ALGO ESENCIALMENTE NUEVO
“Un mandamiento nuevo os doy:
Que os améis unos a otros; como yo os he amado; que también os améis unos a otros”
(Juan 13:34)

      “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado; que también os améis unos a otros” (Juan 13:34). Las palabras de Jesús dichas de manera principal a sus discípulos supusieron verdaderamente algo que era nuevo en esencia. Fueron palabras que, integradas en el progreso de la historia de la redención, llevaban el amarse los unos a los otros - algo que sin duda alguna ya se encontraba integrado en la revelación misma del Antiguo Testamento - a un nivel de cumplimiento que alcanzaba cotas insospechadas para aquellos discípulos y para todo discípulo de Cristo. Sin lugar a dudas el mandamiento de Cristo era cómo subir a las cotas más elevadas del amor hacia los otros, consistía en dejar los picos de mediana altura y subir a la cima del Everest. El mandamiento de Cristo parece simple y fácil de entender a primera vista, pero sondeando sus palabras de una manera más cercana, nos dejan ver la tremenda profundidad y dificultad que presentan.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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     Posiblemente aquí las palabras de D. A. Carson reflejan la paradoja que puede verse en este pequeño mandamiento: “El nuevo mandamiento es lo suficientemente simple para ser memorizado y apreciado para un niño, pero lo suficientemente profundo para avergonzar de manera repetida a cualquier cristiano maduro debido a cuan pobremente lo comprenden y lo ponen en práctica” (D. A. Carson, The Gospel According to John (Grand Rapids: Eerdmans, 1991), 484). Pequeño pero no menos importante. Las palabras de Cristo nos dejan ver tres cosas que serán de capital importancia en nuestra relación como creyentes los unos con los otros. Primero, el carácter de mandamiento de las palabras de Cristo. Segundo, la esencia nueva del mandamiento y tercero, el amor que surge de dicha esencia vital del mandamiento.
D. A. Carson (Teólogo)
      Ciertamente el mandamiento es fácil de entender, si uno tuviese que resumirlo en una única palabra, esta sería la palabra “amor”. En un pequeño versículo tres veces aparece repetido el verbo amar, “améis”, “he amado” y nuevamente “améis”. Cristo no esconde la intención de sus palabras, aquellos que son discípulos de Cristo deben amarse los unos a los otros. El amor tiene que ser la señal de identidad de aquellos que son discípulos de Cristo. No es de extrañar que Cristo les dijese que “en esto conocerán que sois mis discípulos; si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). El amor de los discípulos de Cristo los unos para con los otros es el identificador de que han nacido de Dios, conocen a Dios y pertenecen a Dios quien es amor en sí mismo (1ª Juan 4:7-8). Por tanto, el amor tiene que ser aquello que rige la relaciones entre aquellos que han sido lavados por la sangre del Cordero. La identificación del creyente como discípulos de Cristo viene dada por parte del mundo - entre otras cosas - por el amor que nos expresamos los unos a los otros. ¿Qué otra cosa podría mostrarse entre nosotros como creyentes que no fuesen unas relaciones regidas por el amor? El Dios en el que creemos es amor, el Dios a quien hemos conocido es Trino y la relación dentro del seno de la Trinidad entre el Padre, el Hijo y el Espíritu es, sin lugar a dudas, una relación de amor eterno, esto hace que todos y cada uno de aquellos que han nacido de Dios y conocido a Dios deban ser “objetos” depositarios del amor de los santos en Cristo. De ahí el carácter de mandamiento. Cristo no está dando una sugerencia a sus discípulos, está dando un nuevo mandamiento. No hay sugerencia sino mandato, no es opcional entre nosotros sino requerido por aquel que nos amó hasta la muerte de cruz. De todas maneras, decir en el tiempo en que vivimos que el amor debe regir la relaciones, puede ser un tanto peligroso.
      En una sociedad que ha banalizado, liberalizado y sexualizado el amor, decir que el amor es el mandamiento que debe regir las relaciones entre creyentes, puede interpretarse de manera muy diversa. Tristemente, incluso dentro de ciertas denominaciones que se autodenominan “evangélicas”, el amor es usado como portal amplio para aceptar todo tipo de “amores” y relaciones que claramente son denunciadas como pecado por la Biblia. El mandamiento “que os améis unos a otros” es un mandamiento nuevo porque su estándar y su momento histórico dentro de la historia de la salvación es totalmente nuevo. Solo tiene que observarse el corazón del mandamiento.
      Cristo repite dos veces “que os améis unos a otros” ahora bien, justo en medio se encuentra el estándar, el patrón, la manera cómo ese amor entre discípulos de Cristo debe mostrarse “cómo yo os he amado”.  El nuevo mandamiento es “que os améis unos a otros” y si nos preguntamos ¿cómo debe de ser ese amor entre nosotros? el mandamiento responde “como yo os he amado; que también os améis unos a otros”. La manera como debe mostrarse nuestro amor entre creyentes es siguiendo la manera cómo Cristo mismo nos amó. Esta es la razón por la cual el mandamiento es nuevo.


      La novedad del mandamiento no reside en que algo así nunca hubiese sido dicho antes. La novedad reside en que el estándar que marca la manera en cómo debemos amarnos es el estándar del amor de Cristo hacia nosotros. La novedad reside en que ahora el nuevo pacto ha traído la muestra y el cumplimiento del amor divino que todo el antiguo pacto anunciaba y clamaba a viva voz. Por tanto, la pregunta a realizar debería ser ¿cómo nos amó Cristo? El contexto previo a estas palabras de Jesús es el acontecimiento del lavamiento de los pies por parte de Jesús a sus discípulos. El lavamiento de los pies es algo que va mucho más allá de una simple lección de discipulado y servicio - que ciertamente lo fue -. El lavamiento de los pies era la muestra del amor de Cristo hacia los suyos que estaban en el mundo (Juan 13:1). Ahora bien, ¿cómo un lavamiento de pies puede mostrar el amor profundo y sublime de Cristo hacia los suyos? Porque ese lavamiento simplemente apuntaba a un lavamiento mayor. Cuando Pedro se negó a que Jesús le lavara los pies, Cristo le dijo: “si no te lavare, no tendrás parte conmigo” (Juan 13:8). El lavamiento de los pies apuntaba al momento mismo de la cruz donde el maestro se convertiría en el Siervo, donde no sería agua en un lebrillo la que se utilizaría para lavar a los suyos sino la sangre preciosa del Cordero de Dios, donde no sería el polvo de los pies lo que seria lavado sino vidas llenas de pecado y ofensa contra Dios.
      El amor con que Cristo nos amó en la cruz del Calvario fue un amor completo que llegó hasta las últimas consecuencias. Fue un amor que no hizo distinción por raza, carácter, clase social, formación, en aquel grupo de discípulos ni tampoco lo hizo con nosotros. Fue un amor que estuvo dispuesto a sufrirlo y soportarlo todo por nosotros, sufrir y soportar la burla y el escarnio de aquellos que no le creían y aceptaban y sufrir así y soportar la ira de un Dios Santo en lugar de aquellos que éramos los pecadores. Fue un amor que no lo aceptó todo, no fue un portal abierto para que en el nombre y estandarte del amor se enarbolara el estandarte del libertinaje. Aquellos que determinan que no aceptar ciertas cosas es pisotear el amor de Dios deberían entender que la mayor muestra del amor de Dios fue que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Deberían entender que el amor de Cristo supuso la expiación del pecado que Dios no aceptaba y que tuvo que juzgar en su Hijo en la cruz del Calvario. Sin duda, Dios no lo aceptó todo, pero para poder tener en su gloria eterna aquellos que nos amó desde antes de la fundación del mundo, dio a su Hijo y Cristo estuvo dispuesto, siendo Señor de todo, a convertirse en Siervo de todos para salvarnos de lo que nosotros no podíamos salvarnos. Así es como debes amar a tu hermano en Cristo pero ¿quién de nosotros es competente por nosotros mismos para amar así? Ciertamente nadie de nosotros.
      Ahora bien, aquí está la grandeza de lo esencialmente nuevo de este mandamiento. La muerte de Cristo no solamente marca el estándar de cómo amarnos entre nosotros sino que marca el nuevo pacto que nos capacita para hacerlo. En realidad por nosotros no somos competentes pero el nuevo pacto ha cambiado nuestro corazón de piedra en carne para hacerlo. El nuevo pacto nos ha dado la bendición del Espíritu para hacerlo posible. Por tanto, en palabras del apóstol Pablo: “y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”. De la nueva esencia del mandamiento brota nuestra capacidad para llevarlo a cumplimiento.
Señor, dispón todos mis caminos según tu santa Palabra y haz que tus mandamientos sean el gozo de mi corazón, que por medio de ellos sea feliz en mi trato contigo. Que crezca en tu amor y lo manifieste al ser humano. Espíritu de amor, hazme como el amante Jesús; dame su ánimo benevolente, sus obras beneficiosas para que resplandezca ante los hombres para tu gloria”.
MARTES

Leer: 1ª Corintios 13:1-13

Meditar: ¿Dentro de que contexto crees que se encuentra el capítulos 13? ¿Por qué crees que es importante el amor dentro del contexto de los dones? ¿Cuál es la importancia de lo dicho en los vv.1-3? ¿Qué descripción hace Pablo del amor en los vv.4-8? ¿Dónde crees que se cumple a la perfección este amor? Considera tu amor hacia tus hermanos a la luz de los vv.4-8 ¿cuál es tu evaluación final?

Orar: Pide a Dios que ese amor que se ve cumplido de una manera sublime en Cristo sea el amor que expresas diariamente hacia tus hermanos.


MIÉRCOLES

Leer: Deuteronomio 6:4-6

Meditar: ¿Qué es aquello que Israel debía escuchar? ¿De qué manera tiene que ser amado Dios? ¿Qué crees que significa amar a Dios de todo corazón? ¿Qué crees que significa amar a Dios de toda tu alma? ¿Qué crees que significa amar a Dios con todas tus fuerzas? ¿Cómo crees que esto puede impactar en el amor los hacia los otros?

Orar: Amar a Dios de todo corazón implica con todo tu ser, de toda tu alma como algo esencial y vital para tu vida y con todas tus fuerzas implica hacerlo sin restricción alguna. Pide a Dios que este amor esté en ti por la obra del Espíritu. Pide que Dios sea aquel a quien amas por encima de todo, porque solo amando a Dios por encima de todo amarás a tu prójimo correctamente.


JUEVES

Leer: Romanos 5:5-8

Meditar: ¿En qué versículos menciona el amor Pablo? ¿Cómo se ha derramado y manifestado el amor de Dios en nosotros? ¿Con qué evento histórico se relaciona el amor derramado y manifestado de Dios hacia nosotros? ¿En qué situación estábamos cuando Dios nos amó? Según el v.7 ¿crees que alguien haría o mostraría el amor que mostró Dios con nosotros? ¿Por qué?

Orar: La mayor muestra de amor es la cruz del Calvario. Nadie moriría por sus enemigos pero Dios así lo hizo en Cristo por amor hacia nosotros que nos revelamos contra él. Bendice a Dios por este gran acto de amor hacia ti y hacia tus hermanos en Cristo.


VIERNES

Leer: 1ª Juan 4:7-12

Meditar: ¿Qué es lo que pide Pablo? ¿Qué identidad tiene todo aquel que ama? ¿Por qué el que no ama no ha conocido a Dios? ¿Cuál es unos de los atributos que conforman la esencia misma de Dios según Juan? ¿En qué consiste el amor según los vv.9-10? ¿Qué es aquello que debemos hacer sabiendo que Dios nos amó primero?

Orar: Pide a Dios que tu amor hacia tus hermanos sea el reflejo y la expresión de que primeramente fuiste amado por él en Cristo. Pide a Dios que antes de ver los fallos y debilidades de tus hermanos, él te permita ver el gran amor con el que él te amor en la cruz y así puedas amar a tus hermanos que estaban en la misma situación que tú.


SÁBADO

Leer: 1ª Juan 4:16-21

Meditar: ¿Qué es aquello que como creyentes hemos conocido y creído? ¿Qué importancia tiene que Dios sea amor? ¿Qué crees que quiere decir Juan con “como es él, así somos nosotros en el mundo”? ¿Cómo define Juan el amor? ¿Por qué amamos a Dios? ¿Qué importancia crees que tiene ese amor por Dios en relación a nuestros hermanos? ¿Qué quiere decir que uno no ame a su hermano?

Orar: Da gracias porque Dios nos amó primero pero pide que ese amor que Dios derramó sobre tu vida sea el amor que muestras hacia tus hermanos en la iglesia.