DEBILIDAD,
GRACIA Y PODER
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades
para que repose sobre mí el poder de Cristo”
(2ª Corintios 12:9)

      La debilidad es algo que nuestro mundo no considera como una fortaleza. Hablar de debilidad y fortaleza es hablar de dos términos opuestos el uno con el otro. Es un antagonismo marcado que la debilidad pueda tener en ella misma algún tipo de expresión de fortaleza. Resulta una paradoja el decir que en la debilidad se perfecciona el poder.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Contempla las debilidades de tu vida como el lugar donde puedas contemplar la suficiencia de la gracia de Cristo, la manifestación de su poder y el abrigo de ello en medio de tus debilidades. Gracias Señor porque en medio de mis debilidades tu gracia me basta y es suficiente. Gracias porque me haces consciente de ello para que al fin no sea yo visto sino el poder de tu gracia en mí. Amén. 
MARTES

Leer: 2ª Corintios 12:1-10

Meditar: ¿Qué es aquello que Pablo expone en los vv.1-4? ¿Crees que Pablo tenía motivos de qué gloriase por lo dicho en los vv.1-4? ¿En qué se gloría y en qué no se gloría Pablo? ¿Crees que sería ilegítimo para Pablo el gloriarse en las revelaciones que le fueron dadas? ¿Qué le fue dado a Pablo para entender la importancia de sus debilidades? ¿Qué es aquello que debe verse en nuestras debilidades?

Orar: Pide a Dios que su gracias y poder sean suficientes en tu vida en medio de las debilidades. Da gracias a Dios por las debilidades que él puede permitir ya que ellas son instrumento para mostrar a Cristo y su poder en ti.


MIÉRCOLES

Leer: 2ª Timoteo 1:8-10

Meditar: ¿Qué le pide Pablo a Timoteo? ¿Según qué debe Timoteo sufrir aflicciones? ¿Cómo es explicado el poder de Dios en los vv.9-10? ¿Cómo define Pablo a la gracia de Dios? ¿Cuándo nos fue dada esa gracia? ¿Cuándo fue manifestada esa gracia?

Orar: Bendice a Dios porque su gracia te fue dada en la eternidad misma y la obra de Cristo es la manifestación de esa gracia en tu vida.


JUEVES

Leer: Efesios 1:19-23; 2:4-9

Meditar: ¿Dónde aparece el término “poder” en Efesios? ¿Sobre quién actúa el poder de Dios en Efesios 1:19-23? ¿Con qué acciones es descrito el poder y fuerza de Dios en Efesios 1:19-21? ¿Qué relación ves entre Efesios 2:4-7 y Efesios 1:19-21? ¿Sobre quién se manifiesta el poder de Dios en Efesios 2:4-9? ¿Cuál es el elemento central para la salvación en los vv.5, 8?

Orar: Bendice a Dios porque el poder que primero actuó en Cristo también actuó en ti por su unión con él. Bendice a Dios porque la salvación es por gracia y no por obras demostrando así que todo es y depende únicamente del obrar de Dios.


VIERNES

Leer: Efesios 1:3-14

Meditar: ¿Puedes identificar el trabajo de las tres personas de la Trinidad? ¿Cuál es uno de los propósitos expresados de la salvación? ¿Dónde aparece el concepto de “gracia” en estos versículos? ¿Para que es nuestra salvación según la gracia de Dios? ¿Según que es la redención que tenemos?

Orar: Bendice al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por las bendiciones de la salvación. Bendice al Dios Trino por la gran salvación obrada y consumada. Bendice a Dios porque es según su gracia que tenemos redención de pecados y nosotros mismos somos salvos para la alabanza de la gloria de su gracia.


SÁBADO

Leer: Jeremías 18:1-10; Romanos 8:29

Meditar: ¿Qué visión le es dada al profeta? ¿Cuál crees que es el contexto mayor dentro del cual encaja esta visión? ¿Qué dice la visión acerca de Dios? ¿Qué dice la visión acerca del pueblo de Israel? ¿Cómo puede aplicarse la visión del alfarero a nuestras vidas?

Orar: La soberanía de Dios rige nuestra vida y en su soberanía y poder él nos moldea. Bendice a Dios porque nos salvó de nuestro exilio de pecado y su obra es modelar y hacer por medio de su poder en nosotros la imagen de nuestro Señor Jesucristo.
      Pocos en nuestra sociedad se gozarían y deleitarían en sus debilidades. El mundo no promueve la debilidad sino todo lo contrario. Términos o expresiones como “empoderamiento”, “poderes económicos y políticos”, dejan ver que el poder y no la debilidad es aquello que se valora como un gran valor. Ahora bien, ciertamente sabemos que la Biblia está cargada de aparentes paradojas y una de ellas es precisamente el poder que tiene la debilidad o mejor dicho, el poder que se manifiesta a través de la debilidad.
      El apóstol Pablo sabía bien dicha vedad, una verdad que no fueron palabras de consuelo vano y vacío creadas por el apóstol para hallar fuerza frente a momentos difíciles sino que fueron las palabras mismas de Cristo para Pablo. Fueron la revelación de Jesucristo que manifestaba al apóstol la perspectiva correcta, no solamente de su apostolado sino también de las debilidades en su ministerio y en su vida “y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2ª Corintios 12:9). Las palabras del Señor Jesucristo al apóstol sirven igualmente para darnos a nosotros, los creyentes, la perspectiva bíblica de las debilidades de nuestra vida. Tres aspectos a considerar aparecen en 2ª Corintios 12:9; primero, la toda suficiencia de la gracia de Cristo para perfeccionar su poder en nuestras debilidades. Segundo, el resultado de gloriarnos en nuestras debilidades y tercero, el propósito del poder de Cristo en nosotros.


      “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” fueron las palabras de respuesta dichas por el Señor Jesucristo a Pablo. Las palabras dichas por Cristo fueron el bálsamo que suavizó la situación de Pablo y la lente que permitió enfocar la visión que el apóstol tenía de sus debilidades. En realidad son la respuesta a una oración honesta e incesante del apóstol frente a una debilidad en su vida que desconocemos pero que sabemos era de gran dolor y tristeza para el apóstol. A un mayor privilegio, un mayor aguijón le fue dado a Pablo para mantenerlo en la proporción adecuada de humildad que como siervo de Cristo requería. Para que la “grandeza de las revelaciones” que le habían sido dadas al apóstol no le exaltasen pensándose que algo había intrínseco en él que obligasen a Dios a darle esas revelaciones. Para que su vida y ministerio no pudiese ser el terreno donde el orgullo personal creciese, le pareció bien a Dios en su soberanía permitir “un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera” (v.7). Mucha especulación ha girado en torno a qué podía ser el “aguijó en la carne” que le fue dado a Pablo. Ciertamente no hay conclusión firme, pero lo que sí puede decirse es que fue permitido por la soberanía de Dios para mantener los niveles de orgullo y humildad en la vida del apóstol. Una debilidad en la vida del apóstol por la cual oró de manera honesta e incesante para que Dios quitase de él tal debilidad y aflicción (v.8). Pero la voluntad de Dios fue otra, su respuesta sería algo que quizás Pablo no esperaba y pocos de nosotros esperaríamos frente a las debilidades en nuestra vida “y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.
      Las debilidades y aflicciones en nuestra vida sin duda alguna no están fuera de la soberanía de nuestro Dios. Muy a menudo pueden parecernos aguijones que tienen su propia personalidad. Los podemos incluso llegar a imaginar como debilidades con pensamiento e intención propia que buscan el afligirnos de manera continua. Los podemos imaginar cómo ese tridente que surge del mismo infierno y que de manera constante punza nuestra vida pero lo cierto es que ninguno de ellos está fuera del control soberano de Dios para la vida de aquellos que son sus hijos e hijas. A Pablo le fue dado por Dios dicho “aguijón en la carne” no sólo para mantenerlo humilde sino también para recordarle dos cosas esenciales en su vida, la suficiencia de la gracia de Cristo para la realidad de su poder en él.
      Pablo oró tres veces (v.8) y resulta interesante ver que después de la respuesta de Cristo esas oraciones son un eco del pasado, aún y cuando el aguijón seguía en la carne de Pablo, lo que tenía vigencia para el apóstol eran las palabras presentes de Cristo. La primera parte es una promesa “bástate mi gracia”. La gracia de Cristo es su favor inmerecido sobre la vida del apóstol, es la fuente continua que nunca se seca como fuente de favor en su vida. La realidad de la promesa de la gracia constante de Cristo sobre Pablo es para una única causa o razón “porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.


      El apóstol Pablo hubiese podido considerar como suficiente sus propios recursos. Hubiese podido considerar suficiente para ese aguijón en la carne la asistencia de su médico personal, Lucas, pero entonces ¿de qué hubiese servido esto en su vida? Simplemente para mostrar que él podía hacerlo todo, que él era suficiente pero ni el evangelio ni la vida del creyente funcionan así. La debilidad de Pablo mostraba lo débil que era él para el ejercicio del ministerio, lo poco o nada que él era para la proclamación del evangelio pero lo grande y suficiente que era la gracia y el poder de Cristo Jesús. La suficiencia de la gracia de Cristo se relaciona con el perfeccionamiento del poder de Cristo. La gracia o favor de Cristo es aquello que nos es o debería ser suficiente frente a las debilidades de nuestra vida. Cada uno de nosotros tiene sin duda alguna aguijones en la carne permitidos por Dios que nos recuerdan lo débiles que podemos llegar a ser. Podemos tener aguijones en nuestra vida, en nuestro ministerio, en nuestros trabajos, en nuestra familia. Aguijones que de tanto en tanto aprietan para recordarnos que no hay tanto en nosotros como podíamos llegar a pensar. Pero es aquí cuando las palabras de Cristo resuenan con fuerza. No consiste en mirar nuestros recursos sino en mirar la siempre continua y abundante gracia de Cristo hacia nosotros. Su favor hacia aquellos que somos sus hijos e hijas es constante y continuo y sin duda alguna su “gracia es suficiente”. Si fue suficiente la gracia de Dios para sacarnos de la muerte y el pecado ¿no lo será para mantenernos en nuestras debilidades? La respuesta indudablemente es sí porque la razón de esa gracia abundante y continua es perfeccionar el poder del Cristo resucitado en nuestra debilidad.
      La perfección del poder de Cristo en la debilidad no implica que el poder de Cristo fuese carente de algo, más bien la idea es que “gracia” y “poder” son prácticamente sinónimos en las palabras de Cristo. La suficiencia de la gracia del Cristo resucitado es la expresión de la suficiencia de su poder en la debilidad. Es en o a través de la debilidad del aguijón en la carne que tenía Pablo y el reconocimiento real de su debilidad para el ministerio que el poder del Cristo resucitado llegaba a su máxima expresión. Aquí reside todo, en el hecho que debe existir un reconocimiento de la debilidad real en nuestra vida. Para el ministro de Cristo, el reconocimiento de esa debilidad puede venir dada por un aguijón permitido por Dios que le muestra que si la gracia y el poder de Dios no se manifiestan, entonces, nada puede hacer en el ministerio. Puede venir dado por el reconocimiento profundo de lo pecador que es uno y poco capacitado que está para el ministerio y es lo mismo en la vida de todo creyente. Es llegar al punto de entender que ciertamente no bastan nuestros recursos y fuerzas, lo único que nos basta es la gracia de Cristo porque es entonces que en la debilidad el poder del Cristo resucitado se perfecciona, se muestra en su máxima expresión y esplendor. Quizás aquí está el asunto de todo. Cuanto más somos conscientes de nuestra debilidad e incapacidad, más entendemos la suficiencia de la gracia de Dios y más su poder se muestra. Más entendemos que si algo sucede en nuestra vida, ministerio e iglesia no es por lo bueno que somos nosotros sino por lo grande que es su gracia. Es por su poder que se manifiesta y llega a su cumplimiento último en nuestra debilidad. En otras palabras, es el reconocimiento de saber que sin él nada podemos hacer.


      Pablo podía estar muy avergonzado que su debilidad pudiese verse y ser evidente a todos y en muchas ocasiones podemos caer en la misma trampa del orgullo. Podemos, por orgullo, pensar que no es bueno que nuestras debilidades se vean y sean evidentes a otros pero, si la gracia de Cristo y su poder se manifiestan a través de la debilidad el resultado es gloriarse en ellas “por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades”. Es interesante notar que aquí el uso que hace Pablo de “debilidades” es plural. Ya no es únicamente el aguijón que le fue dado, otras muchas podían haber en su ministerio y en su vida. Si todas ellas eran el lugar o instrumento para que el poder del Cristo resucitado se manifestase en la vida del apóstol y en su ministerio “de buena gana me gloriaré”. Y ciertamente es así en nuestra vida y ministerio. La gracia y el poder de Cristo nos dan la perspectiva correcta de aquellas debilidades que debemos afrontar y que pueden ser una constante en nuestras vidas. Si en ellas la gracia y el poder de Cristo se manifiesta, sin duda alguna la obra que Cristo tiene asignada será realizada y podemos gloriarnos porque lo que será visto no será nuestra capacidad sino el poder de nuestro Señor. Es aquí donde está el propósito final de todo ello “para que repose sobre mí el poder de Cristo”. Literalmente la idea de “repose” es la idea de “hacer la tienda”, es decir, que el poder de Cristo se perfeccione en la debilidad y el apóstol se gloríe en las debilidades es “para que el poder de Cristo haga tienda en el apóstol”. Gloriosa imagen porque cuando el poder de Cristo hace la tienda en la vida de uno, únicamente no se manifiesta y perfecciona sino que protege a aquellos que habitan al abrigo de su tienda. Así es el poder del Cristo resucitado en la vida de sus hijos e hijas, su gracia y poder no sólo capacitan sino que nos protegen bajo su morada. Por tanto, “de buena gana nos gloriaremos en nuestras debilidades”.