EN TODO LUGAR
“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí estás.
Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar,
aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra”
(Salmo 139:7-10)

      Un deseo que en más de una ocasión he escuchado - y honestamente también he podido tener - es el deseo de poder estar en todas partes. Por lo general, es un deseo que se expresa cuando uno es incapaz de llegar a todo. Cuando se está abrumado por muchas cosas y se es incapaz de llegar a todo, surge el deseo de poder estar en varias partes al mismo tiempo para poder hacer todo lo necesario. Ahora bien, aun y tal deseo, el atributo de la omnipresencia es algo reservado a Dios. Como todo atributo divino, la omnipresencia es parte del ser de Dios y es un atributo en el que el rey David meditó y encontró en él guía y confianza. El atributo de la omnipresencia de Dios es el atributo que sale a relucir en las palabras de David en el Salmo 139:7-10. Primero, David empieza con un cuestionamiento con respecto a la posibilidad de poder ir a algún lugar que la presencia de Dios no se encontrase. Segundo, David llega a la conclusión que Dios es omnipresente y tercero la omnipresencia de Dios es seguridad para David. Las dos preguntas que David se hace tienen ambas que ver con la posibilidad de un lugar dónde Dios no estuviese “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” Las dos preguntas de David son paralelas la una con la otra, “tu Espíritu” es paralelo a “tu presencia” y “¿a dónde me iré”? es paralelo a “¿y a dónde huiré?” David plantea la posibilidad de poder encontrar un lugar en su vida donde la presencia de Dios no fuese una realidad. Probablemente muchos se han preguntado alguna vez si podría haber algún sitio donde la presencia de Dios no estuviese. Algunos se lo habrán preguntado meramente como una pregunta teológica a resolver. Otros se lo habrán preguntado para resolver una duda honesta en sus vidas. Muy probablemente nuestro mundo desearía un lugar donde poder ir y huir para escapar de la presencia de Dios. Esto es así porque el ser humano pecador desde su caída en Génesis 3 no busca el volver a la presencia divina de la cual gozaba en el Edén, sino que su corazón busca de continuo un lugar donde poder reinar por sí mismo sin la presencia de Dios. El corazón humano por naturaleza busca un lugar vacío de la presencia divina ¿Habrá algún lugar en todo el universo creado que presente un vacío absoluto de la presencia del Creador? ¿Habrá algún lugar en todo el reino espiritual que se caracterice por la ausencia de Dios? Ahora bien, las palabras de David son las palabras de alguien que conoce a Dios, no son las palabras de alguien que intenta escapar de Dios sino todo lo contrario.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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No puedes dejar pasar la verdad bíblica de la omnipresencia de Dios. Medita en lo siguiente. No hay lugar que pueda escaparse del Dios que examina nuestro corazón y pensamientos, por tanto, dicha verdad debería ser motivación para nuestra santidad. No hay lugar donde estemos dejados de la guía de nuestro Dios, por tanto, dicha vedad debería ser confianza para nuestro caminar. “Señor ayúdame a vivir sabiendo que no hay lugar que tu presencia no sea una realidad”. 
MARTES

Leer: Salmo 139:7-12

Meditar: ¿Cómo explica David la omnipresencia de Dios? ¿Qué quiere comunicar David con las expresiones del v.8? ¿Cómo se relaciona la seguridad que tiene David en el v.10 con lo dicho en el v.11? ¿Qué situación crees que describe David con el término “término” y la expresión “la noche resplandecer alrededor de mí? ¿Cómo explicas la muestra de seguridad en la expresión “lo mismo te son las tinieblas que la luz”?

Orar: Bendice a Dios por ser omnipresente. Pide a Dios que la realidad que él está en todas partes pueda obrar en tu vida como seguridad y confianza en todo lugar.


MIÉRCOLES

Leer: Amos 9:1-4

Meditar: ¿A quién va dirigido el mensaje de Amós? ¿Cuál es el contexto de los versículos leídos en Amós? ¿Qué acción de Dios es descrita con las imágenes del v.1? ¿Cómo están expresadas las frases de los vv.2-4? ¿Qué crees que los vv.2-4 están comunicando? ¿Cómo crees que los vv.2-4 funcionan con relación a lo dicho en el v.1?

Orar: La omnipresencia de Dios garantiza que el juicio por el pecado alcanzará a todo el mundo esté donde esté. Pide a Dios que su omnisciencia te sirva para vivir una vida de santidad en todo lugar.


JUEVES

Leer: Isaías 66:1-2

Meditar: ¿Cómo describe Isaías al y la tierra cielo? ¿Cómo crees que las preguntas del v.1 funcionan? ¿Qué relación crees que hay entre la descripción del cielo y la tierra y las preguntas en el v.1? ¿Qué doctrina aparece en el v.2? ¿Cómo crees que la doctrina de la creación y el atributo de la omnipresencia se relacionan según el texto?

Orar: Bendice a Dios por se Creador y saber que él


VIERNES

Leer: Mateo 28:16-20

Meditar: ¿Qué describe los versículos? ¿Qué es aquello que le es dado a Cristo? ¿Cuánto abarca la autoridad de Jesús? ¿Qué es aquello que sus discípulos deben hacer debido a la autoridad que Jesús tiene? ¿Cuál es la garantía que les es dada a esos discípulos?

Orar: Alaba a Dios por la completa autoridad que nuestro Señor Jesucristo tiene. Bendice a Dios porque su autoridad y su presencia completa es algo que acompaña a los suyos todos los días de nuestra vida.


SÁBADO

Leer: 1ª Corintios 3:16-23

Meditar: ¿Cuál es el contexto inmediato de los vv.16-23? ¿De qué está hablando Pablo en el texto? ¿Cómo describe Pablo a los Corintios? ¿Qué advertencia lanza Pablo a los Corintios? ¿Cómo crees que la realidad de ser templo de Dios se relaciona con el atributo de la omnipresencia de Dios?

Orar: Da gracias a Dios porque él que no puede ser contenido por cielos y tierra ha decidido hacer del creyente y la iglesia su templo donde morar. Pide a Dios que la realidad de su presencia en ti sea de guía para vivir en santidad por ser templo de Dios.
      Son las palabras de alguien que sabe que Dios conoce todos sus caminos y es capaz de examinar el corazón y pensamientos para determinar si hay camino de perversidad en él (Salmo 139:1, 23). Son palabras de alguien que entiende que, por mucho que él o cualquier otra persona quisiese escapar de Dios, no habría lugar donde poder hacerlo.
      Ciertamente David plantea la posibilidad de si hay algún lugar donde la presencia de Dios no esté pero él mismo responde a sus preguntas. Su conclusión es que no hay lugar donde Dios no esté presente, no hay lugar donde la presencia de Dios no sea una realidad. David lo expresa con una serie de frases condicionales “si subiere a los cielos”, “si en el Seol”, “si tomare las alas del alaba” fuere como fuere, “allí estás tú”. David plantea su conclusión a modo de extremos como si de una serie de coordenadas se tratase. Los dos primeros extremos son dos coordenadas verticales “cielos” y “Seol”. Si el salmista tomase la decisión de subir al cielo la realidad que se encontraría sería la presencia de Dios “si subiere a los cielos, allí estás tú”. Sin duda alguna, uno esperaría encontrar la presencia divina en los cielos. Bíblicamente el cielo es el trono y la morada de Dios, por tanto, no sería de extrañar que su presencia se encontrase allí. Ahora bien, lo chocante es el otro extremo, el “Seol”, el lugar de los muertos en el antiguo testamento. ¿Quién esperaría encontrar a Dios en un lugar tan trágico, triste y de muerte como el Seol? Pues bien, la conclusión de David es la misma, “allí tú estás”. Los otros dos extremos o coordenadas son horizontales “alas del alba” y “el extremo del mar”.


      El alba se refiere al momento cuando la luz del día rompe en el amanecer mientras que el extremo del mar se refiere a la parte más remota del mar, en el contexto del salmista, la parte más oeste del mar Mediterráneo por donde el sol se ponía y la luz del alaba que había roto al inicio del día desaparecía en el atardecer. Con estos extremos opuestos, David de forma poética cubre la totalidad del espacio “norte-sur”, “este-este”. ¿Qué está diciendo David? El salmista sabe que no hay espacio que la presencia de Dios no esté y esto es precisamente el atributo de la omnipresencia de Dios. Dios es omnipresente en el sentido que Dios no tiene dimensiones espaciales, siendo espíritu no está definido por el espacio y por tanto, está presente en cualquier punto del espacio con todo su ser aun y cuando actúe de manera distinta en diferentes lugares.
      La omnipresencia de Dios no quiere decir que Dios esté en todo y en todos. El panteísmo, la filosofía que determina que la divinidad está en todo y en todos nada tiene que ver con Dios que se revela en las Escrituras. La omnipresencia de Dios no es semejante a la “fuerza” que todo lo llena en la famosa saga de la Guerra de las Galaxias. Dios es distinto a su creación, él es el Creador y no existe mezcla sino distinción entre la creación y el Creador. La ceración no es Dios ni tampoco está divinizada pero sí revela al Dios Creador.
      Dios, al no tener dimensiones espaciales no está limitado por el espacio, no hay espacio que pueda contener a Dios, esto hace posible que Dios esté con todo su ser y plenitud en todo lugar. Una de las cosas que deben considerarse cuando alguien quiere poner un mueble nuevo en su casa, es tomar las medidas correctas ¿por qué? Porque el espacio limita y define lo que puede ser contenido en ese espacio. Si el mueble es más grande que el espacio, entonces, será imposible ponerlo en él. Pero no es así con Dios. Dios no tiene medidas espaciales por tanto, no hay espacio que lo contenga, no hay reino físico o espiritual que pueda contener a Dios y, por tanto, Dios puede estar en cualquier punto del espacio con todo su ser. Podrías ir a lo más alto del mundo y allí estaría Dios. Podrías ir a las profundidades de la tierra y allí estaría Dios. Podrías pasar de este mundo físico al mundo del más allá y sin duda alguna allí te encontrarías con Dios. Ahora bien, que Dios esté en todo lugar no quiere decir que esté en todo lugar de la misma manera.


      La presencia divina es omnipresente pero su actuación es diferente en cada lugar. No fue lo mismo la actividad de Dios para Egipto que para Israel en el tiempo del éxodo. Dios omnipresente estaba tanto en Egipto como con su pueblo escogido, para unos la presencia divina supuso la acción de juicio mientras que para otros supuso la acción de la redención. No es lo mismo la acción de Dios en la vida de un creyente que en la vida de un no creyente. No es lo mismo la actividad de Dios en el cielo que en el Seol. Dios está en todas partes pero no actúa de la misma manera en todas ellas. Por tanto ¿qué implicación puede tener un atributo tan glorioso como es la omnipresencia de nuestro Dios? Ciertamente una de ellas es saber que no puede huirse del Dios que examina nuestro corazón y pensamientos. Pero otra es que, para David, su seguridad se hallaba en la verdad de la omnipresencia divina.
      “Si tomaré las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra”. David muestra la imagen de un viaje desde la salida del sol hasta el extremo del mar misma. Debe tenerse presente que el mar en la cultura semítica representaba el caos. Podía - así como lo representaba el Seol - representar aquello contrario a Dios, un lugar donde uno no esperaría encontrara a Dios.  Podríamos viajar a un lugar donde aparentemente todo lo que allí encontrásemos fuese caos y oposición a Dios.
     Un lugar donde aquello que nos rodease proclamase la ausencia misma de Dios. Un lugar como tantos de nuestro tiempo que proclaman independencia y ausencia de Dios. Pero ¿Cuál es la confianza de David y de todo creyente? “aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra”. David utiliza en hebreo los términos “mano izquierda” y “diestra”, dos manos que de manera separada significan cosas distintas pero que puestas de manera conjunta nos dan la imagen del poder y cuidado total de Dios hacia los suyos. En todo lugar, sea cual sea, el poder del Dios omnipresente guía a los suyos. No hay lugar donde estemos dejados de la mano de nuestro Dios y de su guía. El Dios que es omnipresente se hizo presente de manera gloriosa en la encarnación de Jesucristo para acabar diciendo a los suyos “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).