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¿QUIÉN ES
EL REY DE GLORIA?
“¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, él es el Rey de gloria”
(Salmo 24:10)
      Existe una serie de publicaciones de referencia que llevan por título “Who is Who” (Quién es quién). Estas obras de referencia contienen información biográfica concisa de personas importantes de un país. Aún y cuando la información no es extensa, las obras se utilizan para iniciar trabajos de investigación ya que la brevedad de la información permite familiarizarse con el personaje estudiado al tiempo que abre ventanas a otros recursos. En cierta manera el rey David formuló una pregunta que bien podría estar contenida en una de esas obras de referencia “¿quién es este Rey de gloria?” El Salmo 24 dos veces plantea una pregunta central en los vv.8 y 10 “¿quién es este Rey de gloria?” Como si de un “Who is Who” se tratase, el Salmo 24 escrito por el rey David debe llevarnos a la misma pregunta y a la misma respuesta expuestas en el cántico. Según esto, hay dos cosas que podemos considerar en este cántico de realeza, primero la pregunta para conocer la identidad del Rey de gloria y segundo, la respuesta que desvela la identidad del Rey de gloria.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
MARTES

Leer: Salmo 24; Mateo 5:8

Meditar: ¿En cuantas partes podrías dividir el Salmo? ¿Cuál es la presentación que David hace de Dios? ¿Por qué piensas que solamente el limpio de manos y corazón puro podía entrar en el santuario de Dios? ¿Crees que lo dicho por David se centra solamente en su generación? ¿Por qué? ¿Qué relación ves con Mateo 5:8 Los vv.7-10 repiten prácticamente lo mismo ¿cómo es identificado Dios en esos versículos?

Orar: Da gracias a Dios porque él es tu Rey de gloria. Glorifica a Dios por cómo el anhelo de David mostrado en el Salmo se cumple en Cristo mostrando así que Dios es el autor y consumador de nuestra salvación. Da gracias a Dios porque la bienaventuranza de Mateo 5:8 muestra que lo dicho por David no se ceñía solamente a su generación sino a la generación que por fe en Cristo su corazón sería hecho limpio y puro.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 15

Meditar: ¿En cuántas partes podrías dividir el Salmo? ¿Qué relación ves con el Salmo 24? ¿Qué exposición hace David del que habitará en el tabernáculo de Jehová? ¿Qué tipo de vida describe el Salmo? ¿Cómo crees que es posible tener una vida así?

Orar: La vida que el salmo describe solamente es posible por la obra redentora de Cristo en tu vida. Solamente su gracia es suficiente para una vida así. Pide a Dios que en su gracia te permita vivir tal y como el Salmo describe como digno merecedor por la gracia de Dios de habitar en el tabernáculo de Jehová.


JUEVES

Leer: Marcos 11:1-11

Meditar: ¿Cuáles son las órdenes que Cristo da a sus discípulos? ¿Qué crees que significa la explicación que Marcos da en los vv.4-6? ¿Qué tipo de entrada refleja la entrada de Jesús en Jerusalén? ¿Cómo es explicada la entrada según la multitud? ¿Qué es aquello que viene con la llegada de Cristo según el v.10? 

Orar: La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén es el anuncio del triunfo de Jesús en la cruz. La entrada fue triunfal porque Cristo como Rey triunfaría en la cruz y la tumba vacía. Su venida es la llegada del reino de Dios. Glorifica a Dios porque su reino se acercó y por medio de la fe en Cristo el Rey de reyes tienen entrada a ese reino de salvación y justicia eternas.


VIERNES

Leer: Hebreos 10:11-18

Meditar: ¿Qué contraste describe el autor entre Cristo y los sacerdotes del antiguo pacto? ¿Qué imagen te demuestra el v.13? ¿Qué entiendes por el hecho de que “en una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados? Según los vv.15-17 ¿en qué momento de la historia de la salvación sucede lo descrito por el autor?

Orar: Da gracias a Dios porque el sacerdocio de Cristo es el definitivo. Da gracias a Dios porque su obra de sumo sacerdote es completa y lleva a cumplimiento todo lo que los sacerdotes del antiguo pacto hacían. Da gracias a Dios por el nuevo pacto y porque en él hay perdón completo de pecados.


SÁBADO

Leer: Hebreos 10:19-25

Meditar: ¿Qué es aquello que tenemos según los vv.19, 29? ¿Qué entiendes por el lugar santísimo? ¿Por medio de que tenemos entrada a ese lugar? ¿Cuál es la actitud que debemos tener los unos con los otros en base a lo expuesto en los vv.19-21? ¿Enumera algunas de las acciones que deben llevarse a cabo entre los santos?

Orar: Pide a Dios que la realidad de tener entrada a lugar santísimo y el tener a Cristo como sumo sacerdote genere en tu vida y congregación las actitudes descritas por el autor, mantenerse firme en la fe, considerarse unos a otros, estimularse al amor y buenas obras, no dejarse de congregar.
Piensa en lo que ha dicho David, solo el limpio de manos y corazón puro tiene entrada al monte de Jehová. El cielo requiere integridad y justicia y la obra de Cristo fue para abrir el santuario celestial a todo aquel cuyo corazón ha sido hecho puro por la sangre de Cristo nuestro Rey de gloria, “bienaventurados los de limpio corazón porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Las puertas de la Jerusalén celestial se alzan eternamente por ti porque tu Rey de gloria Jesucristo entró primero por ellas. Que tu oración puede ser “Señor, permíteme entrar a tu monte santo por aquel que limpio mi corazón, permíteme entrar por la justicia de aquel por quien me justificaste, permíteme vivir al amparo y victoria de Cristo mi Rey de gloria”. 
      La pregunta del rey David “¿quién es este Rey de gloria?” no cabe duda de que es una pregunta que no puede quedar sin respuesta. David no está preguntando por cualquier tipo de rey. David no pregunta por el rey de una nación, ni tampoco por el rey cuya posesión es la fama asignada por los hombres y su esencia el valor del mundo. David pregunta por “este Rey de gloria”. David se pregunta por el Rey cuya posesión es la gloria misma, David se pregunta por el Rey cuya esencia misma está marcada por el gran peso y valor de la gloria, David se pregunta por el rey cuyas vestiduras irradian el resplandor de la esencia de la gloria misma “¿quién es este Rey de gloria?”.
       Sin duda alguna dicha pregunta no solamente debería ser planteada por David sino también por todo aquel que se enfrenta con el Salmo 24, debería ser también tu pregunta a la cual deberías encontrar respuesta. Para poder entender la fuerza de la pregunta de David “¿quién es este Rey de gloria?” es importante conocer brevemente algo del Salmo.


      El Salmo 24 es un cántico cuyo contexto histórico no resulta claro ¿qué trasfondo histórico es aquel que se encuentra detrás del salmo de David? Muchas han sido las opiniones. Algunos sugieren que el salmo hace referencia de manera especial al momento en que el arca del pacto fue removida tal y como es mencionado en 2 Samuel 6 y 2 Crónicas 3. Otros determinan que el salmo fue compuesto por David como una voz profética para la dedicación del templo. Aún otros establecen que el salmo es un cántico de triunfo que muestra el regreso del rey triunfante de la batalla. Lo cierto es que, ninguno de estos trasfondos históricos puede ser afirmado ni negado con rotundidad por lo que es el contenido del salmo aquello que debe guiarnos. Ciertamente el Salmo mismo hace un gran énfasis en el contexto del santuario v.3 “¿quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?”, por lo que podría ser un cántico usado en el servicio del santuario.


      El “monte de Jehová” que resulta ser al mismo tiempo el “el lugar santo” trae como eco del pasado el monte alto en el cual el Edén podía estar situado (Génesis 2:8-14). El cielo descensión sobre la tierra en el Edén mismo, el gobierno del Creador tocó la superficie misma de la creación en aquel lugar puro y de abundancia, el Edén era el lugar que convirtió a toda la creación en el estrado de los pies del trono del gran Rey. La creación es el inicio del salmo “de Jehová es la tierra y toda su plenitud” (v.1), “él la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos” (v.2), lo sorprendente es que David se pregunta “¿quién subirá al monte de Jehová?” Aún y la caída del ser humano, aún y la pérdida del Edén sigue existiendo la posibilidad de entrar en el santuario. Dios volvió a escoger un monte, el monte Sion, la ciudad de Jerusalén para establecer su santuario, allí nuevamente el estrado del trono de Dios volvió a tocar la tierra “¿quién subirá al monte de Jehová?” David responde “el limpio de manos y puro de corazón”, éste es aquel que recibirá la bendición de Jehová. Ante esto David exclama “alzad, oh puertas vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria” (v.7). Cualquiera que escuchase una afirmación así de parte de David pensaría en él. David en esos momentos era el rey de Israel, él era el rey que mediaba el pacto de Dios al pueblo, él como rey debería ser el rey de gloria capaz de entrar en el monte santo de Jehová. David fue el rey escogido por Dios, el rey según el corazón de Dios, el único rey a quien le fue permitido ejercer funciones de sacerdocio ¿quién mejor que David para poder entrar en el monte santo de Jehová? Pero aquí viene la pregunta de inflexión de David “¿quién es este Rey de gloria?” David sabía que no daba la talla para tal función. David sabía que el santuario de Jehová requería integridad y justicia y su corazón no era tan puro ni sus manos tan limpias como para entrar al monte santo de Jehová. Las puertas de la ciudad eterna no merecían alzarse por un rey como ese por eso pregunta “¿quién es este Rey de gloria?” Pero tampoco merecen alzarse por nadie de nosotros, si se alzan, es solamente por pura gracia.
      Podemos pensarnos que seguimos siendo los reyes de nuestras propias vidas, que debe dársenos el derecho y entrada pero ni nuestras manos son tan limpias ni nuestros corazones tan puros. El monte santo de Jehová, la Jerusalén celestial, el cielo mismo requiere pureza y santidad extremas. Requiere manos limpias que nunca hayan sido usadas para el ejercicio de la maldad, requiere corazones puros que no tengan impurezas de pecado, desea almas que no se hayan dedicado a cosas vanas y que nunca jamás hayan jurado con engaño ¿quién cumple algo así? Las puertas del monte de Jehová permanecerían cerradas con candados de oro si llegásemos delante de ellas. El monte de Jehová seguiría diciendo ¡no te acerques porque el lugar es santo! si llegásemos con nuestras propias manos y corazones. David fue honesto, sabía que su vida no era el reflejo de lo que él mismo escribe en el salmo, por tanto pregunta “¿quién es este Rey de gloria?”, una pregunta que debería ser en este punto tu pregunta ¿quién es este Rey de gloria capaz de entrar en el monte de Jehová? ¿Quién es este Rey de gloria de manos limpias y corazón puro? David responde desvelando la identidad del Rey de gloria “Jehová de los ejércitos, él es el Rey de gloria”.


      ¡Qué afirmación tan sorprendente! David muestra que el único Rey vestido de gloria y por tanto capaz de entrar en el monte santo es Dios mismo. David describe a Jehová como “el fuerte y valiente”, “el poderoso en batalla” (v.8), “Jehová de los ejércitos” (v.10). David muestra a Dios como aquel Rey que ha peleado la batalla a favor de su pueblo y después de vencer a sus enemigos regresa victorioso a su santo templo ascendiendo en victoria a su trono. Si hay alguien que tiene el derecho a entrar en su santo monte, si hay alguien por quien las puertas de la ciudad santa deben alzarse, si hay alguien que tiene el trono sobre su pueblo ese es Dios nuestro Rey de gloria. Ahora bien, tal y como ha sido dicho “los salmos son la voz de Cristo” y la pregunta de David no tiene una respuesta completa hasta que uno no llega a Cristo. Plumer en su comentario a los Salmos dice “el salmo contiene una bendecida profecía con relación a Cristo y la gloria de su reino” ¡cuán cierto es esto! David contemplaba el santuario terrenal pero el salmo como si de una mirada telescópica se tratase a lo largo de la historia de la salvación, contempla el santuario de un monte mayor, de una Jerusalén celestial y eterna. Las puertas de Jerusalén se alzaron y Cristo el Rey de reyes entró triunfante en ella, la ciudad recibió a su gran Rey, aquel cuyas manos fueron limpias, dedicadas a sanar enfermos, dedicadas a coger a niños, dedicadas a partir y bendecir el pan. Su corazón fue puro y limpio siendo el Hijo de Dios por excelencia, su alma nunca juró al engaño sino a la voluntad del Padre. Jerusalén alzó sus puertas para dejar entrar al gran Rey victorioso, una victoria que sería dada en la cruz del Calvario. Allí es donde encuentra respuesta la pregunta de David “¿quién es este Rey de gloria?” Allí estaba nuestro Dios de los ejércitos venciendo a los enemigos del pueblo, el pecado, la muerte y a Satanás mismo. En esa hora, Cristo fue glorificado (Juan 17:1) y el Hijo de Dios resucitado ascendió al monte santo de Jehová, al santuario no hecho con manos de hombre sino por Dios mismo y allí, las puertas del monte santo de Dios fueron abiertas y un camino nuevo y vivo fue abierto al santuario celestial. Es aquí donde el clamor de David “¿quién es este Rey de gloria?” encuentra cumplimiento.