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MEMORIA HISTÓRICA
“y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”
(Jueces 2:10)
     
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez






      No podemos olvidar nunca que la salvación que Dios ha obrado, la ha llevado a cabo sobre el fundamento de la historia. Nuestra salvación es histórica porque Dios la ha obrado en la historia, por tanto, tener memoria histórica como pueblo implica primeramente recordar los hechos históricos y salvíficos de Dios y no caer en el olvido en el que cayó Israel. Por tanto, esto implica recordar, conocer y no olvidar la gran historia salvadora de Dios. Esto lleva a recordar, conocer y nunca olvidar el mayor hecho histórico en el cual se cumple la historia y con el cual Dios obró nuestra salvación como pueblo, la muerte y la resurrección de Cristo. El evangelio es la buena noticia y la proclamación de unos hechos históricos que entre nosotros han sido ciertísimos (Lucas 1:1-4).  Hay muchas cosas a lo largo de la historia de la iglesia de las cuales debemos tener memoria histórica, pero hay un hecho que no podemos olvidar porque de él fluye todo lo que somos, ésta es la gloriosa obra redentora de Cristo. Si el primer éxodo de Egipto fue glorioso y esencial para recordar ¿cuánto más lo será el postrer éxodo traído por Cristo para su pueblo? Pero, hay algo más, quizá alguien podrá pensar y decir: “bueno esa nueva generación estaba muy lejos de aquel hecho maravilloso, era normal que no lo conociesen o por lo menos que no lo conociesen como había sido en realidad”. Ante esto solamente dos cosas.



      La misma excusa podría ser usada por nosotros, “estamos a más de 2000 años de la muerte de Cristo, es normal que uno pierda la visión de la misma o sino perderla sí que resulta difícil recordarla como tal”. Lo cierto es que esto no es excusa porque Dios no ha dejado que los hechos históricos de su salvación hablen por sí solos. Dios entregó su revelación fiel, inspirada, infalible la cual es el testigo histórico, el narrador histórico y el intérprete histórico de los hechos salvadores de Dios.  Aun y estar alejados en el tiempo de la obra redentora de Dios, podemos conocerla fielmente en la Biblia, es más, el único conocimiento fiel de esa obra que debemos tener es el dado por Dios mismo en su Palabra. El texto nos enfrenta con algo que debemos tener presente. Debemos tener memoria histórica de la obra que Dios ha hecho por nosotros, pero también debemos preservar esa memoria para futuras generaciones. Es triste oír hoy en día que, otra generación se ha levantado en las iglesias y que no conocen lo que Dios ha hecho por su pueblo en la persona de su Hijo. No podemos permitir que el evangelio se olvide en el pueblo de Dios, ni para esta generación ni para las subsiguientes porque todo lo que somos y hacemos como pueblo de Dios proviene del glorioso evangelio de nuestro bendito Dios. 
      Hoy en día se oye mucho hablar de “la memoria histórica” pero ¿qué es esto? Bien, de entre todas las definiciones que pueden encontrarse, una que hace servicio al concepto es que “la memoria histórica es un recuerdo colectivo, una evocación volcada hacia el presente del valor simbólico de las acciones colectivas vividas por un pueblo en el pasado. La memoria histórica es una acción que preserva la identidad y la continuidad de un pueblo, es no olvidar lo aprendido, muchas veces con sangre, es el camino para no repetir errores pasados”. La memoria histórica es algo que, sin duda alguna, es de vital importancia para la vida de un pueblo, un pueblo sin memoria histórica está, en cierta manera, condenado a cometer los errores del pasado. Esto no resulta ser la excepción para el pueblo de Dios, todo y que la memoria histórica del pueblo de Dios está ligada a algo de suma y de gloriosa importancia que nunca debería ser olvidado. Posiblemente hay varias preguntas que deberíamos hacernos ¿qué es aquello de lo que el pueblo de Dios debe tener memoria histórica? ¿Es de toda la historia de la iglesia o solamente algunos aspectos de ella? ¿Por qué resulta de tanta importancia el tener, como pueblo de Dios, memoria histórica? En cierta manera, parte de las respuestas a estas preguntas se encuentran en un pequeño texto del libro de Jueces. El autor de Jueces muestra lo terrible que puede ser para el pueblo de Dios no tener memoria histórica. Al inicio del libro de Jueces, podemos leer “y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel” (Jueces 2:10). Es necesario entender que es lo que está sucediendo en Jueces para poder entender la afirmación del v.10 y, por tanto, la importancia de tener memoria histórica en medio del pueblo de Dios. 
      Todo aquel que ha leído el libro de Jueces se habrá encontrado con situaciones terribles descritas en la vida del pueblo de Israel. El pueblo que debería haber sido luz a las naciones gentiles y que debería haber sido el testigo fiel a las naciones del Dios que era Creador de los cielos y de la tierra y el único Redentor, se encontraba sumido en el periodo de los jueces en una espiral de declive espiritual. En medio de un tiempo contrario a la fe del pueblo de Dios, Israel perdió su identidad como pueblo redimido cayendo cada vez más hondo en un declive espiritual, ético, moral y social, hasta el punto que, al final del libro de Jueces, el autor describe la situación de Israel mediante la descripción que Génesis 19:1-11 hace de la situación de los hombres malvados de Sodoma y Gomorra (ver Jueces 19:16-30 juntamente con Génesis 19:1-11).
Ahora Sodoma y Gomorra no estaba fuera del pueblo de Dios, sino que los valores, ética y moral de esas ciudades malvadas habían sido adoptados por el propio pueblo de Dios. Triste es que el pueblo que debería haber sido sal y luz perdió su identidad como pueblo y testigo del Dios Altísimo. ¿Por qué sucedió esto? Israel perdió su identidad como pueblo porque previamente había perdido otra cosa, su memoria histórica.


      Jueces 2:1-5 narra una de las razones de todas las calamidades y desastres que Israel sufriría durante ese periodo. El ángel de Jehová descendió sobre Boquim cuyo significado es “los que lloran” y anunció al pueblo la gran obra redentora que Dios había obrado por gracia a favor de ellos en base a la fidelidad de Dios con el pacto que él había hecho con sus padres v.1 “yo os saqué de la tierra de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros”. La fidelidad de Dios al pacto y el hecho de la salvación en el éxodo son puestos delante de los ojos del pueblo. Ahora bien, así como Dios fue fiel y lo seguiría siendo levantando salvadores (jueces) para liberar al pueblo, Israel por su parte no fue fiel al pacto v.2 “mas vosotros no habéis atendido a mi voz”. A consecuencia de dicha infidelidad, Dios como juicio en base a las maldiciones del pacto anunciadas en Deuteronomio, dejó a los pueblos y dioses de Canaán como azote de juicio para su pueblo (v.3). Uno se pregunta, ¿cómo es posible que Israel olvidase algo tan precioso e importante como su fidelidad a su Dios? ¿Podemos nosotros olvidarnos de algo así? Parte de la respuesta es Jueces 2:10.


      Jueces 2:6-9 es como una máquina del tiempo, el autor nos lleva de nuevo al tiempo de Josué y la conquista de la tierra prometida. Durante ese tiempo todo el pueblo había servido a Jehová “y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué” (v.7). Esa generación mostró fidelidad y lealtad a Dios, pero después de la muerte de Josué y de los ancianos algo pasó, Jueces 2:10Y se levantó después de ellos otra generación”, se levantó una nueva generación la cual estaba caracterizada por dos cosas: (1) “que no conocía a Jehová” y (2) “ni la obra que él había hecho por Israel”. Fue una generación caracterizada por la falta de memoria histórica. No conocía a Jehová, ahora bien, dicho conocimiento no era que desconocían de la existencia de Dios, uno puede ser plenamente consciente de la existencia de Dios y desconocerlo por completo. El no conocimiento de Jehová tiene que ser entendido juntamente con otra cosa que olvidaron “la obra que él había hecho por Israel” ¿qué obra no conocieron? Olvidaron el hecho histórico del éxodo (Jueces 2:1), olvidaron como la mano poderosa de Dios les liberó de Egipto en la obra histórica del éxodo, no conocieron como la mano sustentadora de Dios sustentó y alimentó al pueblo en su peregrinaje histórico por el desierto, olvidaron como el brazo de Dios se movió nuevamente a favor de Israel en la conquista histórica de la tierra prometida, en definitiva, no tuvieron memoria de la mayor obra histórica obrada por Dios en sus vidas, olvidaron la obra de la cual fluía todo lo que eran, olvidaron el hecho histórico de su salvación. Por tanto, no conocían a Dios como Redentor, Sustentador, Dios del pacto. Podríamos preguntarnos ¿cómo está nuestra memoria histórica como pueblo? ¿Cómo está nuestra memoria del mayor hecho histórico que Dios ha obrado y del cual fluye todo lo que somos? ¿Cómo está nuestra memoria histórica de la obra redentora de Cristo? 
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)