EXPONIENDO
LA PALABRA
“Y los levitas Jesúa, Bani, Serabías, Jamin, Acub, Sabetal, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley;
y el pueblo estaba atento en su lugar”
(Nehemías 8:7)
      Si hay un sitio en la iglesia que - aunque nunca debería serlo - en ocasiones se convierte en lugar de soledad en la congregación, este lugar es el púlpito. El predicador se prepara para subir al púlpito después de haber estado toda la semana luchando con el texto bíblico. Abre su Biblia y pone sus notas sobre el púlpito orando silenciosamente y para sus adentros que Dios esté con él y tenga el beneplácito de añadir su sello de bendición y poder sobre el mensaje. Empieza la exposición de la Palabra y a medida que avanza llega un momento que el predicador se da cuenta de algo, se ha quedado solo en el púlpito. Es una sensación terrible que hace que uno se pregunte “¿qué estoy haciendo aquí?”. Es la sensación de sentirse el mero actor de una actuación. Los fundamentos y convicciones del predicador son puestas a prueba en esos momentos, “¿vale la pena tanto trabajo y esfuerzo en intentar ser fiel en la exposición de la Palabra?”, “¿por qué parece que la Palabra no tiene ningún efecto?”. No cabe duda alguna, como en cualquier otra cosa, que un examen personal de lo que uno está haciendo es importante. Siempre hay cosas que cambiar y mejorar, pero hay algo que debe recuperarse en cuanto a la predicación de la palabra. La predicación nunca es algo individual, siempre es algo congregacional donde toda la congregación de los santos está implicada. El individualismo de nuestra sociedad ha convertido en algunos casos a la predicación como el momento estelar del “predicador” y en otros casos en el momento en el cual la congregación atiende como meros espectadores pasivos sin ninguna implicación activa en el acto de la exposición de la palabra. No debería nunca ser así.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Pastor Rubén Sanchez Noguero - Móvil: 610.224.965 - emali: rsanchez111@yahoo.es
Señor, ayúdanos a que como un solo cuerpo escuchemos tu voz. Señor ayuda a aquellos que se suben a los púlpitos a ser fieles y claros expositores de tu Palabra. Ayúdales a hacernos entender tus palabras. Señor, ayuda a la congregación a escuchar atenta y gozar de grande alegría porque entiende las palabras que les han sido enseñadas. Señor, que la exposición de tu Palabra sea un acto de adoración a ti siempre en nuestra congregación. Amén. 
MARTES

Leer: Nehemías 8:1-12

Meditar: ¿Cuál es el acto central del texto? ¿Quién exactamente se reunión en la plaza? ¿Qué te hace pensar la afirmación de “así de hombres como de mujeres y de todos los que podías entender? ¿Cuál fue la función de Esdras? ¿Por qué crees que era importante la función de los levitas? ¿Qué te da a entender la importante función que desarrollaban los levitas? ¿Qué fusión tenía el pueblo en la lectura y explicación de la ley de Dios? ¿Qué resultado trajo el entender la ley de Dios por parte del pueblo?

Orar: Pide a Dios que la predicación de la Palabra en tu iglesia pueda ser un acto congregacional. Pide que la predicación exponga y explique la Biblia y ora para que la congregación como un solo cuerpo pueda entender y gozarse. 


MIÉRCOLES

Leer:  2 Crónicas 34:14-28

Meditar: ¿Qué fue hallado por Hilcías? ¿A qué libros crees que se está refiriendo la expresión “el libro de la ley de Jehová dada por medio de Moisés”? ¿A qué crees que dio más importancia Safán? ¿Por qué crees que el rey Josías se rasgó las vestiduras al escuchar las palabras leídas del libro de la ley? ¿Sobre qué debía consultarse a la profetisa Hulda según el v.21? Cuando Hulda da su profecía ¿crees que fue una profecía nueva o estaba basada en la revelación que Dios dio en el libro de la ley? ¿Cómo respondió Dios en base a la respuesta del rey a la palabra de Dios? ¿Qué aplicación práctica puedes extraer para tu vida e iglesia del texto?

Orar: Pide a Dios que su Palabra nunca desaparezca de tu vida ni de la iglesia en la cual te congregas. Ora por tus pastores para que sean fieles y sensibles a la Palabra de nuestro Dios.


JUEVES

Leer: 2 Crónicas 34:29-33

Meditar: ¿Qué hizo Josías en los vv.29-30? ¿Qué hizo Josías después de leer la ley del pacto? En cierta manera Josías se comprometió a renovar el pacto que Dios había hecho con Israel en Horeb y Moab ¿a qué se comprometió concretamente Josías? ¿Fue únicamente un acto de Josías o de todo Israel? ¿Qué aplicación práctica hay para tu vida e iglesia?

Orar: Pide a Dios que la obediencia a la Palabra sea algo congregacional, que las palabras “no se apartaron de en pos de Jehová el Dios de sus padres” sean una realidad en la iglesia a la que perteneces.


VIERNES

Leer: 1ª Pedro 1:22-25

Meditar: ¿En qué y por qué medio ha sido hecha la purificación de las almas de todo creyente? ¿Cuál es el propósito de ello? ¿De qué simiente ha sido renacido todo creyente? ¿Cuál es el medio por el cual el creyente es nacido de nuevo según el v.23? ¿Cómo crees que se aplica el texto de Isaías 40:6-9 al hecho que todo creyente ha nacido de nuevo por la palabra del Dios vivo? ¿Qué duración tiene la palabra de Dios en comparación a toda carne? ¿Con qué identifica Pedro la palabra en el v.25? ¿Qué aplicación práctica puedes derivar para tu iglesia de saber que la palabra es el medio por el cual somos renacidos?

Orar: Sin palabra no hay renacimiento ya que es lo que Dios usa para hacer sabio para salvación. Pide que la presencia de la Palabra de Dios esté presente en tu iglesia. Ora que Dios use su palabra viva para hacer renacer a sus escogidos.


SÁBADO

Leer:  Santiago 1:22-25

Meditar: ¿Cuál es la exhortación principal de Santiago? ¿Qué dos aspectos tienen que estar presentes en nuestra actitud con relación a la Palabra de Dios? ¿Qué ilustración pone Santiago para comparar a uno que oye y no hace la palabra y a uno que la oye y la obedece? ¿A qué crees que se refiere Santiago por la “perfecta ley, la de la libertad”?

Orar: El evangelio es la ley perfecta de la libertad, pide a Dios que por su gracia tu actitud hacia el evangelio sea de escucha y obediencia.
      Nehemías 8:7 muestra un momento vital en la historia del pueblo de Israel, el momento en el cual el pueblo de Dios fue llamado a congregarse alrededor de la exposición de la ley de su Dios. Nehemías muestra el carácter congregacional de la exposición de la Palabra de Dios en tres aspectos: Primero, el contexto congregacional de la exposición de la palabra. Segundo, la exposición de la Palabra a la congregación y tercero, la atención congregacional a la Palabra de Dios.
      Después de que los hijos de Israel estaban ya cada uno en sus ciudades en el mes séptimo (Nehemías 7:73), el pueblo fue llamado a congregarse en asamblea oficial. Llama la atención que el pueblo se congregó no como un conjunto de individualismos personales de cada uno de los miembros, la Biblia marca que el pueblo se reunió “como un solo hombre” (Nehemías 8:1). Es importante conocer que en Israel el individuo era importante pero no los individualismos personales. La consideración de los individualismos personales e intentar agradarlos tiene la capacidad de hacer volver loco a cualquiera. Fue toda la congregación de Israel que se reunió como un solo hombre, nadie fue dejado fuera, “así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender” (vv. 2-3). La importancia de la reunión “como un solo hombre” reside en el hecho que Israel se reunió con un interés común y congregacional. Sin duda alguna cada uno de esos hombres y mujeres tendría sus propias expectativas e intereses pero lo que primaba no eran los intereses personales de cada uno sino el interés congregacional. Por tanto, el contexto es un contexto congregacional y es en medio de este contexto que la ley de Dios fue expuesta al pueblo, esto hace que la exposición de la palabra tenga un contexto congregacional. La ley fue leída, predicada y explicada a la congregación de Israel, el objetivo principal de la exposición de la palabra no eran los que estaban fuera de la congregación sino la congregación de los santos.


      Puede parecer sorprendente pero la exposición de la palabra de Dios fue pensada para darse en el contexto de la congregación, con la congregación primeramente en mente. Era Israel quien necesitaba escuchar y entender la ley de Dios. La exposición congregacional de la ley de Dios fue dado como un medio de gracia que nutría y hacía madurar la vida del pacto de Israel. En el nuevo pacto sigue siendo la iglesia congregada los que primeramente necesitan escuchar y entender la Palabra de su Dios. El contexto congregacional de la exposición de la Palabra de Dios hace que la predicación nunca fue pensada como algo individual que solo pertenece al predicador. Esdras, el escriba leía, los levitas explicaban y el pueblo escuchaba y procuraba entender. La predicación y exposición de la Palabra implica siempre a toda la congregación y tiene como interés y preocupación central a la congregación de los redimidos.
      Sin duda alguna el corazón del culto congregacional es la auténtica predicación de la Palabra de Dios y el interés y propósito de ella es nutrir la vida del pacto de la iglesia, hacer madurar a la iglesia y formar en ella la imagen de Cristo Jesús nuestro Señor. Es lícito venir a la congregación de los santos pensando “que tendrá Dios para mi hoy” pero pensando así corremos el peligro de que, si el mensaje no ha sido de nuestro agrado, se nos ha hecho complicado y largo, podemos salir pensando que hoy Dios no ha hablado. No olvides que te congregas como un solo cuerpo con tus hermanos y hermanas, ¿te has parado a pensar qué es aquello que Dios ha dicho no únicamente a ti sino a la congregación de los santos? ¿Te has parado a pensar cómo la Palabra expuesta forma no solo tu vida sino la de la congregación en la que formas parte? Ciertamente debemos tener a no creyentes en vista cuando se expone la Palabra, el evangelio siempre debe ser expuesto, pero no sacrifiques la realidad prioritaria de que cuando el pueblo se reúne la voz de Dios es para su pueblo. No dejes que la exposición de la palabra se convierta en algo solitario sino congregacional y deja que sea Dios quien añada bendición y vida eterna en la congregación de los santos. Para ello, la palabra debe ser expuesta a la congregación.
      El texto nos dice que eran los levitas los que hacían entender al pueblo la ley “Y los levitas Jesúa, Bani, Serabías, Jamin, Acub, Sabetal, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley”. Una de las funciones que los levitas tenían bajo en antiguo pacto era la explicación de la ley del pacto. Esta es la razón por la cual el profeta Malaquías tuvo palabras duras hacia los sacerdotes que con sus enseñanzas torcidas desviaron al pueblo del camino de la ley (Malaquías 2:7-8). Cuando la congregación se reunió en tiempos de Edras y Nehemías, la ley no fue solamente leída desde el púlpito, sino que también fue explicada por parte de los sacerdotes, ellos “hacían entender al pueblo la ley”. Existe un énfasis en el texto en “hacer entender” (vv.7, 8, 9), por tanto, la auténtica predicación es aquella que expone el mensaje del texto, es aquella que no se limita a leer sino que lucha por hacer entender el texto a la congregación, es lo que se llama hoy en día “la predicación expositiva”. Esto es lo que fue hecho por parte de los levitas frente a la congregación de Israel. El exponer y hacer entender la ley de Dios era y será en la congregación de los santos algo central, irreducible y no negociable. Fue la exposición y explicación de la verdad la que hizo que el pueblo gozase de grande alegría, “y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado” (v.12).


      Fue la exposición y explicación de las palabras de Dios las que dieron grande alegría al pueblo. La exposición y explicación de la Palabra no es el tipo de predicación más fácil que hay, ahora bien, es la necesaria para que el pueblo goce de grande alegría. No es la predicación que lanza la semilla en pedregales y verá fruto de manera rápida ¡cuidado con el fruto rápido porque tan rápido como crece se seca por faltarle profundidad y raíces! Es la predicación que con paciencia, trabajo y fidelidad hace entender la Palabra y es la predicación más atacada para que desaparezca del púlpito. Una palabra para los pastores y predicadores. El tiempo no ayuda a mensajes profundos, recibiréis palabras con la intención de moveros de la explicación fiel de la Palabra. Quizás se os podrá decir que cuesta entender los mensajes, pocos podrían convertirse con ellos. Gracias a Dios que él no os pasará cuentas por si habéis convertido a alguien, recuerda que ese es el trabajo de Dios no el tuyo. Evalúa tu predicación, mejora en ella, pero nunca dejes de ser fiel en hacer entender la palabra, de eso sí que nos pasará cuentas nuestro Dios. Es un tiempo que se piden sermoncillos, pero Michael Green está en lo cierto cuando dice: “esta es la era de los sermoncillos. Y sermoncillos hacen cristianitos” (citado por Albert Mohler Jr. “Lo central en el culto cristiano: La predicación expositiva” en Ministerio Expositivo, 22). Ahora bien, así como se necesita predicación que haga entender la palabra, también se necesita una atención congregacional.
      Los levitas hacían entender, pero el pueblo “estaba atento en su lugar”. Hay un énfasis marcado en que aquellos que se reunieron fueron “todos los que podían entender” (vv.2-3). Hay un énfasis en estar atento y entender (vv.7, 8, 9) ¿por qué algo así? Porque era la responsabilidad de la congregación de Israel el estar atentos y entender. Tanto se requiere una predicación que exponga la Palabra como una congregación con oídos expositivos, es decir, que aprenda a escuchar y entender la exposición de esa Palabra. Si el predicador debe trabajar arduamente para predicar fielmente, la congregación debe trabajar arduamente para entender fielmente y esto es algo que el nuevo pacto nos ha traído (Jeremías 31:34). Una palabra para la congregación. Cierto es que tus pastores en ocasiones están mejor que otras en el púlpito, pero no olvides que tu responsabilidad es trabajar arduamente en escuchar y entender la Palabra. La predicación que hace entender la Biblia no es la más fácil pero sí debes saber que es la semilla plantada en buena tierra que, aunque tarde da su fruto con raíces profundas y duraderas. Quizás el fruto no se vea al momento, pero una palabra de cautela, no pongas tu confianza en las capacidades del pastor, la autoridad está en la Palabra y es ella la que Dios usará para edificar y salvar. Si tienes la convicción que el púlpito de tu iglesia es fiel a la palabra, no te preguntes si el invitado que traerás entenderá o no. Te informo que si no es creyente no entenderá nada, ni lo simple ni lo complejo ya que el hacer entender es obra de Dios, para lo simple y para lo complejo. Si el púlpito es fiel, trae al invitado y deja que Dios haga el propósito para el cual él tiene asignada su palabra y hagamos así de la predicación y escucha de la predicación de la Palabra un acto de adoración congregacional a nuestro Dios.