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COSAS SECRETAS
Y COSAS REVELADAS
“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”
(Deuteronomio 29:29)
      Recuerdo que en un estudio bíblico sobre el siempre difícil tema de la elección divina, alguien comentó que; el tema de la elección era algo sumamente complicado y que no deberíamos intentar explicar ciertas cosas que son verdaderamente difíciles. La razón aducida para tal opinión fue que “las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios”. Cierto es que el tema de la elección no es algo fácil, pero me llamó la atención la justificación dada para no seguir tocando el tema. Se citó parte de Deuteronomio 29:29 como justificación para no seguir hablando, hay cosas que son secretas y que únicamente le pertenecen a Dios y, por tanto, no podíamos seguir sondeando los entresijos de dicha doctrina, ¿quiénes éramos para adentrarnos en los secretos que simplemente le pertenecen a Dios? Sin duda alguna, la cita de “las cosas secretas pertenecen a Jehová” fue simplemente el uso de parte de un texto a modo de pretexto para no adentrarse sanamente en una doctrina que, aunque complicada, es una doctrina que ha sido claramente revelada por Dios en su palabra. Por tanto, siendo parte de la revelación divina, dicha doctrina no pertenecía tanto a las cosas secretas de Jehová, sino más bien a la siguiente parte del versículo “mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”.


      Tristemente, en ocasiones el texto de Deuteronomio 29:29 ha sido usado a modo de excusa para no profundizar en aspectos de la revelación bíblica que pueden resultarnos difíciles o comprometedores. Apostillando la expresión “las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestros Dios”, uno llega al fin de la cita, zanja el tema y - si el lector me lo permite - uno se queda tan ancho habiéndose sacado la responsabilidad y privilegio que se tiene de indagar en aquello que Dios sí nos ha dejado revelado en su palabra. De todas maneras, la realidad de Deuteronomio 29:29 no debe funcionar tanto a modo de excusa de una ignorancia bíblica consciente y voluntaria sino a modo de acicate para conocer, atesorar y cumplir aquellas cosas que Dios nos ha revelado.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      Deuteronomio 29:29 es un texto bisagra o de transición entre el anuncio y advertencia del exilio a causa de la idolatría de Israel (Deuteronomio 29:16-28) y el anuncio de restauración y liberación (Deuteronomio 30:1-14). ¿Cómo Israel podía mirar con esperanza hacia el futuro a la luz de una advertencia tan seria como la del exilio? ¿Cómo Dios llevaría a cabo esa restauración? Bien, lo cierto es que en ese momento esas cosas eran “las cosas secretas que pertenecen a Jehová nuestro Dios”. Uno hubiese podido darle vueltas y vueltas al asunto y no hubiese llegado a nada. Uno hubiese podido pensar cómo Dios lo haría y la única repuesta que hubiese recibido es que hay conocimiento que está más allá de nuestras fronteras finitas como seres humanos, más allá del cielo y del mar (Deuteronomio 30:12-13). Hay unos pensamientos divinos más elevados que los humanos, unos caminos divinos que no son los terrenales (Isaías 55:8). El texto conlleva un reconocimiento de que Dios es soberano en todos los aspectos y que hay cosas que en su soberanía ha decidido no dar a conocer, son posesión de Dios y así permanecerán hasta que Dios lo determine. Aun y cuando esto pueda parecer extraño es un hecho glorioso. La razón de ello es porque esto demuestra que Jehová es Dios y nosotros seres humanos finitos cuyo conocimiento nunca excederá el conocimiento de Dios. Es una frase que debería llevarnos a un reconocimiento de humildad en nuestra vida y de ponernos en perspectiva de que no lo sabemos todo, que la fuente de todo conocimiento es Dios y no nosotros. Ahora bien, debería igualmente llevarnos a un acto de gozo y gratitud. ¿Qué hubiese sido de Israel si ni el mismo Dios hubiese sabido como los restauraría del exilio? ¿Qué sería de nuestra vida sin un Dios que lo conoce todo? Que haya cosas secretas que le pertenecen a Dios implica que nosotros no las conocemos pero Dios sí. Esto implica que Dios sea el único que pueda darnos a conocer aquellas cosas que son absolutamente necesarias para nuestra vida.


      Al igual que hay cosas secretas que le pertenecen a Dios, hay cosas de estas secretas que Dios las ha revelado. La revelación es una acción que solamente Dios puede hacer, toma de lo secreto y lo hace público a su pueblo, sino fuese así, no tendríamos manera de saber las cosas de Dios. Hay cosas secretas “mas las reveladas son para nosotros y nuestros hijos”. Lo que Dios ha querido revelar eso es para su pueblo en todas sus generaciones y lo que Dios ha revelado es suficiente para su pueblo. La revelación de Dios actúa como la regla que determina qué creer y cómo vivir a la luz de lo que Dios ha revelado “mas las reveladas son para nosotros y nuestros hijos para que cumplamos todas las palabras de esta ley”. Israel podría haberse preguntado una y otra vez cuáles eran las cosas secretas de Dios, pero hubiesen malentendido el foco de su atención. Lo cierto es que lo importante para ellos era entender cuáles eran aquellas cosas que Dios había revelado para que conforme a ellas viviesen en fidelidad y lealtad a su Dios.


      En cierta manera, como creyentes nos encontramos casi en la misma situación. Cierto es que hay cosas secretas que le pertenecen a Dios, pero aquellas “cosas secretas” en Deuteronomio 29:29 de cómo Dios restauraría a su pueblo podemos verlas ya en el misterio revelado del evangelio de Cristo (Efesios 3:9-10). Cristo es la revelación última y perfecta de Dios, el evangelio muestra cómo Dios llevaría la salvación de un pueblo infiel y este debería ser el foco de nuestra atención. No hay duda de que sigue habiendo cosas secretas que le pertenecen a Dios, pero no usemos esto como excusa para adentrarnos en una anorexia bíblica voluntaria. Si hay algo donde deberíamos invertir tiempo, diligencia, excelencia, es en aquellas cosas que Dios sí nos ha revelado para vivir conforme a ellas. Invertir tiempo en entender como ellas conducen, hablan y revelan a Cristo. No cambiemos el foco de nuestra atención, invirtamos tiempo en aquello que Dios le ha placido revelarnos.
MEDITACIÓN

Sirvan las palabras de C.H. Spurgeon a modo de meditación final: “Desearía que cada cristiano supiese todo lo que pudiese saber de la verdad revelada. Algunos susurran que hay cosa secretas que no nos pertenecen. Puedes estar seguro que nunca conocerás estas cosas si ellas son secretas, pero todo aquello que ha sido revelado debemos conocerlo ya que estas cosas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos. Ten cuidado de saber lo que el Espíritu Santo enseña. No des lugar a un corazón de consciente ignorancia no sea que acabes convirtiéndote en un gran perdedor” (Spurgeon, Metropolitan Tabernacle Pulpit, 1891:318).
MEDITACIÓN SEMANAL BASADA EN EL DEVOCIONAL
MARTES

Leer: Job 38:1-41

Meditar: ¿Cuál crees que es el tema central de este capítulo? ¿Qué es aquello que Dios quiere dar a entender a Job con toda esa serie de preguntas? ¿Qué nos demuestran estos versículos de la soberanía de Dios y de su conocimiento?

Orar: Medita en oración bajo la realidad de que Dios es Soberano y que hay cosas que están más allá de nuestro finito conocimiento. Ora dando gracias a Dios por su soberanía, conocimiento pleno y control de todo.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 19:1-1-4; Romanos 1:18-23

Meditar: ¿Qué muestran tanto el Salmo 19:1-4 como el texto de Romanos 1:20-21? ¿Cómo se ha revelado Dios según estos versículos? ¿Según Romanos que es aquello que Dios ha revelado de sí mismo? ¿Cuál es el problema expuesto en Romanos?

Orar: Jonathan Edwards contemplaba la creación como un medio que le daba hablaba de Dios. Observa la creación a tu alrededor y medita cómo ella es la revelación activa de Dios. Contempla la creación y ora al Creador dando gracias por su poder, sabiduría y deidad reveladas en las obras de la creación.


JUEVES

Leer: 2ª Pedro 1:16-21

Meditar: ¿Qué fue aquello que se escuchó en el v.17? ¿Cuál es la revelación que esa voz del cielo trajo? ¿Cuál es la revelación profética más segura que tenemos como cristianos según Pedro? ¿Por qué crees que la Palabra es la revelación de Dios segura para todo creyente?

Orar: Medita en la realidad que la palabra escrita de Dios es segura y toda ella inspirada por Dios. Pide a Dios que ella sea tu fuente de meditación diaria, tu guía de vida segura y el deleite continuo y diario cada día de tu vida.


VIERNES

Leer: Juan 5:39; Hebreos 1:1-4

Meditar: ¿Cómo habló Dios en el tiempo del antiguo pacto según Hebreos 1:1? ¿Cómo Dios ha hablado en el nuevo pacto según Hebreos 1:2? ¿Quién es el centro de la revelación de Dios? ¿Quién es la revelación última y perfecta de Dios según los versículos leídos?

Orar: Medita en cómo las Escrituras son aquellas que muestran a Cristo. Medita en cómo todas ellas hablan de Cristo. Ora que Dios te ilumine en conocer cada día más al Cristo revelado en las Sagrada Escrituras. Pide a Dios que este conocimiento de Cristo surge de la verdad revelada en las Escrituras.


SÁBADO

Leer: Deuteronomio 29:29; Efesios 3:1-10

Meditar: ¿De qué está hablando Pablo en Efesios 3:1-10? ¿Cuál crees que es el misterio del que Pablo habla en Efesios? ¿Cómo relacionarías Deuteronomio 29:29 con lo dicho por Pablo en Efesios 3:1-10?

Orar: Ora dando gracias a Dios de que él nos ha revelado su maravilloso plan de salvación en el evangelio de Cristo. Da gracias a Dios porque dicho plan, aun y haber estado escondido en Dios en el antiguo pacto, a su tiempo lo reveló y dio a conocer. Alaba a Dios porque te ha permitido, por su gracia y por medio de la fe en Jesucristo, ser parte de este misterio revelado por él.