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CARÁCTER DEL REINO;
LOS PACIFICADORES
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”
(Mateo 5:9)
      Una de las actividades que llevan a cabo las Naciones Unidas - con mayor o menor éxito - es el mantener la paz y seguridad en el mundo. Para ello entre las diferentes funciones de las Naciones Unidas están las de; prevención y resolución de conflictos, establecimiento de la paz, imposición de la paz y consolidación de la paz. Mediadores o pacificadores de esa organización global buscan el establecimiento de la paz mediante las diversas actividades mencionadas. Ahora bien, siendo realistas y viendo el mundo tal y como está, dicha pacificación es un tanto nefasta. Las mismas naciones que buscan la paz en un lado del mundo permiten y buscan conflictos en el otro lado. Un ser humano que no está en paz con Dios y consigo mismo poco puede anhelar el ser pacificador ¿cómo podría lograrse algo así? Parte de la respuesta se encuentra en las palabras de Cristo “bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. La séptima bienaventuranza centra su objetivo sobre los ciudadanos del reino como aquellos que están caracterizados por la paz. Por tanto, la bienaventuranza puede ser divida en dos grandes preguntas. Primero, ¿Qué significa ser pacificador? Y segundo ¿por qué los pacificadores serán llamados hijos de Dios?


      No hay duda alguna que las palabras de “bienaventurados los pacificadores” brotan de una manera natural y lógica de las palabras que centraban la atención sobre la limpieza o pureza de corazón. Los puros de corazón son aquellos que por la gracia sublime de Dios presentan una devoción y consagración sincera y no hipócrita delante de Dios y de los hombres. Su relación con Dios es la misma en lo secreto que en lo público, puesto en otras palabras, la consagración mostrada externamente y que los demás pueden ver es el reflejo de una consagración íntima y personal a Dios, no hay un divorcio entre lo que uno hace en privado y lo que uno muestra en público. En definitiva, los de limpio corazón son sinceros en su vida espiritual. Dicha realidad es esencial para la bienaventuranza de los pacificadores. La razón de ello se debe a que, por lo general, suele ser la hipocresía una de las causas o actitudes que en muchas ocasiones suele crear conflictos.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
MARTES

Leer: 2ª Corintios 5:16-21

Meditar: ¿Cuál crees que es el tema principal de Pablo en estos versículos? ¿Qué crees que Pablo quiere decir con “nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne”? ¿Cuál es la realidad de aquellos que están en Cristo? ¿Cuál es la acción principal hecha por Dios en los vv.18-19? ¿Cuál es el resultado que debe darse en nosotros a raíz de la obra que Dios ha realizado en Cristo a nuestro favor?

Orar: Dios nos ha reconciliado consigo en Cristo y el encargo de la palabra de la reconciliación implica que nuestra vida de ser testimonio de ese ruego de reconciliación de Dios al mundo. Da gracias a Dios por la obra de reconciliación obrada en tu vida por medio de Cristo. Pide a Dios que tu vida pueda ser testimonio de esa reconciliación a los demás.


MIÉRCOLES

Leer: Efesios 2:14-18

Meditar: ¿Cuál es el tema principal de Pablo en estos versículos? ¿Cómo es descrito Cristo en el v.14? ¿De quién es la paz Cristo? ¿Qué es aquello que Cristo logró haciendo la paz según estos versículos? ¿Cuál es el medio de reconciliación y paz según el v.16? ¿Cómo es descrito el evangelio en el v.17? ¿Qué resultado generó el evangelio de la paz en el v.18?

Orar: Da gracias a Dios porque Cristo es tu paz. Da gracias a Dios porque la paz obrada por Cristo permitió crear un pueblo que es la iglesia del cual formas parte, te reconcilió con Dios y te da entrada por un mismo Espíritu a Dios como Padre 


JUEVES

Leer: Juan 14:1-31

Meditar: ¿Cuáles son los temas que aparecen en Juan 14? ¿Qué es aquello que será entregado a los discípulos? ¿Cuáles son las funciones del Consolador descritas en estos versículos? ¿Cuál es la paz que Cristo deja a sus discípulos? ¿Cómo crees que Cristo da esa paz? ¿Por qué crees que Cristo les dice a sus discípulos que les deja su paz?

Orar: Medita en el gran coste que significó para Cristo el dejarte su paz. La cruz es la medida de esa paz que Cristo dejó. Aun y cuando Cristo iba a dejar este mundo, el Consolador y la paz de Cristo estaría con sus discípulos y de la misma manera sigue estando con los suyos. Da gracia a Dios por esa paz que Cristo te ha dejado por su obra y por la presencia del Consolador


VIERNES

Leer: Isaías 9:1-7; Lucas 1:32-33 

Meditar: ¿Cuál es el gran cambio que se produce en el texto de Isaías? ¿Qué imágenes utiliza el profeta para mostrar ese cambio? Qué señal es dada en el v.6 como realidad de lo dicho por el profeta? ¿Cómo es descrito el niño nacido y el hijo dado? Como Príncipe de paz ¿qué características tiene su reino en el v.7? ¿Cómo se cumple esto según Lucas 1:32-33?

Orar: La inauguración del reino de paz vino dado en el nacimiento de aquel que es el Príncipe de paz, nuestro Señor Jesucristo. Da gracias a Dios porque su reino implica primeramente paz en tu vida por el perdón de tus pecados y la reconciliación obrada para con Dios que trae paz a tu vida. Da gracias a Dios porque esa paz del reino de Cristo será plenamente gozada, no tendrá límite en el reino al cual has sido llevado por gracia.


SÁBADO

Leer: Hebreos 12:1-17

Meditar: ¿A qué debe animarnos la gran nube de testigos que en el pasado tuvieron fe en Dios? ¿Cuál es la diferencia que nosotros tenemos en nuestra carrera en relación a esa gran nube de testigos? ¿Cómo utiliza el autor el ejemplo de Cristo para que resistamos en la carrera de nuestra vida? ¿Qué significa y que función tiene la disciplina de Dios? ¿Qué es aquello que debemos hacer en los vv.12-17?

Orar: La realidad de poner mirar a Cristo como el autor y consumador de tu fe, la realidad de la obra de Cristo quien sufrió para que tu no desmayes, la realidad de la disciplina celestial debe llevarte, entre otras cosas a seguir la paz con todos y la santidad. Pide a Dios que el seguir la paz y santidad sea un ejercicio diario en tu vida. 

MEDITACIÓN

Reconciliados tenemos paz para con Dios, siendo así, busca la paz con todos, sigue la justicia, fe, el amor y la paz con los que de corazón limpio invocan al Señor. Sigue esa paz que testifica al mundo de la verdadera paz que solo Cristo puede dar por medio de su obra. Se un pacificador que testifique con su paz del glorioso evangelio y guíe al ser humano a Cristo, se un pacificador que su vida haga resonar el canto de los ángeles “gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz”.
      La paz es descrita de varias maneras: “paz proviene del latín paxis que significa acuerdo, pacto”. La paz es descrita como “la ausencia de conflicto, guerra, donde se alcanza una situación de total armonía y equilibrio”. Dichas definiciones todas ellas reflejan algo de lo que es la paz pero para poder entender la bienaventuranza de los pacificadores debe mirarse no a las definiciones del mundo sino a Dios. Sin duda alguna obrar la paz o ser pacificador es primeramente una obra divina. La idea de ser “pacificador” implica la noción de ser “reconciliador”, es decir, la paz implica reconciliación. La palabra “pacificador” que es usada en la bienaventuranza para hablar de la característica aplicada a todo cristiano, es también usada por el apóstol Pablo para referirse a Dios como “reconciliador”. El apóstol Pablo sitúa la idea de “reconciliación”“pacificador” de manera conjunta en la obra que Dios mismo llevó a cabo en la persona de su Hijo Jesucristo  “y por medio de él [Cristo] reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz [pacificando] mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20). Si la paz implica reconciliación entonces es Dios quien supone el estándar sublime y perfecto de lo que implica ser pacificador y reconciliador.


      La pacificación que Dios obró implicó la reconciliación obrada primeramente en la persona de Cristo Jesús, “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados…” (2ª Corintios 5:19). No hay un mayor acto de pacificación conocido en este mundo que lo que Dios realizó a favor de los pecadores en la persona de Cristo. Esta es la razón por la cual Cristo es descrito “como nuestra paz”. En la obra de la cruz Cristo obró la reconciliación de judíos y gentiles en un solo y nuevo hombre, creando la iglesia de Cristo. Por medio de su sangre derramada en el Calvario Cristo hizo la paz entre dos pueblos y los reconcilió con Dios. La obra de Cristo fue el anuncio del evangelio de la paz (Efesios 2:14-17). Por tanto, el ser pacificador es primeramente una obra divina y ser pacificador implica serlo a la imagen de Dios. Si Cristo es nuestra paz, si Dios ha obrada paz con nosotros, si el canto de los ángeles al nacer el Salvador fue “en la tierra paz” ¿cómo no debería el ser pacificadores un fruto que se mostrase en nosotros por la pura gracia de Dios?
 
      La hipocresía implica doble ánimo, esconde algo turbio, como las aguas de un lago enturbiadas por el movimiento de las corrientes bajo la superficie que impiden ver el fondo, así también las aguas de la hipocresía son turbias movidas por intenciones ocultas privando así que el fondo del asunto e intenciones pueda ser claramente vislumbrado. Dicha falta de sinceridad es creadora de problemas y conflictos. Siendo así, de un corazón puro y sincero brota igualmente el deseo y la acción de la paz y la reconciliación. Sin lugar a dudas esto es visto en la persona misma de Dios.
      La acción de reconciliación de Dios muestra lo que es ser pacificador. El ser pacificador no implica pasividad. Dios, frente a la rebelión del ser humano, frente a la ofensa del pecado hacia su persona, buscó activamente la reconciliación y la paz con aquellos que él amó desde antes de la fundación del mundo, fue capaz de perdonar sus ofensas hacia él y buscar la paz en Cristo. Dios no fue ni el causante ni el responsable de nuestra rebelión pero sí fue el primer y último causante de nuestra reconciliación con él. Dios siguió la paz de una manera activa y esto es ejemplo para los ciudadanos del reino. Ser pacificador implica no ser aquel que inicia las contiendas y hostilidades ¿cuántas veces hemos sido responsables por encender la llama que ha avivado un gran fuego? Ser pacificador implica que aún y las ofensas que otros hayan podido cometer contra uno se está dispuesto a perdonar y reconciliar ¿cuánto estamos de dispuestos a perdonarles a los demás sus ofensas hacia nosotros y buscar así la reconciliación? Ser pacificador implica buscar una reconciliación y paz que es el reflejo de la paz que Cristo nos dio. Cristo dijo a sus discípulos “la paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). La paz dejada por Cristo a los suyos no es la paz del mundo, no es la paz de uno mismo sino “mi paz”, la paz de Cristo. Es dada de una manera que el mundo no puede dar porque el mundo no tiene, no puede y no conoce la paz que es el ambiente de los lugares celestiales, la paz que destila de la sangre de Cristo derramada en la cruz. El mundo no la conoce pero todo cristiano sí ¿cuánto es nuestra vida diaria en este mundo una muestra y evidencia de la paz que Cristo nos dejó al alto precio de la cruz? Ser pacificador implica el saber que, buscar la paz con los demás, hermanos y hermanas en Cristo, la sociedad que nos rodea, conllevará sufrimiento, sacrificio y el darse a uno mismo por los demás. La paz que Dios obró fue a un alto coste, conllevó el sacrificio, sufrimiento y entrega de Cristo por aquellos que habíamos ofendido eternamente a Dios. Debemos saber que un carácter pacificador implicará muchas veces que en medio de la contienda tengamos que sufrir para reconciliar, sacrificarse para buscar la paz y darse a uno mismo para ganar a otros. Esta es la paz obrada por el evangelio, ¿es esta la paz mostrada en nuestras vidas?


      Sin lugar a dudas no es de extrañar que los pacificadores son bienaventurados porque ellos “serán llamados hijos de Dios”. Jesucristo quien es el Hijo eterno de Dios fue el pacificador supremo, sublime y más excelente, por tanto, aquellos que han sido adoptados en el Hijo como hijos del Padre comparten la misma relación filial y semejanza con el Padre. Una de las evidencias en el tiempo presente de un verdadero hijo de Dios es que busca la paz a la imagen que el Padre lo hizo en Cristo, busca la paz como fruto de la paz que le ha sido dada en Cristo. Ahora bien, esta evidencia que declara que uno puede ser llamado hijo de Dios en el presente, será una realidad plenamente confirmada y eterna cuando la nueva Jerusalén, la nueva cuidad de paz descienda. Paz será la realidad de los nuevos cielos y tierra, paz será el aire a respirar en la nueva creación, paz será aquello que gozaremos eternamente.