LA ALABANZA
DE LOS REDIMIDOS
“Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.
Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo”
(Salmo 107:1-2)
      Abrir el libro de los Salmos es abrir el corazón de la Biblia en cuanto a la alabanza a Dios. El latir de la alabanza del pueblo de Dios, de los redimidos de Dios, es escuchado cuando el salterio es abierto. El libro de los Salmos es como un cofre del terso lleno de tesoros de alabanza a Dios, piedras preciosas que exaltan a Dios, metales de gran valor que expresan el peso de la gloria de aquel que es alabado. Es un tesoro que solamente los redimidos son llamados a enriquecerse de él. El salterio enriquece el alma de los redimidos dándoles riquezas de alabanza a su Dios. A lo largo de distintos salmos el llamado de alabar a Jehová es un llamado que se repite una y otra vez. “A ti cantaré oh Jehová” (Salmo 101:1), “Bendice alma mía a Jehová” (Salmo 103:1), “alabad a Jehová, invocad su nombre” (Salmo 105:1), “aleluya, alabad a Jehová, porque él es bueno” (Salmo 106:1). De entre los muchos llamados que aparecen a lo largo del libro de los salmos, el llamado a alabar a Dios se levanta como una voz audible y clara. Si alguien tuviese que hacerse una idea de uno de los temas predominantes del libro de los salmos sería el tema de la alabanza a Dios. Muchos de los salmos, los que han sido considerados como himnos, llaman al pueblo a levantar su voz en alabanza a Jehová, los himnos o salmos de alabanza se dice que resuenan como el entusiasmo de los adoradores que sienten estar cara a cara con Dios. De todos estos salmos, el Salmo 107 muestra tres aspectos que están relacionados con la alabanza del pueblo de Dios. Primero, el deber de alabar a Jehová, segundo las razones por las cuales alabar a Jehová y tercero los que tienen que alabar a Jehová.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
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      El inicio del Salmo 107 lanza un llamado claro a todo aquel que lo lee “alabad a Jehová”. Sin duda alguna, el llamado del salmo a alabar a Jehová no es presentado como una opción más entre muchas otras. En el llamado inicial del salmo no existe un carácter de opcionalidad o posibilidad en la alabanza a Dios. El salmista es enfático en su llamado. Como si de una orden se tratase el salmista utiliza un imperativo para marcar el carácter de urgencia en su llamado “¡alabad!”. Aquellos que escuchan el llamado del salmo deben, como los soldados que son llamados a formar para el deber militar, formar en su deber de dar alabanza.
      El llamado es un deber y no una opción para aquel que escucha el salmo. El carácter imperativo del salmo a alabar a Jehová - un carácter que ni mucho menos es exclusivo de este salmo - demuestra que ciertamente la alabanza del pueblo de Dios es un privilegio pero también es un deber en su pueblo. El llamado del salmista es un llamado al deber corporativo o congregacional, no es un solo individuo aquel que es llamado a alabar a Jehová sino toda la congregación de los redimidos, en el caso del salmo la congregación de Israel en el Antiguo Testamento. Muchos de los salmos servían como himnos que, usados en el culto de adoración del pueblo de Dios en el santuario llamaban al pueblo a su deber de adoración. Triste sería que la alabanza a Jehová fuese considerada meramente como una opción más dentro de muchas o simplemente como algo rutinario que simplemente “toca hacer”. La alabanza es un llamado a un gran privilegio y responsabilidad pero también un llamado a un gran deber. Parte de la razón de ello es debido por quien es el objeto de la alabanza. El salmista no llama al deber de dar alabanza a cualquier dios u otra cosa. Si el llamado fuese a alabar a cualquier otras cosa que no fuese Dios entonces la alabanza no debería tener ni por asombro un solo ápice de deber, entonces la desobediencia a ese llamado al deber estaría plenamente justificada y requerida. Pero en el deber del salmista Dios es el objeto a quien los llamados deben levantar sus alabanzas. El objeto de la alabanza determina su deber ya que - entre otras muchas cosas - la alabanza presenta elementos centrales de homenaje, servicio y reverencia. ¿Qué otro sería merecedor de homenaje, servicio y reverencia suprema? ¿Qué otro debería ser poseedor de nuestro deber de alabanza? ¿Qué otro sino nuestro Dios debería llamar a su pueblo a su deber de alabar como una nación llama a su ejército al deber de servir? Sólo Dios merece esto y por tanto solamente el deber de su pueblo debe ser dado en alabanza a su Dios. Cuando el culto de adoración del pueblo empieza el pueblo de Dios es llamado a su deber de rendir homenaje, servicio y reverencia a aquel de quien proclaman que es su Dios y ellos su pueblo. ¿Por qué llamados al deber de alabar a Dios? “Porque es bueno; porque para siempre es su misericordia”.
      Un Dios infinito y eterno presenta infinitas razones para nuestro deber de alabarle pero el salmista nos da dos razones que al igual que el llamado al deber de alabar, se repiten constantemente a lo largo de los salmos, “porque Dios es bueno; porque para siempre es su misericordia”.       Aun y cuando podría parecer que el salmista está presentado dos razones distintas para alabar a Dios “porque es bueno”, “porque para siempre se su misericordia” en realidad ambas razones están estrechamente relacionadas hasta el punto de que la segunda es la expresión bien especial y característica de la primera.
      ¿Por qué el salmista llama al pueblo a su deber de alabar a Dios? ¿Por qué somos llamados cada domingo que asistimos al culto de adoración a nuestro deber de alabar a Dios? Porque Dios es bueno, es decir, Dios es el estándar último y final de toda bondad y por tanto todo aquello que Dios hace es digno de suprema alabanza. La creación misma antes de la caída es una muestra de la bondad de Dios. De manera continua la creación repite “y vio Dios que era bueno” (Génesis 1:4, 10, 12, 18, 21), “y vio Dios todo lo que había hecho y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). La creación misma es una exaltación de la bondad de Dios, declara que Dios es digno en todo lo que hace y merece digna alabanza en ello. La creación contando la gloria de Dios de manera continua (Salmo 19:1-2) es un testimonio activo y continuo del deber de alabar a Dios porque es bueno. Pero el salmista habla de una bondad muy concreta de Dios, una bondad que es expresada de manera muy específica, “porque para siempre es su misericordia”. La bondad de Dios es ofrecida y ejercida hacia aquellos que estaban en la miseria y desesperación de sus vidas, miseria por el acecho de sus enemigos, miseria por el peso de sus pecados. La misericordia de Dios no es solamente su bondad expresada hacia aquellos en miseria sino también es uno de los aspectos fundamentales del pacto de Dios con los suyos. Son precisamente aquellos que han experimentado esa bondad de Dios en su miseria, esa misericordia de Dios como aspecto esencial de su relación de pacto que son llamados a decir que Dios es bueno y para siempre es su misericordia.
      ¿Quiénes son llamados al deber de alabar? ¿Quiénes son llamados a alabar a Dios porque es bueno y porque su misericordia es para siempre? “Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo”. Ciertamente estos y no otros son los llamados al deber de alabar. Es deber de los “redimidos de Jehová” el alabar a su Dios porque solamente ellos han experimentado la bondad y misericordia de Dios en la redención. La redención es central en aquellos llamados a alabar a Dios, dos veces el salmista menciona el término “redimidos” en el v.2 mostrando así el carácter central de la redención de Dios. Los redimidos son los llamados a alabar a su Dios quien los redimió y esos redimidos de Jehová no son cualquiera, el salmista los define como “los que ha redimido del poder del enemigo”. Los redimidos son aquellos que Dios ha liberado del poder del enemigo. Muchos enemigos se hacen presentes en la vida de los redimidos, las aflicciones, la angustia, aquellos que nos engañan, el dolor, la tristeza, la enfermedad pero por encima de todo, el pecado es el mayor enemigo del alma de los redimidos, el mayor tirano que ejerce su poder y tiranía. Pero gloria a Dios que en Cristo Jesús hemos muerto al pecado, su tiranía y sus cadenas fueron rotas y libertad nos fue dada en nuestro Señor Jesucristo. Cierto es que el poder del pecado es grande pero mayor es el poder del evangelio para salvación. Mayor es el poder de aquel con quien hemos sido plantados juntamente para muerte y resucitados juntamente para una vida de gloria a Dios. Por tanto, la alabanza es nuestra respuesta como redimidos a la obra redentora de Cristo quien nos redimió del poder del enemigo. Nuestro deber de alabanza no surge como una obligación sino más bien como una respuesta al poder del evangelio manifestado en nosotros para salvación. Nuestra alabanza es y debería ser una respuesta de testimonio del poder redentor del evangelio.  
Haz de tu vida una alabanza a Dios, haz de tu vida el deber de alabar a Dios quien su bondad manifestó fielmente sobre ti, haz que la respuesta de tu vida sea un acto de alabanza porque Cristo fue quien te redimió del poder del enemigo. Responde con tu vida al llamado “alabad a Jehová”, dilo juntamente con todos los redimidos.
MARTES

Leer: Salmo 100

Meditar: ¿Qué es a lo que el salmo llama? ¿Para quién es el llamado del salmo? ¿A qué reconocimiento llama el salmo? ¿Puedes encontrar en el salmo un pensamiento parecido al salmo del devocional, 107:1-2? ¿Cómo compaginas que en el Salmo 100 todos los habitantes de la tierra sean llamados a cantar a Dios mientras que en el Salmo 107:1-2 solamente son los redimidos?

Orar: Ten un tiempo de canticos y alabanza a Dios, reconoce que Dios es Dios y que tu eres parte de su creación. Alaba y bendice a Jehová porque él es bueno y su misericordia es para siempre.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 108

Meditar: ¿Qué es aquello que está dispuesto para el salmista? ¿Para qué está dispuesto? ¿Cuál es la razón por la que el salmista alaba a Dios? ¿Qué tipo de exaltación te muestra la imagen “sobre los cielos” y sobre toda la tierra”? ¿Qué propósitos hay en la alabanza del salmista?

Orar: Pide a Dios que tu corazón sea un corazón dispuesto para la alabanza. Alaba a Dios por la grandeza de su misericordia y verdad.


JUEVES

Leer: Efesios 1:3-14

Meditar: ¿Con qué palabra clave empieza toda esta sección de Efesios 1:3-14? ¿Podrías considerase toda esta sección un acto de alabanza a Dios? ¿Cuál es la expresión similar que se repita en estos versículos “para la …”? ¿Por qué debe de ser alabado Dios?

Orar: Bendice a Dios por ser Trino, bendice a Dios por la gran obra redentora que como Dios Trino ha obrado en tu vida. Recuerda y pide a Dios que tu vida sea un acto de alabanza sabiendo que su obra nos ha hecho para la alabanza de la gloria de su gracia.


VIERNES

Leer: Romanos 12:1-2

Meditar: ¿Qué trasfondo del AT crees que hay detrás de estos versículos? ¿Cuál es el culto racional del creyente? ¿Cómo crees que esto se relaciona con la alabanza? ¿De qué manera deben presentarse los cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios como el culto racional de todo creyente? ¿Qué relación crees que pueden tener estos versículos con tu alabanza?

Orar: La alabanza del creyente es una alabanza que implica toda nuestra vida. Pide a Dios que tu vida sea tu acto de alabanza a Dios, una alabanza que no sea conformada por este mundo sino transformada para llevar gloria a Dios.


SÁBADO

Leer: Apocalipsis 5:1-14

Meditar: ¿Por qué lloraba Juan? ¿Quién es el único digno de abrir el libro? ¿Qué descripción se da de Jesús en estos versículos? ¿Quiénes son aquellos que intervienen en la adoración del Cordero? ¿Cómo es la adoración entregada al Cordero en el cielo?

Orar: Adora a Cristo porque él es digno de llevar a su fin toda la historia y plan de salvación. Da gloria a Cristo porque el fin del plan de salvación está seguro en su mano. Alábale porque él es el Cordero que fue inmolada para perdón de pecados.