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LA NAVIDAD;
PROCLAMACIÓN DEL REFLEJO DEL CIELO EN LA TIERRA
“Y al verlo, dieron a conocer todo lo que se les había dicho acerca del niño”
(Lucas 2:17)

      Cuando uno se acerca a la orilla de un lago de aguas claras y contempla el agua, ésta le devuelve una imagen, lo primero que puede verse es el reflejo de uno mismo en el agua. A modo de un espejo natural, el agua refleja la imagen de aquel que se asoma a contemplarla. Esto mismo sucedió a unos pastores que estaban velando y guardando sus ovejas en el frescor de la noche. Al igual que el agua refleja la imagen de aquel que se asoma a contemplarla, los pastores fueron el reflejo de la proclamación que descendió del cielo mismo. Cuando se acercaron a Belén a contemplar al niño que había nacido, aquellos humildes pastores fueron el reflejo del mensaje de todo aquello que se les había dicho acerca del niño desde el seno mismo de la corte celestial, “y al verlo, dieron a conocer todo lo que se les había dicho acerca del niño” (Lucas 2:17).


      El texto de Lucas 2:17 hace referencia a la actitud de los pastores que visitaron a José y María en Belén. Lucas informa que aquellos pastores a quienes se les aparecieron el coro majestuoso de ángeles y que fueron testigos de contemplar a Jesucristo en el pesebre, “dieron a conocer todo lo que se les había dicho acerca del niño”. Podría decirse que, esos pastores fueron unos de los primeros heraldos sobre la persona de Jesús. Es necesario notar dos cosas importantes en el anuncio de los pastores. Primero, aquello que los pastores dieron estaba centralizado en la persona de Jesucristo, hablaron “acerca del niño”, por tanto, el glorioso mensaje de la Navidad que los pastores llevaron a todos los que oyeron (v.18) no tuvo que ver con José o con María, tampoco tuvo que ver con sus propias personas, sino que tuvo que ver con la persona de aquel niño que encontraron en Belén, su mensaje fue la persona de Jesús. Segundo, puede notarse que no dieron a conocer cualquier cosa en relación a Jesús. Los pastores dieron a conocer aquello que primeramente les había sido dado a conocer a ellos. El mensaje acerca de Jesús que los pastores llevaron a los oídos de aquellos que escucharon, no fue un mensaje de su propia cosecha teológica, sino que dieron a conocer lo que primeramente les había sido revelado, “dieron a conocer todo lo que se les había dicho”. Siendo así, la pregunta es ¿qué se les había dicho acerca del niño? Es precisamente cuando vemos lo que se les había dicho del niño que podemos entender que la Navidad y en especial la proclamación del mensaje navideño es en realidad, la proclamación del reflejo del cielo en la tierra.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
      El acontecimiento de los pastores acudiendo a Belén surgió a raíz de la proclamación gloriosa de los ángeles. Lucas narra que mientras los pastores estaban velando y guardando sus ovejas por la noche (v.8) un ángel se les presentó, la gloria misma del Señor los rodeó de resplandor y tuvieron gran temor “y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor” (v.9). Aquel pequeño campo en el cual se encontraban los pastores se convirtió por unos instantes en el lugar donde la gloria de Dios descendió de manera radiante. La gloria de Dios que había estado en el Sinaí, la gloria que había acompañado al pueblo en el peregrinaje del desierto, la gloria que había estado en el Tabernáculo y en el Templo mismo, descendió como la antesala de una gloria mucho mayor. La gloria del cielo descendió sobre aquel pequeño campo en el cual se encontraban aquellos pastores convirtiéndolo por un tiempo en un pedazo de la majestuosidad celeste en la tierra. No cabe duda alguna que, con la aparición del ángel del Señor y con la gloria del Señor que rodeo de resplandor a los pastores, no solamente el cielo se había abierto para hablar nuevamente en la historia de la salvación, sino que también el cielo mismo se había acercado nuevamente a la tierra. El cielo se acercó y el cielo proclamó el gran evento que había irrumpido en la historia de la humanidad.
      El acercamiento del cielo en la presencia del ángel trajo al mismo tiempo la proclamación y revelación de lo que había sucedido en Belén. El ángel anunció a los pastores tres cosas bien importantes: (1) anunció nuevas de gran gozo que será para todo el pueblo, es decir, el anuncio del ángel fueron buenas noticias (v.10). (2) En ángel anunció la realidad que un Salvador había nacido y ese Salvador no era uno cualquiera, era el Cristo el Señor “os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (v.11). El ángel anunció que la salvación había llegado en la persona del Salvador quien era el Mesías esperado y dicho Mesías era ni más ni menos que el Señor mismo, el Señor que desde tiempos del antiguo pacto había prometido que él sería el Salvador único de su pueblo, el Salvador a quien mirar y a quién acudir, “mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:22). (3) El ángel anunció que tal Salvador no era otro que el niño que les sería por señal (v.12), el ángel focalizó la realidad del Salvador que es el CRISTO el Señor en la persona histórica que había nacido en Belén, Jesús de Nazaret. Ante tal acercamiento del cielo y proclamación celestial la respuesta de las cortes celestiales fue un canto de glorificación y alabanza. Una multitud de ángeles aparecieron y cantaron a gran voz “¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (vv.13-14). Glorioso acercamiento del cielo, gloriosa proclamación del cielo, gloriosa alabanza del cielo y tal como esto sucedió repentinamente, de igual manera los ángeles se fueron de los pastores (v.15). El cielo se alejó y el cielo enmudeció ¿dónde estaba ahora esa gloria celestial? ¿Dónde estaba ahora esa proclamación reflejó de lo que había sucedido en el cielo? Los pastores fueron el baluarte de esa revelación celestial “y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño” (v.17).


      Hay un movimiento en la narración del Lucas que no puede obviarse. El cielo se acercó, el cielo proclamó, el cielo alabó y el cielo se alejó. Este movimiento sucede exactamente con los pastores. Así como el cielo se acercó, los pastores se acercaron a la gloria celestial. Esta gloria ya no se encontraba en el resplandor que les había rodeado sino en el niño Jesús que había nacido (vv.15-16). La gloria de Dios que tiempo atrás fue vista por el profeta Ezequiel abandonar el templo, ahora volvía en la persona de Jesucristo. Jesucristo es el reflejo de la gloria del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad (Juan 1:13), Jesucristo es el resplandor de la gloria misma de Dios (Hebreos 1:3). Así como el cielo proclamó verdades asombrosas sobre aquel niño que había nacido, los pastores proclamaron y “dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño”. Ese Jesús es el Salvador, ese Jesús es el Cristo, ese Jesús es el Señor. Así como la multitud de ángeles glorificaron y alabaron, los pastores volvieron glorificando y alabando a Dios “y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho” (v.20). Y así como el cielo se alejó, los pastores se alejaron de aquel pesebre siendo ellos los testigos y encargados que la proclamación del cielo no se alejase ni enmudeciese, sino que se proclamase a todos los que querían oír (vv.17-20). Lo que los pastores hicieron en la tierra fue el reflejo de lo que había sucedido en el cielo, en cierta manera la proclamación de la Navidad fue el reflejo del cielo en la tierra.


      Nadie a estas alturas puede negar que el mensaje de la Navidad ha sido diluido en nuestra sociedad postmoderna con todo tipo de mensajes. El postmodernismo y la máxima de que no hay verdad absoluta hace que cada uno pueda atribuir a la Navidad el significado que bien le parezca. Pero debemos entender algo importante. Debemos ser conscientes y entender que no hay mayor proclamación y mensaje que podamos dar que aquel que venga dado por revelación divina, por revelación del cielo mismo. Los postores pudieron tener cada uno de ellos su propia visión de los eventos, pero no fue así y la razón de ello es porque primeramente el cielo habló. Proclamar los eventos de la Navidad es ser heraldos del cielo mismo, es ser el reflejo de la proclamación del cielo en la tierra como lo fueron esos pastores. La revelación de Dios sobre el nacimiento de Jesús no se encuentra en el Discovery Channel o en el National Geographic, la revelación, mensaje y significado de lo que fue el nacimiento de Jesús se encuentra en la revelación de las Escrituras. El mensaje a proclamar son las buenas noticias de gozo tal y como el cielo las ha expuesto. Es centralizarse y proclamar a Jesús como el Salvador, el Cristo y el Señor. Si dejamos que la proclamación del cielo enmudezca no tenemos que dudar ni por un momento que el mundo hablará en su lugar. Los pastores no dejaron que el cielo enmudeciese, sino que fueron el reflejo sobre la tierra de esa proclamación celestial y por la gracia de Dios así debemos serlo todos aquellos que entendemos que la Navidad no viene explicada por la sociedad sino explicada por revelación misma del cielo. Acerquémonos a las nuevas de gran gozo del evangelio de Cristo Jesús, proclamemos lo que acerca de Cristo la Biblia revela y volvamos glorificando y alabando a nuestro Dios.
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)