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CARÁCTER DEL REINO;
BIENAVENTURADOS
LOS HAMBRIENTOS Y SEDIENTOS
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”
(Mateo 5:6)
      La estatua de la diosa de la justicia es bien conocida. La diosa aparece con una espada en una mano para ejercer justicia y una balanza en la otra mano que representa la balanza de la verdad y la justicia. La diosa tiene una venda que le tapa los ojos para ser lo más imparcial posible en el ejercicio de su justicia. Ahora bien, viendo el mundo como está, en ocasiones pienso que esa venda no permite la imparcialidad sino la injusticia, la diosa con los ojos vendados es incapaz de ver lo que hace y en muchas ocasiones se genera una falta de justicia clamorosa. Esta falta de justicia lleva a clamar o puesto en otras palabras, a estar hambrientos y sedientos por verdadera justicia en la vida de uno y en el mundo. El ciudadano del reino de los cielos presenta en su carácter la característica de estar hambriento y sediento de justicia. El cristiano en su propio ser tiene un hambre y una sed insaciables por una justicia que, en parte se encuentra en su vida por la gracia de Dios y que está totalmente ausente de la sociedad en la cual vive. Siendo así, primero hay que destacar de las palabras de Cristo la necesidad en el ciudadano del reino por la justicia y segundo la realidad de ser saciado de la justicia anhelada.


      La cuarta bienaventuranza describe una característica más de los ciudadanos del reino de los cielos, una característica más y esencial en todo cristiano, “bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”. Podría decirse que con esta bienaventuranza se cierra una primera sección centrada de manera especial en la relación que todo ciudadano del reino de los cielos presenta con Dios. Todo ciudadano del reino presenta una necesidad insaciable en el presente, hay una hambruna espiritual que recorre o que debería recorrer todas y cada una de las fibras de los hijos de Dios. Cristo lo expresa con la imagen de estar hambriento y sediento “bienaventurados los que tienen hambre y sed”. El lenguaje expresado por Cristo demuestra la necesidad vital y esencial que todo ciudadano del reino debería tener. Comer y beber son dos actividades esenciales para la vida de todo ser viviente. Una de las primeras cosas que todo recién nacido hace es alimentarse del seno materno. El estar hambriento y sediento son signos de advertencia de que algo falta y debe ser saciado, sin la sensación de hambre y sed uno sería incapaz de determinar y cubrir dichas necesidades básicas. Sin comer y sin beber uno tiene los días contados. Siendo así, el ciudadano del reino es aquel que “tiene hambre y sed”, sabe que hay algo que debe de ser satisfecho en su vida y en el mundo y esto es precisamente la necesidad de justicia, existe en todo cristiano un “hambre y sed de justicia”.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      La justicia a la que se está refiriendo Jesús en el sermón del monte, es la justicia que suele imperar en Mateo. La justicia no es primeramente una justicia legal que declara perdonado y no culpable al pecador, sino más bien es una justicia moral y social. La justicia por la que todo ciudadano del reino está hambriento y sediento es la justicia de actuar rectamente delante de Dios, es decir, aquella justicia que implica un comportamiento recto delante de los ojos de Dios.
      Siendo Dios justo en sí mismo, el comportamiento que todo creyente anhela es aquel que está acorde con la esencia justa del ser de Dios. Dicho tipo de justicia que muestra el comportamiento recto delante de los ojos de Dios es la justicia del reino de los cielos expuesta a lo largo de todo el sermón.


      Cristo compara la justicia de los ciudadanos del reino con la justicia de los escribas y fariseos “si vuestra justicia no fuese mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20). La justicia de los ciudadanos del reino no es la conformidad a reglas externas, no se mide por apariencias externas, no es una justicia de publicidad y propaganda, sino que es una justicia que brota de un corazón transformado de piedra en carne por el poder del evangelio para agradar en su vivir diario a Dios. Si esta transformación creada por el evangelio no es una realidad, no existirá hambre y sed por dicha justicia o rectitud delante de Dios. Podrá existir religiosidad, podrá existir buena voluntad, podrá existir una justicia hipócrita que tiene toda la apariencia de piedad pero niega su poder, pero no podrá existir un hambre y sed honestas por un comportamiento justo y recto delante de Dios. Solo el evangelio crea esto y esta es la razón por la cual el hambre y sed de justicia es característica esencial del carácter de todo cristiano. Solo el evangelio crea la visión real en el cristiano que uno todavía está lejos de poder vivir con esa justicia. Pero también solo el evangelio crea, como signo de advertencia, la continua necesidad de querer vivir rectamente delante de Dios ¿Qué anhelo hay en tu vida? ¿Cuán hambriento y sediento estás diariamente por vivir rectamente delante de Dios? El mundo no presenta en ningún momento tal característica inherente en sí mismo.


      Muchas cosas buenas son hechas por el mundo, la impronta divina grabada en aquellos creados a su imagen y la gracia común de Dios no permite que el mundo actúe en su extremo máximo de barbaridad, pero lo cierto es que una de las características del mundo es detener con injustica la verdad divina (Romanos 1:18). La justicia del mundo es la rectitud no delante de los ojos de Dios, no acorde al ser justo de Dios sino más bien es la justicia recta según los ojos del mundo. Esto hace que el mundo pueda llenarse la boca de solidaridad y al mismo tiempo negar derechos humanos fundamentales. No es característica esencial del mundo tener hambre y sed por un comportamiento justo delante del Creador pero sí lo es de todo cristiano. Tal realidad hace que la justicia por la que el evangelio nos lleva a tener hambre y sed no es solamente personal sino también social. La justicia por la que todo cristiano tiene hambre y sed es la justicia que uno debería anhelar ver extendida en el mundo, libertad para los oprimidos, justicia para los débiles, derechos humanos, justicia e integridad en los juzgados, toda esta justicia modelada a la imagen de la justicia divina, a la imagen de Dios quien es justicia recta y perfecta en sí mismo y a la imagen de Cristo quien vivió perfecta y rectamente siempre delante de Dios (Lucas 4:18-19; Juan 8:46). Lutero lo expresó de la siguiente manera: “el mandamiento no es que te escondas en una esquina o en el desierto sino que corras, si es que has estado allí, y ofrezcas tus manos y tus pies y todo tu cuerpo […] lo que se requiere es hambre y sed por la justicia que no puede ser encorsetada o parada”.
      El hambre y sed por la justicia que el evangelio crea en todo ciudadano del reino es un hambre y sed por la justicia que uno debe anhelar ver y promulgar en la sociedad en la cual vivimos. Mostrar esta justicia y comportamiento recto en nuestra sociedad es mostrar que el evangelio no es filosofía barata ni una ideología pasajera sino poder de Dios. Esta realidad lleva a entender porque son bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia.
      El hambre y sed por la justicia personal y en el mundo presenta la realidad de una saciedad futura “bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados”. Lo cierto es que el hambre y sed es algo que muestra anhelo y necesidad pero al mismo tiempo demuestra que esa necesidad nunca es cubierta en este mundo. El hecho que como cristianos tengamos hambre y sed por una vida recta delante de Dios demuestra que en parte esto es cumplido pero no plenamente consumado en nosotros. El hecho que como cristianos tengamos hambre y sed por una vida recta delante de Dios en el mundo en que vivimos demuestra que dicha realidad no está cumplida. Ahora bien, bienaventurados somos porque seremos saciados. El Salmo 107 muestra cómo Dios es aquel que sacia el alma del menesteroso y llena de bien el alma del hambriento (Salmo 107:5, 9), solo Dios puede acabar dando dicha plenitud de justicia, solo Cristo quien vivió una vida justa delante de Dios es quien nos abre los nuevos cielos y tierra donde nunca más uno tendrá hambre y sed de justicia porque la injusticia del pecado habrá desaparecido, porque justicia habrá sido hecha y porque el Cordero será nuestro pastor “ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjuagará toda lágrima de los ojos de ellos” (Apocalipsis 7:16-17).
MEDITACIÓN

El hambre y sed por una vida recta delante de Dios es la necesidad vital que debe mostrase en nuestra vida por la gracia del evangelio. Una necesidad personal que nos motiva a vivir esa justicia del reino en relación a los demás. Vivamos con hambre y sed de justicia mostrando y anhelando no solo en palabras sino en hechos la petición de “venga tu reino. Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra”. 
MEDITACIÓN SEMANAL BASADA EN EL DEVOCIONAL
MARTES

Leer: Salmo 107:1-.9

Meditar: ¿Cuál es la causa para la alabanza de Jehová? ¿Quiénes son aquellos que alaban a Jehová? ¿Cuál es la imagen y el posible trasfondo detrás de los vv.3-9? ¿Qué necesidad es aquella que se presenta? ¿Cuál es la respuesta del pueblo frente a la necesidad?

Orar: Dios es el único que pude saciar a hambrientos y sedientos. Tienes la confianza de que la misericordia de Dios es para siempre con aquellos que son sus hijos. Alaba a Dios por su misericordia y por ser él la única fuente que pude saciar tu alma.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 107:10-22

Meditar: ¿Qué causa la caída de aquellos descritos en los vv.10-12? ¿Cómo es mostrada la misericordia de Jehová en los vv.13-15? ¿Cómo es mostrada la justicia de Jehová en los vv.16-19? ¿Qué es aquello que aborrece el alma de los insensatos? ¿Cómo Dios sana y libra aquellos que están en la ruina?

Orar: El clamor a Jehová es repetitivo en estos versículos. Bendice a Jehová porque su misericordia es justa y escucha tu clamor. Da gracias a Dios por su palabra la cual sana y libra de ruina nuestras vidas.


JUEVES

Leer: Salmo 107:23-38

Meditar: ¿Qué acciones ejerce Dios en estos versículos con relación a la naturaleza? ¿Qué cambios son dados por la acción de Dios en los vv.33-38? ¿Qué imagen crees que comunica el contraste entre las imágenes de los vv.33-34 y vv.35-38? ¿Dónde coloca Dios a los hambrientos?

Orar: Dios es justo y en el ejercicio de su justicia colocará a los hambrientos por esa justicia en una nueva creación. Da gracia a Dios porque el destino final del clamor por justicia será plenamente cumplido en los nuevos cielos y tierra.


VIERNES

Leer: Salmo 107:39-43

Meditar: ¿Qué contraste aparece entre los malvados y los justos en estos versículos? ¿Cómo actúa Dios con cada grupo? ¿Quién son los rectos y qué actitud deben tener frente al ejercicio de la justicia de Dios?  ¿Qué reflexión personal te genera la pregunta del último versículo del salmo?

Orar: El salmo nos llama a reflexionar, guardar y entender la misericordia de Jehová. Ora para que Dios sea el que ilumine tu mente y corazón para poder ser sabio en guardar y entender tanto su misericordia como justicia.


SÁBADO

Leer: Génesis 18:16-19:29; 2ª Pedro 2:6-8

Meditar: ¿Cuál es el tema principal de estos dos capítulos? ¿Qué es aquello que Jehová quiere mostrar a Abraham en el v.19? ¿Cuál crees que era la intención de Abraham al regatera con Dios en los vv.23-33? ¿Qué demuestran los vv.23-33 en relación al ser de Dios? ¿Cómo crees que la destrucción de Sodoma y Gomorra explica lo dicho en el v.19?  Según 2ª Pedro 2:6-8 Lot era justo ¿Qué muestra la salvación de Lot y la destrucción de las ciudades en relación a la justicia de Dios?

Orar: Glorifica a Dios porque él es justo y ejerce su justicia en base a quien es él. Da gracias a Dios porque su justicia es justa con el malvado y con el justo. Da gracias a Dios porque eres justo por la justicia de Cristo que te ha sido dada. Da gracias a Dios porque la justicia de Cristo será tu salvaguarda en el día final.