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CARÁCTER DEL REINO;
BIENAVENTURADOS
LOS POBRES EN ESPÍRITU
“Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”    
(Mateo 5:3)
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      Algo por lo que muchas películas son destacadas es por los discursos que en ellas suelen darse. Los discursos de los grandes personajes suelen ocupar una parte importante en el grueso del argumento de la película. Por ejemplo, en Braveheart, el famoso William Wallace se presenta delante de su ejército antes de enfrentarse a la poderosa y temible caballería inglesa. Wallace anima a sus guerreros a luchar no solamente por ellos sino también por sus familias y por su pueblo. La libertad es el objetivo y centro fundamental de dicho discurso. El sermón de Wallace delante de sus hombres atemorizados cambia totalmente su actitud. Por las palabras de Wallace aquellos hombres que temían a la caballería inglesa pasan a ser hombres que, aún y en su temor, se ven a ellos mismos con la voluntad y capacidad de luchar por la libertad y entregar sus vidas por esa causa. Las palabras de Wallace actuaron como aventador que aventó las ascuas de la valentía que podía haber en esos hombres. Ahora bien, me pregunto qué hubiese pasado si William Wallace se hubiese dirigido a sus guerreros diciéndoles que son pobres, que nada tienen en ellos mismos y que el desafío de la caballería inglesa que tienen delante de ellos es un desafío que no pueden superar ¿quién en su sano juicio empezaría un discurso con estas palabras? Posiblemente nadie empezaría con unas palabras así, pero son precisamente unas palabras como estas las que abren el discurso o sermón más famoso que jamás se ha pronunciado sobre la faz de la tierra, el Sermón del Monte. Las primeras palabras de Jesús a sus discípulos y a la multitud que estaba escuchando fueron “Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. Las primeras palabras de Jesús en el sermón del monte nos muestran cual es el elemento central en la identidad, esencia o carácter de aquellos que son los ciudadanos del reino de los cielos.


      El Sermón del Monte narrado en Mateo 5-7 presenta el trasfondo importante del reino de los cielos. Cristo inauguró mediante su persona y su obra la realidad del reino de los cielos. El poder, vida, justicia, ética y valores del reino de Dios fueron inaugurados de manera real y presente en la historia por medio de Cristo. El tiempo se había cumplido, el reino se había inaugurado y los frutos de un pueblo digno de ese reino eran primeramente la fe en Cristo y el arrepentimiento de pecados (Mateo 4:17). Por medio del glorioso evangelio del reino, Cristo edificaría un pueblo digno de ese reino, un pueblo cuya patria será el reino de Dios, cuya identidad será ser ciudadanos del reino y cuya ética será la justicia del reino de los cielos. Siendo así, podría decirse que el Sermón del Monte es en realidad el Sermón del Reino.
      Esto es así porque el sermón no describe la identidad y valores de todo el mundo, no describe algo que todo el mundo puede hacer y está llamado a vivir, no tiene la intención de ser un “sermón social” en el cual se establece el fundamento de la ética y valores que la sociedad de este mundo tiene que vivir. El Sermón del Monte describe el carácter, la ética, las justicia, los valores, la vida de aquellos que por la pura gracia de Dios han sido llevados por medio del evangelio al reinado de Cristo su Señor y Rey. La puerta de entrada a ese sermón son las conocidas “bienaventuranzas”.
       Las bienaventuranzas pronunciadas por Jesús en el sermón del monte definen la esencia misma de los ciudadanos del reino. Las bienaventuranzas no definen cosas o actitudes que deben hacerse, no hablan de hacer sino de ser. Describen a un tipo de individuo muy concreto, con un carácter marcado no por los principios y valores del mundo y la sociedad en la que vivimos sino marcado por los principios y valores del reino de Dios. “Bienaventurado” implica “ser feliz”, pero aquí es feliz no tanto aquel que hace sino aquel a quien algo le ha sido hecho. El “bienaventurado” es feliz porque ha hallado gracia, favor y aprobación delante de los ojos de Dios. Las bienaventuranzas describen el tipo de persona que Dios aprueba. Ahora bien, es importante saber que esa aprobación no viene dada por algo intrínseco y natural en ese tipo de persona, la aprobación viene dada porque esa persona es lo que es debido a que la gracia del evangelio lo ha transformado en una persona aprobada delante de la faz de Dios. En palabras del gran apóstol Pablo “pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido en vano para conmigo…” (1ª Corintios 15:10). Por tanto, las bienaventuranzas describen lo que todo cristiano debe ser, el carácter que debe manifestarse en todo cristiano. Sin duda alguna todo cristiano puede exclamar que es “bienaventurado” porque por la gracia de Dios ha sido hecho aprobado delante de él. Todo cristiano puede exclamar “por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no ha sido en vano para conmigo”. Todo cristiano puede exclamar, “esto es lo que soy en Cristo delante de Dios”. Y lo primero que uno ha sido hecho es “pobre en espíritu”.


      ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo uno puede ser bienaventurado siendo en sí mismo pobre en espíritu? Ciertamente esta primera definición de lo que todo ciudadano del reino es, consiste en un aspecto de la identidad cristiana que es contracultura. Nuestro tiempo habla de personas que se consideran ricas, capaces en sí mismas. Personas en las que todo su valor y capacidad se encuentra en lo que son y su propio ego no tiene necesidad de nada porque está demasiado lleno de él mismo. ¿Quién contrataría para un trabajo a una persona que ella misma se describe como pobre, vacía y necesitada? Poca confianza nos daría. Pero de manera contraria al mundo, la primera definición que Cristo da de lo que son los ciudadanos del reino de los cielos es “pobres en espíritu”.
MEDITACIÓN

No hay riqueza en este mundo que sea mayor que la riqueza que Cristo ha aportado a tu vida. No hay pobreza más honrosa que la pobreza de espíritu que te ha llevado a ser lleno de la gracia de Cristo. Permíteme Señor vivir en pobreza de espíritu sabiendo que en ella dependo y soy lleno de tú sublime gracia, sabiendo que en ella soy partícipe de las riquezas del reino de los cielos.
MEDITACIÓN SEMANAL BASADA EN EL DEVOCIONAL
MARTES

Leer: Mateo 5:3; Lucas 6:6-20

Meditar: ¿Qué diferencias notables encuentras entre la bienaventuranza de Mateo y Lucas? Por qué crees que hay tales diferencias? ¿Cuál es el contexto inmediato en Lucas 6:6-19? ¿A quién crees que se dirige la bienaventuranza en Lucas 6:20? ¿Quién serían los pobres según el contexto de Lucas?

Orar: Da gracias a Dios porque su reino ha sido entregado a aquellos que son pobres en espíritu. Su reino no depende de las riquezas de este mundo sino de la obra de su gracia en la vida de aquellos que acuden a él reconociendo sus necesidades. Da gracias a Dios porque por su gracia él es quien te hace bienaventurado y en Cristo te entrega las riquezas de su reino. Pide a Dios que siempre te ayude a vivir en dependencia de su misericordia y gracia.


MIÉRCOLES

Leer: Salmo 34:1-10

Meditar: ¿Cuál es uno de los temas principales de este salmo? ¿Qué términos utiliza el salmo para dirigirse a Jehová en los vv.1-3? ¿Cuál es la acción del salmista en los vv.4-5? ¿Cómo se define el salmista en el v.6? ¿Cuál es el resultado en los v.8-10 y que se desprende del v.7?

Orar: David clamó delante de Jehová como un pobre en espíritu y Jehová oyó su clamor y lo libró de sus angustias. Recuerda delante del trono de Dios que solamente él puede salvarnos de nuestras pobrezas y angustias espirituales. Clama a Dios en tu pobreza espiritual sabiendo que él oye y libre a los suyos. Busca, bendice y exalta a Dios.


JUEVES

Leer: Isaías 41:1-18

Meditar: ¿Qué imagen muestra el v.1? ¿Qué definen las preguntas en los vv.2-4? ¿Cuál es el contraste mostrado en los vv.4-5 con lo que Dios dice a Israel en los vv.6-13? ¿Qué privilegio y esperanza tiene Israel vv.6-16? Según los expresado en el privilegio de Israel ¿qué esperanza pueden tener los afligidos y menesterosos vv.17-18? ¿Cómo el v.18 contrasta con la situación del afligido en el v.17?

Orar: Dios es único Dios vivo y verdadero sustento y socorro de su pueblo. Ora sabiendo que la personalidad de Dios es confianza y certeza que él escuchará y tratará las aflicciones de tu alma. Ora con la confianza y dependencia que Dios es tu socorro y sostén. 

VIERNES

Leer: 61:1-3; Lucas 4:18-20

Meditar: ¿A quién crees que se refiere Isaías 61:1-2? ¿Qué es aquello que el Siervo de Jehová realizará? ¿A quién lo aplica Lucas 4:18-20? ¿Cómo crees que Cristo cumplió de manera última lo expuesto por Isaías 61:1-3? ¿Cómo Cristo transformó la aflicción y duelo de los quebrantados por el pecado?

Orar: Isaías contempló la obra del siervo de Jehová como una obra que transformaría en algo nuevo a aquellos quebrantados de corazón, esto fue dado en Cristo. Sus milagros fueron muestra de esta nueva creación y su cruz fue el lugar donde tu quebranto de corazón fue cambiado en baile de nueva creación. Ora dando gracias a Dios porque la cruz de Cristo es el lugar donde él se hizo pobre para tu fue siendo pobre fueses enriquecido eternamente. 


SÁBADO

Leer: Isaías 66:1-2

Meditar: ¿Cómo se describe Jehová en el v.1? ¿Qué imágenes describen a Jehová y que te dan a entender? ¿A qué crees que se refiere cuando dice “mi mano hizo todas estas cosas y así todas estas cosas fueron”?
¿A quién mirará y escuchará Jehová?

Orar: Sabiendo que Dios mira y escucha al humilde de espíritu y al que tiembla frente a su palabra. Pide a Dios que en todo momento la pobreza en espíritu y la solemnidad a su palabra sean aspectos diferenciales en tu vida.
      Esto es así porque el sermón no describe la identidad y valores de todo el mundo, no describe algo que todo el mundo puede hacer y está llamado a vivir, no tiene la intención de ser un “sermón social” en el cual se establece el fundamento de la ética y valores que la sociedad de este mundo tiene que vivir. El Sermón del Monte describe el carácter, la ética, las justicia, los valores, la vida de aquellos que por la pura gracia de Dios han sido llevados por medio del evangelio al reinado de Cristo su Señor y Rey. La puerta de entrada a ese sermón son las conocidas “bienaventuranzas”.
      En el Antiguo Testamento, el “pobre” era aquel que tenía un vacío, una necesidad material y que sabía que su única esperanza y dependencia se encontraba en Dios. Dicha idea tomó tonos espirituales para hablar de una pobreza espiritual. El pobre también era aquel que afligido y en necesidad entendía que él o ella estaba en bancarrota espiritual y su única salida para salvación era depender de Dios, su única solución para ese vacío y necesidad era Dios. El “pobre en espíritu” reconoce su necesidad y depende de Dios sabiendo que su pobreza es enriquecida por la gracia de Dios.  


      La primera bienaventuranza es vital para todo el sermón. Ser “pobre en espíritu” implica reconocerse como vacío, necesitado, en bancarrota espiritual y totalmente dependiente de Dios. Puede sonar duro pero que glorioso es entender que el reconocimiento de ello implica también el entender que es la gracia de Dios la que nos enriquece, implica también entender que aún y siendo pobres en espíritu, fue Cristo quien siendo rico se hizo pobre para que nosotros fuésemos ricos en él. “Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos” ¿Cómo es posible que el reino de los cielos sea de este tipo de individuos? Uno debe entender que no entra en reino de Dios por sus propios medios. Uno debe entender que no es capaz de cumplir ni una jota ni una tilde de ese sermón por sí mismo. La montaña del sermón del monte no la escalas por tus propios medios sino por la gracia de Dios. El reino es de los pobres en espíritu porque por la gracia de Dios ellos pudieron contemplar no solamente su necesidad sino también la gracia y riqueza halladas en Cristo, pudieron contemplar como en una cruz el Hijo de Dios dio su vida y derramó su sangre para crear a un pueblo digno del reino, para enriquecer en su gracia a pecadores y hacerlos así “bienaventurados” delante de los ojos de Dios.