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DESDE EL VIENTRE DEL PEZ
“Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo:
Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste”
(Jonás 2:1-2)
      La claustrofobia es una fobia que consiste en un trastorno que afecta a la persona cuando es expuesta a lugares o espacios cerrados. Habitaciones pequeñas, túneles cerrados y oscuros, sótanos, todos ellos son lugares susceptibles de crear angustia, desesperación y temor a no poder salir de ahí. La claustrofobia crea una sensación angustiosa, una angustia extrema puede asaltar a la persona que la sufre, pensar que se quedará sin aire, pensamientos de muerte inminente, etc. No hay duda alguna que dicha fobia genera sensaciones que son reales para aquellos que las sufren. Un lugar oscuro y profundo que fue usado por Dios para con uno de sus profetas fue el vientre de un pez. Jonás estuvo por tres días y tres noches en el vientre de un pez, un lugar claustrofóbico, de angustia y muerte para el profeta. Desde ese lugar profundo y angustioso Jonás tuvo que clamar a Dios. En ocasiones nuestra vida puede encontrarse en situaciones muy parecidas a la que tuvo que pasar Jonás. Muchas veces nuestra oración a Dios parece surgir desde el vientre del pez, desde la oscuridad de lo profundo, en esos momentos uno puede llegar a plantearse si ese vientre del pez será tan profundo que nuestro clamor no llegará a los oídos de Dios, si nuestra voz será lo suficientemente fuerte como para ser escuchada. La oración de Jonás nos enseña que, aun y lo profundo que pueda ser el vientre del pez en el cual nos encontremos, la oración y el clamor de arrepentimiento es escuchado por Jehová, el Dios de nuestra salvación. La oración de Jonás muestra tres cosas: Primero nos muestra el don de la oración en la situación de angustia. Segundo nos muestra la certeza que Dios escucha la voz de la oración arrepentida y tercero nos muestra como la salvación es de Jehová.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
MARTES

Leer: Éxodo 33:17-19; 34:6-7

Meditar: ¿Cuál es la petición de Moisés a Dios? ¿Qué es lo que Dios proclamará delante de Moisés? ¿Qué entiendes por proclamar el nombre de Jehová? ¿Qué atributos de Dios puedes encontrar en la definición de su persona en Éxodo 34:6-7?

Orar: Nuestro Dios de pacto en su esencia es misericordia, gracia, pero también justicia. Da gracias a Dios porque él perdona los pecados en su gran misericordia pero también en su justicia no da por inocente al culpable. Alaba a Dios por ser misericordioso, clemente y justo.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 30

Meditar: ¿Cuál es el motivo por el cual el salmista glorifica a Dios? ¿Qué es lo que hizo el salmista delante de Jehová? ¿Qué es aquello que Jehová hizo por el salmista? ¿Cómo compara el salmista la ira y el favor de Dios? ¿Qué te muestra que la ira de Dios es momentánea mientras su favor es eterno? ¿Cuál es el argumento que el salmista presenta a Dios en los vv.8-10 para que le muestre misericordia? ¿Cómo crees que los vv.8-10 pueden cumplirse en la cruz?

Orar: Glorifica a Dios y cántale porque él escucha tu clamor. Glorifica a Dios porque su ira no permanece para siempre pero su gracia con los suyos es eterna. Alaba a Dios porque la muerte de Cristo si que aprovechó para cambiar tu lamento en baile.


JUEVES

Leer: Salmo 31:1-8

Meditar: ¿Cuál es el tema principal del clamor del salmista? ¿Qué imágenes utiliza el salmista para definir a Dios? ¿Qué significado comunican las diferentes imágenes usadas para describir a Dios? Según los vv.6-8 ¿por qué encomienda su espíritu el salmista en las manos de Jehová? ¿Dónde crees que esas palabras se cumplen en la historia de la salvación?

Orar: En tiempos difíciles ora a Dios sabiendo que él es tu fortaleza y refugio. Piensa que fue Cristo quien entregó su espíritu en manos del Padre en la cruz. El Padre vio la aflicción de su Hijo y aún y cuando manos enemigas cayeron sobre él, Cristo venció. Glorifica a Dios porque es en Cristo que él es tu refugio y fortaleza.


VIERNES

Leer: Mateo 12:22-41

Meditar: ¿Cuál es el milagro que Jesús realiza? ¿Cuál es la controversia que se dio a raíz del milagro realizado? ¿Qué significado crees que tenía el milagro? ¿Cómo entiendes la “blasfemia contra el Espíritu”? ¿Consideras que después del milagro era lógico la petición de los fariseos en el v.38? ¿Qué crees que demuestra esa petición? ¿Qué función crees que tiene la señal de Jonás vv.40-41 en todo el acontecimiento?

Orar: La señal de Jonás que llevó al profeta a predicar juicio y arrepentimiento a Nínive. De igual manera la muerte y resurrección habla de juicio y salvación. Da gracias a Dios porque fue su gracia la que te llevó a entender esa señal gloriosa de Cristo. Ora para que la predicación del Cristo crucificado y resucitado sea señal a la cual el mundo responda con arrepentimiento. Ora por la predicación y proclamación del evangelio en tu iglesia.


SÁBADO

Leer: Juan 8:1-11

Meditar: ¿Cuál era el pecado de la mujer traída por los escribas y fariseos? Investiga un poco que decía la ley de Moisés con relación a los que eran hallados en adulterio (Levítico 20:10; Deuteronomio 22:22-24). ¿Qué crees que consiguió Jesús con lo qué les dijo en el v.7? Según los vv.10-11 ¿Qué es aquello que Jesús sacó de la vida de esa mujer? Hay dos cosas importantes que Jesús hace en el v.11 ¿cuáles son? ¿Qué crees que hizo Jesús, se saltó la ley de Moisés o la cumplió?

Orar: La ley determina que todos sin excepción estamos bajo pecado y condenación pero Cristo cumplió esa sentencia de la ley, él la cargó en la cruz. Bendice a Dios porque la cruz del Calvario es la demostración efectiva de las palabras de Cristo “ni yo te condeno, vete, y no peques más”. Pide a Dios que ese perdón recibido en tu vida fructifique en un vida de santidad.
MEDITACIÓN

El vientre del pez en el cual puedas encontrarte puede ser profundo y terrible, pero nunca será tan profundo para que la gracia, perdón y salvación de Dios puedan alcanzarte. La señal de Jonás sigue hablando cumplida en Cristo y su obra. Desde el propio vientre del pez en el que te encuentres, clama al Dios de tu salvación porque sigue siendo cierto que la salvación es de Jehová. 
 
      Jonás se encontraba en el vientre del gran pez no debido a circunstancias y situaciones de la vida que de manera inesperada pueden llevarnos a lugares profundos, esa no fue la razón. Jonás se encontraba en el vientre del pez debido a su deliberada, tozuda y rebelde desobediencia a Dios. Dios le dijo a Jonás que debía ir a Nínive y proclamar el mensaje que se le diese (Jonás 1:2). Ante esa situación, Jonás pensó que el camino de Dios era absurdo y totalmente injustificable para una gran ciudad malvada y perversa como Nínive, ¿cómo se iba a proclamar destrucción y dar el mensaje de arrepentimiento a una ciudad como esa? El corazón del temible imperio asirio no merecía algo así. Lo irónico es que, así como Jonás pensaba que Nínive no merecía el mensaje de Dios por su maldad y rebeldía, fue incapaz de darse cuenta de que su corazón caminaba por el mismo camino de rebeldía a Dios. Somos prontos en ver la maldad y rebeldía en los demás pero bien tardos y ciegos para ver la nuestra. En lugar de dirigiese a Nínive fue capaz de adentrarse en el caótico mar Mediterráneo y dirigirse a Tarsis y fue allí donde Jehová preparó el gran pez que se tragó a Jonás, “pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches” (Jonás 1:17).


      La oración de Jonás muestra lo que el vientre del pez significó para él, “invoqué en mi angustia”, “desde el seno del Seol clamé” (v.2). El vientre del pez significó para Jonás - con todo lo que ya implicaba estar dentro del vientre de un pez - el lugar de su propia angustia por su rebeldía a Dios, el seno mismo de un lugar de muerte por haber tomado una dirección contraria a la que Dios le había mandado. Jonás describe ese vientre como “mi angustia”, “desde el seno del Seol”. El Seol era el lugar de los muertos, allí se encontraba Jonás y desde allí clamó. Sin duda alguna la angustia y muerte podían venir dadas por el ambiente físico en el que se encontraba, pero esa angustia y lugar de muerte eran el constante recuerdo de cómo había desobedecido al Dios que le había dicho “levántate y ve a Nínive”. Ciertamente no hay mayor angustia que puede producirse en nuestra vida que aquella dada por nuestro pecado y rebeldía a Dios. Cuando pecamos obtusa y deliberadamente contra Dios en muchas ocasiones la culpabilidad nos parece el seno mismo del Seol, la angustia nos oprime como una enredadera oprime cada vez más y más al árbol. Es un lugar terrible en el que estar porque muestra cuanto hemos desobedecido a Dios, es un lugar cuyo ambiente es denso y pesado y es un lugar que tiene la facultad de acallar, por la vergüenza y culpabilidad, nuestro deseo de clamar ¿qué hacer en el vientre del pez? ¿Qué hacer cuando somos arrojados a un lugar así en nuestra vida? “Oró Jonás”, “invoqué en mi angustia”, “desde el seno del Seol clamé”. Jonás oró, Jonás invocó, Jonás clamó. Si hay algo “conveniente” en nuestras caídas y pecados, es que nos ponen en situación de poder invocar en nuestra angustia y poder clamar a nuestro Dios. No dejes que la angustia por tu pecado, que el seno del Seol por tu desobediencia acallen el glorioso don de la oración que Dios te ha dado, en tu angustia invoca a Dios, porque Dios escucha.
      El texto empieza diciéndonos que Jonás oró, “entonces oró Jonás a Jehová su Dios”, el profeta enviado por Dios a Nínive se encontraba en una situación en la cual lo único que podía hacer era orar a su Dios. Ahora bien, es importante entender desde donde oró Jonás. A diferencia de Habacuc, Jonás no oró desde su guarda y fortaleza, Jonás oró “desde el vientre del pez”. Aun y cuando muchos niegan la historicidad de dicho acontecimiento tildándolo de mito, lo cierto es que dicho evento fue histórico y real, Jonás oró desde el vientre de un gran pez. Posiblemente desde el último lugar que el profeta hubiese jamás imaginado que alzaría su voz a Jehová, desde allí tuvo que clamar. Resulta esencial entender qué significó el vientre del pez para Jonás.
      ¿Cuál es la certeza que muestra la oración de Jonás? Dos veces lo repite el profeta “y el me oyó”, “y mi voz oíste”. Dios escuchó a Jonás y la razón de ello es porque Dios nunca rechaza a un corazón contrito y arrepentido. Aun y cuando Jonás no lo viese en el vientre del pez, ese pez fue el medio por el cual Dios mismo protegió a Jonás de otras muchas cosas, ahí en el vientre estaba seguro. El pez fue el medio por el cual Dios reorientó a Jonás en el camino de su voluntad. El pez fue el medio por el cual Dios llevó a Jonás a una situación de poder clamar. Jonás entendió “me echaste a lo profundo” (v.3) pero también entendió que “la salvación es de Jehová” (v.9). Frente a la angustia está el Dios de nuestra salvación y aun y cuando la angustia por nuestro pecado pueda llegar a ser profunda y densa, la salvación sigue siendo de Jehová, Dios sigue siendo el Dios de nuestra salvación. Un clamor de arrepentimiento sincero siempre tiene el oído atento de Dios, un clamor de arrepentimiento producido por la providencia divina y el poder de Dios - en el caso de Jonás con el vientre de un pez - siempre tiene el oído del Dios que lo produce porque entre otras muchas cosas, Dios es un Dios que perdona. Puedes mirar atrás en tu vida y pensar en las veces que estuviste en el vientre del pez por tu desobediencia y cómo cuando clamaste a Jehová, él oyó. Así como Dios mandó al pez y vomitó a Jonás en la tierra, así también Dios mandó a su Hijo Jesucristo en respuesta al clamor por la angustia del pecado de aquellos que él amó desde la eternidad misma.


      La oración de Jonás no puede entenderse plenamente si uno no la contempla cumplida en Cristo Jesús. El reconocimiento de Jonás de “la salvación es de Jehová” encuentra su máxima realidad en la persona y obra de Cristo. Frente al deseo de los escribas y fariseos “maestro, deseamos ver de ti señal” (Mateo 12:38), Cristo respondió a aquellos modestos hipócritas que no tenían la intención de creer con ningún tipo de señal que no les sería dada señal “sino la señal del profeta Jonás”.(Mateo 12:40-41). Jonás estuvo en el vientre del pez, en angustia y en lugar de muerte por su desobediencia y así también lo estuvo Cristo, con una notable diferencia. Cristo estuvo en sitio de muerte, la cruz y la tumba no por su pecado sino por el tuyo. Cristo estuvo en la angustia misma de sentirse echado a lo profundo del abandono del Padre no por su desobediencia sino por la tuya. Pero así como Jehová mandó al pez y vomitó a Jonás en la tierra, al tercer día el Padre mandó y la tumba soltó a su Hijo quien resucitó de entre los muertos. Dios escuchó nuestra angustia y clamor de su Hijo y en Cristo, Dios sigue escuchando nuestro angustia y clamor.