¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!
“Y los que iban delante y los que venían detrás deban voces, diciendo:
¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!”

(Marcos 11:9-10)
      La aclamación de la multitud, las palmas que fueron cortadas y tendidas sobre el camino, las alabanzas dirigidas a Jesús fueron los atrios que recibieron a Cristo en su entrada triunfal a Jerusalén. ¡Qué gran ironía y tristeza al mismo tiempo! La ciudad que ahora gritaba alabanzas de Jesús, la ciudad por la cual Cristo mismo había derramado lágrimas sería la ciudad del gran Rey que gritaría no palabras de bendición y alabanza sino palabras de muerte, “¡crucificadle!” (Marcos 15:14) y palabras de rechazo “los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que loes soltase más bien a Barrabás” (Marcos 15:11) ¡que gran ironía! Antes de la cruz el inocente Hijo de Dios ya tomó el lugar de un culpable como Barrabás. Ahora bien, antes de todas estas voces y que todos estos gritos que apuntaron a la cruz fueran levantados, Jerusalén recibió a Cristo con alabanza como el bendito que viene en el nombre del Señor. En lo que se conoce o ha sido llamado “la entrada triunfal a Jerusalén” la multitud estalló en alabanza y adoración hacia Jesucristo, una alabanza que permite escuchar como Jesús es el ungido y victorioso de Dios. La alabanza entona y permite oír como Jesucristo es en quien reside la esperanza del pueblo de Dios, y por último las aclamaciones de adoración permiten mostrar como Jesucristo es aquel que marca el destino de todo ser humano.


      Jesús entró en Jerusalén, v.11 “y entró en Jerusalén y en el templo”, la entrada triunfal llevó a Cristo a la ciudad de Jerusalén y al centro de la adoración y vida religiosa del pueblo de Israel. Este acontecimiento aparece narrado en los cuatro evangelios, los tres sinópticos y el evangelio de Juan (Mateo 21:1-17; Marcos 11:1-11; Lucas 19:28-44; Juan 12:12-19) y una lectura rápida de este evento en los cuatro evangelios enseguida permite ver que existen diferencias entre ellos. Cada uno de ellos cita el acontecimiento dentro de un contexto determinado para transmitir una idea o ideas que estén en consonancia con la teología que el evangelio en cuestión quiere comunicar. Así como Mateo cita al profeta Zacarías para describir la entrada de Cristo en Jerusalén y mostrarlo como el Mesías y Rey manso y triunfante, Marcos - de donde proviene el texto del devocional - omite a Zacarías y presenta la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén y al templo tomando como gran contexto la realidad del nuevo éxodo de salvación. El evangelio de Marcos en gran parte está construido sobre el contexto de Isaías 40-60 y la realidad del nuevo éxodo descrito por el profeta (Marcos 1:3). Así como Dios obró el primer éxodo salvando a su pueblo del enemigo de la esclavitud de Egipto y Faraón, nuevamente ahora Dios obra un nuevo éxodo donde salvará a su pueblo amado de sus enemigos. El Señor viene, el camino en el desierto, como en el primer éxodo ha sido preparado y las sendas enderezadas y el Señor del éxodo, el Señor de la salvación llega sobre un pollino a Jerusalén para obrar el último acto sublime de salvación. Frente a esta realidad “los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”. Las exclamaciones de adoración reflejan la realidad del nuevo éxodo de salvación.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” proviene del Salmo 11:25-26. El salmo describe al rey y la alabanza de acción de gracias por su victoria militar. La congregación es llevada en peregrinaje al templo en una alabanza de acción de gracias porque Dios, el Dios que en el éxodo venció con su diestra poderosa a Egipto, nuevamente a movido su diestra de poder (Salmo 118:1-16) y ha salvado a los suyos de sus enemigos. El pueblo canta “Oh Jehová, sálvanos [Hosanna]” (v.25), “bendito el que viene en el nombre de Jehová” (v.26).
      Esta realidad es aplicada a la entrada de Jesucristo en Jerusalén. Previo a la preparación del pollino y a la entrada triunfal en Jerusalén, Cristo ha vencido a la ceguera sanando a Bartimeo, Cristo ha vencido a legiones demoniacas, Cristo ha perdonado pecados, Cristo ha ejercido control sobre el viento y el mar, en definitiva, Cristo ha vencido a los enemigos de su pueblo. Dios ha movido su diestra poderosa y ha vencido para salvar de manera última en la persona de Jesucristo. Y así como los peregrinos cantaron en el Salmo 118 “Oh Jehová, sálvanos [Hosanna]” (v.25), “bendito el que viene en el nombre de Jehová” (v.26), nuevamente el pueblo canta al ver el ungido victorioso de Dios. Esta realidad conlleva que Cristo es la única esperanza de su pueblo y sobre quien reside el destino de toda la humanidad.


      “¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!” Lógico era ver el reino del rey David cumplido en el Rey de reyes, pero las exclamaciones de alabanza demuestran que solamente Cristo es aquel sobre quien reside la esperanza del creyente, la esperanza de su iglesia. El pueblo cantó “Salva [Hosanna]” y el último acto salvador de Dios toma lugar en Cristo, pero esta vez Dios no moverá su diestra poderosa para mirar la sangre de un cordero en los dinteles de una puerta como fue en el primer éxodo. Esta vez el Dios del éxodo moverá su diestra de poder sobre su Hijo en una cruz, derramando su ira por los pecados de un pueblo que clamó “¡Salva!” y poco después clamó “¡crucificadle!”. Pero para esto entró el ungido victorioso de Dios en Jerusalén, para salvar a los que somos inconsistentes por nuestro pecado, a los que hoy podemos decir “Señor salva” y mañana “crucificadle”, a los que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Por esto Jesús afirmó su rostro a Jerusalén, por esto el Rey entró en Jerusalén, por esto Cristo es la única esperanza para el pueblo que grita “Oh Jehová, sálvanos [Hosanna]”.
MEDITACIÓN

Medita en la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén. Esta entrada mostró a Dios mismo viniendo a salvar como lo hizo en el primer éxodo. Dios venció a sus enemigos y salvó a su pueblo. En la cruz Dios en la persona de Jesucristo venció a sus enemigos y salvó del pecado. Ahora bien, considera esto seriamente. Si Cristo es quien venció para salvarnos, rechazar a este Cristo que entró triunfante, murió triunfante y resucitó triunfante es aliarse directamente con aquellos que son enemigos de Dios, es por este motivo que en Cristo depende la esperanza de toda la humanidad. Quiera Dios que tu canto pueda ser “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”, quiera Dios que tu anhelo pueda ser “¡Oh Jehová sálvame!” 
MEDITACIÓN SEMANAL BASADA EN EL DEVOCIONAL
MARTES

Leer: Zacarias 9:1-17

Meditar: ¿Cuál crees que es el tema principal de Zacarías 9? ¿Cuál crees que es el tema principal expresado en los vv.9-13? ¿Qué imagen o imágenes encuentras en los vv.14-17 con relación a la obra redentora de Jehová?

Orar: Ora dando gracias a Dios porque como Rey de reyes trajo salvación. Como pecadores en prisiones pudimos volvernos en esperanza a Dios para salvación y restauración. Ora con acción de gracias por este gran acto de Dios.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 118:1-29

Meditar: ¿Cuál es la situación que describe el salmista en los vv.1-12? ¿Dónde está su esperanza según los vv.13-17? ¿Cuál es la alabanza descrita por el autor en los vv.21-24? ¿Cuál es el ruego del salmista en los vv.25-29?

Orar: Ora dando gracias a Dios por él como el Dios de tu salvación es aquel que te libro de aquellos enemigos que oprimían tu alma. Da gracias a Dios porque el Salmo 118 y el ruego de salvación Dios lo cumplió en la muerte de Cristo. Bendice a Dios por su gran salvación en Cristo.


JUEVES

Leer: Mateo 21:1-13; Marcos 11:1-11

Meditar: Considera las diferencias entre estos dos textos. ¿Qué diferencias ves entre ellos? ¿Cómo crees que Mateo presenta a Jesús en la entrada triunfal? 

Orar: Bendice a Dios porque entró como Rey triunfante y manso para salvar. Su entrada no fue como un rey tirano sino como uno cuya mansedumbre fue su fortaleza, una mansedumbre expresada en la cruz.


VIERNES

Leer: Romanos 3:25-26

Meditar: ¿Cómo describe el texto que Dios colocó a Cristo? ¿Qué crees que significa la idea de poner a Cristo como propiciación? ¿Por medio de qué Dios puso a Cristo como propiciación? ¿Cuál fue el fin último de colocar a Cristo como propiciación en su sangre?  

Orar: La propiciación es absorber la ira de Dios. El Padre puso al Hijo como el único capaz de absorbe la ira santa por nuestro pecado con el fin de justificarnos. Da gracias a Dios porque es por medio de la fe que esta obra gloriosa se aplica a tu vida. Da gracias por la cruz donde la ira que merecías fue absorbida por Cristo en tu lugar. Da gloria a Dios porque la justicia que necesitas delante de él, él mismo te la dio en Cristo.


SÁBADO

Leer: Filipenses 2:5-13

Meditar: ¿Qué supuso para Cristo el dejar su gloria celestial? ¿Cómo describe el texto la humillación de Cristo? ¿Cuál es el resultado final de la obra de Cristo descrita en el texto?

Orar: Cristo dejó su derecho celestial para tomar nuestro lugar en la cruz. La muerte de Cristo fue la muerte vergonzosa a los ojos del mundo de la cruz. De todas maneras, la muerte fue el camino de exaltación para Jesús al trono celestial. Ora dando gracias a Dios porque Cristo dejó su derecho celestial para tu salvación. Ora dando gracias a Dios porque la muerte en la cruz de aquel que entró triunfante en Jerusalén supuso la antesala de la entrada triunfante de Cristo en la Jerusalén celestial.
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