LIBERTAD PARA SERVIR
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados,
solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne,
sino servíos por amor los unos a los otros”
(Gálatas 5:13)
      Sin ánimo de hacer spoiler, el grito final de William Wallace resume y encapsula todas las batallas y anhelos que aparecen a lo largo de la película. Antes de perder su cabeza bajo el hacha del verdugo y después de habérsele dado la oportunidad de retractarse de su posición, Wallace exclamó una única palabra la cual había sido el motor de todas sus batallas ¡Libertad! Uno podría pensar que aquello que había motivado a Wallace a enfrentarse a Inglaterra era la venganza pero lo cierto es que no es así. La libertad era el centro gravitacional alrededor del cual giraba la motivación de Wallace. La libertad fue la plataforma sobre la cual Wallace luchó por su pueblo. Aun y cuando personas y naciones han peleado batallas épicas por la libertad de pueblos, no hay mayor batalla que aquella que nuestro Señor Jesucristo ganó en la cruz y no hay mayor libertad que aquella con la que Cristo nos hizo libres como creyentes. Ahora bien, ¿qué libertad nos dio Cristo como creyentes? ¿Para qué nos hizo libres Cristo?


      El apóstol Pablo escribiendo a las iglesias de Galacia les dijo a qué libertad habían sido llamados “porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13). El apóstol Pablo deja ver tres cosas en cuanto a la libertad del cristiano, una libertad que nos llama al servicio. Primero, Pablo destaca la realidad de haber sido llamados a libertad. Segundo, el no utilizar la libertad para el libertinaje y tercero, usar la libertad para servirse por medio del amor. El apóstol Pablo ha expuesto de manera clara y contundente que el evangelio de Cristo Jesús mantiene dos “solas” que la Reforma dejó reflejadas de manera clara. El evangelio es de Sola Fe y Solo en Cristo. Frente a la acusación de algunos judaizantes de que los gentiles necesitaban también las obras de la ley para asuntos de salvación, Pablo determina que tal tipo de legalismo mata el único evangelio verdadero. El legalismo pone la carga sobre aquellos a los que apunta de sobrellevar el peso de creer que por su actuación serán aceptados por Dios. La tesis del apóstol es clara “el hombre no es justificado por las obras de la ley sino por la fe de Jesucristo” (Gálatas 2:16). Pablo desarrolla la realidad de que el creyente justificado por la sola fe en Cristo es hijo de la promesa como lo fue Isaac. Isaac fue el hijo dado por la promesa de fe a través de Sara la libre y no Agar la esclava. El evangelio es un evangelio de libertad porque esta libertad es dada por medio de la fe en Jesucristo porque él es el cumplimiento de la simiente de Isaac (Gálatas 3:16).
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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Piensa en lo siguiente ¿cómo usas la libertad a la que ha sido llamado? ¿Cómo consideras tu libertad en Cristo como una oportunidad para servir y expresar tu amor hacia el hermano en la fe? La libertad con la que Cristo nos hizo libres es preciosa y gloriosa, pidamos a Dios que él nos dé su sabiduría y gracia para vivir bíblicamente en ella. 
MARTES

Leer: Gálatas 5:13--16

Meditar: ¿Cuál es el contraste que presente el apóstol en el uso de la libertad? ¿Cuál es el medio que expresa el servicio unos a los otros? ¿Qué crees que cumple el servirse los unos a los otros según el v.14? ¿Cuál es el peligro de no usar la libertad para servirse por amor según el v.15?

Orar: Pide a Dios que te ayude a usar la libertad en Cristo para expresar tu amor hacia tus hermanos en servicio hacia ellos. Pide por tu congregación para que el amarse los unos a los otro sea lo mostrado. Pide a Dios que os guarde de contiendas y celos que pueden terminar los unos con los otros. 


MIÉRCOLES

Leer: Juan 8:28-36

Meditar: ¿Qué es de lo que está hablando Jesús en los vv.28-29? ¿Cuál es la verdad que creyeron aquellos que escuchaban? ¿Cuál es el requisito para ser discípulo de Cristo? ¿Cuál crees que es la verdad que debe ser conocida y que hace libre según el contexto? ¿Cuál fue la respuesta de los fariseos? ¿Consideras que esta puede ser la respuesta de muchos hoy en día? ¿Qué relación crees que tiene la verdad que hace libre en el v.32 y el hecho que es el Hijo quien libera en el v.36?

Orar: La verdad que libera es aquella que entiende y cree que Jesús es el Hijo de Dios que murió y resucitó para perdón y salvación. Aquel que permanece y cree en esta verdad es aquel a quien el Hijo hace libre. Pide a Dios que esta verdad que trae libertad sea anunciada desde el pulpito de tu iglesia. Pide que en su gracia Dios te ayude a permanecer en esta gloriosa verdad. 


JUEVES

Leer: 1ª Corintios 1:1-13

Meditar: ¿Cuál es la situación que se estaba dando entre los cristianos en Corinto? ¿Cuál es el conocimiento al que apela Pablo en el v.7? ¿Quién s el débil en la fe en el argumento de Pablo? ¿Cómo Pablo determina que debe usarse la libertad cristiana? ¿Cuál es la razón de ese uso de la libertad? ¿Cómo crees que esto puede reflejarse en la congregación a la que perteneces?

Orar: Pide a Dios que te ayude a utilizar tu libertad en Cristo no siendo tropiezo para otros hermanos. Pide a Dios que te ayude a entender que Cristo murió también por aquel hermano que quizás tienen una visión distinta a la tuya.


VIERNES

Leer: Romanos 14:1-9

Meditar: ¿Cuál era el problema que se daba en la congregación de Roma? ¿De qué manera debe recibirse al débil en la fe? ¿Crees que Pablo está hablando aquí de asuntos primarios y vitales en la fe o asuntos secundarios que no afecta esenciales de la fe? ¿Para qué se hacen todas las cosas? ¿Qué es lo que te hace pensar que Pablo repita tantas veces que todo lo hecho es para el Señor?

Orar: Pide a Dios que centre tu visión en saber que todo lo que es hecho es para el Señor. Pide que esta visión sea la comprensión a tener frente aquellos hermanos que pueden tener opiniones distintas y maneras de hacer distintas en asuntos secundarios. Pide que podías recibiros sin contienda de opiniones.


SÁBADO

Leer: Jueces 3:1-9

Meditar: ¿Qué aquello que Israel hizo delante de Jehová? ¿Cuál es la reacción de Dios frente a lo que Israel hizo? ¿Entiendes que la ira de Dios es un acto caprichoso de Dios o la respuesta al pecado de su pueblo? ¿Cuál fue el castigo que Dios envió a Israel? ¿Qué hizo Israel? ¿Cuál fue la respuesta de Dios al clamor de Israel en el v.9? ¿Cómo crees que la imagen de libertador levantado por Dios se cumple en Cristo?

Orar: Da gracias a Dios porque él mismo levantó para nosotros, los pecados, el libertador último y definitivo, a nuestro Señor Jesucristo. Alaba a Dios por Cristo nuestro Libertador y pide a Dios que la liberta que el ganó pueda ser tu base para la obediencia y el amor hacia otros.
      En 1995 se estrenó la película dirigida y protagonizada por Mel Gibson, Braveheart. La película está basada en el héroe escocés William Wallace que participó en la primera guerra de independencia de Escocia. El rey Eduardo I de Inglaterra invadió Escocia después de la muerte de Alejandro III de Escocia. Wallace en su niñez es testigo de la muerte de su padre bajo el yugo opresor de Inglaterra, algo que, marcaría su destino. Después de un largo viaje por Europa educado y guiado por su tío, Wallace regresa a Escocia y es en ese nuevo contexto donde Wallace empieza a erigirse como el héroe que luchará por la libertad de Escocia del yugo opresor de Inglaterra.
      Cristo es aquel que por medio de su sangre y sacrificio hizo libres a los suyos, por esta razón Pablo determina que como cristianos “a libertad fuisteis llamados”. Hay un llamado que es claro en la vida de todo aquel que ha sido salvo por la gracia de Dios, y este llamado divino es un llamado a la libertad con la que Cristo nos hizo libres (Gálatas 5:1). Parece ser que Pablo con el asunto de la libertad retoma un tema que ya ha introducido al inicio de su carta, “el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre” (Gálatas 1:4). Si hay una libertad que solamente puede ser conseguida por Cristo es la libertad no solamente del yugo legalista sino de la tiranía del pecado. Nuestro grito como cristianos no es igual que el grito por libertad de William Wallace. Su grito era un anhelo, nuestro grito es una realidad conseguida en y por Cristo. Su sacrificio sustitutorio es el medio para nuestra libertad, su sangre preciosa es libertad de nuestro pecado y su perfecta obediencia es nuestra justicia. Por tanto, al que el Hijo hace libre éste es verdaderamente libre. A esta libertad el apóstol Pablo dice que fuimos llamados. Ahora bien, siempre que la libertad del evangelio es expuesta, siempre que la libertad del pecado y del yugo legalista de la ley es presentada, aparece el otro extremo igualmente peligroso, el extremo del libertinaje.


      La libertad con la que Cristo nos hizo libres y a la que hemos sido llamados por Dios, es una libertad que no debe usarse nunca para el libertinaje. Pablo determina “solamente no uséis la libertad como ocasión para la carne”. Pablo pone una limitación al uso de la libertad a la que somos llamados y esa limitación es no usarla como ocasión para la carne. El apóstol añade un aspecto central de la libertad del evangelio, no usar la libertad como ocasión para el pecado. Pablo está siendo bien gráfico y está utilizando un término, “ocasión”, que en su origen tenía una connotación militar. La idea de “ocasión para la carne” toma la imagen de un cuartel militar el cual es la base de operaciones para preparar expediciones, campañas militares o ataques. Con el tiempo el término paso a referirse a aquellos recursos necesarios para realizar algo, es decir, la ocasión para algo. La libertad del evangelio no es el cuartel general desde el cual Cristo nos ha situado para que miremos los recursos que podemos necesitar para emprender una campaña de libertinaje. Nuestro tiempo carente de valores morales absolutos ha vaciado la libertad de moralidad absoluta hasta el punto de relativizarla y afirmar que uno es libre para hacer lo que quiere. Evangelio y libertinaje son incompatibles, ser llamados a libertad y ser llamados a libertinaje es inconsistente. Pensar así demuestra un desconocimiento del evangelio y actuar así demuestra una vida sin evangelio. El propósito de la libertad que Cristo nos ha dado es grande y sublime porque implica a los demás.
      El apóstol Pablo establece un contraste “solamente no uséis la libertad como ocasión para la carne SINO servíos por amor los unos a los otros”. Aquí está el propósito positivo de la libertad en Cristo. No es para el libertinaje sino para el servicio. Tal y como un autor lo ha expresado Ernest de Witt Burton “aquí está al antídoto tanto para las dañinas restricciones del legalismo y los peligros de la libertad de la ley; amor expresado en servicio mutuo”. Ciertamente la libertad que tenemos en Cristo no implica que nunca más pecaremos, pero sí implica que tenemos ahora la libertad y capacidad de escoger no pecar. Ahora bien, hay algo más. La libertad a la que hemos sido llamados es una libertad que tiene como centro no uno mismo sino al hermano en la fe.
      En ocasiones el concepto de libertad es un concepto un tanto egocéntrico, es decir, es un tipo del libertad que piensa en uno mismo, en lo que uno es libre o no para hacer, pero el evangelio no muestra esto. El ser humano más libre que jamás haya existido fue Cristo y su libertad fue usada por medio del amor para el bien de aquellos que éramos pecadores. Pablo demuestra que la libertad con la que Cristo nos hizo libres y a la que hemos sido llamados es una libertad que debe usarse como ocasión para el servicio muto entre hermanos, es decir, es una libertad que es reflejo del ejercicio mismo de la libertad de Cristo es su sacrificio redentor. La libertad es la base pero el medio es el amor. Libertad sin amor no funciona ¿por qué? Porque el amor es aquello que nos permite pensar no primeramente en nosotros sino en los demás. Es aquello que nos permite considerar a los demás antes que a nosotros. Es aquello que mira por el bien común de los demás y es precisamente en la libertad del evangelio sobre la que nos sustentamos para por medio del amor con el que hemos sido amados por Dios nos sirvamos unos a otros como Cristo no sirvió.