IR UN POCO MÁS ALLÁ
“Te escribo confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo”
(Filemón 1:21)

      Las palabras del Señor Jesús en el Sermón del Monte en Mateo 5:40-42 son significativas “al que quiera ponerte en pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa”. De la misma manera Jesús añadió que “a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos”. Finalmente a todo aquel que “quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses”. No hay duda alguna que las palabras dichas por Jesús son significativas e incluso chocantes para la sociedad en la que vivimos. Hoy en día aquel que quiere ponerte en pleito para quitarte algo, por lo general no se le da más. Si alguien te obliga a hacer algo, por lo general uno no va más allá en aquello que se le obliga. Si alguien te pide prestado, muy pocos serán aquellos que irán más allá no rehusándoselo o incluso dándole más. Las palabras del Señor Jesús en el Sermón del Monte tienen un contexto concreto pero de manera simple muestran el ir un poco más allá en ciertos asuntos y esta fue la confianza que el apóstol Pablo tenía con Filemón al final de su carta. Parte de las últimas palabras de Pablo a Filemón dentro de la conclusión de su carta fueron “te escribo confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo” (Filemón 21). El apóstol Pablo le muestra dos cosas a Filemón, primero le muestra la convicción profunda de su obediencia y segundo le muestra la causa que la obediencia de Filemón irá más allá de lo pedido.


      Las palabras de Pablo en Filemón 21 son parte de la conclusión de la carta, es decir, el apóstol llega al final de su pequeña carta a su amigo y hermano en la fe. Pablo empieza a concluir su carta mostrando la gran convicción que tiene en la obediencia de Filemón. Sin lugar a dudas, estas palabras deben verse y entenderse dentro de lo que Pablo ha estado mostrando y pidiendo a Filemón con relación a Onésimo, únicamente dentro del contexto de todo la carta a Filemón es que la confianza de Pablo en la obediencia de Filemón tiene sentido y razón de ser. La carta en cierta manera es una exposición de las verdades del evangelio de Cristo dentro de una situación cotidiana de la vida entre Filemón y Onésimo. Pablo apela no a su autoridad apostólica para pedirle a Filemón que reciba a Onésimo, ya no como a un esclavo sino mucho más que eso, como a un hermano en Cristo Jesús tocado y transformado por el evangelio de gracia y fe en Jesucristo (vv.10, 16).
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Padre celestial, gracias porque tu Hijo me amó hasta el final, hasta entregar su vida por mí. Padre, te pido que la obra que has empezado en mí se muestre en obediencia al evangelio. Se muestre en amar a mis hermanos más allá de lo que quizás yo pensaría que es justo y suficiente. Padre que sea el amor con que Cristo nos amó aquello que me ayude a ir más allá en la relación con mis hermanos. Amén.
MARTES

Leer: Mateo 5:38-42

Meditar: Medita en la interpretación que los fariseos hacía de “ojo por ojo y diente por diente”. Considera si su interpretación estaba acorde con Éxodo 21:24, Levítico 24:20 y Deuteronomio 19:21. Medita en cómo Jesús rebate la interpretación nociva de los fariseos. Medita en los ejemplos que pone Jesús, su contexto histórico y su aplicación para nosotros como creyentes.

Orar: Señor, ayúdame en tu gracia a poder no dar mal por mal. Ayúdame a poder ir más allá tal y como el evangelio de Cristo me muestra y enseña. Amén.


MIÉRCOLES

Leer: Romanos 13:9-10

Meditar: Medita en los diferentes mandamientos de la ley que Pablo establece y cómo todos ellos son un agravio contra el prójimo. Medita en que sentido los mandamientos establecidos de la ley dañan al prójimo si no se cumplen los mandamientos. Medita en la parte final del v.9 como el corazón o razón de los mandamientos dados. Medita cómo el amor es el corazón que late en la ley ya que no hace mal al prójimo.

Orar: Señor, el corazón que hay en tu ley es el amor hacia el prójimo. Tú, Señor Jesús, viniste a cumplir la ley y los profetas y tu evangelio me muestra tu amor hasta el fin por mi persona. Señor, dame de tu gracia para que mi amor hacia el prójimo sea reflejo de tu amor en el evangelio. Amén.


JUEVES

Leer: Filemón 19-22

Meditar: Medita en la importancia que Pablo escriba de su propia mano y que Filemón también se debe a Pablo. Medita en la expresión “conforta mi corazón en el Señor” y cómo se relaciona con lo dicho en los vv.7, 11. Medita en cuál debía ser la forma en que Filemón confortase el corazón de Pablo en el Señor. Medita en cómo Filemón iría más allá en lo que le pedía Pablo y en la importancia que esto puede tener para nosotros como cristianos en nuestra relación con nuestros hermanos.

Orar: Señor, gracias porque tu fuiste más allá para salvarnos, fuiste hasta la muerte de cruz. Señor, ayúdame que por la buena obra que empezaste yo pueda ir más allá en el amor y relación con mis hermanos. Puede ir más allá en recibirlos como lo que son, mis hermanos en Cristo,


VIERNES

Leer: 2ª Corintios 8:1-9

Meditar: Medita en el contexto general de 2ª Corintios 8 y en su tema principal. Medita en cómo la ofrenda podía ser un acto de amor hacia los santos de Jerusalén por parte de las iglesias gentiles. Medita en cómo las iglesias de Macedonia fueron más allá en su ofrenda, cómo de su pobreza abundaron en generosidad. Medita en el v.9 y cómo es el principio del evangelio de ir más allá, siendo pobre enriquecer a otros lo que supone el fundamento para el argumento de Pablo. Medita en cómo el v.9 supone el fundamento para nuestro amor y ayuda a los santos.

Orar: Señor, gracias porque por amor a nosotros te hiciste pobre para enriquecer a aquellos que eras pobres en nuestra miseria de pecado. Señor, que tu gracia me ayude a por el amor a mis hermanos poder darme para enriquecerlos a ellos.


SÁBADO

Leer: Santiago 1:26-27

Meditar: Medita en cual es el contexto de las palabras de Santiago. Medita en la relación que existe entre religión vana y el mal uso de la lengua. Medita en lo que Santiago entiende por la religión pura y sin mácula. Medita en lo que supone el amor hacia el desamparado como parte de una vida cristiana sincera.

Orar: Señor, te pido que me ayudes a que en mi vida cristiana refrene mi lengua y sea expresión de amor hacia mis hermanos que lo necesiten.
     El evangelio y la identidad que ahora éste había formado en Onésimo era lo que debía mover la obediencia de Filemón a recibir a Onésimo como un hermano en Cristo y es que ciertamente el evangelio y la persona de Jesucristo es aquello que nos une como hermanos y hermanas. Los santos en Cristo, sin tener ninguna relación familiar antes de estar en Cristo, una vez somos transformados por el glorioso evangelio de nuestro bendito Dios, quedamos unidos con lazos familiares por una mismas sangre, la sangre de nuestro Señor derramada en la cruz a nuestro favor y para nuestro perdón. De la misma manera, el amor que reside en el corazón del evangelio reside igualmente en la carta escrita a Filemón.
      El amor de Filemón que había confortado los corazones de muchos santos (v.7), es el amor que debía confortar al apóstol por medio de recibir a Onésimo como hermano en Cristo. Era el amor que confortó a muchos santos el que ahora debía recibir a Onésimo como hermano.  Era el amor que se encontraba y encuentra en el evangelio de Jesucristo aquel que debía ser vivido y obedecido en la vida de Filemón. Así como el Padre nos amó en que siendo aun pecadores Cristo murió por nosotros y nos amó recibiéndonos ya no como hijos de ira sino como hijos amados del Padre, así el amor de Filemón debía recibir a Onésimo y confortar el corazón de Pablo. Así como Cristo amó a los suyos hasta el fin muriendo en la cruz y poniendo a su cuenta el castigo de nuestros pecados, Filemón debía entender dicho principio del evangelio. Debía entender que la reconciliación entre ellos requería el pago de la deuda o daño que Onésimo le había causado y el pago de ese deuda no se daba dejando pasar el tiempo sino poniéndolo a la cuanta del apóstol como un acto de sustitución en lugar y a favor de Onésimo. Cuando se contempla la pequeña carta de Pablo a Filemón, se contemplan principios de vida cuyas raíces están enraizadas en el abonado terreno del evangelio de Cristo, brotan del evangelio y florecen con el fruto de la obediencia al evangelio. Es precisamente a esto a lo que se refiere Pablo cuando le dice a Filemón “te he escrito confiando en tu obediencia”.


      Pablo cuando escribió la carta estaba persuadido de algo, estaba plenamente persuadido y tenía la profunda convicción de la obediencia de Filemón a la fe del evangelio. No únicamente su obediencia en creer en el evangelio sino también su obediencia en vivir el evangelio que creía. El evangelio que es creído para salvación es también el evangelio que debe ser vivido diariamente ya que el evangelio no es únicamente una doctrina de lengua sino de vida. Dos veces en sus cartas Pablo escribió que el cumplimento de la ley es el amor (Romanos 13:9-10; Gálatas 5:14). La ley del antiguo pacto se resume en amar al prójimo, en saber que el amor no hace mal al prójimo, andar en amor no contrista al prójimo (Romanos 14:15).
Siendo Jesucristo y el evangelio el cumplimiento de la ley y los profetas (Mateo 5:17; 11:13), entonces uno de los aspectos centrales del evangelio es el amor y la práctica del amor que conforta, recibe, perdona es una obligación de obediencia en el creyente. Pablo tenía la convicción de esta obediencia en Filemón porque la idea de “obediencia” no era algo muy popular en la cultura de aquel tiempo. La palabra “obediencia” no era muy conocida fuera del campo cristiano por lo que cuando Pablo apela a la “obediencia” de Filemón está apelando primeramente al fruto de la buena obra de Dios en la vida de Filemón. Como creyentes estamos llamados a obedecer el evangelio y esto supone que debe haber en nosotros una “obligación gozosa” de amar a aquellos que son nuestros hermanos. Quizás uno podría preguntarse, ¿cómo apelar a qué alguien obedezca la ley del amor, la ley de Cristo de recibir, perdonar, restaurar al hermano? La única base para esa obediencia es mostrar la confianza de lo que Dios ha hecho en nosotros. Si ese amor que conforta a los santos ha estado y sigue estando, hay confianza en la obediencia al evangelio. Una obediencia que no se queda en lo formalmente requerido sino que va más allá de lo estipulado. La causa de la confianza de Pablo hacia la obediencia de Filemón está en que irá más allá de lo que Pablo le está pidiendo “sabiendo que harás aun más de lo que te digo”.
     ¿Qué de más haría Filemón? Lo cierto es que no se nos dice, pero la razón de la confianza de Pablo residía en que Filemón haría más de lo que Pablo le estaba pidiendo. El apóstol le pidió recibir a Onésimo como hermano, poner a su cuenta aquello en lo que le hubiese podido causar daño, confortar el corazón del apóstol. Pablo le escribe con la convicción de que Filemón obedecería la fe del evangelio porque haría mucho más de lo que Pablo le estaba diciendo. Y es que el evangelio nunca se quedó en hacer lo escasamente requerido. El evangelio fue más allá de lo que cualquiera de nosotros podría imaginarse. Nos ha llevado de enemigos de Dios a ser hijos de Dios, de estar muertos en pecados a estar vivos eternamente en Cristo, de estar en enemistad con Dios a ser reconciliados por medio de la justificación que es por la fe en Jesucristo. Cristo no nos amó a medias, nos amó hasta el fin, hasta la muerte misma de la cruz. Dios no nos perdona algunos pecados, todos nuestros pecados son perdonados en Cristo, pasados, presentes y futuros. ¡Quién lo hubiese imaginado! El evangelio no hizo lo escasamente requerido, fue más allá. Fue más allá de una cultura que quizás alguno daría su vida por uno bueno pero nadie lo haría por un injusto y pecador, pero el evangelio fue más allá, el amor de Dios se mostró en que siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. Por tanto, la obediencia al evangelio, la “obligación gozosa” al amor que conforta, perdona y recibe al hermano debe ir más allá. No estamos llamados a hacer lo justo y necesario con nuestros hermanos sino a ir más allá. ¿Cuántas veces perdonarás al hermano? Hasta setenta veces siete. ¿Cuántas veces le recibirás con amor y perdón? Hasta setenta veces siete. ¿Cuántas millas recorreremos si el hermano lo requiere? No solo una milla sino también dos por amor a mis hermanos. Por la gracia de Dios en nosotros Pablo podría escribirnos y decirnos “os escribo confiando en vuestra obediencia, sabiendo que haréis aun mas de lo que os digo”.