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CARÁCTER DEL REINO;
BIENAVENTURADOS
LOS MANSOS
“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”
(Mateo 5:5)
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      Pocos hoy en día hablarían de una persona como alguien manso. Aun y cuando se aplica a las personas, la primera idea que viene a la mente de la gente es pensar en un animal. Puede pensarse en caballos salvajes o caballos mansos y domados, pueda pensarse en un pollino que es manso y dócil. Ahora bien, poco se aplica esta característica a las personas. De todas maneras, esta característica comúnmente poco aplicable a las personas es una de las características que marca el carácter de aquellos que son ciudadanos del reino de los cielos. Cristo define otro elemento esencial de aquellos que son ciudadanos del reino “bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”. La bienaventuranza demuestra como el carácter manso es o debería ser una de las marcas esenciales de todo cristiano, de todo aquel que por la gracia de Dios ha sido llevado a su glorioso reino. Por tanto, lo primero a destacar es el carácter de mansedumbre en los ciudadanos del reino y segundo, la realidad que dicho carácter es el que heredará y poblará la tierra.


      La mansedumbre es descrita como aquella docilidad, suavidad o benignidad en el carácter o en el trato, es decir, muestra un carácter y comportamiento que no es áspero y rugoso como el papel de lija. Ahora bien, la bienaventuranza expresada por Cristo en el sermón del monte describe a un ciudadano del reino cuya mansedumbre va mucho más allá que solamente un comportamiento benigno hacia los demás. “Bienaventurados los mansos”, es la tercera bienaventuranza la cual está situada justo después de “los que lloran” y antes de aquellos que “tienen hambre y sed de justicia”, por tanto, en cierta manera dicha mansedumbre está relacionada con uno que es capaz de llorar por su propia condición y pecado, uno que es sensible a la realidad terrible y mortal del pecado en su vida y en el mundo. El manso será aquel que presentará un conocimiento de sí mismo y de su realidad espiritual que le llevará a actuar con gentileza, humildad y  autocontrol con aquellos que tiene a su alrededor. Al mismo tiempo, estando la mansedumbre antes que el hambre y sed por la justicia, el manso será aquel cuya mansedumbre será manifestada de manera especial a causa de la falta de justicia por la cual se está hambriento y sediento. Estas dos realidades, el lloro por el conocimiento espiritual de uno mismo y la falta de justicia son el marco dentro del cual se manifiesta la mansedumbre como característica del carácter del reino.
      Recuerdo que una vez observé como un perrito chiguagua bien pequeño ladraba de una manera alocada, frenética y orgullosa a un perro mucho mayor que él. Lo cierto es que parecía que ese pequeño chiguagua tuviese una medida de sí mismo mucho más grande de lo que verdaderamente era lo cual le llevó a ladrar de manera envalentonada y brusca al otro perro. En ocasiones pienso que podemos tener dentro de nosotros un chiguagua que nos puede llevar a ladrar de manera alocada y orgullosa a aquellos que tenemos alrededor nuestro. Si el ser manso parte de uno que llora porque reconoce y entiende la realidad espiritual en la que está, la mansedumbre debería denotar una actitud de humildad y gentileza hacia otros, ¿qué orgullo y aspereza hacia otros puede haber en aquellos que sabemos que nuestra vida toda ella está tocada por el pecado? Pero de una manera mucho más especial ¿Qué orgullo y falta de gentileza y humildad puede haber hacia otros por parte de aquellos que sabiendo quienes éramos hemos sido transformados inmerecidamente por la gracia de Dios? Lloyd-Jones determina que “la mansedumbre es esencialmente una visión correcta de uno mismo que se expresa en una actitud y conducta de respeto hacia otros”. El ciudadano del reino por la pura gracia de Dios es capaz de contemplar lo más profundo de su ser y sorprenderse que siendo lo que era ha sido amado y tratado con gentileza y consideración por Dios mismo, ha sido tratado con gentileza y consideración por Cristo quien es el manso y humilde por excelencia. Pudiendo haber apagado el pábilo que humeaba Cristo siendo manso y humilde no lo apagó sino que lo hizo brillar de nuevo. Por tanto, la mansedumbre es vista no como algo que uno puede producir sino más bien algo que a todo cristiano le ha sido dado en Cristo. Del manso por excelencia es que fluye nuestra mansedumbre y el manso por excelencia es quien nos ha dejado ejemplo a seguir  “llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29). La mansedumbre a seguir no es la del mundo, no es la de los viejos profetas griegos sino que es aquella encontrada en Cristo y que por gracia ha sido forjada en nosotros. Ahora bien, la realidad de ser manso es dada en relación a la falta justicia.
MEDITACIÓN

“Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”. La mansedumbre será algo que marcará la realidad del reino pero debe ser algo que marque la realidad de nuestra vida en el presente. No consideres la mansedumbre como una debilidad sino como un don de la gracia del evangelio  “Confía en Jehová, y haz el bien” sabiendo que “bienaventurados son los mansos porque ellos heredarán la tierra”.
MEDITACIÓN SEMANAL BASADA EN EL DEVOCIONAL
MARTES

Leer: Salmo 37:1-10

Meditar: ¿Cuál es la problemática que se le presenta a David? ¿Cuál es la acción que se repite de manera constante con diferentes expresiones a lo largo de estos diez versículos? ¿Cómo el confiar en Jehová se relaciona con el actuar de aquel que confía en Jehová? ¿Cuál es destino final de los malignos? ¿Qué confianza te transmite el Salmo para tu vida diaria?

Orar: A pesar de la realidad de la injusticia, pide a Dios que tu confianza esté puesta en él y no en las realidades que están alrededor tuyo. Pide a Dios que la certeza que él hará justicia final te permita vivir en el presente haciendo el bien como muestra de la verdad del evangelio de que al fin de los tiempos el bien triunfará sobre el mal.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 37:11-29; Mateo 5:5

Meditar: ¿Qué contraste se presenta en los vv.10-11? ¿Cuál es la realidad última que se presenta en el v.10? ¿Cómo la realidad de los males en el v.10 es garantía de que los mansos heredarán la tierra?  ¿Qué actitud muestra el Señor frente a los malos? ¿Qué diferencias se muestran entre los impíos y los justos en los vv.14-26? ¿A qué actitud llama el salmista en los vv.27-30? ¿Qué relación ves con la bienaventuranza expresada en Mateo 5:5?

Orar: Pide a Dios que te ayude a apartarte del mal. Pide a Dios que te ayude a amar la rectitud como él ama. Pide a Dios que te ayude a no olvidar que aun y la aparente prosperidad del malo, es el manso y el que confía en Jehová el que acabará heredando la tierra.


JUEVES

Leer: Salmo 37:30-40

Meditar: ¿Por qué los pies del justo no resbalarán? ¿Cuál es el final para los justos en el v.37? ¿Cómo se relaciona este final dichoso en el v.37 con la salvación expresada en los vv.39-40? ¿Cómo crees que esto se cumple en el evangelio de Cristo?

Orar: Da gracias a Dios porque su palabra es fundamento para nuestra vida. Da gracias a Dios porque aun y la realidad difícil e injusta que puede presentarse en nuestra vida, el final del justo es dichoso en Cristo. Da gracias por el evangelio que es el medio por el cual el final dichoso de la salvación nos es dado en Cristo.


VIERNES

Leer: Salmo 79

Meditar: ¿Cómo es descrito Jehová en este salmo? ¿Con que imagen de guerra crees que se asocia a Jehová? ¿Puedes pensar en algún momento de la historia bíblica donde se mostrase lo descrito por el salmo? ¿Qué aparece descrito en el v.9? ¿Cómo es dada la salvación de los mansos en el v.9?

Orar: Una de las imágenes que la Biblia utiliza para describir a Jehová es la de guerrero. Dios como guerrero lucha a favor de su pueblo para salvar y dar victoria. El evangelio es muestra de ello. Da gracias a Dios porque su mayor victoria en la cruz y resurrección supone la salvación de aquellos que son mansos en él.


SÁBADO

Leer: Isaías 11:-5; Apocalipsis 5:5; 22:16

Meditar: ¿Qué es lo que describe el profeta Isaías? ¿Quién fue Isaí en la historia bíblica? ¿Qué relación tendrá el vástago de Isaí con el linaje de David? ¿De qué manera juzgará el vástago según los versículos leídos? ¿Qué hará por los mansos? ¿Cuál es la característica por excelencia que tendrá el vástago según estos versículos? ¿Cómo se cumple esto en Cristo en las citas leídas de Apocalipsis?

Orar: Cristo es el vástago de Isaí, la raíz de David que traerá justicia última no según los ojos del mundo sino su propia esencia. Cristo expondrá argumentos a favor de los mansos. Da gracias a Dios porque es Cristo quien declara a favor de aquellos que por su gracia somos hechos mansos en él. Da gracias a Dios porque Cristo ejercerá justicia justa a favor de los mansos.
      Resulta difícil expresar humildad, gentileza y cortesía cuando existe injusticia, en especial cuando dicha injusticia se aprovecha de aquellos que son justos. Nuestro mundo no ayuda en absoluto a que los mansos del reino muestren humildad y gentileza en un mundo falto de justicia. “Bienaventurados los mansos” tiene como trasfondo el Salmo 37 donde David clamó por esta falta de justicia. David presenta la realidad que reina desde que la caída del ser humano se produjo en Génesis 3, parece que el injusto y maligno prospera más allá de aquellos que son justos.
      ¿Cómo es posible que aquellos que son injustos avancen más que los justos? ¿Cómo es posible que los santos, teniendo un Dios soberano, tengan que sufrir la opresión de la injusticia en su vida mientras aquellos que se han olvidado de Dios y le desprecian avanzan y prosperan? ¿Cómo ser manso y humilde cuando la injusticia se muestra en la vida de uno? En la realidad del Salmo 37 el manso no es aquel que es humilde de manera abstracta sino aquel que ha sido humillado por la opresión injusta de los hacen maldad ¿cómo ser manso ante esto? David en cierta manera da la respuesta, el salmo es un continuo clamor de confianza y fe en Dios. “No te impacientes a causa de los malignos” (v.1), “confían en Jehová y haz el bien” (v.3), “encomienda a Jehová tu camino y confía en él; y él hará” (v.5), “guarda silencio ante Jehová y espera en él” (v.7). El salmo es una confianza en que dicha situación injusta es temporal, al fin Dios hará justicia “porque como hierba serán pronto cortados” (v.1). David sabe que la única solución es esperar en Jehová sabiendo que al fin Dios obrará con justicia para los suyos. La confianza en Jehová es lo que permite actuar no con injusticia sino con el bien por delante “confía en Jehová y haz el bien” (v.3), es lo que permite que uno deseche el enojo y no actúe con maldad (v.8), en definitiva, permite que uno actúe siendo manso hacia esas situaciones que teóricamente llaman a actuar de otra manera.


      El ser manso lleva implícito el confiar en Jehová en dichas situaciones. El carácter manso del cristiano surge porque aun y frente a las situaciones injustas es capaz de confiar en Jehová sabiendo que al fin de los tiempos habrá justicia última y perfecta y bajo esa confianza uno está llamado a actuar con mansedumbre y humildad como así Cristo lo hizo. Aun y cuando el mundo puede considerar el ser manso como una debilidad, la bienaventuranza la sitúa como la fortaleza que hará que los mansos hereden la tierra, “bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra”. Pocos en nuestra sociedad pensarían que alguien que actúa humildemente y que no confía en sus propios recursos frente a la injusticia podría heredar algo, ahora bien, piensa un momento en Cristo. Él que es manso de manera perfecta fue el justo que más injustamente sufrió sobre la faz de la tierra. La cruz fue la mayor injusticia producida jamás sobre este mundo, ahora bien, al mismo tiempo la cruz fue el lugar donde la justicia de Dios se manifestó y donde la mansedumbre de Cristo brilló en sobremanera. La injusticia fue vencida por la justicia manifestada de Dios, el mal fue vencido por el bien y Cristo pudiendo haber obrado con justo celo y orgullo por ser quien era, obró con mansedumbre encomendando la causa al  que juzga justamente (1ª Pedro 2:23). Cristo que fue manso hasta la muerte recibió el reino que el Padre había preparado para él. Esta realidad cumplida en Cristo es la realidad de la bienaventuranza, los mansos “heredarán la tierra”. La verdad que el evangelio muestra es que la justicia última será hecha, el mal no prevalecerá, Cristo venció y heredó el reino, por tanto, solo aquellos que son mansos en Cristo reinarán juntamente con él, heredarán los nuevos cielos y tierra cuyo ambiente no será el de injusticia y orgullo sino el de mansedumbre, humildad, gentileza y confianza en Dios.