SEÑALES DE NAVIDAD
EL SEÑOR MISMO
OS DARÁ SEÑAL
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal:
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo,
y llamará su nombre Emanuel”
(Isaías 7:14)
      Las señales suelen ser indicios que permiten deducir algo de lo que no se tiene un conocimiento directo. Una señal puede ser un signo, un gesto o incluso un evento histórico que indica algo concreto. Las señales no solamente aportan información de aquello que anuncian, sino que también generan expectativa ya que anticipan la realidad de aquello anunciado y anticipado por la señal misma. Sin lugar a duda el tiempo de Navidad fue un tiempo de señales. Desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento, las señales fueron algo que acompañaron, anunciaron y anticiparon el evento central que sucedería en lo que ha sido llamado como la Navidad. Como si de un hilo conductor se tratase, las señales recorren la historia de la salvación anunciando y anticipando uno de los grandes eventos que irrumpirían en la historia de la humanidad así también como uno de los grandes misterios que jamás volvería a producirse, esto es, la encarnación y el nacimiento del eterno Hijo de Dios. Un evento sin igual e irrepetible en la historia de la humanidad, un hecho histórico esencial para la redención, un acontecimiento tan grande que Dios no dejó que quedase sin señales que lo anunciasen.


      Nuestro tiempo entiende a la Navidad de diversas maneras y tristemente todas ellas nada tienen que ver con la revelación de la Palabra de Dios. Se entiende a la Navidad como algo que se celebra y se espera una vez al año. Es como si llegado el mes de Diciembre, cada año se pusiese el piloto automático y brotase de la nada la Navidad y el conocido “espíritu navideño”. Ahora bien, lo cierto es que el nacimiento del Dios encarnado está enraizado en el progreso de toda la historia de la redención. No fue un evento improvisado en la historia, no fue un evento que sucedió sin nadie esperarlo. Sin duda alguna pudo coger a muchos por sorpresa, pero no fue porque Dios no lo hubiese anunciado y anticipado previamente con señales. Las señales del anuncio del nacimiento de Jesucristo indican que dicho evento histórico está engastado, como las piedras preciosas de una corona, en la salvación misma que Dios desarrolló sobre el fundamento de la historia y el tiempo. Una de esas señales de la Navidad fue dada siglos antes de que naciese Jesucristo a un rey de Judá, Acaz. Dios dijo por medio del profeta Isaías “Por tanto, el Señor mismos os dará señal: He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Isaías 7:14). Las palabras de Dios a través de Isaías muestran que la señal anunciada por Dios fue: Primero, una señal de intervención divina e incredulidad humana. Segundo, una señal especial y tercero, una señal de salvación que nos ayuda a buscar en la Navidad la salvación divina.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Pastor Rubén Sanchez Noguero - Móvil: 610.224.965 - emali: rsanchez111@yahoo.es
Dios mío, señal nos diste de tu gran misericordia y amor. Dios mío, señal diste al mundo al entregar a tu Hijo eterno para salvación de todo aquel que en él cree. Dios mío ayúdame a meditar en lo que la encarnación de tu Hijo significó. Ayúdame a sondear la persona de Jesucristo cada día más. Ayúdame a adorarte por la gran señal de salvación entregada en tu Hijo amado, Jesucristo. Amén.     
MARTES

Leer: Isaías 6:1-13; Juan 12:37-42

Meditar: ¿Cuáles el tiempo en el cual suceden los eventos descritos? ¿Qué visión tuvo el profeta Isaías? ¿Qué descripción se da de Dios en el texto? ¿Qué descripción da el propio Isaías de sí mismo? ¿Qué crees que significa lo dicho en el v.7? ¿Qué relación crees que tiene lo acontecido en el v.7 con la preparación de Isaías para entregar el mensaje? ¿Qué mensaje entregó Dios a Isaías y hasta cuando iban a durar sus efectos? ¿Qué relación hay de lo dicho por Isaías y lo dicho por Juan 12:37-42? ¿A quién contempló Isaías según Juan 12:42?

Orar: El mensaje de Isaías fue un mensaje de juicio a un pueblo incrédulo. Pide a Dios que el mensaje de su palabra encuentra en ti por su gracia un corazón receptor de su palabra. El mensaje de Isaías partía de la visión de la gloria de Cristo, pide que el mensaje de la palabra te permite contemplar la gloria de Cristo Jesús.


MIÉRCOLES

Leer: Isaías 7:1-17

Meditar: ¿Cuál es la situación histórica que se plantea en el v.1? ¿Cuál es el mensaje que Dios manda decir a Isaías? Según lo visto en Isaías 6, ¿cómo crees que encaja el mensaje de Isaías 7 en el contexto? ¿Qué anuncia Dios a Acaz? ¿Qué le pide Dios a Acaz para confirmar su mensaje? ¿Por qué crees que Acaz no pidió señal? ¿Crees que sus palabras de no tentar a Dios eran verdaderas? ¿Qué señal le dará Dios a Acaz y a Judá? ¿Cómo es descrito el hijo que nacerá? Según los vv.16-17 ¿de qué será señal el hijo nacido de una virgen?

Orar: Bendice a Dios porque él es Dios de salvación. Bendice a Dios porque aún y la incredulidad y orgullo del ser humano, la salvación de Dios se lleva a cabo ya que la salvación depende únicamente de nuestro Dios.


JUEVES

Leer: Isaías 7:18-25; 8:1-8

Meditar: ¿Qué mensaje conllevan las imágenes de los versículos leídos? ¿Qué acontecimiento histórico crees que se está describiendo? ¿Qué sucede en Isaías 8:1-3? ¿Cómo es descrito el hijo que es nacido de Isaías y la profetisa en el v.4? ¿Ves que existe alguna relación entre la descripción del hijo de la profetisa y el hijo descrito en Isaías 7:14-16? ¿Qué señal supondrá para Damasco y Samaria el nacimiento del hijo de la profetisa? ¿Cómo crees que se relaciona lo dicho en el v.4-7 con lo anunciado por Dios en Isaías 7:8, 16? ¿Cuál fue el juicio que finalmente Dios trajo sobre Damasco y Samaria?

Orar: Bendice a Dios porque él es Dios de juicio y salvación. Bendice a Dios porque él es fiel y siempre cumple lo establecido en su palabra.


VIERNES

Leer: Isaías 9:1-6

Meditar: ¿Cómo crees que los vv.1-2 se relacionan con las palabras dichas en Isaías 7-8? ¿Qué cambio existirá para la tierra que andaba en tinieblas? ¿Qué acontecimiento histórico crees que refleja en la historia de Israel? ¿Qué tres razones dan los vv.4-6 para la alegría expresada en el v.3? ¿Cuál es la razón para la alegría expresada en el v.6? ¿Cómo es descrito el niño e hija según el v.6? ¿Encuentras alguna relación temática con lo dicho en los capítulos de Isaías 7-8?

Orar: Da gracias a Dios porque sus últimas palabras para su pueblo no fueron de juicio sino de salvación y alegría.


SÁBADO

Leer: Mateo 1:18-23

Meditar: ¿Qué sucede en los versículos leídos? ¿Qué situación tenía María que obligó a José a querer dejarla? ¿Cómo José llegó a la convicción que el embarazo de María era algo obrado por Dios? ¿Cuál será el significado y función del niño nacido de María? ¿Qué sustento bíblico da Mateo para hablar del nacimiento de Jesús? Con todo lo estudiado durante la semana en Isaías 6-9 ¿cómo crees que el nacimiento de Jesús cumple los siguientes aspectos (1) señal de anuncio de salvación, (2) señal de anuncio de juicio, (3) señal de anuncio del fin del exilio del pueblo de Dios y (4) señal de anuncio de alegría

Orar: Bendice al Padre porque él nos entregó a su Hijo Jesucristo como la señal de salvación de nuestros pecados, señal de juicio para aquellos que le rechazan, señal de fin de nuestro exilio por el pecado y señal de alegría porque la luz de la salvación brillo sobre su pueblo.
      Las palabras de Isaías no surgen de la nada, sino que están dentro de un contexto importante para Israel, en concreto para el reino del sur, Judá. El reino del norte con Peka, rey de Israel había llegado a una alianza con Rezín rey de Siria para derrocar a Acaz, rey de Judá. La coalición de la destrucción había subido contra Jerusalén para acabar con ella, pero no pudieron tomarla (v.1). Ante esta situación Dios llamó al profeta Isaías y le dijo que saliese a encontrar al rey Acaz. El mensaje de Dios para Acaz era claro, aun y cuando la coalición de la destrucción organizada por Peka y Rezín estuviese contra Jerusalén, Dios no dejaría que fuese tomada, él intervendría. Para ello Dios le dijo a Acaz que le pidiese señal de esta intervención divina (v.11). Acaz con su falsa modestia dijo que él no pediría señal a Jehová, él no sería uno que tentaría a Jehová (v.12). Fue bien curiosa la actitud de Acaz. Un rey cuya vida no estuvo marcada precisamente por la fidelidad y obediencia a Dios, ahora quería mostrarse como obediente a su Dios. Su falsa modestia lo cegó, pensándose que hacía algo honroso y loable, no tentar a Dios, en realidad no vio que su falsa modestia era hipocresía y desobediencia. Dios le mandó pedir señal y él no lo hizo. Acaz hubiese podido pedir cualquier tipo de señal de la intervención de Dios. Hubiese podido pedir que fuego del cielo consumiese a sus enemigos. Hubiese podido pedir que ángeles batallasen a su favor. Pero su incredulidad no lo hizo posible. No creyó que Dios había tiempo atrás prometido que no faltaría rey sobre Judá. De haber pedido una señal, por su infidelidad a Dios probablemente Acaz hubiese pedido una señal para su propio beneficio y no para el beneficio de otros. Ante esto Isaías dice “¿os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo os dará señal”. Acaz perdió su oportunidad de creer a Dios y ahora será Dios quien dará la señal.


      El texto presenta el énfasis en decir “el Señor mismo”. No será otro sino únicamente Dios quien aportará esa señal que Acaz no fue capaz de pedir por su incredulidad. La intervención de Dios no surgirá de la nada, habrá una señal dada por el mismo Dios para anunciar y anticipar su intervención a favor de Jerusalén y de Judá. La señal será anuncio y anticipación de la gran intervención de Dios en la historia. Nuevamente Dios intervendrá, Dios mismo tomará los asuntos en sus manos. Cuando esa señal sea dada será el momento de esperar y anhelar que la historia verá la intervención del Señor mismo. Pero también será señal que recordará la incredulidad de Acaz, recordará que el rey no creyó y no obedeció. Sin duda alguna tenía que ser una señal especial “he aquí que la virgen dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel”. La señal es el nacimiento de un hijo cuyo nombre será Emanuel. La señal será una nueva vida, un hijo que será el testigo en la tierra de la intervención de Dios ¿dónde está lo especial de esa señal? No hay duda alguna que en tiempos de Acaz más de un hijo tuvo que nacer. Ahora bien, la manera en cómo el profeta lo expresa hace el anuncio especial. El lenguaje es parecido al anuncio que Dios dio a Agar (Génesis 16:11) a Sara (Génesis 17:19) o la madre de Sansón (Jueces 13:3). El profeta está diciendo “¡he aquí!”, “¡mirad!” hay algo que ver y considerar que es especial.
      Tal expresión marca la autoridad divina del anuncio, nos lleva como lectores a mirar donde Dios mismo está apuntando y anticipando. La señal es una llamada a un rey y pueblo incrédulo a mirar a un hijo concebido que traerá la intervención de Dios. Lo especial reside en que una virgen sin identificar, una chica sin casar que no conoció varón concebirá a un hijo. Sin duda alguna esta mujer sin identificar será una mujer que no estará casada y de buena reputación, de otra manera el hijo nacido hubiese sido ilegítimo y de poca señal hubiese servido. Esto es lo que hace la concepción del hijo sumamente especial. Una mujer sin casar y de buena reputación concibe un hijo y llamará su nombre Emanuel. Esta señal especial será para Acaz y Judá señal de salvación.
      La señal del nacimiento de ese niño será señal que Dios intervendrá para salvar a Judá de la invasión de Peka y Rezín. Dios intervendrá de manera especial para obrar salvación en medio de la historia. Dios mismo dio señal de ello, una señal que no terminaba en esa virgen y ese hijo concebido en el tiempo de Isaías. La historia de la salvación nos permite ver el cumplimiento de lo dicho por Dios en Mateo 1:23 “Ha aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”. Mateo aplica las palabras de Isaías a María y en especial al nacimiento de Jesús. Por tanto, cuando se entiende todo el contexto de las palabras dichas por Dios en Isaías, uno pude llegar a entender lo que es la Navidad centralizada en el evento histórico del nacimiento de Jesús. El nacimiento de Jesús es Dios mismo dando señal a un mundo incrédulo. El nacimiento de Jesús es la señal que Dios volvió a intervenir en la historia del ser humano, pero poco se piensa en la Navidad como señal que demuestra la incredulidad humana. Para Acaz fue señal de su incredulidad y de igual manera, el nacimiento de Jesucristo fue señal a un pueblo y un ser humano incrédulo a Dios. Fue señal de la intervención de Dios en medio de un mundo marcado por la falsa modestia e incredulidad. Ciertamente, la Navidad marca de manera especial el tiempo de creer en esa intervención divina de Dios en la persona de Cristo Jesús, pero lo hace porque es dada a un mundo incrédulo. Un mundo que es capaz de quejarse a Dios porque no interviene en sus asuntos y ser cegados no viendo que en Jesucristo Dios intervino de manera especial.


      La encarnación del eterno Hijo de Dios sin duda alguna fue algo especial, pero sin duda alguna superó toda expectativa, porque el ser humano que nació, Jesucristo, es “Emanuel que traducido es: Dios con nosotros” de manera específica Mateo traduce lo que Emanuel significa, algo que Isaías no hace. Mateo nos muestra la importancia y especialidad que hay en la persona de Jesucristo. El “¡he aquí!” de Isaías resuena nuevamente en Mateo “¡he aquí!”, “¡mirad quien ha nacido!”. Finalmente, Dios te lleva a que mires donde él quería que mirases. En Isaías fue un hijo concebido, pero aquí la señal es Dios mismo encarnado, el eterno Hijo de Dios nacido de mujer como un hijo cuyo nombre es Jesucristo, Dios verdadero de Dios verdadero. Jesucristo nacido como señal de salvación, nacido para salvar a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21). Sin duda alguna, el cumplimiento de la señal anunciada por Isaías 7:14 en el nacimiento de Jesús, debe llamarnos a meditar y sondear la profundidad que existe en la persona de Jesucristo. Conocer las profundidades del misterio de la encarnación del eterno Dios. Debe llevarnos a conocer la gran historia de la salvación porque ese nacimiento supone el inicio del cumplimiento de todo lo anunciado. Pero sobre todo debe llevarnos a entender que dicha señal no puede ser evidencia de nuestra incredulidad como lo fue con Acaz sino de rendirnos en arrepentimiento y fe a Jesucristo para perdón de pecados y vida eterna.