LA MALDICIÓN Y BENDICIÓN
DE LA CONFIANZA
“Así ha dicho Jehová:
Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.
Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”
(Jeremías 17:5, 7-8)

      Una de las cosas que sucede en Canadá en los meses de invierno es el congelamiento de los lagos y ríos. El agua pasa de su estado líquido a su estado sólido permitiendo así que uno pueda andar sobre las aguas. Sin duda alguna, andar por un lago helado dependerá básicamente del grosor de la capa de hielo. Si el grosor tiene los centímetros suficientes entonces uno podrá andar sin problema por encima de la superficie helada. Ahora bien, si el grosor de la capa de hielo no es suficientemente grueso, entonces, es muy probable que la capa helada se rompa y uno se encuentre en una situación de vida o muerte. Aun y lo helado de la superficie no puede olvidarse que debajo de ella las corrientes siguen moviéndose y el agua sigue tan viva como antes de congelarse su superficie. Aquellos países, como Canadá, que están acostumbrados a vivir todos los inviernos situaciones como estas, saben cómo medir y calcular el grosor y solidez de la capa de hielo que como un manto blanco cubre la superficie de la mayoría de sus lagos. Cuando a uno le dicen que es seguro caminar por el lago helado, uno tiene confianza en que la capa de hielo es lo suficientemente gruesa para aguantar y no romperse bajo sus pies. Puede parecer extraño pero el grosor de la capa de hielo antes que aguantar el peso de la persona debe aguantar la confianza de la misma. La capa de hilo debe tener la resistencia suficiente para que la persona pueda anclar su confianza en ella y saber que pase lo que pase esa capa aguantará sin resquebrajarse y romperse. No hay duda alguna que la confianza de las personas es puesta en diversos lugares, ahora bien, la pregunta es ¿Tienen esa cosas o esas personas en la cual pones tú confianza el grosor suficiente para ser fundamento firme en el cual sustentarte con seguridad? Las palabras del profeta Jeremías nos dejan ver que existe una maldición y una bendición en cuanto a la confianza.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
Copyright 2013 Iglesia Evangélica Bautista "Piedra de Ayuda" - C/San Eusebio, 54 - 08006 Barcelona. España
Pastor Rubén Sanchez Noguero - Móvil: 610.224.965 - emali: rsanchez111@yahoo.es
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso
¿quién lo conocerá?”
Cómo confiar en un ser humano que no conoce
ni su propio corazón e intenciones del mismo.
Pero medita en lo siguiente,
Dios sí conoce tú corazón hasta el punto que él no solamente lo creó sino que lo transformó de piedra en carne, por tanto,
“Bendito aquel que confía en Jehová y cuya confianza es Jehová”.
MARTES

Leer: Salmo 1:1-6

Meditar: ¿Quién es el varón bienaventurado? ¿Cómo define el salmista al varón bienaventurado? ¿En que medita? ¿Cómo es descrito el varón bienaventurado? ¿Cómo contrastan los malos? ¿Cómo crees que dicho salmo se cumple en Cristo y en el creyente?

Orar: Da gracias a Dios porque el Bienaventurado por excelencia es Cristo y en él somos bienaventurados. Pide a Dios que te ayude a meditar día y noche en su palabra y a confiar en él.


MIÉRCOLES

Leer: Jeremías 17:1-13

Meditar: ¿Cuál es el problema o situación general que pone de manifiesto el profeta? ¿Cuántas referencia al corazón aparecen en el texto? ¿Qué crees que significan tales referencias al corazón en el contexto del Jeremías 17? ¿Cómo crees que se asocia la idolatría con la confianza en el ser humano? ¿Cuáles son los contrastes entre el que confía en el hombre y el que confía en Jehová?

Orar: Pide a Dios que cada día te ayude en su gracia a confiar más y más en él. Pide que aun y en situaciones difíciles Dios sea tu confianza para que no hay fatiga y no dejes de dar fruto de gloria a Dios.


JUEVES

Leer:  Salmo 40:1-5

Meditar: ¿Cuál es el motivo para la acción de gracias del salmista? ¿Qué es lo que hizo Dios con el salmista? ¿Cómo entiende el salmista lo que Dios ha hecho con él según el v.4? ¿Qué es lo que Dios ha aumentado sobre su pueblo?

Orar: Espera pacientemente en Dios y confía como así lo hizo el salmista. Da gracias a Dios porque puedes confiar en él de que en medio de tus pruebas y desánimos él escucha e inclina su oído. 


VIERNES

Leer: Proverbios 3:25-28

Meditar: ¿Qué es aquello que no debe temerse por parte del sabio? ¿Cuál es la razón por la cual no temer? ¿Crees que esto implica que ningún daño será hecho al sabio? Siendo Jehová la confianza, ¿Qué es aquello a lo que no debe negarse el sabio? ¿Cómo contratarías la actitud del sabio en los vv.27-28 con lo dicho en el v.25?

Orar: Da gracias a Dios porque él es tu confianza frente la situación de los injustos. Pide a Dios que siendo él tu confianza te permita vivir haciendo bien al prójimo. Pide que el amor siempre sea una deuda que debas al prójimo para que así nunca dejes de amar.


SÁBADO

Leer: Salmo 78:1-8

Meditar: ¿Qué es lo que el pueblo debe de escuchar? ¿Qué es lo que debía contarse a las generaciones venideras? ¿Quién debe conocer lo que Dios ha establecido en su ley? ¿Cuá les propósito o resultado de escuchar la ley de Dios y sus maravillas?

Orar: Pide a Dios que su palabra sea el fundamento sobre el cual creces tanto tú como tu familia y tu iglesia. Pide a Dios que su palabra sea el terreno donde eches raíces de confianza en Dios que se revela en ella.
      Dios habló a través del profeta Jeremías a su pueblo y les mostró la maldición de aquel que confía en el hombre y en su corazón y la bendición de aquel que confía en Jehová. Dos terrenos muy distintos en los cuales anclar la confianza. Dos fundamentos cuyo resultado es bien distinto. Jeremías muestra dos cosas. Primero la maldición de una confianza idolátrica que aparta de Dios. Segundo la bendición de una confianza que se sustenta en Dios. Dios mismo declara la maldición de la confianza diciendo “maldito el varón que confía en el hombre y pone carne por su brazo y su corazón se aparta de Jehová”. La maldición de la confianza reside en aquella confianza cuyo fundamento es el ser humano. Es esa confianza antropocéntrica, es decir, el ser humano es el centro gravitacional que atrae la confianza de uno. ¿Por qué hay maldición en este tipo de confianza? Porque al fin y al cabo es una confianza que aparta al corazón del ser humano de Dios y lo orienta al ser humano como solución final. Es una confianza que cree que el ser humano es la primera y última solución mientras que Dios queda relegado a un segundo plano. Es esa confianza que pone al ser humano en lugar de Dios. En otras palabras, la confianza puesta en el ser humano es simple pero profundamente un acto de idolatría. Es precisamente este contexto de idolatría dentro del cual son dichas estas palabras.


      Las palabras del profeta Jeremías no fueron dichas de la nada sino que surgen de un contexto triste pero repetitivo en el pueblo de Israel. En Jeremías 17 Dios empieza mostrando una realidad que fue una constante en el pueblo de Dios. Israel ofreció sacrificios a Asera y a otros ídolos, su lealtad al pacto con su Dios fue adulterada por su idolatría. Su pecado de idolatría fue esculpido con cincel de hierro y con punta de diamante en la tabla de su corazón (Jeremías 17:1). El corazón es una constaten en Jeremías 17. El corazón como centro vital de la voluntad y esencia misma de la persona, fue el lugar donde Dios esculpió su pecado de idolatría. Su confianza estaba puesta en dichos ídolos hechos y esculpidos por manos de hombres y Dios esculpió ese pecado en un corazón que se había apartado de él. Su idolatría era muestra de que su confianza había cambiado de lealtad, era muestra que su corazón y todo su ser se había apartado del Dios de su salvación. En último término su idolatría era evidencia de que su confianza confiaba en el hombre y en aquello que el hombre había esculpido en piedra y madera. Ciertamente hoy en día todavía nos quedan ídolos de piedra y de madera, pero no hay mayor ídolo que uno mismo.
      Cuando el ser humano pecó, la idea de ser cómo Dios en Génesis 3:5 implicaba el tomar el sitio que le tocaba a Dios. El saber el bien y el mal de manera perfecta correspondía a Dios y el ser humano lo tomó como una prerrogativa, quiso ser como Dios, se levantó por encima de Dios, su confianza cambio de lealtad, del Creador a la criatura y el ser human se erigió como su propio dios e ídolo. Fue un acto de idolatría que movió la confianza del Creador a la criatura y las consecuencias fueron catastróficas. Esta es la razón por la cual la confianza en el ser humano es un acto de idolatría, se aparta de Jehová y en lugar de sustentar destruye al ser humano. ¿Qué confianza puedes tener en el ser humano cuya opinión cambia como las olas del mar? ¿Qué confianza puedes tener en el ser humano que dice que no hay verdad absoluta y que determina que lo que hoy es bueno mañana puede ser malo? ¿De verdad puedes poner tu confianza en un ser humano que es capaz de llenarse la boca hablando de la dignidad de todos pero sigue siendo capaz de no salvaguardar la vida y dignidad del niño no nacido? Calvino dijo que “el corazón del ser humano es una fábrica de producir ídolos”, y la razón de ello es porque el ser humano es el ídolo mayor que existe. Cuando tu confianza última está puesta en otra cosas que no es Dios, es un acto de idolatría que en último termino acaba destruyendo y cuyo fin es trágico. Por tanto ¿dónde reside la bendición de la confianza? Reside en Dios mismo.


      “Bendito el varón que confía en Jehová, cuya confianza es Jehová”.
En contraste con los ídolos falsos y muertos, en contraste con la confianza puesta en el ser humano, la bendición de la confianza reside en entender que el terreno firme en el cual puedes y debes anclar tu confianza es Dios. Jeremías hace una especificación, bendito es aquel “que confía en Jehová”, es decir, la confianza de uno tiene a Dios como el lugar donde aferrarse. Pero también “cuya confianza es Jehová”, es decir, el ser mismo de Dios es su confianza no por lo que hace sino por quien es Dios en sí mismo. ¿Por qué tal bendición podría preguntar alguien? Porque aquel que confía en Jehová será “como árbol plantado junto a las aguas, junto a la corriente echará raíces y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja siempre estará verde”. La imagen es clara y preciosa. El que confía en Dios está plantado en la fuente de vida misma y florece cual árbol junto a las aguas. Poner la confianza en Dios no implica ausencia de problemas pero sí implica saber que incluso en esa situación Dios no se romperá como el hielo bajo tus pies “y en el año de sequía no se fatigará ni dejará de dar fruto”.
      Poner la confianza en Dios no es ponerla en alguien que cambia y no tienen fundamento absoluto. Poner la confianza en Dios es ponerla en aquel que no cambia en su ser y propósitos. Es ponerla en Dios quien desde la eternidad misma se ha mantenido fiel a sí mismo y a su plan redentor. Es posible que muchas veces no seamos capaces de entender plenamente lo que Dios hace pero mirando a Cristo, a la gloriosa cruz y resurrección podemos ver como Dios fue fiel en todo. Los ídolos de Israel fueron incapaces de traer lluvia sobre la tierra. El ídolo del ser humano es incapaz de cumplir muchas de las cosas que promete, es incluso incapaz de conocer su propio corazón. Pero no es así con nuestro Dios. Él cumplió lo dicho, cumplió la historia de la salvación y muestra de ello es la encarnación y obra del Hijo de Dios. Dios cumplió encarnándose y diciéndonos “no se turbe vuestro corazón, creéis en Dios, creed también en mi” (Juan 14:1). Dios cumplió entregando a su Hijo en una cruz para ser fiel a su pacto. Dios cumplió resucitando a Cristo de la muerte misma y Dios cumplirá con la vuelta de nuestro Salvador. ¿Cómo no poner la confianza en nuestro Dios?