PROFETA LES LEVANTARÉ
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú;
y pondré mis palabras en su boca, y les hablará todo lo que yo le mandare”
(Deuteronomio 18:18)
      Siempre me ha llamado la atención los momentos previos a que un orador se suba al púlpito para dar su mensaje o conferencia. El orador se levanta de su lugar y se dirige al sitio asignado para dar su mensaje. En esos momentos se crea como un ambiente de expectación en el que prácticamente puede palparse el sentir del auditorio expectante. Existe un anhelo de saber lo que dirá y un deseo de escuchar cada una de las palabras que saldrán de su boca. Esos momentos de expectación siempre me han parecido de gran solemnidad. No cabe ninguna duda que este sentimiento debería incrementarse exponencialmente si aquel que se espera es el orador por excelencia levantado por Dios mismo para comunicar su mensaje. Aquel levantado por Dios para traer no palabra humana sino palabra que surge de la misma corte celestial. Así Dios le prometió a su pueblo que les levantaría profeta que debían esperar expectantes y anhelando su mensaje y persona “profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú, y pondré mis palabras en su boca, y les hablará lo que yo mandare” (Deuteronomio 18:18). Dios nos muestra varias cosas que no podemos obviar en cuanto al Profeta por excelencia que él levantaría. Primero, será levantado por Dios mismo. Segundo, será conforme al modelo de Moisés y tercero será el vocero definitivo de Dios.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
Copyright 2013 Iglesia Evangélica Bautista "Piedra de Ayuda" - C/San Eusebio, 54 - 08006 Barcelona. España
Pastor Rubén Sanchez Noguero - Móvil: 610.224.965 - emali: rsanchez111@yahoo.es
      La historia del pueblo de Israel está llena de profetas, pude pensarse en Isaías, Jeremías, Ezequiel, Habacuc, Jonás, Oseas, entre otros muchos. El pueblo de Israel tuvo una gran línea de profetas a los cuales, en más de una ocasión, no hicieron caso en absoluto. El mensaje profético traído por boca de los profetas fue desatendido de manera flagrante y consciente por el pueblo de Dios. De toda esa línea de profetas, como en cualquier tiempo y sociedad había aquellos que se hacían pasar por profetas, aquellos que decían ser pero no eran, aquellos que su mensaje agradaba simplemente porque decían lo que los reyes y el pueblo querían escuchar. ¿Qué podía marcar la diferencia entre un profeta de Dios y un falso profeta?
      El profeta era levantado por Dios y no por voluntad humana y esto venía confirmado por el cumplimiento de su palabra proclamada (Deuteronomio 18:22). El profeta no se establecía a él mismo como profeta sino que era Dios quien levantaba a su vocero para llevar su mensaje. La palabra de Dios al pueblo debía ser traía y proclamada por alguien que tuviese el sello divino “profeta les levantaré” dice Dios. Como mensajero de Dios el profeta era establecido, llamado y enviado por Dios. Ciertamente no podía ser de otra manera.


      Dios en su soberana voluntad decidió no ser un Dios que se quedase en silencio en el seno mismo de la eternidad. La palabra de Dios surgió desde la creación misma para dar lugar a todo lo creado y esa palabra creadora y poderosa fue traída al pueblo de Dios no de cualquier manera sino por los profetas levantados por Dios. El Dios que habló es también el Dios que escogió levantar a quien debía proclamar su palabra. Ahora bien, antes de toda la línea de profetas que fueron y vinieron en el pueblo de Dios, antes que un Isaías fuese levantado, antes que un Jeremías fuese escogido desde el seno de su madre y levantado para llevar el mensaje al pueblo de Dios, antes de todos ellos, Dios prometió en los llanos de Moab y frente a las puertas de la tierra prometida que él levantaría un profeta concreto y específico “profeta les levantaré”, la afirmación es singular “profeta les levantaré” por lo que Dios se refiere a un vocero muy concreto. El pueblo debía escuchar a sus profetas, debía escuchar el mensaje de Ezequiel, debía escuchar el mensaje de Amós, debía escuchar el mensaje de Isaías, pero todos ellos no eran más que imágenes del profeta concreto y específico que Dios prometió que levantaría. Es más, todos ellos fueron medidos bajo la vara de medir de ese profeta prometido ya en el antiguo pacto. Si atender o desatender al mensaje profético de un gigante como Isaías tenía consecuencias para bien o para mal ¿cuánto más tendrá consecuencias últimas el atender o desatender el mensaje profético de ese profeta que Dios prometió que levantaría? ¿Cuánto más será de bendición o juicio el escuchar o no el mensaje último y definitivo de ese profeta prometido?
      Hoy en día, en un tiempo donde parece ser que la palabra ha perdido todo su valor y cada uno puede encontrar el significado que uno quiera en aquello que se ha dicho. En un tiempo donde impera el “donde dije digo, digo Diego” resulta imprescindible saber que Dios prometió que él levantaría profeta que llevaría su mensaje no de manera relativa sino absoluta y firme. Todo creyente y toda iglesia en la era de postmodernismo y relativismo que vivimos debe conocer que Dios no dejó que de manera última y definitiva su mensaje vagase por un océano de olas relativistas que van y vienen por aquellos que son profetas de doble ánimo. 
      El mensaje divino es demasiado precioso y valioso por lo que Dios escogió que él mismo levantaría profeta y este sería “como tú”, es decir, según el patrón de Moisés.


      El profeta que Dios levantaría a su tiempo sería “como tú” refiriéndose a Moisés. ¿cómo Moisés podía ser considerado patrón para el profeta último? ¿Fue Moisés profeta? Sin lugar a dudas fue el profeta tipo del antiguo pacto. A través de él Dios envió el mensaje de juicio y salvación redimiendo a su pueblo de Egipto. A través de Moisés Dios trajo el mensaje profético de la ley a su pueblo. Moisés fue el mediador del antiguo pacto por excelencia. La ley llegó por él, esa ley que permitía al pueblo de Dios no solamente conocer el carácter moral de su Creador y Salvador revelado sino también aquello que les permitía vivir en fidelidad y lealtad al pacto que Dios había establecido con ellos. Por medio de él Dios sustentó a su pueblo con el maná en el desierto. Ahora bien, todo y la grandeza de Moisés, solamente fue patrón o imagen que permitía mirar a un profeta mucho más grande que él y así lo intuyeron aunque no lo entendieron, algunos que contemplaron a Jesucristo.


      Juan 6:14
nos dice “aquellos hombres entonces viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo”. Después del milagro de la alimentación de los cinco mil algunos consideraron que Jesucristo era “el profeta que había de venir al mundo”, el profeta que Dios mismo anunció en Deuteronomio 18:18. ¿Cómo es esto posible? Así como Dios por Moisés alimentó a Israel con el maná en el desierto ahora Jesús alimentó a su pueblo con cinco panes y dos peces (Juan 6:32-35). Cristo es el mediador de un nuevo y mejor pacto inaugurado por su sangre. Jesucristo es la Palabra encarnada de Dios en quien todo el mensaje profético del antiguo pacto, todo lo dicho por Dios a través de Moisés y de todos sus profetas es cumplido en él (Mateo 5:17). Jesucristo es aquel que su persona y sus palabras son sustento para la vida diaria de su pueblo. Cristo es en quien se cumple el oficio de profeta por excelencia. No fue voluntad humana quien lo levantó, sino decreto divino del Padre eterno. No vino a hablar palabra de hombre o a proclamar filosofía humana sino las palabras dadas por Dios como profeta último y definitivo en quien el mensaje divino se cumple “pondré mis palabras en su boca, y les hablará todo lo que yo le mandare”.
      En el texto de Juan 6 donde Jesucristo es identificado como el “profeta que había de venir al mundo”, las palabras que habló Jesús causaron consternación “el que no come mi carne y bebe mi sangre no tiene vida eterna” (Juan 6:45). Ciertamente palabras duras pero palabras proféticas de salvación y juicio. Todo el mensaje profético de las Escrituras contenido y cumplido en la perla preciosa de las palabras del evangelio de Cristo. Jesucristo es la Palabra encarnada, todas las palabras proclamadas por el Hijo son las palabras del Padre mandadas al Hijo, pero si hay una perla que contiene todo ello son las palabras del evangelio.
Si Dios prometió que cualquiera que no oyere las palabras de ese profeta, Dios mismo le pasaría cuentas (Deuteronomio 18:19), ¿cómo no vamos a tomar atención a las palabras del evangelio de Cristo? ¿Cómo no vas a tomar atención a ellas?  ¿Cómo no escucharemos como hijos de Dios e iglesia de Cristo la Palabra de Cristo revelada y escrita por inspiración en las Escrituras? ¿Cómo permitiremos que otra palabra que no sea la de Jesucristo sea proclamada en medio de su pueblo? ¿Qué otro sustento tendremos para nuestras vidas que no sea el sustento de las palabras de amor, gozo, exhortación, disciplina, edificación del Profeta que Dios levantó de en medio de su propio pueblo? ¿A quién iremos si sólo Cristo tiene palabras de vida eterna? ¿A quién irás si sólo Cristo tiene palabras de vida eterna?   
MARTES

Leer: Deuteronomio 18:18-22; Juan 6:14

Meditar: ¿Dentro de qué contexto se sitúan las palabras dichas por Dios? ¿Cuáles son las características del profeta que levantará Dios? ¿Dónde reside la importancia de que Dios haya levantado al profeta según el v.20? ¿Cuál es la confirmación que el profeta ha sido levantado por Jehová? ¿Cómo crees que lo dicho en Deuteronomio se cumple en Jesucristo según Juan 6:14?

Orar: Da gracias a Dios porque él levantó a su Hijo como el profeta definitivo para traer su palabra. Pide a Dios que tanto a nivel personal como congregacional la palabra de Cristo abunde en vosotros.


MIÉRCOLES

Leer: 1 Reyes 22:5-14

Meditar: ¿Cuál es el contexto de la historia? ¿A cuantos profetas reunió el rey? ¿Cuál era la característica de todos estos profetas? ¿Cuál era la diferencia que tenía Micaías con el resto de profetas? ¿Cuál era la evidencia de que Micaías era profeta verdadero de Jehová? ¿Cuál fue la reacción del rey ante el mensaje de Micaías? ¿Qué te dice esto en cuanto a la aceptación o reacción al mensaje de Dios?

Orar: Ora por el pastor y los predicadores que toman el púlpito en tu congregación. Orar que como Micías hablan lo que Jehová les hablaré en su palabra. Pide a Dios confianza para entender que la reacción al mensaje de su palabra no siempre es positiva. 


JUEVES

Leer: Juan 5:16-21

Meditar: ¿Cuál es el contexto de estos versículos? ¿Por qué acusaron los fariseos a Jesús? ¿Por qué procuraron los judíos matar a Jesús? ¿Cómo Jesucristo responde a la acusación y al intento de matarle? ¿Cómo el v.19 responde a que él debe hacer esas señales en el día de reposo y a su relación como Hijo del Padre? ¿Qué es aquello que el Hijo hace? ¿Cuál es la razón por la que el Padre le ha mostrados todas las cosas? ¿A qué cosas mayores crees que se refiere Cristo? ¿Cómo crees que lo dicho por Jesús se asocia con la realidad de que él es el profeta definitivo levantado por Dios?

Orar: Da gracias a Dios porque Jesucristo solamente hace aquellas cosas que le fueron mostradas por el Padre. Solamente habló lo que el Padre le entregó e hizo lo que el Padre le mostro. Da gracias a Dios por aquello mayor que el Padre le mostró fue la obra redentora que el Hijo predicó y cumplió.


VIERNES

Leer: Juan 6:14-27

Meditar: ¿Qué milagro actúa de contexto para las palabras de Jesús? ¿Qué entendieron que ese milagro decía de Jesús? ¿Cómo explicarías lo dicho por Jesús en el v.26, vieron las señales pero en realidad no habían visto? ¿A qué les insta a trabajar Jesús? ¿Cuál crees que es la obra que debe hacerse según el v.29? ¿Qué gran diferencia hay entre Moisés y Cristo según Juan 6? 

Orar: Da gracias a Dios porque él fue quien nos entregó y envió el pan de vida último, Jesucristo. Da gracias a Dios porque Cristo como el pan de vida, su persona y sus palabras son vida para todo aquel que cree.


SÁBADO

Leer: 2ª Pedro 2:16-21

Meditar: ¿A qué evento se está refiriendo Pedro en los vv.17-18? ¿Cuál fue el centro y mensaje de la voz que escucharon en el monte? ¿Qué otra palabra profética más segura tenemos? Según los vv.20-21 ¿Cuál es la palabra profética más segura? ¿Qué relación hay entre la palabra profética escuchada en el monte y la palabra profética más segura? ¿De quién habla la palabra profética más segura?

Orar: Cristo es el Profeta último y las Escrituras es la palabra profética que nos revelan a Cristo como el Hijo amado de Dios en quien el Padre tienen complacencia. Pide a Dios que el estudio, meditación y devoción de la palabra te ayude a conocer más y más a Jesucristo, el Profeta de profetas que se revela en la palabra profética más segura.