ARREPENTIMIENTO
CAMINO A LA MISERICORDIA
“El que encubre sus pecados no prosperará;
mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”
(Proverbios 28:13)
      ¿Por qué nos cuesta tanto reconocer nuestras culpas? ¿Por qué nos es tan difícil poder confesar aquellas faltas que hubiéramos podido cometer? ¿Por qué resulta duro y complicado el confesar y apartarse de aquellas cosas que sabemos que no son correctas? Lo cierto es que todas estas preguntas pueden tener varias respuestas, orgullo, dureza de corazón, falta de reconocimiento, etc. Aun y cuando existen diversas razones o motivos para la dificultad de lo expuesto, el génesis de todo ello se encuentra en la caída del ser human en Génesis 3. Ya desde un principio puede observarse cómo nunca ha sido el fuerte de un ser humano culpable de su pecado confesar y apartarse para alcanzar misericordia. Cuando Dios se paseó en el frescor del aire del día por el huerto del Edén y preguntó al hombre y a la mujer dónde estaban y lo que habían hecho, ninguno de ellos confesó, ninguno de ellos pretendió descubrir su pecado y buscar la misericordia divina que esas preguntas les estaba ofreciendo. Todo lo contrario, encubrieron su pecado, la autojustificación fue el ídolo que su orgullo construyó para pensarse que podían por ellos mismos prosperar hacia algo mejor sin necesidad de confesar y apartarse de lo que habían hecho. Encubrir y no arrepentirse fue la solución.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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      Lo cierto es que no hemos cambiado tanto, encubrir el pecado parece absurdamente más fácil y beneficioso que confesar y apartarse de él para alcanzar misericordia. ¿Quién escondería o encubriría el dolor que puede causar una enfermedad mortal y no lo comentaría al doctor para alcanzar algún tipo de cura? ¿Qué tipo de prosperidad podría haber en encubrir un fuego en medio de un bosque y no alertar y apartarse de él para alcanzar refugio en un lugar seguro? De la misma manera ¿Qué prosperidad puede haber en aquel que encubre su pecado en lugar de arrepentirse para alcanzar misericordia?
      El libro de Proverbios, el libro de la sabiduría por excelencia que encontramos en las Sagradas Escrituras, sabiamente muestra que no hay prosperidad alguna en encubrir el pecado y sí se alcanza misericordia a través del arrepentimiento “el que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13).  El libro de Proverbios muestra dos cosas esenciales, primero, no hay prosperidad alguna en encubrir los pecados y segundo, el arrepentimiento es el camino establecido para alcanzar misericordia.


      Proverbios es claro cuando determina que “el que encubre sus pecados no prosperará”. El pecado es algo que naturalmente suele encubrirse y esconderse, por lo general, el pecado nunca lleva al pecador a una actitud de arrepentimiento caracterizada por la confesión y el apartarse de ese pecado ¿por qué es así? La razón de ello radica en varios aspectos básicos. Primero, el pecado supone culpabilidad. Asociado directamente al pecado está la realidad de la culpa, la realidad de la sentencia de que el pecador es culpable delante de aquel que ha cometido el crimen, es decir, delante de Dios. El pecado lleva asociado la realidad de la culpa y ciertamente la culpabilidad debería llevar al culpable a no encubrir su crimen sino todo lo contrario, ahora bien, el pecado ejerce una segunda cosa. Como si de un hierro ardiendo se tratase, el pecado cauteriza la conciencia del pecador. Cuanto más se vive en él, más cauteriza las terminaciones nerviosas de nuestra conciencia haciéndonos inmunes al reconocimiento del pecado y su culpa y por tanto, cerrando el camino del arrepentimiento en la vida del pecador (1ª Timoteo 4:2). Como un buen engañador el padre de las mentiras usa al pecado como arma de engaño. Es más fácil y beneficioso encubrirlo que no descubrirlo y confesarlo. Juega con la culpa y la vergüenza asociada a esa culpabilidad. Si me confiesas se verá verdaderamente quien eres, se descubrirá lo culpable que eres, no quieres que nadie descubra quién eres, mejor encubre tu pecado y todo irá bien, prosperarás sin que nadie jamás sepa tu verdadera identidad. ¡Qué gran engaño! Porque lo que el pecado no dice es que mientras se encubre y el corazón sigue duro y sin arrepentimiento, se atesora ira para el día del juicio (Romanos 2:5). Pero el problema mayor reside en que el ser humano pecador quedó muerto espiritualmente, muerto en sus delitos y pecados (Efesios 2:1). Tristemente no puede ni quiere confesar sino encubrir su pecado pensando que eso es mejor. Ciertamente esto es avanzar engañando y siendo engañado porque encubrir el pecado no nos lleva a prosperar sino todo lo contrario.
      Es obvio que existe una diferencia entre el encubrir el pecado de un no creyente y el de un creyente. Por un lado, el encubrir el pecado para el no creyente supone ese atesorar ira para el día en que Dios juzgará. Por otro lado, como creyentes en Cristo el encubrir nuestro pecado no hace que atesoremos ira para el día del juicio ya que dicha ira fue removida por Cristo en la cruz (Romanos 3:25), tampoco cambia nuestra situación legal delante de Dios porque ella se basa en la justicia de Cristo que nos ha sido dada por la fe (Romanos 3:26; 8:1) pero sí que daña nuestra vida cristiana, sí daña nuestra relación con Dios, sí que entristece al Espíritu en nosotros y sí que hace que la carga de la culpabilidad de haber ofendido a Dios pese grandemente sobre nuestros hombros. En una situación u otra Proverbios está en lo cierto “el que encubre sus pecados no prosperará” ¿dónde está pues la solución? La solución está en saber que las riquezas de la benignidad, paciencia y longanimidad de Dios son su guía para llevarnos al arrepentimiento (Romanos 2:4). Proverbios muestra un cambio, el que encubre su pecado no prospera “mas/pero el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. El arrepentimiento es el camino para alcanzar misericordia.
      ¿Qué es el arrepentimiento? Tanto en el no creyente como en el creyente el arrepentimiento es un don de la benignidad, bondad y gracia de Dios. Por un lado, en el no creyente que está muerto espiritualmente sin poder hacer nada, el arrepentimiento debe de ser un don otorgado por la gracia inmerecida de Dios. Por otro lado, en el creyente nacido de nuevo, el arrepentimiento sigue siendo la obra de la gracia divina y del Espíritu Santo en su vida. Sea como sea el arrepentimiento es un don de Dios que conlleva una convicción genuina del peso y de la culpa del pecado ante Dios y que lleva a lo dicho por Proverbios “el que los confiesa y se aparta”.
      El arrepentimiento nos lleva a la confesión y al compromiso sincero de apartarnos del pecado. Ciertamente es algo que nosotros debemos hacer, nadie puede arrepentirse por ti ni tú tampoco puedes arrepentirte por otro persona, es un acto personal e intransferible, una acto que debes hacer cuando esa gracia, benignidad y bondad de Dios ha sido derramada sobre ti. El arrepentimiento es el camino para “alcanzar misericordia”, para que el perdón de Dios sea dado a aquellos que estamos en la miseria de nuestro pecado. Quizás piensas, “mis pecados son demasiado grandes para que pueda alcanzar misericordia. Mis pecados son demasiado oscuros para que Dios se digne a tocar mi miseria. He estado demasiado tiempo andando en mis pecados de espaldas a Dios, no hay manera de alcanzar misericordia para mi” Piensa en lo siguiente, si el arrepentimiento es un don dado por Dios, si es su benignidad y bondad la que te guía al arrepentimiento ¿crees que Dios te guiaría simplemente para cerrarte las puertas de su misericordia y perdón? ¡Absolutamente no! Es Dios quien ha establecido ese camino para extender su misericordia hacia nosotros pecadores. Es Cristo quien dio su vida para que ese perdón y misericordia fuese una realidad ligada a los eventos históricos de la cruz y la resurrección.


      Es Dios quien ha establecido un gran abogado para nosotros, Jesucristo el justo, para saber que si hemos pecado, abogado tenemos quien es fiel y justo para perdonar nuestros pecados si los confesamos (1ª Juan 1:9; 2:1).
¿Tienes la carga de la culpabilidad de tus pecados sobre ti? ¿No has oído que el que encubre sus pecados no prosperará mas el que los confiesas y se aparta alcanzará misericordia? ¿No has oído que si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para perdonar? ¿No has oído que abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo? No menosprecies la benignidad, bondad y paciencia de Dios por la cual te guía al arrepentimiento. 
MARTES

Leer: Salmo 32:1-5; Romanos 4:1-9

Meditar: ¿Quién es bienaventurado según el salmo? ¿Qué hace y cómo lo define el autor la falta de confesión de pecados? ¿Cuál es la respuesta a esta falta de confesión? ¿Qué es lo que conlleva la confesión del pecado y las transgresiones? ¿Cómo Pablo utiliza este salmo en Romanos 4:7-8? ¿Cómo crees que ese salmo se cumple en la justicia que no es dada por medio de la fe en el evangelio?

Orar: Da gracias a Dios porque la confesión de pecados lleva al perdón de los mismos. Da gracias porque el perdón es posible a la obra redentora de Cristo en la cruz. Bendice a Dios porque él no te inculpa del pecado perdonado debido a la justicia de Cristo que te es dada por la fe.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 38

Meditar: Mira los vv.1, 21, 22 ¿Cuál es la petición o intención central del salmo según esos versículos? ¿Cuál es la situación en la que se encuentra David? ¿Por qué se encuentra en esa situación? ¿Qué imágenes de podredumbre y peso de carga utiliza David para definir su situación? ¿Cuál es la situación descrita a partir del v.9? ¿Cuál es el gran cambio operado en el v.15? ¿Qué es lo que hará David según el v.18?

Orar: Pide a Dios la misma ayuda que David pidió en su situación. Pide a Dios que él no te desampare sino que se apresure a ayudarte porque él es el Dios de tu salvación. Como David confiesa tu pecado a Dios y confía que él es pronto para ayudar y salvar.


JUEVES

Leer: Hechos 2:37-40

Meditar: ¿Qué es aquello que oyeron y que los llevó a compungirse de corazón? ¿Cuál es la respuesta de Pedro a esa situación? ¿Cómo entiendes el concepto de “arrepentíos” según el v.33? ¿Qué promesa es para “vosotros y vuestros hijos” según lo que Pedro ha predicado? ¿Cuál crees que es el propósito principal de estos versículos?

Orar: Considera delante de Dios la importancia del arrepentimiento en nuestra vida. Da gracias a Dios porque el arrepentimiento es algo que él da para perdón de pecados.


VIERNES

Leer: 1ª Juan 1:8-2:1-2

Meditar: ¿Qué es aquello que resultaría en engañarnos a nosotros mismos? ¿Qué te hace pensar que no podemos engañarnos diciendo que no tenemos pecado? ¿Cuál es la solución al pecado que hay en nuestra vida? ¿Por qué si confesamos nuestros pecados Dios puede perdonarnos y limpiarnos? ¿Por qué crees que es importante la designación de Jesucristo como “Jesucristo el justo” como nuestro abogado? ¿Qué entiendes por el hecho que Jesucristo es la propiciación por nuestros pecados?

Orar: Da gracias a Dios por el don de la confesión, da gracias por su fidelidad y justicia para perdonarnos. Da gracias porque el abogado que el Padre nos ha dado es Justo. Nuestro pecado nos declara culpables pero aquel que se presenta para dar testimonio de nosotros cuando confesamos nuestro pecado es Jesucristo el justo. Da gracias porque su testimonio es a tu favor no por tu justicia sino por la suya.


SÁBADO

Leer: Santiago 5:16

Meditar: ¿Delante de quien debemos confesar nuestras ofensas? ¿Crees que es importante hacer esto? ¿Con que se une la confesión de nuestras ofensas en el texto? ¿Cuál es el propósito de confesar las ofensas y orar unos por otros?

Orar: Pide a Dios que te provea de su gracia suficiente para ser capaz de confesar tus ofensas hacia los hermanos y poder orad unos por los otros para ser sanados y reconciliados. No olvides que la oración del justo puede mucho.