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CARNE Y GLORIA
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito hijo de Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14)
      Los “misterios” son algo que han llamado la atención de la humanidad desde siglos incontables. Solamente es necesario introducir la palabra “misterio” en el gran buscador Google y a uno se le abre una ventana de todos aquellos misterios que todavía están pendientes de resolución en la historia humana. Los nueve grandes misterios del planeta tierra, los seis misterios que la física no ha podido resolver, los once grandes misterios en la humanidad y así uno detrás de otro, pero entre todos ellos no aparece en ningún momento el gran misterio de la piedad. “Grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne”, con estas palabras Pablo habló a Timoteo de la encarnación. Hablar de la Navidad es hablar en primer y último término de una de las doctrinas que ha sido considerada un misterio del cristianismo, la doctrina de la encarnación del eterno Hijo de Dios. Juan 1:14 enfrenta desde el buen inicio de su evangelio con el misterio de la encarnación de aquel que él identifica como el Verbo, “y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”. Juan muestra tres aspecto que tienen una relación directa con la Navidad. Primero, el glorioso misterio de la encarnación, segundo, la visión de la gloria en la encarnación y tercero la plenitud de la encarnación. En este pequeño versículo Juan, como si de una pequeña semilla de gloria se tratase, sitúa todo el material del glorioso milagro de la encarnación. ¿Quién es ese Verbo que fue hecho carne y habitó entre nosotros? Lo cierto es que desde un buen inicio de su prólogo Juan lo ha identificado, “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios” (Juan 1:1).
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      Tomando el lenguaje de Génesis 1:1 “en el principio creó Dios los cielos y la tierra”, Juan demuestra que aquella palabra poderosa y creadora por medio de la cual fueron todas las cosas hechas en el principio de la creación ahora esa palabra, aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros. Ahora bien, esa Palabra o Verbo no era simplemente el agente por medio del cual Dios creó todas las cosas, era y es mucho más que eso, el Verbo es Dios mismo, el Creador de todas las cosas “y el Verbo era Dios”.
       Aún y cuando sigue habiendo aquellos que se empeñen en determinar que ese Verbo no era Dios sino alguien parecido a Dios, el apóstol Juan no deja duda en ello. El Verbo aún y siendo una persona distinta a Dios - y aquí Juan nos enfrenta con el misterio de la Trinidad misma - en último y primer término el “Verbo era Dios”. Más adelante en su prólogo Juan identifica a ese Verbo como la segunda persona de la Trinidad, el Hijo mismo de Dios (Juan 1:14, 18). “Aquel Verbo” fue Dios mismo en la segunda persona de la Trinidad el Hijo de Dios. Aquel Verbo fue y es el Creador de todas las cosas, el sustentador de todo lo creado. Sabiendo esto, aquí viene lo sorprendente y glorioso de las palabras del apóstol Juan. Siendo el Verbo el Dios creador de todas las cosas, siendo el Verbo el Dios distinto a su creación, “aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros”. ¡Qué evento tan glorioso! El Creador distinto a su creación hecho parte de la misma, el Creador independiente a su creación sujeto a ella ¿puedes imaginar algo así? En la encarnación dos cosas sucedieron. Primero, “aquel Verbo fue hecho carne”. La encarnación del eterno Hijo de Dios, la encarnación de Dios no fue una pantomima divina, no fue un ejercicio de “hipocresía divina” donde Dios decidió vestirse simplemente de humanidad o tomar la apariencia externa de ser humano, ni mucho menos fue eso. Dios fue hecho un ser humano real.


     Sin perder un solo ápice de su divinidad, sin perder ni un solo atributo que conforma el ser mismo de Dios, el Hijo de Dios fue hecho ser humano con la única distinción que su humanidad no tenía las marcas del pecado y la creación caída y corrupta que define nuestra humanidad ¿cómo es esto posible? El Espíritu Santo obró el milagro, en la concepción el Espíritu creó para el eterno Hijo de Dios una humanidad perfecta, una humanidad sin pecado, una humanidad que era la esencia misma de los nuevos cielos y tierra, una humanidad que podría representar a aquellos que estábamos heridos de muerte por el pecado. ¡Glorioso milagro! ¡grande es el misterio de la piedad “Dios fue manifestado en carne” (1ª Timoteo 3:16)! ¡Qué grandeza la de Dios, la naturaleza divina del eterno Hijo de Dios unida de forma inseparable e inconfundible a la naturaleza humana perfecta creada por el Espíritu en la concepción! Esta magnífica realidad, este glorioso milagro es contemplado en la persona histórica de Jesucristo, él y no otro es Dios-hombre, él y no otro es el eterno Hijo de Dios hecho hombre. Él y no otro es nuestro Dios y Señor. Esto fue hecho para una segunda cosa. “Fue hecho carne y habitó entre nosotros”. Dios habitó entre nosotros, la presencia del Eterno en medio de aquellos que somos mortales, la presencia del Infinito en medio de aquellos que somos finitos, la presencia del Santo en medio de aquellos que somos impíos. La presencia de Dios entre nosotros hizo que las manos de Dios que formó y esculpió la tierra tocasen a leprosos. Hizo que la palabra que trajo en existencia todas las cosas tuviese palabras de vida eterna para aquellos condenados eternamente. Hizo que Dios pudiese dar su vida en lugar del pecador que él amó desde la eternidad misma. Pero Juan nos dice la visión que supuso la encarnación, fue la visión de la gloria del unigénito del Padre.
      El lenguaje de Juan “y aquel verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros” no es un lenguaje sacado de la chistera del apóstol sino más bien del progreso de la historiad de la salvación. La expresión que Juan usa para hablar de que el Verbo habitó entre nosotros literalmente es “puso su tienda o tabernáculo entre nosotros”. En el Antiguo Testamento Dios estableció el tabernáculo como medio para morar o habitar en medio de su pueblo (Éxodo 25:8). El tabernáculo era la tienda de reunión entre Dios y el pueblo, allí Dios y el pueblo se encontraban. Cuando la presencia de Dios habitaba en medio de su pueblo, la gloria de Dios era contemplada en la tienda misma del tabernáculo. La gloria de Dios resplandecía cuando Dios habitaba en medio de los suyos. Qué imagen tan gloriosa tuvo que ser aquella, el resplandor de todo el ser de Dios desplegado en medio de su pueblo. Nadie, salvo el sumo sacerdote una vez al año podía entrar en ese lugar de gloria pero en la historia de la salvación, esa presencia gloriosa de Dios en medio de su pueblo en el Antiguo Testamento palidece con la llegada de Aquel que estableció su tabernáculo en medio de su pueblo bajo el nuevo pacto. La encarnación del eterno Hijo de Dios es Dios mismo estableciendo su tabernáculo en medio de su pueblo para que podamos ver “su gloria, gloria como del unigénito del Padre”. La encarnación es el medio por el cual Dios decidió establecer su presencia en medio de los suyos, la manera de encontrarse con ellos y poder contemplar su gloria. Algo sorprendente es que esa gloria de Dios que en el Antiguo Testamento estaba escondida detrás del velo del lugar santísimo, ahora fue vista y manifestada en la persona de Jesucristo. La gloria de Dios vista en los milagros de Jesús, la gloria de Dios fue manifestada en el monte de la transfiguración pero por encima de todo, la gloria vista en la exaltación del Hijo en la cruz del Calvario y en la tumba vacía. Una cruz de vergüenza fue convertida en el altar del despliegue de la gloria de Dios y un lugar de muerte como la tumba fue convertido en un lugar donde la gloria del victorioso Hijo de Dios fue contemplada. No hay mayor gloria que puedas contemplar que la gloria de Dios desplegada en Jesucristo, su persona y su obra. En gran sombra puedes andar pero gran gloria trajo Dios en Jesucristo.


      Aquel Verbo hecho carne y que habitó entre nosotros en el cual vimos la gloria del unigénito del Padre fue “lleno de gracia y de verdad”. La gracia y verdad de Dios llegó en Jesucristo, la encarnación supuso la manifestación de estos atributos del ser de Dios. En el Antiguo Testamento la esencia del pacto de Dios con su pueblo venía representado por las palabras “amor eterno y fidelidad”. La expresión “lleno de gracia y de verdad” es la manera que Juan tiene de resumir la misma idea del Antiguo Testamento. Ahora en la encarnación la gracia y vedad de Dios en su pacto con los suyos se hace presente. Piensa en esto, la encarnación es la gran demostración divina de que Dios permanece fiel a sus promesas, él sigue siendo fiel a su pacto, Dios no se olvidó de aquellos que clamábamos por nuestros pecados, él fue fiel y se encarnó para salvar. La encarnación es - entre otra cosas - la muestra del amor y fidelidad del pacto de Dios. Considera esto cuando recuerdes este glorioso acto en este tiempo de Navidad.
MARTES

Leer: Juan 1:1-18; Génesis 1:1-3

Meditar: ¿Cómo se describe al Verbo en los primeros cuatro versículos de Juan 1? ¿Cómo crees que el trasfondo de Génesis 1 encaja con la descripción de Juan? ¿Por qué crees que es importante el trasfondo de Génesis? ¿A quién crees que se refieren los vv.5-8? ¿Qué respuesta crees y resultado crees que implica la realidad que la luz vino al mundo según los vv.12-13? ¿Cómo fue posible la venida de esa luz al mundo según los v.14? ¿Con quién se identifica al Verbo en el v.19? ¿Qué te sugiere a nivel personal esta identificación?

Orar: Da gracias a Dios por la realidad histórica de la encarnación. Bendice a Jesucristo como aquel que es nuestro Dios y Señor. Bendice a Dios porque él no decidió quedarse en el trono eterno sino que se encarnó para salvarnos.


MIÉRCOLES

Leer: 1 Timoteo 3:14-16

Meditar: ¿Para qué escribe Pablo esas cosas? ¿Qué te sugiere la idea de conducirse en la casa de Dios que es la iglesia del Dios viviente? ¿Qué aspectos menciona Pablo en el v.16? ¿Cómo crees que encaja con la idea de conducirse en la iglesia el misterio de la piedad descrito en el v.16?

Orar: El misterio de la piedad pasa por la encarnación de Dios, su justificación, su predicación su aceptación y su recepción en gloria. Dichas verdades no solamente deben de ser creídas sino vividas, son esenciales para nuestra vida en la casa de Dios. Medita en las verdades que Pablo expone y pide a Dios que él te ayude a vivir, en especial en la iglesia del Dios viviente, conforme a la fe que tienes.


JUEVES

Leer: Hebreos 2:5-9; Salmo 8

Meditar: ¿Qué describen los vv.5-7? Una vez leído el Salmo 8 ¿de quién crees que está hablando el autor en Hebreos 2:5-7? ¿Cuál es la realidad que se presenta en el v.8? Compara el v.7 y el v.9 y mira que términos se repiten y como se aplican a Jesús. ¿Qué crees que significa que el ideal del Salmo 8 se cumpla en Jesús en Hebreos 2:9? ¿A causa de que fue coronado de gloria y honra Jesús?

Orar: El ideal de ser humano del Salmo 8 no lo vemos cumplido en nosotros pero sí en Jesús. Bendice a Dios porque Jesús es el ideal de ser humano perfecto y su imagen es la que Dios forma en aquellos que él ha salvado. Bendice a Dios porque para Jesús esa corona y gloria fue por causa de la muerte la cual obró nuestra salvación. 


VIERNES

Leer: Filipenses 2:5-11

Meditar: ¿Cómo describe Pablo la encarnación en los vv.5-8? ¿Cuál fue la actitud y propósito de la encarnación mostrado en el v.8? ¿Cuál fue el resultado de la encarnación y la muerte de cruz según los vv.9-11? ¿Qué aplicación ética a nuestra vida crees que debe tener la verdad de la encarnación?

Orar: La encarnación es la muestra divina de lo que implica el considerar a los demás antes que a uno, la muestra divina de lo que verdaderamente es la humildad y amor por los otros. Pide a Dios en oración que la meditación sobre el evento de la encarnación del Hijo de Dios sea usado por Dios para trabajar en tu vida la misma actitud que también hubo en Cristo.


SÁBADO

Leer: Lucas 1:34-35; Génesis 1:1-2

Meditar: ¿Por qué preguntó María cómo sería esto? ¿Cuál es la explicación que el ángel le dio a María? ¿Cómo ves a la Trinidad implicada en el milagro de la encarnación del Hijo de Dios? ¿Qué paralelos encuentras entre Lucas 2:34-35 y Génesis 1:1-2? ¿Qué crees que quiere decir la relación existente entre Lucas y Génesis?

Orar: El milagro de la encarnación fue un acto de ceración del Dios Trino, así como el Espíritu se movió sobre la primera creación, lo hizo de nuevo en la nueva creación en la encarnación del eterno Hijo de Dios. Bendice a Dios porque la encarnación fue obra del Dios Trino. Bendice a Dios por se Trino ya que esto permitió uno de los mayores milagros, la encarnación para la salvación de muchos.
“El Señor de los señores,
el ungido celestial
a salvar a los pecadores
vino al mundo terrenal
Gloria al Verbo encarnado
En humanidad velado
Gloria al Santo de Israel
Cuyo nombre es Emanuel
Canta la celeste voz
¡En los cielos gloria a Dios!”