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EL SUFRIMIENTO DE LOS CRISTIANOS,
ANUNCIO DEL JUICIO DE DIOS
“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”
(1ª Pedro 4:7)

      Hay acontecimientos que son el preludio o la antesala de eventos mayores. Los vulcanólogos, aquellos encargados de estudiar los volcanes saben bien que existen toda una serie de señales o síntomas que se producen antes de una erupción volcánica. Generalmente, en el control y el monitoreo de volcanes activos, existe la colocación de sismógrafos - instrumentos destinados a la detección de movimientos de las placas tectónicas para la detección de movimientos sísmicos - que permiten detectar pequeños sismos producidos por la creciente presión del magma en el interior del volcán. El incremento de la presión del magma que asciende hacía la corteza terrestre para salir al exterior provoca pequeños movimientos sísmicos que son captados por los sismógrafos. Estos datos son leídos e interpretados por los vulcanólogos que, juntamente con la historia de las erupciones pasadas del volcán, son capaces de predecir o por lo menos anticipar la erupción volcánica. Puede verse como ciertos elementos, en este caso pequeños movimientos sísmicos continuados y crecientes, son el preludio de un acontecimiento mucho mayor y muchos más serio, la erupción del volcán. Sin lugar a dudas, sería un error por parte de los vulcanólogos el hacer caso omiso a todas las señales que son la antesala de la erupción volcánica. En el caso que pueblos estuvieran establecidos cerca de la falda del volcán, la omisión de todas estas señales indicativas de una inminente erupción volcánica podría resultar en la pérdida de innumerables vidas. El apóstol Pedro, en cierta manera, aplica el mismo principio en relación al sufrimiento del cristiano, Pedro establece que el sufrimiento del cristiano en este mundo es señal o antesala de algo mayor que está por venir, en su caso el juicio de Dios.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
      El fuego es asociado aquí con el juicio final que Dios traerá. Pedro está poniendo de manera conjunta los padecimientos como cristianos por el nombre de Cristo y la realidad del juicio final como las dos caras de una misma moneda. La prueba, el padecimiento a causa de ser cristiano es muestra del juicio final que Dios traerá sobre toda la humanidad en el fin, son como los movimientos sísmicos previos a la erupción volcánica final. Hay algo que no suele considerarse de los últimos tiempos pero que la Biblia es clara en ello y esto es que los últimos tiempos comportarán el padecimiento y tribulación de los santos. Esta es la razón por la cual Pedro puede decir que v.17 “es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios”, los padecimientos del cristiano en el tiempo presente son la antesala del juicio de Dios sobre el mundo en el tiempo venidero. Ahora bien, ¿por qué considerarnos bienaventurados si padecemos por el nombre de Cristo? ¿Por qué dar gloria a Dios por ello? ¿Cómo es un consuelo el entender que los padecimientos por nuestra fe son la antesala del juicio final? Bien, si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados “porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros” (v.14). Esto es evidencia de conversión genuina, no se está diciendo que uno debe sufrir para ser cristiano, eso sería salvación por obras, sino más bien que las pruebas de la fe y el mantenerse en esa fe cueste lo que cueste es evidencia de salvación, esas pruebas son el test para mostrar quien somos. Por tanto, esto quiere decir que aún y cuando esos padecimientos en el tiempo presente sean la antesala del juicio final, podemos gozarnos porque el cristiano nada tiene que temer de ese juicio por la simple razón que Cristo murió por él. Cristo fue el vicario, el sustituto que llevó el juicio que nos pertenecía. El día que ese juicio final al cual apuntan nuestros padecimientos como cristianos llegue, para nosotros no habrá temor sino gozo, siendo partícipes de los padecimientos de Cristo en el presente, nos gozaremos con gran alegría en la revelación final de su gloria (v.13).

      Entender nuestros padecimientos como los movimientos sísmicos del juicio final sin lugar a dudas tiene que hacernos pensar que el fin de todo se acerca, pero contemplamos ese fin desde el refugio que es nuestro Salvador. Contemplamos ese día sabiendo que Cristo es nuestro escondedero, nuestra Roca firme y nuestro amparo, pero ¿qué hay de los que no obedecen al evangelio de Dios? Entender esta visión de Pedro de los padecimientos permite que entendamos la parte final de 1ª Pedro 4:17 si ese juicio “comienza primero por nosotros ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”. Si los padecimientos del cristiano son reales, difíciles, duros, tristes y éstos nos indican el día de un juicio mayor del cual el cristiano está libre por la gracia de Dios, entonces, ¿cómo será de duro, difícil, severo, real y triste el juicio final para aquellos que han rechazado el evangelio de salvación? En aquel día no habrá sustituto a tu favor, en aquel día no habrá refugio al cual acudir, la erupción del juicio de Dios anunciado por los padecimientos de sus hijos en el presente será una realidad.

      Existe un refrán bien español que dice: “Cuando veas las barbas del vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Las palabras de Pedro ciertamente presentan una de cal y otra de arena. Por un lado, son de consolación para nosotros los cristianos. Aún y cuando los padecimientos por Cristo sean reales y difíciles, debes saber que el juicio sufrido en este mundo cambiará en gozo cuando nuestro Salvador regrese en gloria. Por otro lado, la advertencia es clara a no demorar la aceptación y obediencia al evangelio. Si fueses testigo de los movimientos sísmicos previos a una erupción volcánica, ¿no correrías a buscar refugio? Considera que las puertas a la obediencia al evangelio todavía están abiertas para encontrar salvación y refugio en Cristo Jesús por la gracia de Dios.  
      Posiblemente, pocos han pensado en el sufrimiento del cristiano en este mundo como la antesala del juicio que un día Dios traerá. El sufrimiento suele verse como algo negativo y ciertamente en muchas ocasiones lo es, pero la Escritura nos presenta visiones importantes que debemos conocer acerca del sufrimiento y las aflicciones. Tal y como se ha intentado mostrar a lo largo de algunos de estos devocionales, en ocasiones los sufrimientos y aflicciones son usados por Dios para mostrar su consolación, para consolar a otros y para que por Cristo así abunde la consolación en nuestras vidas (2ª Corintios 1:3-5). En otras ocasiones, los sufrimientos son aprobados por Dios cuando éstos, por causa de nuestra conciencia delante de Dios siguen las pisadas de Cristo y son testimonio del evangelio redentor (1ª Pedro 2:18-25). Incluso, las aflicciones de este mundo palidecen cuando las entendemos como los gemidos que anuncian una manifestación gloriosa de aquellos que somos hijos de Dios (Romanos 8:23).
      Cuando llegamos a 1ª Pedro 4:17 aquel que fue el discípulo impulsivo de Cristo, nos enfrenta con la visión que nuestro sufrimiento como cristianos es preludio, como esos movimientos sísmicos detectados por los sismógrafos del volcán, del gran juicio final de Dios sobre el mundo. El apóstol escribiendo a sus lectores quiere darles una visión de sus sufrimientos como cristianos que sirva, por un lado, de consolación para sus vidas y, por otro lado, sirva de anunció hacia aquellos que rechazan el evangelio de Cristo. En 1ª Pedro 4:17 el apóstol comenta “porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”. La afirmación de Pedro es por lo menos sorprendente. El apóstol establece que es el tiempo que el juicio comience primero por la “casa de Dios”. Ésta casa sin lugar a dudas es identificada con los cristianos así lo muestra el apóstol “comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros”. Pedro se incluye dentro de ese “nosotros” que es la definición o explicación de que quienes son aquellos que conforman la “casa de Dios”. ¿Cómo encaja todo esto? ¿Cómo encaja ese juicio de los cristianos con la pregunta que lanza Pedro en relación al fin de los que no obedecen al evangelio de Dios? Para poder responder estas preguntas y poder entender un poco mejor el sufrimiento de un cristiano por su fe, es necesario mirar al contexto de 1ª Pedro 4:17.

      1ª Pedro 4 presenta tres temas que aparecen entrelazados formando una trenza que da soporte a todo el capítulo. Aparece el tema del padecimiento (vv.1, 11, 13, 14, 15, 16), aparece el tema de la predicación del evangelio (vv.6, 17, 18) y aparece el tema del juicio final, la realidad de que el fin se acerca (v. 7, 13, 17, 18). El tema del padecimiento o sufrimiento del cristiano es preeminente en dicha sección. Dicho padecimiento es bien específico, es debido a sostener el nombre de Cristo v.14 “si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados”. El cristiano es aquel que en su vida sustenta el nombre de Cristo, su vida es el estandarte del Señor que le ha redimido, el cristiano es el heraldo del mayor nombre que ha sido dado en este mundo, el nombre de Cristo, por tanto, v.16 “si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”. No cabe duda que las afirmaciones de Pedro son, sino chocantes sí difíciles de aceptar. Si somos vituperados por el nombre de Cristo somos bienaventurados, sin padecemos como cristianos debemos glorificar a Dios por ello, ¿por qué todo esto? ¿Qué visión tiene Pedro de dicho padecimiento? Todos estos padecimientos como cristianos, Pedro los ha anticipado diciéndoles a sus lectores que no se sorprendan por el fuego de prueba que les ha sobrevenido, v.12 “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenidos, como si alguna cosa extraña os aconteciese”. No hay duda de que Pedro sigue los pasos del Señor Jesucristo, fue el mismo Cristo quien les anunció a sus discípulos que no se sorprendieran de ser perseguidos y vituperados a causa de su nombre (Mateo 5:11; Juan 15:20). Los padecimientos por Cristo son la dieta que el cristiano tiene que tomar muchas veces en un mundo donde la fe en el evangelio es ridiculizada, avergonzada e incluso tomada como fundamentalista - en el mal sentido - e intolerante. Ahora bien, lo importante es ver como Pedro define a esos padecimientos, los define como “el fuego de la prueba”.
      Esta expresión “fuego de prueba”, en realidad es una sola palabra, algo así como “prueba ardiente” y Pedro está usando una palabra poco común para referirse a esa prueba en la vida del creyente, solamente es utilizada tres veces en el NT, una aquí y dos en Apocalipsis 18:9, 18 donde se traduce como “el humo de su incendio” y es traducida de dicha manera porque en realidad la palabra proviene de la palabra “fuego”. La idea del “fuego” entre otras cosas se asocia con el juicio de Dios al final de los tiempos y Pedro lo usa de esta manera en 2ª Pedro 3:7 “guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos”.
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)