SALTOS DE SALVACIÓN
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis y saltaréis como becerros de la manada”
(Malaquías 4:2)

      Muchas veces la noche y la oscuridad suelen traer a nuestra mente temores y miedos. La noche en ocasiones se convierte en un momento donde la mente funciona más que durante el día. Es un tiempo donde todas aquellas cosas que nos preocupan, aquellos temores que hay en nuestra vida, aquellas ansiedades, se presentan como fantasmas en la noche que asaltan el espacio de nuestra mente y turban la tranquilidad de nuestro descanso. Hay dos cosas que uno desea en estas situaciones: O bien que pueda quedarse dormido, o bien que salga el sol y termine la noche. Cuando los primeros rayos del alba apuntan por el horizonte y la oscuridad es rota por ese sol que nace, entonces es cuando uno sabe que la noche ha terminado y parece que los temores terminan con ella. Podría parecer que la salida del sol viniese acompañada de un tiempo de salvación de ese tiempo de oscuridad y preocupación. La salida del sol es el nacimiento de un nuevo tiempo que deja atrás la oscuridad de la noche.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Fue un salto que anunció la salvación y de la misma manera podemos saltar de alegría sabiendo que por gracia Dios cumplió su salvación cuando nos fue nacido Jesucristo, el Sol de justicia y salvación para nosotros. Pero que glorioso es saber que en la eternidad ese Sol de justicia que nos iluminó para salvación, su gloria será la que nos iluminará eternamente. No habrá necesidad de sol porque la gloria de nuestro Sol de justicia y salvación nos iluminará por los siglos de los siglos.
MARTES

Leer: Malaquías 4:1-6

Meditar: ¿Cómo contrastan el v.1 y el v.2? ¿Qué anuncia el v.1? ¿Qué anuncia el v.2? ¿Por qué crees que los que temen a Jehová saltará como becerros en la manada? ¿De qué tiene que acordarse el pueblo? ¿Cuál será la señal y que sucederá antes de la venida del día de Jehová?

Orar: Bendice a Dios por su plan de salvación. Bendice a Dios porque es Dios de justicia y es Dios de salvación.


MIÉRCOLES

Leer: Lucas 1:39-45

Meditar: ¿Qué sucede en estos versículos? ¿Cuál es la idea que se repita en los vv.41, 44? ¿Quién era la criatura en el vientre de Elisabet? ¿Qué fue aquello que motivó el salto de la criatura en el vientre de Elisabet? Cuando ves el salto de la criatura ¿qué crees que ese salto anuncia cuando lo observas a la luz de Malaquías 4:2?

Orar: Bendice a Dios porque él cumplió su plan de salvación en su Hijo Jesucristo. Bendice a Dios porque ahora todo su poder creador y salvador se encuentran en Cristo y su obra.


JUEVES

Leer: Lucas 2:27-32

Meditar: ¿Por quién fue movido Simeón según el v.27? ¿Qué es aquello que vieron los ojos de Simeón? ¿Dónde se focaliza la salvación de Dios según lo que vio Simeón? ¿Cómo es descrita la salvación? ¿Para quién es la salvación?

Orar: Pide a Dios que la salvación que contempló Simeón cuando vio a Jesús pueda ser también la salvación que cada día contemples cuando veas al Jesús revelado en las Escrituras. Da gracias a Dios porque revelación de salvación brilló en tu vida.


VIERNES

Leer: Lucas 1:26-35

Meditar: ¿Qué sucede en estos versículos? ¿Cuál es el mensaje que el ángel a María? ¿Cómo describe a Jesús el ángel? ¿Cuál será la función que tendrá Jesús según la descripción del ángel? ¿Cómo se dará la concepción del eterno Hijo de Dios?

Orar: Bendice a Dios por el milagro de la encarnación. De gracias a Dios porque él entregó a su Hijo para nuestra salvación y le dio el señorío y el trono sobre su pueblo.


SÁBADO

Leer: Apocalipsis 21:23-22:5

Meditar: ¿Qué observa Juan en los capítulos 21 y 22 de Apocalipsis? ¿De qué son el final estos capítulos? ¿Qué es aquello que no tiene la ciudad? ¿Por qué no había necesidad de sol en nueva creación? ¿Qué idea trae a tu mente la imagen de que nunca habrá noche ni tampoco necesidad de sol?

Orar: Da gloria a Dios porque Jesucristo es nuestro Sol de justicia. Da gracias a Dios porque su gloria será la que iluminará nuestra eternidad. Bendice a Dios porque contemplaremos esa gloria por los siglos de los siglos.
      La imagen del nacimiento del sol y la llegada de la salvación es usada por el profeta Malaquías para hablar a Israel del nacimiento de un Sol de justicia que traería salvación y ello haría que saltos de salvación fuesen dados en medio del pueblo de Dios “mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en las alas traerá salvación; y saldréis y saltaréis como becerros en la manda” (Malaquías 4:2). Dos perlas preciosas son vistas en las palabras del profeta, primero el nacimiento del Sol de justicia para traer salvación y segundo, la respuesta a la salvación traída por el Sol de justicia.
      ¿Por qué era necesario el nacimiento del Sol de justicia? Para poder entenderlo, se necesita conocer lo que sucedía en tiempos de Malaquías. El profeta Malaquías fue un profeta postexílico, es decir, su mensaje llegó al pueblo de Israel el cual había sido traído de vuelta a la tierra después de setenta años de exilio babilónico. La palabra de Dios dicha por medio de sus profetas antes del juicio del exilio fue cumplida. Dios habló que, como si de un nuevo éxodo se tratase, obraría un nuevo acto de salvación trayendo a su pueblo exiliado nuevamente a su tierra. Uno podría pensar que después de eso las cosas habrían cambiado en Israel pero no fue así. Seguían siendo un pueblo duro de cerviz y rebelde a su Dios y la razón de ello es porque su corazón seguía siendo un corazón de piedra insensible que tuvo la osadía de cuestionar a Dios mismo. Cuando Dios les dijo que les había amado, Israel preguntó “¿en qué nos amaste?” (Malaquías 1:2). Cuando Dios les dijo que él era su padre y que le habían deshonrado ofreciendo una adoración que deshonraba a su Dios, Israel orgullosamente preguntó “¿En qué hemos menospreciado tu nombre? ¿En qué te hemos deshonrado?” (Malaquías 1:6-7). Cuando Dios les dijo que le habían robado porque sus ofrendas quedaban en sus bolsillos Israel cuestionó “¿En qué te hemos robado?” (Malaquías 3:8). Cuando Dios confrontó a Israel con su rebeldía continua desde tiempos antiguos y les llamó a volverse a él, Israel preguntó “¿En qué hemos de volvernos?” (Malaquías 3:7). ¡Qué tristes son las preguntas de Israel a su Dios! ¿Cómo un pueblo que había sido amado por Dios sin merecerlo podía preguntarle a Dios ¿en qué nos amaste? ¿Cómo podía un pueblo que había sido salvado por el puro amor de Dios del exilio al que habían llegado por su propio pecado podía decirle a Dios en qué les había amado? Dios hubiese podido aborrecer a Jacob/Israel y amar a Esaú/Edom, pero no fue así. Dios amó y salvó a su pueblo.


      No hay pregunta más triste delante de Dios que decirle ¿en qué nos amaste? La pregunta en ocasiones puede surgir de una manera legítima debido a situaciones de prueba y dificultad en nuestra vida que hacen que la visión del amor de Dios quede nublada. Pero en otras ocasiones puede surgir del mismo corazón del que surgió la pregunta en Israel. La pregunta de Israel nos demuestra, por un lado, que aún y habiendo experimentado esa salvación del exilio, tal acto prodigioso perdió todo su significado salvador y todo valor de la muestra del amor de Dios. Puede correrse el peligro de pensar que la salvación de Dios es algo merecido, como pensó Israel, que podemos llegar a perder todo su valor de evidencia y acto sublime de amor de parte de Dios quien no tenía necesidad alguna de amarnos y salvarnos. Podemos caer en preguntar ¿en que nos amaste? pensando así que hay una muestra mayor de amor que el acto redentor de nuestro Dios. Por otro lado, la pregunta de Israel demostraba que la salvación del exilio no era la última. No era una salvación que cambiaba corazones llenos de orgullo y pecado, se necesitaba que un Sol de justicia naciese y trajese justicia y salvación últimas al pueblo de Dios.
      “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia”. Frente a ese caos que vivía Israel, Dios promete algo a aquellos que le temen. Aquellos que tenían su fe puesta en Dios, que no habían menospreciado su nombre, en medio de ese caos de infidelidad Dios les promete que para ellos “nacerá el Sol de justicia”. Ese Sol acabará con la injusticia en medio del pueblo generada por su infidelidad y pecado. Ese Sol nacerá para brillar con justicia pero esa justicia está asociada a “en sus alas traerá salvación”. Justicia y salvación van de la mano. El Sol que nacerá, lo hará para traer justicia y salvación. Nacerá como lucero de la mañana para salvar a su pueblo de su propia situación de pecado. Las imágenes de Malaquías son poéticas, como Sol hará que la justicia brille y resplandezca, y en sus alas muestra que la salvación vendrá no de la esfera de lo terrenal sino de lo celestial. Dios anuncia la justicia y la salvación definitiva. La justicia que se necesita para perdonar y declarar no culpable frente al juicio a un pueblo pecador brillará con el Sol de justicia y la salvación del juicio de Dios por el pecado vendrá volando desde las esferas celestiales. Si alguien se encuentra en una situación de vida o muerte ¿no saltaría de alegría sabiendo que la salvación le es traída? Si alguien se encuentra en un mar agitado en medio de una tormenta ¿no saltaría de alegría de saber que su salvación está cerca? La respuesta a la realidad de la salvación no es preguntar ¿en qué nos amaste? Sino saltar de alegría “y saldréis y saltaréis como becerros de la manada”.
       Malaquías sigue con su lenguaje poético pero ¿Qué tiene que ver el saltar con la llegada de la salvación? La salvación de Israel solo podía provenir de Dios y es él mismo quien anuncia que enviará a su mensajero para que prepare el camino del Señor para venir como el Dios del éxodo para traer salvación (Malaquías 3:1). Dios enviará a alguien como Elías para hacer volver los corazones (Malaquías 4:5). Tal mensajero que preparará la venida del Señor para salvación fue Juan el bautista quien cuando todavía no había ni nacido, en el vientre de su madre Elisabet, cuando escuchó el saludo de María, saltó, saltó de alegría “y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre”, “porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre” (Lucas 1:41, 44).
      Sin haber nacido, Juan el bautista saltó de alegría ¿por qué? Su salto fue salto de salvación porque el Sol de justicia que en sus alas traía salvación había llegado. El Señor estaba apunto de nacer para traer justicia y salvación. Todo el obrar salvador de Dios ahora se focalizaría en su Hijo Jesucristo. Toda su justicia perfecta y su salvación brillaría en Belén y deslumbraría con gloria en la cruz y la tumba vacía.