VIVIR BAJO LA SOBERANÍA
DE DIOS
“Cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida?
Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”
(Santiago 4:14-15)

       Hay algo que resulta de especial y vital importancia en toda empresa, esto es la planificación de objetivos. Se habla de objetivos a corto, medio y largo plazo y la planificación es algo esencial para poder lograrlos. Ninguna empresa que quiera tener un cierto rendimiento trabaja sin objetivos y sin planificación. La razón de ello es porque la planificación es ese proceso bien meditado y con una ejecución metódica y estructurada con el fin de poder obtener o conseguir los objetivos establecidos. Sin duda alguna, al igual que la planificación es importante en una empresa, también lo es en la vida.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Señor ayúdame a decir “Si el Señor quiere”. Ayúdame a vivir mi vida consciente que tú eres quien gobierna todo. Ayúdame a poner mis planes y mi vida supeditados a tu soberana voluntad sabiendo la finitud que hay en mí y la eternidad que hay en ti. Amén.
MARTES

Leer: Isaías 6:1-10; Juan 12:38-41

Meditar: ¿Cuál es el contexto histórico según el v.1? ¿Qué con el rey Uzías? ¿Qué crees que tuvo que suponer la muerte del rey para Israel? ¿Qué importancia tienen la visión de Dios en su trono alto? ¿Qué descripción se hace de Dios? ¿Qué acciones de Dios aparecen en los vv.5-8? ¿Cómo crees que el v.11 nos habla de la soberanía de Dios? ¿Cómo se cumple el texto de Isaías en Cristo según Juan 12:38-41? ¿Qué nos dice de Cristo lo visto en estos versículos?

Orar: Alaba a Jesucristo porque él es el único Dios verdadero sentado en el trono sublime y alto. Bendice a Cristo por ser el Rey de reyes que gobierna sobre todo.


MIÉRCOLES

Leer: Proverbios 8:1-22-30

Meditar: ¿Cuál es el tema principal de Proverbios 8? ¿Cómo es descrita la sabiduría en estos versículos? ¿Para qué Dios usó la sabiduría según los versículos leídos? ¿Cómo crees que se relaciona la sabiduría de Dios con su soberanía? ¿Qué aplicación puede tener el texto para tu vida?

Orar: Bendice a Dios por su sabiduría y porque el ejercicio de su soberanía es siempre hecho sabiamente. 


JUEVES

Leer: Judas 24-25

Meditar: ¿Cómo es descrito Dios en el v.24? ¿Para que es usado el poder de Dios? ¿Qué aliento encuentras en el uso del poder de Dios en el v.24? ¿Cómo es descrito Dios en el v.25? ¿Qué relación encuentras entre que Dios es poderoso y sabio? ¿Para qué debe servirte la verdad bíblica que Dios es poderoso para guardarte, único y sabio?

Orar: Da a Dios nuestro Salvador la gloria y majestad por su poder que te guarda y por ser el único Dios vivo y sabio que existe.


VIERNES

Leer: Leer: Job 38:1-13

Meditar: ¿Qué describen los siguientes versículos? ¿Dónde se muestra el pode de Dios en estos versículos? ¿Cómo se expresa la soberanía de Dios? ¿Cómo explicarías las relación entre la soberanía de Dios y su poder mostrada en estos versículos? ¿Qué lección para Job y para tu vida personal encuentras en el texto?

Orar: Pide a Dios que él te haga consciente de su soberanía. Que su poder y soberanía sirva para humildad en tu vida y reconocimiento del señorío de Dios. Bendice a Dios porque como soberano es quien también guarda tu vida con su poder. 


SÁBADO

Leer: Génesis 50:19; Mateo 1:21

Meditar: ¿Qué doctrinas crees que hay detrás del v.19? ¿Crees que la providencia de Dios, es decir, su gobierno y control de todo lo creado puede verse en el v.19? ¿Cómo? ¿Crees que la soberanía de Dios, es decir, el ejercicio de su poder sobre todo lo creado puede verse en el v.19? ¿Cómo? ¿Cómo crees que la historia de salvación de José se cumple en Cristo en Mateo 1:21? 

Orar: Bendice a Dios porque su soberanía controló y gobernó toda la historia de la salvación para la venida de Cristo en quien tenemos perdón de pecados.
      Por ejemplo, hoy en día se habla mucho de la planificación familiar, es decir, aquel proceso meditado que permite determinar el número de hijos y el intervalo con el que quieren tenerse. La planificación en la vida es algo que permite al ser humano estructurarse objetivos a corte, medio y largo plazo para ir progresando en el transcurso de su vida. Ciertamente la planificación en la vida no es algo incorrecto, ahora bien, puede ser una arma de dos filos. Por un lado, la planificación en la vida puede ser frustrante y destructiva cuando es la expresión del orgullo humano pensándose que es capaz de dominarlo, controlarlo y gobernarlo todo.
      Por otro lado, la planificación puede ser de aliento cuando es la expresión de nuestra confianza y fe en que la vida es vivida bajo la soberanía de Dios. Es precisamente esta realidad la que expresa Santiago “cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Su el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Santiago 4:14-15). Santiago nos deja ver primero la finitud de la vida del ser humano. Segundo, Santiago nos deja ver la visión de la vida bajo la soberanía absoluta de Dios.


      No hay duda alguna que es de gran frustración el planificar algo, ilusionarse con el hecho de saber que el tiempo llega para poder hacer aquello que durante tanto tiempo se ha estado planificando y cuando llega el día, las circunstancias se tuercen y todo queda en nada. Es un jarro de agua fría que desanima e incluso puede llegar a abatir el alma. El no llegar a cumplir aquello planificado crea un sentimiento de insatisfacción, frustración y de haber algo que no ha sido cumplido. Ahora bien, cuando esto sucede no es más que la realidad recordándonos que como seres humanos somos finitos y limitados. Nuestra vida y nuestro conocimiento son finitos aunque nuestro orgullo se empeñe muchas veces en hacerlos más grandes de lo que en realidad son. Santiago le dice a su audiencia “cuando no sabéis lo que será mañana”. Las palabras de Santiago cogen el argumento del autor a mitad. Muy probablemente sus palabras están dirigidas a ricos y mercaderes de aquel tiempo que planificaban a la perfección sus negocios. El tiempo en el cual Santiago escribe estuvo marcado - entre otras cosas - por el crecimiento de la actividad comercial a la que muchos se dedicaban y dicho contexto cultural se refleja en el v.13 “¡vamos ahora! Los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allí un año y haremos negocio y ganaremos”.
      Muchos planificaban para llevar a cabo sus negocios, planificaban el lugar para negociar, planificaban el hacer negocio e incluso planificaban la seguridad de las ganancias que tendrían ¿era eso algo malo? No tenía porque serlo. El problema de ellos no se encontraba en la planificación sino en su actitud y en el lugar donde estaba puesta su confianza. Lo tenían todo planificado pero el problema residía en que cómo podían hacer eso “cuando no sabéis lo que será mañana”. Santiago les enfrenta con una realidad objetiva sobre la que todos ellos darían una respuesta afirmativa, ciertamente no sabemos que será mañana. No sabemos que será en los próximos diez minutos. El ser humano por naturaleza es una criatura finita y limitada en conocimiento. Nuestra sociedad se jacta de los grandes avances científicos pero debe reconocer que sabe bien poco de todo lo que hay por conocer. Podemos conocer partes de los océanos pero hay profundidades a las que todavía no hemos llegado. Podemos conocer que hay billones y billones de galaxias pero no sabemos dónde termina el universo. ¿Por qué es el conocimiento del ser humano finito? Por la simple razón que el ser humano es finito en sí mismo.


      Santiago les dice “cuando no sabéis que será mañana. Porque ¿qué es la vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” La vida del ser humano es finita, hoy está y mañana no está. Uno piensa en la cantidad de seres humanos que han pasado por la historia y ninguno de ellos ha permanecido. Su vida pudo parecer muy fructífera pero ciertamente fue como un soplo en medio de la historia. La finitud del ser humano hace que no podamos saber que será mañana con certeza y nos enfrenta con la realidad que nuestra vida no es el centro vital que sustenta todo el universo. Un pequeño virus es capaz de trastornar los planes de las grandes naciones. Es capaz de hacernos cambiar los planes de la noche a la mañana y de hacer desvanecer miles de vidas como la neblina ¿Cómo puede planificarse con tal realidad?  La respuesta no es que no deba planificarse, más bien la respuesta es que no debe planificarse la vida como la expresión del orgullo de pensar que uno es capaz de controlarlo todo en su vida. Planificar la vida pensando que uno lo tiene todo bajo control es una receta para la frustración, la ansiedad y en último término es la muestra del orgullo incrédulo que no tiene a Dios en su vida. La cuestión no es no planificar, la cuestión es planificar entendiendo que nuestra vida se vive bajo la soberanía de Dios.
      En el v.15 Santiago dice “en lugar de lo cual”, unas palabras de contraste con lo que se ha dicho anteriormente. En lugar de pensar y decir que todo podéis planificarlo y llevarlo a vuestra manera sabiendo la finitud que hay en vosotros, “deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. Santiago sitúa la soberana voluntad de nuestro Señor Jesucristo delante de todo. Las palabras “si el Señor quiere” son fundamentales en el contraste que Santiago establece. En primer y último término no consiste en lo que el ser humano quiere sino en la voluntad soberana de Dios. Santiago está estableciendo que lo que rige no es el deseo humano sino la voluntad divina. Lo que gobierna no es la planificación humana sino la soberanía divina. La soberanía de Dios está relacionada de manera directa con su omnipotencia. La omnipotencia de Dios es el atributo que determina que en su poder Dios es capaz de hacer todo aquello que su santa voluntad determina. Su soberanía es el ejercicio de su poder sobre su creación, la expresión de su gobierno, la realidad que aquel que está sentado sobre el trono de todo el universo es Dios y no el ser humano. Santiago advierte a aquellos que en el v13 planificaban diciendo “iremos”, “esteremos” y “ganaremos” a entender que su vida debe de ser vivida con la plena conciencia y consideración de la soberanía de Dios. Planificar la vida teniendo a Dios y su soberanía como centro es la expresión de la confianza y descanso en que Dios reina sobre todo, de otra manera una planificación sin Dios no es más que un acto de incredulidad y orgullo, así se lo dice Santiago en el v.16 “pero ahora os jactáis de vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala”. Ciertamente es malo tal orgullo que deja a Dios fuera de la vida de uno. Ahora bien,  “si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” puede ser mal entendido.


      Los oyentes de Santiago podía entenderlo como un acto de mera resignación, podían llegar a pensar y decir: “que remedio nos toca, si el Señor lo rige todo no nos queda más que resignarnos a lo que suceda y él determine”. Quizás esta es la visión con la que has entendido las palabras de Santiago, pero lo cierto es que, la soberanía de Dios es un bálsamo de tranquilidad para nuestra vida. Dios es soberano pero su soberanía se ejerce siempre en conjunción con el resto de sus atributos. Por tanto, su soberanía la ejerce conjuntamente con su omnisciencia. Nosotros no sabemos que será mañana pero Dios sí lo sabe así que podemos tener la tranquilidad que nada coge por sorpresa a Dios. Nuestra vida es finita y se desvanece pero Dios es el alfa y la omega, está de eternidad a eternidad, por tanto, nada escapa a su soberano poder y control. Su soberanía es justa, se ejerce siempre con justicia por lo que nada que Dios permite o no permite es injusto o malo para los suyos. Dios es sabio y su soberanía se ejerce con sabiduría. Dios sabe los objetivos a corto, medio y largo plazo en su plan y sabiamente ejerce su poder para llevarlos a cabo. ¿En quién confiar sino en Dios que todo lo sabe y todo lo controla? ¿Dónde estar seguros sino es en nuestro Señor que ni lo más grande ni lo más pequeño escapa de su soberanía? ¿Qué voluntad permitir que rija nuestra vida, la nuestra siendo conscientes que no sabemos lo que será mañana? O ¿la de Dios que es omnisciente y eterno? ¿Dónde encuentras más descanso y paz, en tu voluntad sabiendo que gran cantidad de cosas escapan a tu control? O ¿en las manos de Dios sabiendo que nada escapa a su soberna voluntad?
      Vivir la vida bajo la soberanía de Dios es un acto de fe en Dios, de creer que él controla todo según el designio de su voluntad y para el bien final de los que le aman. La historia de la salvación es una muestra de ello. Toda la historia de la salvación hasta su cumplimiento en Cristo Jesús fue decretada perfectamente por la omnisciencia de Dios. Fue llevada sabiamente por la sabiduría de Dios y fe ejecutada por el poder soberano de Dios. Su providencia en la historia controló todas las cosas para que Cristo viniese, nada ni nadie interrumpió la historia de la salvación y nadie lo hará hasta que Cristo vuelva. Por tanto, vivir bajo la soberanía de Dios es creer y tener la plena certeza que Jesucristo triunfó en su obra y toda autoridad le ha sido dada y reina triunfante desde la diestra del Padre.
      Cuando aprendemos que la soberanía de Dios es el marco que gobierna todas las cosas podemos descansar no como un acto de resignación sino como un acto de confianza en que sabemos que Dios está en control de todo y nada en nuestra vida ha escapado de sus manos. “Si el Señor quiere viviremos y haremos esto o aquello” es primar la voluntad de nuestro Señor y descansar que su voluntad siempre es buena, agradable y perfecta. Es tener el sentir de nuestro Señor Jesús en Getsemaní “Padre, si quieres pasa de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lucas 22:42). Es saber que Cristo reina y reina sobre todo. Podemos planificar en nuestra vida pero siempre teniendo la soberanía de Dios como el mar sobre el que navegamos y las corrientes que nos llevan a buen puerto.