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Desde el Corazón - Pastor Roberto Velert
"SKOLAE: OTRA ABERRACIÓN"
Pastor Roberto Velert
      Hay mañanas, que no sé si tanto “Desde el Corazón” como desde mi mente influenciada por los medios de prensa escrita, que añoro a Dios. El Dios que se revela Omnipresente, Omnisciente, Juez Justo, por mencionar sólo unos pocos de sus atributos incomunicables, que está por encima de todos nosotros, de las soberbias humanas y los acontecimientos absurdos que nos rodean. Añoro al Creador que ha sido capaz de idear las bellezas más conmovedoras, las esencias más hermosas de la personalidad humana: hombre y mujer y la hermosura de su relación natural, íntima en sus etapas de infancia, adolescencia, juventud o madurez. Sí, hay días que añoro al Dios que abrió la tierra para que se tragase a los idólatras irredentos, o hiciese comer hierba y andar a cuatro patas a los gobernantes soberbios, o como más suave cerrase la boca -por muy sumo sacerdote que se fuese- cuando se dudaba de Sus promesas. Y una de las mañanas que añoro a Dios no haciendo justicia, cerrando bocas inmorales, paralizando programas educativos equivocados y doctrinarios hacia la inmoralidad del ser; es ésta en la que sigo como “aprendiz de escribidor” una mañana en la que leyendo el programa educativo, que una tal Paloma (Uxue), que mejor estaría saliendo en un barkos, trata de obligar a que todos los profesores de bellas tierras, cuyo nombre no quiero recordar, lo impartan para los niños entre 0 y seis años: “el Skolae” en opinión de quien esto escribe: una aberración.
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      Los alumnos de 1º de Primaria tendrán que aprender el reconocimiento de la sexualidad infantil; como si sus papás -normales papás- no pudieran enseñarles lo que son como niños o niñas; ¡claro, es que los niños en su infancia deben ser enseñados sobre la bisexualidad, el travestismo, la lesbianidad, el “ménage à trois” y otras anormalidades!; es materia obligatoria para los niños, a fin de que no se hagan violentos, machistas, homófobos. El inteligentísimo programa “Skolae”, también impone a los profesores de todos los Centros educativos, a “despenalizar la vivencia de sexualidad infantil”.
      Leyendo esto, en el sentido más positivo “Desde el Corazón” podría asumirlo bastante razonablemente, pero junto a otras normas del programa como: “no mitigar la curiosidad de los niños en aspectos sexuales” y aún más, “no prohibir los juegos eróticos que puedan haber entre ellos”. Supongo que a la hora del recreo, el programa de juegos dispondrá de juegos como: el “Kama-sutra”; “la bomba”; “el ciego”; “el prisionero” y no menciono más para no ser tildado de escandaloso. Pobrecitos niños de 0 a 6 años. Y los acérrimos defensores de este desvarío, cierran filas en torno a la necesidad de poner en marcha ya un itinerario para esta perversión de educación sexual. Y con mala intención, me pregunto: en este itinerario ¿se visitarán, para ampliar las curiosidades de los 0 a seis años, las tiendas de “sex shop”?.


       Como siempre me pasa en mis “Desde el Corazón” quinientas seis palabras en esta introducción, y me falta espacio para la parte que al buen entendedor le hará reconocer la riqueza y hermosura de la moral sexual cristiana. En la que la “castidad” es virtud tan difícil de aceptar, como la decencia, la fidelidad, el control propio, que nunca es represión como se nos quiere vender, sino un poder que nos permite conocernos mejor, tanto del poder de nuestros instintos como la firmeza de dominarlos. La virtud -incluso la que se intenta- trae consigo la luz; la permisividad trae el libertinaje.


      “Desde el Corazón” soy consciente de que la moral cristiana de enseñar “castidad”; “sabiduría en el uso del sexo con el que el Creador nos construyó”, con manual incluido; la fidelidad absoluta a la pareja, el reconocimiento natural y guía de la sexualidad: varón, varona, y la cálida recomendación bíblica, tan natural como de riqueza psicológica y por dos veces “… no despertéis, ni hagáis velar el amor hasta que quiera” (Cantares 2:7; 3:5) sea muy poco popular, e incluso contraria a nuestros instintos, pero la equivocación no está en modo alguno en que la moral cristiana sea equívoca o pasada de moda, sino que son los instintos los que se han desvirtuado y, para evidencia, programas deformativos como el “Skolae”.
      Se nos bombardea con las filosofías de que la moralidad cristiana represiva, el acallar el progreso de la libertad sexual, la antigualla de las virtudes han convertido la “sexualidad” en un atraso. Pero a lo largo de los últimos años se está hablando de sexo en todo momento y ahora se pretende en adoctrinar a los peques de 0 a 6 años. Si el mantener los valores bíblicos sobre el sexo hubiera sido la razón del problema; ahora que tanto se habla del él: cartel tras cartel, película tras película, novela tras novela y publicidad engañosa, asociándose a la idea de la permisividad sexual con las de la salud, la normalidad, la juventud, el progreso, la franqueza y hasta el buen humor. Esta asociación es una mentira. Y esto, desde cualquier punto de vista y hasta dejando en paréntesis la enseñanza del Cristianismo, es una insensatez. Ceder a todos nuestros deseos, evidentemente conduce a la impotencia, la enfermedad, la mentira, los celos, la ocultación, la filosofía del ser objeto, a todo lo que está en contra de la felicidad, la franqueza, la paz y el respeto al ser humano.


      No, nunca serán los programas de educación relativos, libertinos y anticristianos los que mejorarán al ser humano y a nuestra sociedad, mucho menos a los niños de 0 a 6 años. Y nos gobernará la fatalidad el sentirse satisfechos con cualquier programa que no busque la perfección, que dé la espalda a Dios y Su perfecta enseñanza.