pregunta de Herodes dónde debía de nacer el Cristo (v.4), los escribas le responden que estaba escrito en el profeta Miqueas que el Cristo nacería en Belén de Judea “ellos respondieron: En Belén de Judea porque así está escrito por el profeta” (v.5). Por tanto, Mateo está ligando a Jesús con un lugar que, aún y ser pequeño, respiraba linaje de realeza. Por elección divina, Belén estaba vestida con ropajes de majestad, su seno vería al Rey de reyes. Aun y anunciada como pequeña entre las naciones por Miqueas (Miqueas 5:2) en el tiempo cuando Jesús nació en ella, Belén ya no fue la más pequeña entre las naciones, su estatus de pequeñez fue engrandecido por la presencia misma del Rey que nació en ella, “y tú Belén de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá” (v.6). Por otro lado, Mateo sitúa a otro rey en la escena, el rey Herodes.



      Mateo menciona dos veces a Herodes, lo menciona como el v.1 “rey Herodes” y de nuevo en el v.3 “el rey Herodes”, esto es significativo porque Mateo podría haber optado por decir Herodes el Grande pero le nombra como el “rey Herodes”. Ahora encontramos dos reyes, uno que está en el trono y el otro que es nacido. Todo este cara a cara se construye sobre la pregunta de los sabios de oriente. Frente a este dilema, frente a dos reyes presentados, uno nacido y el otro en el trono de Jerusalén “¿dónde está el rey de los judíos?”, es decir, de los dos personajes mencionados ¿quién es verdaderamente el rey de su pueblo? Responder a tal pregunta de manera correcta es de vital importancia ya que en el trono del pueblo de Dios solamente hay sitio para uno, la lealtad del pueblo de Dios no puede ser dividida, solamente es y debe ser otorgada al único y legítimo Rey. Al mismo tiempo solamente hay uno que nación para regir y gobernar y a la vez ser el pastor de un pueblo que ha perdonado de sus pecados y salvado con su propia vida “porque de ti saldrá un guiador que apacentará a mí pueblo Israel” (v.6). Como si de un juego de las siete diferencias se tratase, Mateo presenta una serie de diferencias que marcan la legitimidad de Jesús como Rey y la no legitimidad de Herodes como rey.


      Es normal que los sabios de oriente llegasen a Jerusalén buscando al rey. Si uno buscase al rey de España lo más normal sería ir a la capital del país, así lo hicieron los sabios que siguieron la estrella pero más en esos momentos más que seguir la revelación que les venía dada por el cielo mismo, siguieron sus instintos, el rey debe de estar en la capital. La primera diferencia es que el lugar que legitimaba el nacimiento del Rey de reyes no era la gran Jerusalén sin la pequeña Belén, Cristo fue quien allí nació. La segunda diferencia es que Jesús era judío sin duda alguna mientras que Herodes era idumeo, proveniente de la tribu de Edom, medio judío medio edomita, por tanto, su reinado no era legítimo por origen sino por designación Romana, era más bien un reinado político. Mateo es cuidadoso en llamar a Herodes rey, pero también es cuidadoso en nunca llamarlo rey de los judíos, el trono sobre el pueblo de Dios le pertenece al rey legítimo. Este cara a cara poco a poco sitúa a Herodes fuera del trono mientras que sitúa a Jesús como el Rey de reyes legítimo y verdadero. La respuesta a la pregunta ¿dónde está el rey de los judíos? No se encontraba en la visión de pensar que el rey estaría en la capital sino que se encontraba en la revelación divina traída por el mismo cielo, la estrella siguió su camino hacia Belén y se detuvo donde había nacido Jesucristo (v.9).



      El entendimiento que Jesucristo es el designado por Dios como Rey de su pueblo y como Rey por encima de cualquier rey viene primeramente dado por revelación divina. ES curioso ver cómo los sabios de oriente siguieron a la estrella, pero se desviaron a Jerusalén quizás pensando que allí estaría el legítimo rey del pueblo de Dios. No hay duda alguna que las apariencias engañan. Vivimos en un mundo de apariencias donde las opiniones se forman en muchas ocasiones más por lo que se ve que por lo que verdaderamente se sabe. El conocimiento y reconocimiento de Jesucristo como Rey y Salvador primeramente viene dado por revelación divina. La estrella pasó de largo de Herodes y se paró en Jesucristo y así lo hace siempre toda la revelación divina, siempre se para, siempre anuncia, siempre te muestra al Rey de reyes, Cristo Jesús. Si debes responder a la pregunta de este devocional ¿has encontrado al rey? Lo primero es escuchar no las voces del mundo sino la voz de la revelación de Dios, la Biblia misma. El nacimiento de Jesús como el Rey y Salvador prometido por Dios fue capaz de hacer de una pequeña e insignificante ciudad como Belén, una ciudad grande entre las naciones de Judá. Vidas arruinadas por el pecado y la rebelión, son consideradas por el mundo de hoy en día, en ocasiones como objetos de compasión, pero en otras ocasiones como casos perdidos. Solo hay uno que vino para reinar en las vidas de aquellos que venía a salvar. Solo hay uno que vino a salvar las vidas de aquellos que quería transformar, este es Jesucristo el Rey de su pueblo. Glorioso es saber que uno puede ser pequeño entre las naciones de este mundo, pero cuando Jesucristo a vertido su gracia salvadora sobre él y lo ha llevado a su reinado de salvación, uno no es ya más pequeño entre las naciones del mundo sino grande en el reino de Dios. ¿Has encontrado al rey? Herodes buscó a Cristo para matarlo (v.16), los sabios de oriente para adorarlo (11-12) pero ninguno de ellos quedó indiferente, si has encontrado al rey ¿cuál es tu respuesta a él? 

      Hace poco en un artículo reciente que hablaba de los más buscado en Google en el 2016 se decía que: “las solicitudes de búsqueda de Google es el espejo en donde mirar para entender las inquietudes y las preocupaciones de los ciudadanos”. Si le preguntamos a Google “espejito, espejito ¿cuáles han sido las mayores inquietudes de nuestros contemporáneos” Google muestra que las tres inquietudes que se llevan el pódium ganador son Pókemon GO, Iphone 7 y las elecciones de los EEUU. Resulta curioso ver las inquietudes y preocupaciones desveladas por el “espejito, espejito de Google” pero al mismo tiempo se demuestra que todo empieza con una búsqueda o dando respuesta a una pregunta ¿dónde está? En el primer siglo no había Google pero tres sabios del oriento formularon la pregunta de mayor trascendencia para el ser humano ¿dónde está el rey de los judíos? 
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)