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TODA INSPIRADA
POR DIOS
“Toda la Escritura es inspirada por Dios,
y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”

(2ª Timoteo 3:16)
      De la misma manera, la Teoría de la Evolución, dio lugar a la conocida Hipótesis Documentaria la cual determinaba y tristemente lo sigue haciendo, que la Biblia no era más que un conjunto de documentos que a modo de un patchwork fueron puestos de manera conjunta y editados por ciertos individuos. Este cóctel explosivo generado en el siglo XIX contribuyó a socavar la autoridad de la Biblia.

      Las Escrituras ya no eran más inspiradas por Dios ¿cómo podía creerse y aceptarse que Dios exhalase la Biblia? ¿Cómo podía aceptarse por la razón humana que hubiese un obrar divino directo para que la Biblia al final fuese la misma palabra de Dios infalible e inerrante, sin error ni engaño? Prácticamente eso era más bien estar hablando de teología-ficción, lo que verdaderamente era la última regla infalible era la razón. Siendo así, la razón humana tomó el lugar de determinar que partes de la Biblia eran inspiradas y por tanto palabra de Dios y que partes no lo eran. La razón de seres humanos finitos y claramente falibles estableció - cómo aquel que arranca los pétalos de una margarita para determinar si me quiere o no me quiere - arrancar las porciones de la Escritura para determinar que era o no era palabra de Dios. Aún y cuando el auge de tal visión y convicciones florecieron en el siglo XIX, lo cierto es que, esa visión y convicciones solamente fueron el resurgir a la superficie de la voz misma de la serpiente en el jardín del Edén.

      Cuando Satanás le dijo a Eva “¿Conque Dios os ha dicho; no comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1), la serpiente negó la abundancia del mandamiento de Dios en Génesis 2:16-17 y lo reformuló en una pregunta dando así la posibilidad a Eva que cuestionase la palabra del Creador. ¡¡Ahí está el origen de todo!! Satanás propuso que la razón humana se erigiese como el juez de la palabra de Dios, estableció el espacio y el derecho a que el ser humano se levantase como juez de lo que Dios había o no había dicho. Piensa lo siguiente, posiblemente todo lo que ha dicho Dios no es del todo cierto o quizás no ha dicho todo lo que crees que ha dicho. Si lo miras bien, es posible que su palabra no sea tan plenaria como creías, ser humano se te da la posibilidad de saber el bien y el mal según tu propio criterio (Génesis 3:5) y esto incluye el determinar lo que Dios ha dicho o no ha dicho. Esta voz susurró astutamente en el Edén, se alzó en el siglo XIX y nuevamente vuelve a clamar en nuestro tiempo y tristemente en muchas de nuestras iglesias. La Biblia está puesta en tela de juicio no solamente como revelación de Dios sino como palabra misma de Dios toda ella inspirada. Ahora bien, el apóstol Pablo fue claro a Timoteo, no había duda alguna en Pablo como tampoco debe haberla en nosotros “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2ª Timoteo 3:16).

      El contexto previo Pablo ha informado a Timoteo de la realidad de los últimos tiempos. Los hombres serán malos y engañadores e irán de mal en peor, engañando y siendo engañados (2ª Timoteo 3:13). Si hay algo que caracteriza estos tiempos es la falta de verdad y la falta de fundamento sólido donde sostenerse “irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”. Frente a esto Pablo le dice a Timoteo “pero tú persiste en lo que has aprendido, y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2ª Timoteo 14-15). Frente a un tiempo de falta de verdad y engaño, frente a un tiempo de falta de fundamento sólido, Pablo ofrece un fundamento veraz y sólido a Timoteo. El fundamento sólido sobre el que Timoteo puede y deber persistir, sostenerse, “echar raíces” son las Sagradas Escrituras. El fundamento que es verdad y no engaña, el fundamento que es sólido y perdura es la Palabra de Dios. Para Timoteo su regla de fe y conducta, el fundamento para su vida era la Escritura y así debe de seguir siendo para nosotros. Uno de los puntos clave, por no decir el primero y esencial del cual brota nuestra fe, fue definido por aquellos que contendieron por la fe una vez dada a los santos como que: “La Santa Escritura es la única regla suficiente, segura e infalible de todo conocimiento, fe y obediencia salvadores…” (Confesión Bautista de Fe de 1689. Capítulo I, artículo 1º). Ahora bien, ¿por qué la Biblia es el fundamento sólido, seguro y veraz? ¿Por qué es la única regla suficiente, segura e infalible “la cual te puede hacer sabio para salvación por la fe que es en Cristo Jesús”? Por una razón vital e innegociable, porque “toda la Escritura es inspirada por Dios” (v.16).

      Sin lugar a dudas cuando Pablo habla de las Sagradas Escrituras tiene en mente todo el Antiguo Testamento, ahora bien, es posible que parte del NT ya escrito en aquel tiempo también estuviese en la mente del apóstol. En 1ª Timoteo 5:18 Pablo sitúa a Deuteronomio y al evangelio de Lucas bajo la misma concepción de Escritura. Para Pablo toda la Biblia es inspirada por Dios ¿qué significa esto? Básicamente dos cosas: (1) La Biblia ha sido exhalada por Dios, la concepción de la Biblia no es que contiene palabra de Dios, sino que es en sí misma palabra de Dios. Cuando la Biblia se abre Dios habla, lo que Dios dice, la Biblia lo dice y lo que la Biblia dice, Dios lo dice. El Espíritu inspiró a los santos hombres de Dios para que, respetando su personalidad, escribiesen la revelación de Dios sin error y de manera infalible siendo, por tanto, el producto último la misma palabra de Dios (2ª Pedro 1:20-21). (2) El segundo aspecto es que para Pablo “toda” la Escritura es inspirada, es decir, no hay porciones menos inspiradas, no hay porciones que no lo sean, toda la Biblia es inspirada, por tanto, toda ella es palabra de Dios. La totalidad de la inspiración de la Biblia determina que en su totalidad la Biblia es inspirada (plenaria) al igual que lo es en las palabras registradas (verbal). Siendo así, si la Biblia es toda ella inspirada y palabra de Dios, por ser Dios verdad y no poder mentir, toda la Biblia es verdad, infalible, sin error, sin guiar al engaño, suficiente para hacer sabio par salvación por fe que es en Cristo Jesús y útil para enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia (vv.15-16). La afirmación de Pablo “persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste” surge de la verdad bíblica que eso es posible porque “toda la Escritura es inspirada por Dios”.

Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
En aquel momento las preguntas que me pasaron por la cabeza fueron ¿qué parte entonces amas y vives de la Biblia sino crees que toda ella es sin error? ¿Vives la parte que más te conviene? ¿Cómo sabes que estás amando y viviendo la parte, según tú, correcta?
     
No dudo ni de su fe ni tampoco de que hubiese honestidad en sus palabras. Ahora bien, amar y vivir la palabra es amarla y vivirla como ella misma se presenta “la revelación de Dios toda ella inspirada” y como la Palabra Viva que es Cristo la cumple, la presenta y la entiende, “santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Una de las convicciones esenciales de nuestra fe es la convicción de que la Biblia es la autoridad final por ser la Palabra de Dios escrita y si estamos llamados a ser columna y baluarte de la verdad, entonces, estamos llamados a ser columna y baluarte de la verdad que “toda la Escritura es inspirada por Dios”.

      Charles Haddon Spurgeon, el “príncipe de los predicadores” se vio inmerso en lo que ha sido llamado en la historia The Downgrade Controversy donde la inspiración de la Escritura fue severamente atacada. Frente a esto Spurgeon comentó: “En el caso de cualquier curso desviado siempre existe un primer paso mal tomado […] El primer paso por el mal camino es una falta de fe adecuada en la inspiración de las Sagradas Escrituras. Mientras el ser humano se postre a la autoridad de la Palabra de Dios, no albergará en él ningún sentimiento contrario a su enseñanza […] Pero deja a un hombre cuestionar o albergar visiones bajas de la inspiración y autoridad de la Biblia y estará sin ancla que lo sostenga”. Mantengamos en nuestra vida y en nuestras iglesias la verdad bíblica de que “toda la Escritura es inspirada por Dios” para así tener un ancla sólida en la que persistir, una palabra suficiente de salvación y todo el consejo de Dios útil para enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia. 

      El siglo XIX con el auge del Modernismo y la Teoría de la Evolución de las Especies propuesta por Charles Darwin, fue sin lugar a dudas uno de los siglos más críticos para las Sagradas Escrituras. El Modernismo con su máxima que la última regla de fe y conducta era la razón humana, fue eliminando poco a poco la autoridad de la Biblia. Las Escrituras eran supeditadas a la razón y no a la inversa, es decir, todo aquello que no pasase el filtro de una razón finita y vale la pena decirlo, en más de una ocasión una razón irracional, debía ser rechazado a favor de la razón humana.
      Las palabras del apóstol Pablo tienen que hacernos reflexionar. Poner en tela de juicio toda la inspiración de la Biblia es erigirse en juez de la misma como el ser humano hizo en el Edén, es escuchar más la voz de la serpiente y no la de Dios, es poner bozal a Dios en alguna de sus palabras. Uno de los puntos innegociables de nuestra fe es la creencia que la Biblia es toda ella inspirada, infalible, inerrante y la autoridad final. Una vez oí a alguien decir que amaba y vivía la palabra de Dios pero que no creía en su inerrancia, es decir, que no hubiese error en ella.
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)