UNA FE MÁS PRECIOSA
QUE EL ORO
“Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro,
el cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”
(1ª Pedro 1:7)

      La famosa “Fiebre del oro de California” fue un fenómeno social que movilizó de manera sorprendente a masas de individuos. La famosa “Fiebre del oro de California” ocurrió entre los años 1848 y 1855 y se caracterizó por la gran cantidad de inmigrantes que llegaron a las cercanías de la famosa ciudad de San Francisco atraídos por la fiebre de ese precioso y valioso metal. El fenómeno comenzó cuando en una pequeña ciudad llamada Coloma se descubrió ese valioso metal en Sutter’s Mill. Las noticas de tal descubrimiento corrieron como la pólvora y la posibilidad de hacerse con ese precioso metal llamó a más de trescientas mil personas que se movilizaron a California de otras partes de Estados Unidos y de otros países. Lo mismo sucedió con la “Fiebre del oro de Klondike” también conocida como la “Fiebre del oro de Yukón o Alaska”. Al igual que en California, el oro de Klondike fue de la misma manera un fenómeno social y de inmigración que movilizó a gran cantidad de buscadores de oro. A finales del siglo XIX cerca del río Klondike en el área de Dawson City, Yukón, Canadá, se extrajeron un total de 12.5 millones de onzas de oro. Tal descubrimiento desembocó nuevamente en una fiebre producida por el brillo de ese precioso metal.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Gracias Dios y Padre por el don de la fe que me has entregado. Gracias porque mediante la fe me preservas con tu poder para alcanzar salvación. Gracias por lo preciosa que es la fe que me entregaste en Cristo Jesús. Padre, ayúdame a ver las pruebas en mi vida como el fuego que refinan esa fe que me has dado para que al fin, pueda ser hallada para la gloria del Señor Jesucristo. Amén.
MARTES

Leer: 1ª Pedro 1:3-9

Meditar: ¿Por qué es bendito Dios? ¿Qué tres bendiciones o acciones se ven en los vv.3-5 y que Dios hace con los suyos? ¿Cuál es el medio por el cual el poder de Dios preserva a los suyos para salvación? ¿Por qué el creyente puede tener gozo aun y las diversas pruebas según los vv.6-7? ¿Cómo se manifiesta la fe que es probada según el v.8? ¿Cuál es el fin de la fe que es probada? ¿Cómo aplicas estos versículos a tu vida personal?

Orar: Bendice a Dios por la esperanza viva, por la herencia que está guardad y por su poder que nos preserva mediante la fe. Pide a Dios que en medio de las pruebas puedas tener gozo sabiendo que tu fe es probada para que su fin sea la salvación.


MIÉRCOLES

Leer: Hebreos 11:1-39; 12:1-2

Meditar: ¿Cómo define el autor la fe? ¿Crees que está hablando de la fe que justifica? ¿Si o no? ¿Cómo Hebreos 11 desarrolla la definición de fe con diversos ejemplos? ¿Qué son aquellas cosas que todos los ejemplos tienen en común? ¿A qué miraba la fe de todos ellos? ¿Llegaron a recibir aquello que su fe anhelaba y contemplaba? ¿Dónde están puestos nuestros ojos? ¿Cómo es descrito Cristo en Hebreos 12:2? ¿Qué gran diferencia hay entre los santos de Hebreos 11 en el antiguo pacto y nosotros?

Orar: Bendice a Dios por la fe de los santos del antiguo pacto y el ejemplo que ellos establecieron. Bendice a Dios porque las promesas que contemplaron por fe y no vieron cumplidas nosotros los santos del nuevo pacto las podemos ver inauguradas ya en Jesucristo el autor y consumador de nuestra fe.


JUEVES

Leer: Lucas 18:1-8

Meditar: ¿Cuál es el tema central de la parábola? ¿Por qué Jesús explicó esta parábola? ¿Qué sucede en ella? ¿Cuál es la característica del juez que se repite varias veces? ¿En qué situación crees que podía encontrarse la viuda? ¿Crees que es sorprendente que el juez injusto hiciese justicia con la viuda? ¿Sí o no? ¿Qué diferencia hay entre Dios y el juez injusto en el v.7? ¿Cómo entiendes la última frase del v.8? ¿Cómo crees que la fe se relaciona con la esperanza que Dios haga justicia al fin de los tiempos?

Orar: La oración es una muestra de nuestra fe en que Cristo volverá y establecerá justicia para todo creyente en este mundo injusto. Pide a Dios que en medio de la injusticia tu fe sea mostrada acudiendo en oración a Dios como muestra de creer que Cristo volverá para establecer la justicia última y perfecta. 


VIERNES

Leer: Juan 6:25-29

Meditar: ¿Por qué la gente buscaba a Jesús? ¿Qué es aquello por lo que deben trabajar? ¿Cuál crees que es la comida que a vida eterna permanece? ¿Cuál es la obra de Dios? ¿Es el creer primeramente la obra del ser humano o la obra de Dios? ¿Cómo relacionas esto con el tema de la fe?

Orar: Bendice a Dios porque el creer es parte de su obra de redención. Es él quien da la fe y el que obra para que podamos creer. Da gracias a Dios porque el hecho de haber creído implica que Dios obró en ti.


SÁBADO

Leer: 2ª Tesalonicenses 1:3-4

Meditar: ¿Es aquello por lo que siempre dan gracias? ¿Qué sucedía con la fe de los Tesalonicenses? ¿Con que aparece relacionada la fe en el v.3? ¿De qué se gloriaban entre las iglesias? ¿En que circunstancia se manifestaba la fe y la paciencia de los Tesalonicenses? ¿Cómo puedes aplicar lo leído en estos versículos a tu propia vida?

Orar: Pide a Dios que tu fe crezca juntamente con el amor con todos los santos. Pide a Dios que tu fe y paciencia crezca en medio de las tribulaciones para gloria de Dios.
      Aun y cuando la “Fiebre del oro” podría parecer cosa del pasado y posiblemente para muchos circunscrita a las películas del lejano oeste, lo cierto es que hoy en día el oro sigue siendo metal precioso de estable y alto valor hasta el punto que muchos siguen buscándolo en cuencas de ríos, en desiertos perdidos y siguen invirtiendo en él como valor estable. Sin duda alguna el oro es un metal precisos, ahora bien, aun y lo precioso del oro, el apóstol Pedro habla que el creyente tiene algo que es mucho más precioso que el oro, su fe, “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1ª Pedro 1:7).
      El apóstol Pedro muestra lo preciosa que es la fe para el creyente comparándola con aquel material que posiblemente es el metal más precioso que pueda existir, el oro. El apóstol muestra primero, la prueba de la fe de todo creyente. Segundo, lo preciosa que es la fe de todo creyente y tercero el propósito último de lo preciosa que es la fe. La fe de todo creyente sin excepción es el don que Dios ha dado. Entre los muchos dones de Dios, la fe es un don precioso que Dios entrega a sus hijos e hijas. Podría pensarse que la fe es algo innato en el creyente pero lo cierto es que no es así. Debido a la caída del ser humano en Génesis 3, el ser humano quedó sin fe, quedó sin la capacidad ni voluntad de poder creer, por ello, la fe debe ser un don de Dios. La fe es un don que brota como bendición misma del evangelio de Jesucristo y es entregada por Dios, no únicamente para creer en un momento determinado y concreto, sino también para seguir creyendo a lo largo de la vida y de las tribulaciones que en ella se encuentran. La fe salvífica, genuina y verdadera entregada por Dios es la fe que cree confiadamente y que persevera en ese creer a lo largo de la vida y en medio de las tribulaciones. Posiblemente y cuando pueda parecer difícil, es en medio de las tribulaciones de la vida cuando esa fe que es entregada por Dios es pulida para que sea al fin preciosa, por tanto, es en medio de las pruebas de la vida cuando podemos darnos cuenta de lo preciosa que es la fe que Dios nos ha entregado.


      El apóstol Pedro les dice a sus oyentes “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro”. El apóstol no deja lugar a dudas que la fe del creyente debe ser probada y será probada a lo largo de su vida. Previamente Pedro ha mostrado la gran esperanza que todo creyente tiene. Dios mismo es quien tiene para aquellos que él ha escogido y ha hecho renacer a una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo (vv.2-3) una herencia guardada en los cielos. Lo interesante es ver que así como la herencia de los santos está guardada por Dios en los cielos, los santos mismos son guardados por el poder de Dios mediante la fe “que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe para alcanzar salvación” (v.5). La perseverancia de los santos hasta el fin de su salvación es primeramente cosa de Dios. Si el creyente persevera hasta el fin y no pierde su salvación es porque primeramente el poder de Dios obra en él preservándolo y haciéndole perseverar hasta el fin. Ahora bien, es “mediante la fe” que ese poder preservador de Dios se manifiesta. Por tanto, no hay duda alguna que la fe entregada por Dios es preciosa, entre otras cosas es ese don mediante el cual el poder de Dios que preserva al cristiano en este mundo se manifiesta. No hay duda que en eso todo creyente deberíamos alegrarnos y gozarnos aun y cuando tengamos que ser afligidos en diversas pruebas en nuestra vida.


      Pedro les muestra que el gozo está presente pero también la tribulación (v.6). De todas maneras en las manos de nuestro Dios soberano, las tribulaciones en la vida del creyente nunca son dejadas sin propósito sino todo lo contrario. Ellas son usadas por Dios para llevar a cabo su propósito en la vida de los suyos. Quizás uno podría preguntarse ¿cuál es ese propósito? Muchas veces pensamos únicamente en el propósito personal e individual, miramos el árbol y perdemos la visión del bosque entero que Dios ha puesto delante de nosotros. Si hay un propósito claro por las que Dios usa las diversas pruebas es para probar nuestra fe, “para que sometida a prueba vuestra fe, muchas más preciosa que el oro”. Las tribulaciones y pruebas de la vida las cuales se presentan sin llamarlas, son muchas veces la forja ardiendo dentro de la cual Dios prueba, pule y refina nuestra fe como creyentes. Ahora bien, la afirmación del apóstol podría mal entenderse. Podría pensarse que Dios prueba la fe de los suyos por medio de las pruebas para saber si esa fe es verdadera o no. Lo cierto es que este no es el contexto del apóstol Pedro. Ya nos ha dicho que es mediante la fe que el poder de Dios que preserva a los suyos para salvación se manifiesta. Si la fe debe ser probada, no es primeramente para que Dios sepa si es buena o no, él ya lo sabe, es él quien la ha dado y todo don que el da es bueno, agradable y perfecto. Si es mediante la fe que el poder preservador de Dios hacia los suyos se manifiesta, que la fe sea sometida a diversas pruebas es para que sea fortalecida y perfeccionada para salvación eterna el día de Jesucristo. Por medio de las diversas pruebas en las que nuestra fe puede ser sometida, Dios refina el gran valor de aquel medio, la preciosa fe, por el cual él preserva a los suyos. El hecho que la fe sea preciosa es por lo que debe ser sometida a prueba “mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego”.
      El apóstol compara ahora la “fe” que Dios ha entregado a los suyos y es sometida a prueba, con el “oro” ese metal precioso y de gran valor. La comparación reside no solamente en mostrar que ambos son puestos a prueba, sino que la fe es mucho más preciosa y perdurable que el oro. El oro es lo que se llama un metal noble por lo que es resistente al cambio y a la corrupción. Muchas veces para poder establecer el peso y valor real del oro se necesita una prueba de fuego. Aun y cuando hay diversos métodos, la prueba de fuego que se realiza en la copela, recipiente que soporta altas temperaturas, permite, después un proceso largo y que ha puesto al oro a prácticamente 1100 grados de temperatura determinar el peso y valor exacto del metal noble.
      Es el fuego aquello que al final no destruye el oro por su nobleza sino que prueba su valor y peso real. Pedro utiliza el argumento de menor a mayor, si esto se hace con el oro que es un metal perecedero, es decir, forma parte de este mundo caído que tiene sus días contados ¿cuánto más no se probará bajo fuego a la fe? ¿Cuánto más no se probará a la fe que es mucho más preciosa y de valor que el oro? Ciertamente la fe no es un metal noble, pero si que tiene un valor y una nobleza superior al oro, por ello, las tribulaciones son la prueba de fuego de nuestra fe para que al final, siendo mucho más preciosa que el oro, la fe de todo creyente resulte lista y preciosa para la salvación que está preparada y que será manifestada en el tiempo postrero.


      El oro por muy precioso que pueda ser es perecedero pero la fe entregada por Dios es eterna. La prueba de fuego a la que nuestra fe es sometida por las diversas pruebas de la vida, es aquella prueba que lo que hace es refinar y probar el gran valor y lo preciosa que es nuestra fe. Es probada con el fin de “sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. El propósito final de la prueba de nuestra fe no quita en ningún momento la dureza de las pruebas a las que puede estar sometida. Hay pruebas que son duras en la vida del creyente. El haber sido tocados por la gracia redentora de Dios no nos quita de las aflicciones de este mundo. El parar de sufrir será en la gloria eterna pero no en el mundo presente. En cierta manera, el haber sido atraídos por la gracia eficaz de Dios y el haber sido depositarios del don de la fe, automáticamente nos sitúa en la realidad de las pruebas ¿por qué? Porque esa fe preciosa será sí o sí probada para ser hallada para alabanza, gloria y honra de nuestro Señor Jesucristo. En cierta manera estas palabras últimas del apóstol Pedro muestran que la fe de todo creyente es el don de nuestro Señor Jesucristo. Podría entenderse que nuestra fe será hallada para alabanza, gloria y honra nuestra por haber llegado al final pero es poco probable que el apóstol vaya en esa dirección. Si nuestra fe es hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, será simplemente porque en medio de las pruebas de nuestra fe él nos ha preservado. Será para su gloria porque esa fe probada resultará preciosa para estar en la eternidad misma. Será para su gloria porque el hecho que nuestra fe probada resulte preciosa para la eternidad significará que Dios mediante esa fe nos ha guardado hasta el fin para salvación, no ha fallado. Será para su gloria porque al final la prueba de nuestra fe que resulta preciosa para la eternidad mostrará que nuestro Señor Jesucristo no falló en su obra de salvación ni tampoco en su obra de preservarnos hasta el fin, por tanto, esa fe será no para mostrar cuánto nosotros hemos resistido sino para mostrar cuánto nuestro Señor Jesús nos ha mantenido, por ello será hallada para alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.