ENSEÑARÁ EL CAMINO
“Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino”
(Salmo 25:8)
      En orientación hay una máxima esencial, los caminos siempre son los lugares más rápidos y seguros para avanzar. Es posible que uno vea que acortando por en medio del bosque la distancia se reduce, el camino se acorta y el destino final parece estar más cerca, al alcance de la mano. Ahora bien, uno tiene que saber que dejar el camino y acortar por en medio del bosque hace que la velocidad tenga que reducirse drásticamente ¿por qué? Porque se pierde la gran referencia del camino ya marcado. En medio del bosque uno tiene que buscar continuamente puntos de referencia que le marquen el rumbo, árboles, rocas, montículos, colinas, etc. Esto reduce la velocidad e incrementa las posibilidades de pérdida. Resulta muchos más fácil perderse y es en ese momento cuando uno desearía volver al camino o que el camino correcto le fuese enseñado. No hay nada más alentador que alguien te muestre el camino cuando estás perdido. Estar perdido, si uno es consciente de ello, genera un estrés debido a que uno no sabe cual es la dirección que debe tomar para seguir adelante. Uno puede dar vueltas y más vueltas sobre el mismo punto para tratar de encontrar la senda correcta que le lleve al destino final que tenía asignado. Estar perdido es un problema pero, la situación se agrava cuando se está perdido sin ser consciente de ello. El perdido que no sabe que está perdido piensa que el camino por el que discurre es el correcto. Tiene la certeza y la confianza que sus pasos van por el buen camino y que cada paso que da le acerca más y más a su destino final. El gran problema es que, si alguien no le muestra que está perdido y le enseña el camino correcto, el perdido llegará a un destino último que nada tendrá que ver con el destino al cual quería llegar. En términos espirituales únicamente la bondad y rectitud de Dios es aquello que puede mostrar el camino a aquellos que están perdidos.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
Copyright 2013 Iglesia Evangélica Bautista "Piedra de Ayuda" - C/San Eusebio, 54 - 08006 Barcelona. España
Dios mío, te alabo porque eres bueno y justo. Tu justicia hubiese tenido que ser vara de juicio para un pecador como yo pero, ella se expresó hacia mí con tu maravillosa bondad. Gracias por ser bueno y justo y enseñarme así el camino de tu misericordia, verdad, perdón y salvación en la persona de mi Salvador, tu Hijo amado Jesucristo. Amén. 
TEXTOS PARALELOS PARA MEDITAR
MARTES

Salmo 25:1-22

MIÉRCOLES

Salmo 34:1-22

JUEVES

Éxodo 33:17-23; 34:1-7

VIERNES

Romanos 3:20-26

SÁBADO

2ª Corintios 5:16-21
      David sabía muy bien que únicamente es Dios aquel que podía enseñar el camino correcto al pecador, “bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino” (Salmo 25:8). Primero, David establece los atributos de la bondad y la justicia de Dios como base para la enseñanza del camino al pecador. Segundo, el resultado de que es Dios quien enseña el verdadero camino al pecador. El Salmo 25 fue un salmo escrito por David que muestra de manera clara la confianza de David en su Dios. David confía en Jehová y entiende que nadie que espera en Dios será finalmente confundido (vv.1-3). Hay aquellos que esperan en Jehová y aquellos que se rebelan contra él, son estos últimos aquellos que serán avergonzados, por esto David pide algo vital a Dios, que le muestre sus caminos y le enseñe sus sendas (vv.4-5). El concepto de camino en el Salmo 25 es central. David desea que Dios le enseñe y muestre sus caminos porque no quiere ser como uno de esos que se rebelan contra Dios y que de manera última serán avergonzados. David desea tener en su vida la enseñanza de los caminos de Jehová. Debido a la razón de que Dios es el Dios de la salvación de David, es que el rey le pide al Dios de su salvación que le enseñe sus caminos. Por tanto, la enseñanza de los caminos y sendas de Dios es un acto dado en la relación de pacto que sustentaba David con Dios gracias a la salvación. ¿Cuál es el principal camino que le es enseñado a David? El principal camino es el de las piedades y misericordias de Dios en la vida de David para que Dios no se acordase de sus pecados y rebeliones (vv.6-7). El gran camino de Dios que David muestra es el camino de salvación y perdón hacia el pecador y ese camino se basa primeramente en los atributos de la bondad y rectitud de Dios.


      David describe a Dios dos veces como bueno “acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová” (v.7), “bueno y recto es Jehová” (v.8). El recordar que pide David no consiste en que Dios recordase a David como cuando uno recuerda algo que ha olvidado. Dios no había olvidado a David. El recuerdo que David pide a Dios es que en su bondad tuviese misericordia de él y no tuviese en cuenta sus rebeliones y pecados. Es la bondad y la rectitud de Dios la que hace esto posible. David describe la esencia o ser de Dios con los atributos de bondad y rectitud, “bueno y recto es Jehová”. Ahora bien, ¿qué quiere decir que Dios es bueno? Cuando se habla de la bondad de Dios muchas veces se habla de uno de sus atributos morales. Dios es un ser moral, no hay amoralidad en Dios, es decir, ausencia de ética y valores en él. Los dioses griegos y romanos podían tener una moralidad discutible.
      Los dioses que nuestro tiempo postmoderno y carente de verdad puede crear, pueden estar vacíos de moralidad, pero no el Dios que se revela en las Escrituras. La bondad de Dios es uno de sus atributos morales y determina que Dios es el estándar final de todo aquello que es bueno y, por tanto, todo aquello que Dios hace es bueno y digno de aprobación. Desde la creación misma el Creador determinó que todo aquello que había creado era bueno en gran manera (Génesis 1:31). De la bondad de Dios únicamente pueden proceder buenos dones hacia los suyos (Santiago 1:17). Al mismo tiempo Dios es “recto” y la idea de “rectitud” está relacionada con la idea de justicia.
      La justicia es rectitud y resulta ser otro de los atributos morales de Dios. Aquello justo es aquello recto conforme a un estándar determinado. Por tanto, cuando se dice que Dios es “recto” se está diciendo que Dios es justo, en él no hay injusticia, en él no hay nada torcido. Que Dios sea justo implica que él siempre actúa de acuerdo a aquello que es recto y correcto. Quizás alguno podría preguntarse ¿y qué es lo que es bueno y correcto? Lo cierto es que nosotros como seres humanos tenemos este problema. Si nuestras conciencias no están cauterizadas nos preguntamos constantemente si algo es bueno y correcto o por el contrario no lo es. Nos hacemos constantemente estas preguntas por la razón de que en nosotros no hay rectitud perfecta pero, Dios no tiene estos dilemas que nosotros podemos tener como seres humanos. Dios es en sí mismo rectitud y justicia perfectas, por tanto, lo que es justo o recto es aquello que está de acuerdo con el ser y carácter de Dios. Aquí está lo grandioso de las palabras de David cuando menciona estos dos atributos morales de Dios “bueno y recto es Jehová”. Cuando Dios actúa justamente siempre actúa con bondad ¿por qué? Porque su justicia siempre está de acuerdo con su ser. Si Dios es bueno su justicia siempre será buena. Si Dios es bueno, cuando él obra con justicia siempre lo hará con bondad. Es aquí cuando uno debe preguntarse ¿en qué se muestran la bondad y justicia de Dios? ¿Qué es aquello en lo que la bondad y justicia de Dios se manifiestan y abrazan de manera perfecta y sublime? David lo tenía claro, el resultado que Dios es bueno y recto es que él muestra su camino a los pecadores “por tanto, él enseñará a los pecadores el camino”.


      La bondad y la justicia de Dios se expresan en que él mismo es aquel que enseña a los pecadores el camino. Ciertamente este camino que enseña Dios no es un camino cualquiera, es el camino de su bondad y justicia, es el camino de las piedades y misericordias de Dios que ha pedido David para que Dios no se acuerde más de sus pecados. Es el camino en el que Dios encamina al humilde a justicia, enseña al manso su carrera y muestra que sus sendas son misericordia y verdad, es decir, son sendas de pacto (vv.9-10). Puesto en otras palabras, el camino que Dios enseña al pecador es el camino de la conversión. Únicamente el pecador puede entender dicho camino de la piedad y misericordia de Dios, de su bondad y justicia, de su relación de pacto basada en el amor y la verdad, de su perdón y salvación si Dios le enseña dicho camino. Únicamente el pecador puede conocerlo si Dios es bueno y justo y actúa con bondad justa sobre el pecador, de otra manera sería imposible. El pecador está perdido, fuera del camino de Dios y sin ser consciente de ello. Esta es la razón por la cual la gracia de Dios es lo que permite algo así. ¡Maravillosa demostración de la gracia de nuestro Dios!¿Qué pecador merecería que tal enseñanza le fuese dada? Ninguno, pero Dios en su bondad y rectitud considera que es recto y bueno enseñar su camino de salvación al pecador. Es por ello que toda conversión a Dios que pueda existir en este mundo procede de las gloriosas perfecciones de la bondad y justicia de nuestro Dios que llevan a tal propósito. ¿Qué sería de nosotros si Dios no fuese bueno y recto? ¿Qué sería de nosotros si Dios en su bondad y rectitud no nos hubiese enseñado el camino de su misericordia y piedad? ¿Qué sería de nosotros si Dios no nos hubiese mostrado el camino de su justicia por la fe en Jesucristo? ¿Qué sería de nosotros si Dios no hubiese sido bueno para con nosotros?
      La bondad y rectitud de Dios fue lo que propició el resultado de que se nos mostrase el camino de salvación en la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo. De no ser por esa bondad y justicia en Dios nunca jamás hubiésemos caminado por el camino de salvación, perdón, piedad, misericordia y verdad en el evangelio de Jesucristo. Posiblemente se nos escapa cómo Dios pudo encontrar bueno y justo enseñarles a los pecadores el camino. Pero, tenemos una gran seguridad, esa enseñanza se basa en que Dios es bueno y justo para con nosotros, por ello esta enseñanza no cambiará en nuestras vidas. Podemos continuamente todos los días de nuestra vida acudir a Dios como David acudió. Podemos cada día de nuestra vida, en medio de nuestros pecados y aflicciones pedir a Dios lo mismo que David le pidió: “Enséñame, oh Jehová, de tus piedades y misericordias, que son perpetuas. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. Bueno y justo es Jehová. Por tanto, enseñará a los pecadores el camino”. Podemos hacerlo porque Dios no cambia, sigue siendo perfectamente bueno y justo y por ello, continuamente nos enseña el camino en la gloriosa persona de su Hijo Jesucristo, en el glorioso evangelio de nuestro bendito Dios.