OFICIO DE REY
“Ciertamente pondrás rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano”
(Deuteronomio 17:15)
      Cuando se piensa en el oficio de rey, ciertamente no podemos hacerlo desde la visión de realeza que tenemos en nuestro país ni en nuestra vieja Europa. Las realezas europeas aun y cuando tienen sus distintos rangos y autoridad, lo cierto es que distan mucho del concepto de realeza en el pasado. Ser rey en los tiempos antiguos significaba verdaderamente gobernar, reinar, ejercer autoridad y dominio, de ahí que algunos de los reyes antiguos ejercieron esa prerrogativa de gobernar o bien desde una posición de rectitud, misericordia y verdad o bien desde una posición de tiranía falta de justicia, misericordia y amor. Desde el punto de vista de la antigüedad pensar en el rey era pensar en alguien que tenía una posición de autoridad y gobierno, alguien que verdaderamente gobernaba y ejercía los designios de su voluntad, alguien que era merecedor del respeto y, por que no decirlo de la adoración. La razón de ello se debía a que las culturas del Antiguo y Medio Oriente, por ejemplo la cultura egipcia, consideraba al rey o faraón como la imagen de la divinidad. El rey era entendido como el hijo mismo de la divinidad, la imagen misma de su dios puesta sobre la tierra para extender y llevar a cabo el gobierno y reino de la divinidad en medio del pueblo y en el territorio sobre el cual gobernaba. Cuando Dios habló a su pueblo y estableció con la nueva generación de Israel su pacto con ellos en los llanos de Moab antes de enterar a la tierra prometida, Dios les habló de la certeza de tener un rey sobre ellos, “ciertamente pondrás rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a un hombre extranjero, que no sea tu hermano” (Deuteronomio 17:15).


      Las palabras que Dios dijo a su pueblo en Deuteronomio hace que como pueblo de Dios, como la iglesia del Dios Altísimo debamos plantearnos ciertas preguntas ¿quién es el rey puesto sobre el pueblo de Dios? ¿Quién es el rey que Jehová mismo escogería? ¿Quién es el rey que debería salir del mismo pueblo? Ciertamente estas preguntas requieren respuesta por nuestra parte. La razón de ello reside en el simple pero esencial hecho de que entender quien es el rey escogido por Jehová sobre su pueblo implicará que a ese rey solamente serviremos, implicará que a ese rey solamente adoraremos, implicará que ese rey será el único que gobernará las vidas de los suyos e implicará que la voluntad y designios de ese rey serán los que se darán - se entiendan o no se entiendan - en medio del pueblo sobre el que reina. Deuteronomio permite que veamos tres cosas: Primero, la certeza de un rey sobre el pueblo de Dios, segundo, la elección de un rey escogido por Jehová mismo y tercero, la prohibición de tener otro rey que no sea del pueblo.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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      La idea de rey y de reino arranca desde la creación misma. Cuando uno contempla la narración de la creación puede darse cuenta de que aquel que ejerce domino y autoridad sobre todo lo creado es el Creador mismo. El caos inicial descrito en Génesis 1:2 es vencido por medio del Creador, por tanto, el gobierno o reino de Dios ya es visto desde la creación misma. Ese gobierno fue dada a aquel que era la corona misma de la creación, el ser humano. Fue al hombre y a la mujer que Dios dijo: “hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestras semejanza y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26). Por tanto, el ser humano era, para decirlo de alguna manera, el rey delegado bajo la autoridad del Creador para extender el gobierno, señorío y reino de Dios hasta el último rincón de la creación (Salmo 8:5-8). No resulta difícil de ver en la historia bíblica que ese rey delegado no tardó mucho en querer ser como Dios y pasó, de extender el reino del Creador el cual había dicho que todo era bueno en gran manera, a extender su propio reino el cual lo único que ha dado ha sido cardos y espinos a lo largo de la historia. De todas maneras, enraizado en el ideal mismo de la creación de Dios, se encuentra el designio del oficio de un rey que a imagen de Dios extendiese el reino y gobierno del Rey-Creador de cielos y tierra, extendiese su gloria, su palabra y su justicia. El anuncio de Dios a Israel dentro de su pacto “ciertamente pondrás rey sobre ti” no surge primeramente de una petición de Israel - aunque sí que hubo esta petición - sino que claramente desde la creación misma Dios diseñó el oficio rey. Ahora bien, dicho rey no sería cualquier rey, no podía serlo.


      Dios es claro “ciertamente pondrás rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere de entre tus hermanos”. Dios sería el encargado de escoger al rey. El rey que mediaría el pacto de Dios en medio del pueblo, el rey que debería extender el gobierno del Dios como Rey sobre los suyos, no podía ser uno cualquiera, no podía ni ser escogido por el pueblo mismo. Existe la tendencia en un ser humano caído  - como popularmente se dice - a barrer cada uno para su propia casa. Si tiene que escogerse a alguien, que mejor que uno que nos vaya bien, que mejor que uno que esté puesto no al servicio de Dios sino primeramente a nuestro propio servicio. Pero no podía ni puede ser así con el rey que regirá al pueblo de Dios. Las palabras dichas por Dios en Deuteronomio muestran un rey escogido por Jehová, un rey de entre el propio pueblo, un rey de pacto, es decir, que fuese fiel al pacto con Dios y que su deleite, su foco, su corazón, alma y fuerzas estuviesen sobre la ley misma de Dios. Si uno avanza en el progreso de la historia bíblica se da cuenta de que fue a David a quien Dios escogió. Con David Dios entró en pacto (2ª Samuel 7; Salmo 89) y fue David quien tenía que gobernar y extender el reino de Dios primeramente sobre el pueblo. A David se le prometió un trono eterno, se le prometió una dinastía eterna, se le prometió que su trono no sería removido del pueblo. David luchó en lugar del pueblo contra Goliat, David peleó la batalla a favor del pueblo, David ganó la victoria sobre los enemigos del pueblo de Dios. De todas maneras David nunca llegó al ideal que Dios había establecido y el resto de reyes de la historia de Israel fueron más bien reyes que ninguno de ellos fue fiel al pacto con Dios. Su oficio de rey fue un oficio que no llegó a ser el reflejó legítimo del reinado de Dios sobre su pueblo.  ¿Dónde encontrar el rey que sí sería el rey del pacto? ¿Dónde encontrar el rey que gobernaría con autoridad el pueblo de Dios? Mateo da la respuesta final.
      El evangelio de Mateo muestra que Jesucristo es el hijo de David, el hijo de Abraham (Mateo 1:1). El evangelio de Lucas nos muestra que Jesús será aquel que tomará el cetro y trono de David y cuyo reino no tendrá fin (Lucas 1:31-33). Las multitudes aclamaron a Jesús en su entrada a Jerusalén gritando “¡Bendito al rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!” (Lucas 19:38). Jesús el Hijo de Dios será aquel que restaurará no el reino que Dios prometió a David sino el reino y gobierno que el Creador dio al ser humano (Lucas 3:23-38). Las predicación de Cristo fue “el tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado, arrepentíos y creed en el evangelio” (Marcos 115).
      La autoridad del reino de Dios fue vista en los milagros de Jesús sanando enfermos, liberando a endemoniados, calmado tormentas. Fue vista en la autoridad de su enseñanza como aquel que enseñaba con autoridad pero fue en una cruz donde Cristo fue coronado y sobre su cabeza fue escrito “ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS” (Matero 27:37). ¿Quién hubiese podido imaginar algo así? El mayor despliegue de poder y autoridad de Cristo el Rey fue dado en un lugar de vergüenza y sufrimiento como lo fue la cruz del Calvario. Allí Cristo como Rey peleó la batalla a favor de su pueblo, allí venció no a Goliat sino algo mucho más terrible, venció a la muerte, venció al pecado, venció a Satanás. Allí el Rey de reyes fue un rey sufriente cuya sangre inauguró el nuevo pacto por medio del cual muchos entrarían al reino de vida eterna de Cristo el Rey. Muchos entrarían al reino donde la justicia que rige es la de Cristo, donde el señorío de rige es el de Cristo, donde la palabra que gobierna es la de Cristo. En aquella cruz el Rey tuvo la plena autoridad de decirle a un ladrón “hoy estarás conmigo en el paraíso”. Pero el Cristo crucificado resucitó y declaró que “toda potestad le era dada en le cielo y en la tierra” (Mateo 28:18) y ascendió para tomar posesión del trono eterno y celestial “siéntate a mis diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Salmo 110:1).
¿Qué otro Rey podríamos anhelar como iglesia? ¿Qué otro Rey podríamos tener como creyentes? No podrás poner sobre ti otro rey que no sea Cristo quien peleó en la cruz por ti. No podrás poner sobre ti otro rey que no sea Cristo que resucitó para darte su vida de resurrección y de gloria al Padre. Quiera Dios que nuestra vida, personal y congregacional sea vivida bajo la autoridad de Cristo nuestro Rey y su Palabra.
MARTES

Leer: Salmo 8:1-9; Hebreos 2:5-9

Meditar: ¿Quién es el autor del salmo? ¿Cuál es el tema que el salmo marca tanto en el v.1 como en el v.9? ¿Por qué el nombre de Jehová es glorioso? ¿Qué es aquello que lleva al salmista a meditar? ¿Cómo describe el salmista al ser humano? ¿Qué imagen conlleva el lenguaje del v.5? ¿Qué ideas vienen a tu mente cuando ves dicho salmo aplicado a Jesús en Hebreos 2:5-9?

Orar: Glorifica a Dios porque aunque somos creación suya nos hizo la corona de su creación. Nos creó cómo reyes sobre su creación. Da gracias a Dios porque aun y cuando perdimos este ideal, Cristo es quien lo restaura en nuestra vida. Él es el hombre perfecto, el Rey de reyes.


MIÉRCOLES

Leer: 2 Samuel 7:8-17

Meditar: ¿Qué sucede exactamente en estos versículos? ¿Qué sucederá cuando David muera según el v.12? ¿Qué es aquello que le es prometido según los vv.13 y 16? ¿Cuál será la relación entre Dios y aquel que él levante? ¿Cómo tendrá que ser el hijo que sustentará el trono de David? ¿Cómo ves estas palabras cumplidas en Lucas 1:31-33?

Orar: Dios prometió a David a un rey que sería un hijo fiel y sobre el cual el trono permanecería eternamente. Da gracias a Dios porque aun y cuando ningún rey de Israel lo cumplió, Dios fue quien lo llevó a cumplimiento en su Hijo fiel, Jesucristo.


JUEVES

Leer: Marcos 11:1-10

Meditar: ¿Cuáles son los acontecimientos que suceden en este texto? ¿Qué es aquello que Jesús pide a sus discípulos? ¿Crees que lo pedido se cumplió exactamente como Jesús lo pidió? ¿Qué te muestra el hecho que todo fuese dado como Jesús dijo? ¿Qué es lo que la gente aclamaba de Jesús? ¿Cómo entenderías la frase “el reino de nuestro padre David que viene”?

Orar: Pide a Dios que por su gracia te ayude a reconocer la autoridad de Cristo en cada área de tu vida. 


VIERNES

Leer: Mateo 13:24-30

Meditar: ¿Cómo es el reino de los cielos descrito en esta parábola? ¿A quién crees que representa el sembrador, la semilla, el mundo y el enemigo? ¿Qué peligro había en arrancar las semillas? ¿Por qué no podían arrancarse las semillas antes de tiempo? Lee Mateo 13:37-43 y mira la interpretación que Jesús da de esta parábola.

Orar: Da gracias a Dios porque su reino se extiende a lo largo del mundo de manera progresiva. Da gracias a Dios porque será en el cumplimiento final cuando ciertamente se verá aquellos que forman parte del reino y cuales no. Bendice a Dios porque el determinar quien está dentro o fuera del reino no depende de nosotros o nuestra justicia sino de Dios.


SÁBADO

Leer: Mateo 13:44-50

Meditar: ¿Qué tres parábolas encadenadas utiliza Jesús para describir el reino de los cielos? ¿Cuál es el tema principal de las dos primeras parábolas, el tesoro escondido y el mercader que busca buenas perlas? ¿Cuál es el significado de la última parábola, la red de pesca? ¿Cuál es la imagen sobre el reino que estas tres parábolas dan de manera conjunta?

Orar: Pide a Dios que tu primer anhelo sea buscar primeramente el reino de Dios y su justicia. Pide a Dios que te haga consciente que ese reino tendrá un cumplimiento final cuando Cristo regrese. Pide a Dios que la justicia del reino sea la justicia por la que tienes hambre y sed en tu vida.