Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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ÉL DARÁ LA SALIDA
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”
(1ª Corintios 10:13)
      La inmunidad diplomática son aquellos beneficios de inviolabilidad de los que gozan los diplomáticos sobre su persona y el país en el cual ejercen su cargo oficial. La inmunidad diplomática garantiza la exención de impuestos y de cargos civiles y criminales con respecto a los tribunales del país. Triste y peligrosamente algunos han creado una falsa inmunidad, no diplomática sino cristiana, a la vida del creyente en Cristo. Movimientos que se denominan evangélicos, pero distan mucho de serlo, han dado la visión de que la tentación, la prueba y el sufrimiento son ajenos al cristiano. Según esta visión, la vida cristiana comporta una especie de inmunidad que debe llevar al creyente a parar de sufrir. Ahora bien, no hay duda de que tal visión dista mucho de la enseñanza bíblica. La vida cristiana no es una vida de inmunidad contra las tentaciones y las pruebas. La salvación que Dios obró por gracia en la vida del creyente no fue una salvación que traía consigo la inmunidad de la tentación y la prueba sino todo lo contrario. Las pisadas del sufrimiento, la prueba y la tentación que anticipó nuestro Señor Jesucristo es el camino que con toda certeza todo hijo de Dios seguirá en su vida cristiana. Siendo así ¿qué esperanza tenemos cuando la tentación o la prueba sobreviene en la vida? ¿Qué diferencia hace Dios en nuestra vida si somos tentados al igual que el resto de los mortales? Cuando Pablo escribió a los Corintios lo primero que les hizo saber es que sus tentaciones no eran sobrehumanas; “no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana”. La palabra usada por el apóstol se utiliza tanto para “tentación” como para “prueba”.  En el caso de los Corintios, el énfasis recae en la idea de “tentación”, es decir, hacía referencia a la posibilidad de caer en idolatría a la luz del trágico ejemplo de Israel.  Posiblemente una de las diferencias entre tentación y prueba es que la primera no busca el crecimiento en la fe sino más bien llevarnos a pecar. Cuando caminamos por la cuerda floja de la tentación en nuestra vida debemos saber que no son tentaciones que van más allá de la realidad humana. En ocasiones todas ellas pueden parecer gigantes sobrenaturales que sobrepasan nuestra fuerza y debilidad humana, pero, puestas en perspectiva, ninguna de ellas va más allá de lo humano. Ahora bien, dicha limitación no quita su realidad. La tentación sobreviene, por tanto, por muy humanas que puedan llegar a ser, no por ello dejan de ser difíciles, dolorosas y reales. La tentación fue real para nuestro Señor Jesucristo y lo será para todo cristiano, de todas maneras, hay algo que debemos saber, hay una verdad fundamental que contrasta con la realidad de la tentación. La tentación es real pero también lo es la fidelidad de nuestro Dios “pero Dios es fiel”. Su fidelidad determina que él es el Dios verdadero y su conocimiento y palabras son verdad y no fallan. Esta fidelidad está puesta al servicio de dos cosas: Por un lado, Dios no permitirá que seamos tentados más de lo que podamos resistir y, por otro lado, juntamente con la tentación dará la salida para que podamos resistir. La tentación sin duda llegará, pero debes saber que frente a ella tu Dios es fiel para contigo. Puedes confiar en que su fidelidad se expresará en ese momento de la tentación no llevándote más allá de tus límites y dándote al mismo tiempo la salida para que puedas resistir. Cuando la tentación venga, no decaigas, ríndete a la soberana fidelidad de tu Dios, conoce que él es fiel y vislumbra por fe la salida que Dios dará para que a través de la tentación puedas resistir firme. 
INICIO DE SEMANA
Martes  
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TEXTOS DE MEDITACIÓN PARA LA SEMANA
1ª Corintios 10:1-14
Génesis 39:1-23
1ª Pedro 2:20-25
Santiago 1:1-8
FINAL DE SEMANA
SUMO GOZO EN LAS PRUEBAS
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”
(Santiago 1:2-3)

      Las palabras de Santiago son, sin lugar a duda, una aparente contradicción “hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”, ¿quién pensaría realmente hallar gozo en medio de la prueba? Las palabras de Santiago a oídos del mundo son, o bien una locura incoherente, o bien una contradicción que no se sustenta. A oídos del mundo las pruebas no son la despensa en la cual podemos almacenar gozo para poder hallarlo, todo lo contrario, son la despensa de aflicción, dolor, llanto y desánimo. Nuestro mundo piensa así, pero ¿qué pensamos aquellos que somos hijos de Dios? ¿Cómo podemos hallar gozo en medio de algo, muchas veces difícil como es la prueba en nuestra vida? Santiago informa a sus hermanos de la actitud que deben tener cuando están en diversas pruebas “hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”. Santiago establece que la actitud a tener, la actitud con la que el creyente debe afrontar diversas pruebas no es el gozo sino “el sumo gozo”. Sin duda algunas palabras difíciles de considerar. Existen “diversas pruebas” que son una realidad en la vida. Santiago no se limita a especificar o definir una prueba concreta, más bien las pruebas serán diversas, de todo tipo y de toda índole. Puede existir todo un arsenal de pruebas que se presenten en la vida del creyente. Ahora bien, es cuando el cristiano se halla en la diversidad de pruebas que debe tener sumo gozo en ellas. En realidad, y de manera más específica, Santiago está diciendo que el cristiano debe tener “todo gozo” cuando se encuentra en medio de la diversidad de pruebas. Por tanto, la actitud bíblica con la que las Escrituras exhortan a afrontar las pruebas es el “todo gozo”. Esta actitud en ningún momento quita las lágrimas, el dolor o la angustia de la prueba. El gozo no está en ningún momento reñido con la realidad de las lágrimas en la vida, pero sí, muestra que la actitud cristiana es o debería ser totalmente distinta a la desesperación y falta de gozo de aquellos que, cuando están en diversas pruebas no tienen ningún tipo de esperanza. La diversidad de pruebas es, por tanto, una diversidad de oportunidades para poder expresar el sumo gozo. Ahora bien, dicha actitud en la vida del creyente no es un consuelo sin sentido. El sumo gozo no es un sentimiento dado como autodefensa para poder afrontar una situación difícil en la vida. No es en ningún momento un sentimiento de resignación que permite, de alguna manera, aliviar, diluir o disfrazar la dureza de la prueba. El sumo gozo proviene de un conocimiento concreto y específico en la vida del hijo e hija de Dios que está pasando por el valle de sombra de muerte. El sumo gozo se da “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”. El sumo gozo en las pruebas no es irracional en la vida del creyente, es un sumo gozo que se da y debe darse por el conocimiento de que aquello que es probado es la fe que Dios nos ha dado. Algunos podrían pensar que la prueba es dirigida directamente como un dardo encendido contra su vida a forma de castigo o represalia. Otros podrían pensar que la prueba de la fe consiste en determinar si tenemos o no tenemos fe. Nada está más lejos que todas estas cosas. Dios es el dador del don de la fe, él ya sabe la fe que ha dado a sus hijos, por tanto, no debe probar si esa fe está o no está, si existe o no existe. La prueba no es una forma de castigo o represalia divina. Cuando Santiago habla de “la prueba de vuestra fe”, se refiere a que por medio de esa prueba la fe que ha sido dada crezca y madure. La prueba de la fe producirá algo que muchas veces requerimos y nos falta en medio de las pruebas, producirá “paciencia” y al final esa paciencia dará su fruto para que el creyente sea perfecto, pleno, maduro sin que le falte cosa alguna. Por tanto, las pruebas son muchas veces el yunque bien duro en el cual Dios forma la madurez y perfección en sus santos, pero, en ningún momento son el castigo divino paras sus hijos. ¡Qué sumo gozo saber que las pruebas al final resultarán en la madurez que nuestro Dios desea en nuestra vida! Cierto que no resulta fácil, pero, ten por sumo gozo cuando Dios permite en su soberana providencia que te halles en diversas pruebas. Su mano no te ha dejado, su mano amorosa y formadora sigue forjando tu fe y tu vida para que al final seas perfecto a la imagen de Cristo.