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GRACIA+DEBILIDAD=PODER
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades,
en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”
(2ª Corintios 12:10)

      Una paradoja puede ser una idea extraña opuesta a lo que se considera verdadero, a la opinión general o una opinión en apariencia falsa o que infringe el sentido común, pero que conlleva en sí mismo una contradicción que en último término es lógica. Otra posible definición de lo que es una paradoja establece que es una figura del lenguaje, concretamente una figura retórica, que consiste en la utilización de expresiones que envuelven una contradicción. Posiblemente, la mejor manera de entender que es una paradoja es mediante algunos ejemplos. Una paradoja bien conocida sería “solo sé que no sé nada”. Aparentemente es una contradicción solamente saber que uno no sabe nada, si uno no sabe nada ¿cómo puede solamente saber que no sabe nada? Otra paradoja interesante es “prohibido prohibir” ¿cómo puede hacerse esto? Si está prohibido prohibir se está haciendo algo que aparentemente es contradictorio. Por último, otra paradoja que implica una aparente contradicción es “si quieres paz prepárate para la guerra”. Es en apariencia algo contradictorio el querer la paz y tener que prepararse para la guerra, en cierto sentido la guerra es ausencia de paz, por tanto, si se quiere paz ¿cómo uno ve a querer prepararse para aquello que en sí mismo supone la carencia misma de paz? No puede negarse que, la Biblia también presenta sus paradojas o sus contradicciones aparentemente ilógicas pero que dentro del plan de Dios son perfectamente lógicas y funcionan.

      Una paradoja bíblica sería “los últimos serán los primeros”, aparentemente es algo que contradice el sentido común y la lógica normal ¿cómo los últimos pueden ser en algún momento los primeros? Recuerdo perfectamente que esta fue la primera paradoja bíblica que mi hijo aprendió. Por alguna razón, existe una “competencia” en cuanto a las notas que los compañeros de clase obtienen en los diversos controles que deben realizar de las diferentes asignaturas. Después de un control o examen se preguntan unos a otros ¿cuál es tu nota? Dicha actividad conlleva que aquellos que tienen notas más bajas sean considerados los últimos de la clase. Un día mi hijo se encontró en tal posición de ser uno de los últimos. Frente a su palpable preocupación y desánimo le dije que “los últimos serán los primeros”. Sin lugar a dudas quedó satisfecho con la respuesta, pero el error que yo cometí fue no explicarle claramente en qué contexto eso fue dicho. Desde entonces empezó a decir a sus compañeros de clase que no importaba ser el último de la clase porque “los últimos serán los primeros”. Evidentemente ninguno de sus compañeros entendió la paradoja ¿cómo el último puede ser el primero? Este concepto de paradoja es aplicado por Pablo en la concepción que presenta de sus debilidades, aflicciones, necesidades y angustias. Pablo se goza en todas estas muestras de aparente debilidad debido a una paradoja “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” ¿Cómo es esto posible? Sin lugar a dudas, Pablo está pensando en su ministerio, pero puede existir una aplicación a la vida de todo creyente ¿cómo en nuestras debilidades, aflicciones, angustias podemos ser fuertes? ¿Por qué es posible gozarse en todas ellas? El apóstol nos presentará una fórmula bíblica que es necesario tenerla presente “gracia + debilidad = poder”.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
      Para los judíos tal evangelio era tropezadero y para los griegos sabios era locura (1ª Corintios 1:23). Para nuestro mundo es lo mismo, ¿cómo un crucificado muestra algún tipo de poder? Para un mundo que se gloría en sus esfuerzo y fortalezas no tiene sentido, pero “para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios” (1ª Corintios 1:24). Si la gracia de Dios y su poder alcanzó su perfeccionamiento en Cristo y en el Calvario ¿no será suficiente para nosotros en nuestras debilidades? Aquí está la clave, debido a esto Pablo resuelve lo siguiente “por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (v.9). Por la suficiencia de la gracia de Dios, Pablo resistirá en su debilidad y el poder que se mostrará en dicha debilidad será el poder de Cristo, es decir, el poder del evangelio mismo, el poder de Dios que fue manifestado en el Calvario y en la tumba vacía, el poder que fue capaz de reconciliar al pecador con Dios y levantar al Hijo de Dios victorioso de la tumba. Nuestras debilidades son motivo de gozo y gloria no por ellas mismas, sino porque permiten que experimentemos la suficiencia de la gracia de Dios y permiten que el poder de Cristo, el poder del evangelio de gracia sea manifestado en nuestras vidas. La manifestación del poder de Cristo en nuestras debilidades es la proclamación de Cristo y su evangelio no en palabras audibles sino muchas veces en gemidos indecibles a causa de las aflicciones. Ahora bien, si Cristo es proclamando entonces en nuestras debilidades podemos gloriarnos. La conclusión de Pablo debe de ser la nuestra también “por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (v.10). Es por el amor a Cristo primeramente que podemos gozarnos en nuestras debilidades y por la gracia de Dios hacer de ellas una oportunidad para mostrar el poder de Cristo en su muerte y resurrección.

      Recuerdo la anécdota que leí de Leigh B. Powell y de su primera experiencia al escuchar al gran Dr. Matry Lloyd-Jones. Powell describe su encuentro con el Doctor de la siguiente manera:

“Mi hermano Christopher me había “casualmente” invitado a la reunión del viernes por la tarde después que había pasado todo el día comprando libros en Londres para la biblioteca de Maidstone College of Art de la cual era bibliotecario. Muy a pesar para mí, me encontré con mi hermano Christopher a las 18:25 fuera de Westminster Chapel. Ya que no tenía ninguna información en relación a la reunión, me consolé a mí mismo con el pensamiento de que había sido capaz de soportar los desfiles de la iglesia en el ejército británico y meras lecciones moralistas de los capellanes - ¡una hora más podría resistirse! Lo que me sorprendió fue que cuando subí los escalones de Westminster Chapel había unas 1000 personas sentadas, muchos de ellos habían venido directamente del trabajo y todos ellos estaban sentados a la expectativa de escuchar la Palabra de Dios. Una figura diminuta, compacta, vistiendo una toga negra de Geneva entró al púlpito. Aunque no recuerdo nada de la exposición de Romanos 7 que siguió, una cosa nunca olvidaré. Ese hombre no solo creía lo que predicaba, sino que hablaba con tal autoridad que supe de manera inmediata que lo que había escuchado no tenía nada que ver con los predicadores liberales de la iglesia metodista de mi infancia”.

      Un hombre de figura diminuta y compacta, débil en apariencia pero que en su debilidad el poder de Cristo y su evangelio se manifestó con gran impacto. Dios nos ayude a poder entender lo que Pablo entendió para su vida y ministerio “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

      Pablo está llegando al final de su carta de 2ª Corintios. En ella ha empezado hablando de la realidad que en todas sus tribulaciones Dios se ha revelado como el Padre de toda consolación para que la consolación de Cristo abunde y para que, por medio de dicha consolación, ellos puedan consolar a aquellos que pasan por diversas tribulaciones y aflicciones (2ª Corintios 1:3-6). A lo largo de su carta Pablo ha tenido que defender su apostolado como ministro de Cristo frente a los corintios debido a la influencia de falsos maestros y apóstoles que, no solamente estaban introduciendo falsa doctrina sino desviando a los corintios y corroyendo la concepción que tenían de Pablo como apóstol (2ª Corintios 2:12-7:5).
      No cabe ninguna duda que el corazón de Pablo debería sentirse angustiado por tener que defenderse delante de aquellos que él mismo consideraba como el fruto de su trabajo ministerial. Es interesante notar que, por lo general, en toda su defensa, Pablo establece que aquello que conforma el verdadero curriculum de un siervo de Cristo no son las grandes hazañas, logros o títulos sino todo lo contrario, es todo aquello que en apariencia muestra debilidad y aparente fracaso, “azotes, apedreamiento, naufragios, peligros de ríos, ladrones, peligros en ciudades, desiertos, mar, trabajo, fatiga, hambre, sed, ayunos, desnudez, etc” (2ª Corintios 11:24-28).  Lo sorprendente del apóstol Pablo es que dos veces menciona que es en dichas debilidades que él se gloría, 2ª Corintios 11:30 “Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad”, 12:5 “De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades”. ¿Quién de nosotros se gloriaría en sus debilidades? Más bien, nuestras debilidades suelen ser algo que tendemos a esconder. Cuando nos preguntan ¿cómo estás? La respuesta por lo general suele ser “bien, bien muchas gracias”, aún y cuando no lo estemos. Dicho tema del gloriarse en la debilidad sigue en Pablo y el apóstol muestra que si él quisiese podría gloriarse de él mismo por ser quien era, pero no lo hace para que nadie piense más de lo que se ve u oye de Pablo (2ª Corintios 12:6). Ahora bien, Pablo menciona que en su vida le fue dado un aguijón en la carne que contribuyó a esa debilidad en su vida.

      En 2ª Corintios 12:7 Pablo menciona “y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca”. En la vida de Pablo hay algo que le fue dado y que el apóstol define como “un aguijón en la carne”. La idea de “aguijón” es algo punzante, algo así como una astilla, una espina o un anzuelo de pescar. En la vida y persona de Pablo había algo que constantemente punzaba su vida e incrementaba su debilidad. No está claro en qué consistía dicho “aguijón en la carne” pero sin lugar a dudas no era algo agradable, Pablo lo define como “un mensajero de Satanás”. Pablo presenta una paradoja en este punto, el aguijón parece ser que fue dado por Dios como un don, debido al propósito que tenía dicho aguijón, pero era usado por Satanás ¿cómo es esto posible? La idea del apóstol no es que Dios y Satanás trabajasen en la vida de Pablo de manera conjunta sino más bien Pablo entiende que Satanás está activo al mismo tiempo que Dios y por el permiso único de Dios como pudo ser en el caso del paciente Job. Cómo paradoja resulta bien difícil de entender. Por un lado, Pablo considera dicho aguijón como el don de Dios que debido a la grandeza de las revelaciones le fue dado “y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente me fue dado un aguijón en mi carne”. La entrega de dicho aguijó fue para mantener el orgullo del apóstol a raya. Dicha idea de cuidar del orgullo está expresada dos veces en el versículo expresando el propósito del aguijón “para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente” y “para que no me enaltezca sobremanera”. Es la obra de Dios el desinflar el orgullo en nuestras vidas. Por otro lado, es el trabajo de Satanás el infligir sufrimiento, como “mensajero de Satanás” ese aguijón era usado de tal manera que no solamente pudiese infligir sufrimiento y dolor en Pablo sino también frenar el progreso del evangelio en su ministerio.  No hay duda alguna que nuestras vidas pueden presentar aguijones en la carne similares al del apóstol Pablo y de igual manera infligen dolor y sufrimiento hasta el punto de pedirle a Dios que sean sacados de nuestra vida, v.8 “respecto de lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí”. Tres veces oró Pablo, una expresión que muestra que Pablo rogó de manera completa a Dios. Resulta bien difícil de asimilar lo que Pablo entiende en su vida. Pueden existir aguijones que puedan ser considerados como el don de Dios en la vida de los suyos. No me atrevo a decir cuáles pueden ser estos, cada uno de nosotros puede sondear su propia vida, pero entender que algunos aguijones pueden ser dados por Dios pone en perspectiva el sufrimiento y dolor en nuestras vidas. En el caso de Pablo fue para guardarlo del orgullo y en nuestras vidas el propósito de Dios puede ser el mismo u otro distinto. Como mensajero de Satanás el aguijón infligirá dolor y debilidad, será ese aguijón que en nuestra carne nos dirá: “eres demasiado débil para hacer esto, estás demasiado débil para seguir adelante, no te das cuenta de lo débil que eres para continuar en tu fe y en la proclamación de Cristo, sin tus fuerzas no sirves para nada”. Bien, el propósito de dicho agujón tuvo en Pablo el mismo resultado que tiene en nosotros, el entender una fórmula presentada por Dios a Pablo “gracia + debilidad = poder”.

      Cristo respondió a Pablo su oración y le dijo: “bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (v.9). Cristo le está diciendo a Pablo “mi gracia es más que suficiente para ti; porque mi poder alcanza la perfección en la debilidad”. La respuesta de Cristo es asombrosa, si el ruego de Pablo fue cosa del pasado, la respuesta de Cristo es cosa de presente. Cristo le dice a Pablo que su gracia es suficiente, es decir, la gracia de Dios es más que suficiente para el ministerio de Pablo y en especial para soportar el dolor y las aflicciones del aguijón, cuanto más el aguijón inflija dolor, más perdurará la suficiencia de la gracia divina, tal gracia nunca se secará en la vida de Pablo. La gracia es el favor de Dios sobre los suyos, un favor que no es solamente algo pasivo sino activo en la vida de los hijos de Dios. La gracia de Dios es suficiente en nuestras vidas frente a las debilidades que puedan acontecernos, tal gracia nunca se agotará, sino que fluye de los pies del trono celestial hacia los hijos de Dios. La razón por la cual esta gracia es suficiente es “porque mi poder se perfecciona en la debilidad”, esta es la razón para la suficiencia de la gracia divina. El poder de Dios alcanza su perfección en la debilidad del apóstol. En su ministerio tal debilidad demuestra que la obra no es suya sino de Dios, que el poder no es el suyo sino el de Dios, que el poder que transformó la vida de los corintios no residía en Pablo y su elocuencia sino en Dios, como la luz focaliza los rayos del sol en un lugar pudiendo llegar a encender un fuego, de la misma manera la debilidad en nuestras vidas focaliza el poder de Dios, no es nuestra capacidad sino el poder de Dios. No hay mayor muestra de ello que el evangelio.
      Los tres elementos mencionados “gracia”, “poder” y “debilidad” son todos ellos mostrados en la cruz. Por la gracia de Dios, Cristo fue capaz de sobrellevar el sufrimiento de la cruz. El aguijón preparado para él lo sobrellevó únicamente con la suficiencia de la gracia del Padre y en la mayor muestra de debilidad que el mundo ha conocido, un crucificado, un hombre clavado de manos y pies, un hombre que en cada inspiración y exhalación conocía lo que era la asfixia, un hombre con el costado abierto, allí el poder de Dios para salvación fue manifestado (Romanos 1:16). Para el mundo tal fórmula “gracia + debilidad = poder” era y sigue siendo una locura.
Leigh B. Powell, “The Legacy of D. Martyn Lloyd-Jones (1899-1981): Some Analytical Perspective” en Eusebia. The Bulletin of the Andrew Fuller Centre for Reformed Evangelicalism (Canada: Toronto Baptist Seminary and Bible College, 2007), 19.
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)