REFUGIO
EN TIEMPOS DE ANGUSTIA
“Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron”
(Salmo 9:9-10)

      Los tiempos de angustia por lo general no suelen avisar, suelen llegar a nuestras vidas como ladrón en la noche. Suelen asaltar la intimidad de nuestra vida, de nuestras familias y como ladrones roban la tranquilidad de nuestro ser. La angustia suele ser aquella sensación o sentimiento de intranquilidad e inquietud intensa que suele venir causado por algo desagradable como una desgracia o un peligro. Cuando una desgracia sucede en nuestras vidas, por lo general los tiempos de angustia hacen acto de presencia acompañados de tristeza dolor, desesperación y desánimo. En tiempos de angustia uno puede sentirse como en un agujero negro donde todo colapsa y donde ni la luz es capaz de escapar de él. Son tiempos en los que uno puede quedar paralizado sin saber exactamente que hacer y sin entender exactamente que es lo que sucede. Son tiempos donde el temor y la incertidumbre nos pueden asaltar ¿qué hacer en estos momentos? ¿Dónde acudir? El salmista deja claro que en tiempos de angustia hay un refugio seguro. David sabía por contables veces que así lo había experimentado en su vida que Jehová es el refugio seguro para aquellos que están en angustia. David muestra tres cosas que no podemos olvidar en nuestras vidas cuando el tiempo de angustia hace acto de presencia. Primero, nuestro Dios es refugio en el tiempo de angustia, segundo, ser refugio que genera la actitud de confianza en Dios y tercero la razón es porque Dios nunca dejó a aquellos que le buscaron.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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      Muchos hombres y mujeres aparecen a lo largo de la historia del Antiguo Testamento pero posiblemente aquel que mejor podía decir que Jehová era su refugio en tiempo de angustia ese es David. Como rey de Israel, David tuvo que vivir el acoso y ataque de sus enemigos, tuvo que vivir las traiciones de su propia familia. Tuvo que encontrarse en soledad en más de una ocasión. David tuvo que luchar con la angustia y culpabilidad de su propio pecado cometido delante de los ojos de Jehová. Ahora bien, en medio de todas estas situaciones David sabía que Dios es justo. En este mismo salmo David escribe “pero Jehová permanece para siempre; ha dispuesto su trono para juicio.
      Él juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud” (Salmo 9:7-8). David tenía conocimiento de algo importante, su Dios es eterno y su trono es un trono de justicia prefecta ejercida rectamente por Dios sobre todos los pueblos. A lo largo del salmo David narra victorias pasadas sobre sus enemigos, muestra como la justicia perfecta de Dios fue ejercida sobre los enemigos a favor de rey, por lo que en cierta manera el salmo es una exposición, exaltación y muestra de que Dios es justo y ciertamente es refugio en el tiempo de angustia. Es precisamente este Dios que permanece para siempre y cuyo trono es justo aquel que es “refugio para el pobre, refugio para el tiempo de angustia”. ¿Qué confianza podría haber en alguien que es incapaz de ejercer justicia? ¿Qué seguridad podría haber en alguien cuya justicia es de doble ánimo y tan cambiante como las olas del mar? ¿Qué protección podría haber en alguien que cambia y que no es el mismo para siempre y por tanto su justicia hoy es una y mañana otra? Nuestro tiempo está lleno de una justicia que favorece al rico y humilla al pobre. Una justicia que es refugio generalmente para los que más tienen y desamparo para los que menos tienen. Una justicia que como bien muestra la estatua de Temis, la diosa griega de la justicia, tiene los ojos tapados con una venda, tristemente no para ser imparcial sino para no ver la injusticia existente. Pero ni mucho menos este es el caso de Dios. Dios permanecer para siempre, no cambia y por tanto, su justicia siempre es la misma. Por tanto, puede confiarse que frente al tiempo de angustia, él será refugio fuerte y seguro.


      La idea de Dios como refugio conlleva la imagen de una fortaleza, una fortificación de gran fortaleza natural la cual los enemigos no pueden asaltar. Un fortificación que impide que los enemigos sean capaces de ver a los que quieren destruir. Dios se levanta como la fortaleza y fortificación última para “el pobre”.
En realidad David está hablando no tanto del “pobre” sino de aquel que está oprimido. Jehová es refugio, torre fuerte para el oprimido, es decir, aquel que como bien muestra el texto está en “el tiempo de angustia”. El tiempo de angustia por diversas circunstancias, problemas económicos, la pérdida de un ser amado, problemas familiares, etc, es similar al abrazo asfixiante de una pitón, poco a poco oprime y oprime más dejándote sin aire, oprimiéndote el alma y el corazón.
Es en estos momentos que debemos entender que eterno, justo y fuerte es aquel que es nuestro refugio. Debemos saber que nuestro Dios no cambia y su trono, aún y cuando muchas veces no podamos verlo en nuestras vidas, es un trono para hacer justicia y juicio perfectos, por esta razón “Jehová es refugio al pobre/oprimido, refugio para el tiempo de angustia”. Siendo así, la actitud que brota de aquellos que entienden que Jehová es refugio es una actitud de confianza en el nombre de Dios.
      “En ti confiarán los que conocen tu nombre”. ¿Qué otra actitud podría surgir de aquellos que conocen el nombre de Dios? Conocer el nombre de Dios no es simplemente conocer los diversos nombres que Dios a mostrado en la Biblia. El nombre de Dios significa conocer la persona misma de aquel cuyo nombre le representa. Los nombres de Dios son la revelación misma de Dios, la revelación de su carácter, la revelación de quien es Dios, la revelación de que el nombre de Dios implica protección, defensa y salvación (Salmo 20:1; 54:1). Ahora bien, no es cualquier tipo de conocimiento. Muchos hoy en día podrían decir varios nombres de Dios y esto no implicaría nada. Mucha creencia nominal hay en Dios pero no es este tipo de conocimiento al que se refiere el salmista. Los que conocen el nombre de Dios son aquellos que “en ti confiarán”, es decir, aquellos que esperan y tienen confianza en Dios, puesto en otras palabras, aquellos que tienen fe en ese Dios que conocen su nombre no solamente de manera intelectual sino de manera personal. Son aquellos que conocen el nombre de Dios de una manera salvadora, aquellos cuya vida ha sido depositaria de la gracia salvadora de Dios y pueden decir que conocen el nombre de Dios como refugio y salvación y por tanto en él confiarán porque Dios es el Dios de su salvación. Cuanto más uno conoce a Dios más uno puede confiar en él. Cuanto mayor es el conocimiento del nombre de nuestro Dios mayor debería ser nuestra confianza en él. Hay una buena razón para ello “por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron”
      A lo largo de sus diversos tiempos de angustia David confió en el nombre del Dios de su salvación por cuanto sabía que Dios no desampara a los que le buscaron. Ahora bien, es glorioso ver como la confianza de David es un hilo de confianza que recorre todo el progreso de la salvación hasta la persona misma de Cristo. La experiencia es un buen maestro y así como enseñó a David una y otra vez que Dios es justo y es refugio para el oprimido en tiempos de angustia de la misma manera la experiencia en nuestra vida puede informarnos de la misma realidad que David conocía ¿cuántas veces Dios ha sido refugio y fortaleza fuerte en tiempo de angustia? ¿Cuántas veces la justicia de Dios ha sido escudo para nosotros? Sin duda alguna lo ha sido y seguirá siendo, pero no es la experiencia la que más nos muestra esto sino la cruz de Cristo. De la mayor opresión y tiempo de angustia nos libró nuestro Dios justo. Para el pecador oprimido no hay más refugio que Cristo y la justicia manifestada de Dios en la cruz. Cristo es quien ha dado ha conocer el nombre de Dios de manera plena (Juan 17:11-12), por tanto, confiar en el nombre de Dios es confiar, creer en la revelación que Cristo trajo de Dios (Juan 1:18) conocer a Dios es conocerlo salvíficamente en Cristo (Juan 17:3). Estos son los que saben que Dios nunca desamparó aquellos le han buscado.
¿Qué garantía tienes que Dios es tu refugio en tiempo de angustia? La garantía que Cristo pasó el mayor tiempo de angustia jamás vivido en este mundo por ti en aquella cruz. ¿Qué confianza tienes en el nombre de Dios como refugio? Qué Cristo mismo te dio a conocer de manera perfecta este nombre (Juan 17:12). ¿Qué tranquilidad tienes que Dios no desampara a los que le buscaron? Porque ninguno de los que Dios entregó al Hijo y le buscan serán echados fuera (Juan 6:37). “Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron”.
MARTES

Leer: Salmo 9:1-10

Meditar: ¿Quién es el autor del salmo? ¿Qué es aquello que el salmista proclamará y hará en los vv.1-2? ¿Cuáles son las causas del salmista para la proclamación del salmo? ¿Qué comparación hay en los vv.6-7? ¿Cómo crees que los vv-7-8 son importantes para la realidad expresada en los vv.9-10?

Orar: Es espíritu de gratitud es una de las marcas de la familia de Dios y algo que distingue al creyente. Da gracias a Dios porque verdaderamente él es justo y permanece para siempre. Da gracias a Dios por cómo él es refugio fuerte y justo a lo largo de tu vida. Alaba a Dios declarando las maravillas que él ha hecho.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 9:11-20

Meditar: ¿Qué es y dónde debe hacerse lo que el salmista dice en los vv.11-12? ¿Qué pide el salmista a Dios? ¿Cuál es el propósito o propósitos de la petición del salmista en el v.13? ¿Cuál es la conclusión final del salmista en los vv.17-20?

Orar: Alaba a Dios porque Dios es justo y demanda justicia frente a la impiedad. Pide a Dios de su misericordia en tu aflicción y angustia para que puedas contar todas sus maravillas. Acércate a Dios con la confianza de que la oración de un corazón arrepentido nunca es rechazada por Dios.


JUEVES

Leer: Salmo 17:1-6

Meditar: ¿Cuál es la petición del salmista? ¿De dónde procede la vindicación del salmista? ¿Qué es lo que el salmista ha decidido y resuelto deliberadamente? ¿Qué certeza tienen el salmista en el v.6?

Orar: La santidad es una obra de Dios en el creyente pero también una obra en la que el creyente participa por la gracia de Dios. Resuelve delante de Dios como lo hizo David el no hacer transgresión y caminar en santidad.


VIERNES

Leer: Salmo 17:7-15

Meditar: ¿Qué peticiones ves en los vv.7-9? ¿Qué crees que transmite la imagen “envueltos están en grosura”? ¿Qué descripción da el salmista de los enemigos? ¿Cuál es el único refugio que el salmista tiene frente a sus enemigos según los vv.13-14? ¿Cuál es el agrado que el salmista tendrá cuando vea a Jehová ejercer justicia?

Orar: Ora como el David oro frente a sus enemigos. En los momentos de angustia pide a Dios que él se levante a tu favor para que puedas ver el rostro de tu Dios en justicia. Pide y anhela esa semejanza con la que el salmista estaría satisfecho “estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”.


SÁBADO

Leer: Juan 17:9-19

Meditar: ¿Por quién crees que Jesús está orando en esta sección? ¿Cuál es la petición principal que hay en los vv.11-15? ¿Qué entiendes cuando Jesús dice “guárdalos en tu nombre”? ¿Por qué ahora debían ser guardados?

Orar: La sección de la oración de Jesús se dirige a sus discípulos pero es aplicable a nosotros también. Pide a Dios que él te guarde fiel a la revelación de su persona y carácter tal y como ha sido dada a conocer en la persona de Cristo.