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COMO CRISTO NOS AMÓ
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35)
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      Las relaciones en y entre aquellos que formamos parte del pueblo de Dios deberían venir marcadas por un elemento claro, el amor. El Señor Jesucristo antes de su glorificación - su muerte en la cruz, su resurrección y su ascensión al Padre - determinó cual era el núcleo, el centro vital que debería regir las relaciones de los discípulos de Cristo. El nuevo mandamiento entregado por Cristo a sus discípulos es, para decirlo de alguna manera, el centro controlador de las relaciones de los unos con los otros, así como Cristo los amó, así también ellos debían amarse los unos con los otros. Cristo les entrega un nuevo mandamiento donde el amor es el elemento clave, vital y necesario en las relaciones de los discípulos de Cristo, ahora bien, no cualquier tipo de amor. El nuevo mandamiento muestras tres cosas importantes. Primero, establece el amor de Cristo como el estándar del amor que debemos mostrar lo unos a otros. Segundo, establece la extensión de nuestro amor unos con otros y tercero, establece el propósito del amor de Cristo mostrado unos a otros.


      Lo cierto es que el nuevo mandamiento, tal y como dice D. A Carson, “es lo suficientemente simple para que un niño lo memorice y lo aprecie pero lo suficientemente profundo para que el cristiano más maduro esté continuamente avergonzado de cuan pobremente lo comprende y lo pone en práctica”. El nuevo mandamiento nos enfrenta como cristianos con esta doble realidad, es simple de entenderlo y al mismo tiempo profundo de ponerlo en práctica. La simplicidad del nuevo mandamiento reside en que su tema está claro, existe un énfasis bien marcado en la palabra “amor”, “un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. El amor es el elemento que debe regir las relaciones entre aquellos que son discípulos de Cristo Jesús, ahora bien, el nuevo mandamiento presenta un estándar de amor que es el corazón que late en estas relaciones. Cuando se observa el nuevo mandamiento puede verse como es circular, es decir, empieza diciendo “que os améis unos a otros”, después de esto en el centro aparece “como yo os he amado” y termina de la misma manera que empezó “que también os améis unos a otros”. El inicio y final del mandamiento es el mismo “que os améis unos a otros” y justo en medio de esta realidad reside el corazón que late y da vida, aparece el centro gravitacional que sostiene unido la realidad de “os améis unos a otros”, este núcleo es “como yo os he amado”.
      El amor que debe mostrarse en las relaciones de aquellos que somos discípulos de Cristo debe ser el estándar del amor de Cristo. El amor unos con otros debe regirse por el amor con que nuestro Señor Jesucristo nos amó, en cierta manera, no hay otro tipo de amor que deba marcar las relaciones con nuestros hermanos y hermanas en la fe que el amor con el que Cristo nos amó. Por tanto, la pregunta que surge es ¿cuál es el estándar del amor de Cristo? El inicio de Juan 13 explica cómo fue el amor de Cristo hacia sus discípulos. Juan 13:1 determina que Cristo “como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”. El amor de Cristo por los suyos es mostrado como un amor completo y que llega hasta las últimas consecuencias por aquellos que son los objetos de su amor. Este amor fue mostrado en Juan 13 mediante el evento del lavamiento de los pies de los discípulos. El Maestro y Señor, el Hijo de Dios, Dios encarnado tomó la forma de un esclavo delante de sus discípulos, se humilló delante de ellos, no pensó en su propio estatus, posición y derecho sino que estimó a aquellos que amaba como superiores a él mismo y lavó la parte más sucia de ellos, fue capaz de derramar agua para limpiar los pies polvorientos de sus discípulos. Lo hizo por todos incluso por Pedro sabiendo que éste le negaría tres veces, lo hizo también por ese Pedro que sabía que le fallaría, le heriría y le negaría contundentemente (Juan 13:38), fue un amor que aun y saber los pecados y las heridas que le causaría fue incondicional, perdonador y reconciliador. Es importante entender que, entre otras cosas, ese evento nos lleva a la cruz de Cristo.


      Todas las señales escritas por Juan en el evangelio son señales que nos llevan a la última y más gloriosa señal de todas, la cruz y la resurrección de Cristo. Allí es donde Jesús es presentado como el Cristo el Hijo de Dios (Juan 20:30-31). El lavamiento de los pies nos lleva a mirar al único lugar donde el amor de Cristo por los suyos fue hasta el fin, el fin de la cruz. El lugar donde Cristo siendo Dios se humilló en la muerte más vergonzosa que podía haber en aquel tiempo, el lugar donde Cristo no tomó una toalla y derramó agua en un lebrillo sino que fue despojado de sus vestiduras y derramó su sangre para limpiar a los que él amó, el lugar donde el Mayor que todos miró por el bien y salvación de aquellos que simplemente eran creación suya, el lugar donde las rebeliones, pecados, fallos, heridas y negaciones fueron cargadas y clavadas en una cruz y por medio de ese glorioso acto Dios estaba en Cristo reconciliándose con el mundo, no tomándoles en cuanta a los hombres su pecados. ¡Qué gran amor! ¡Qué sublime amor! “como yo os he amado, que también os améis unos a otros”. Este amor es nuestro estándar en las relaciones de unos con otros.   


      No cabe duda de que es difícil pero uno debe entender que el amor de Cristo mostrado en la cruz no solamente actúa como nuestro modelo a seguir sino cómo aquello que nos capacita para poder cumplir este mandamiento. El poder y la gracia que fluye del evangelio de la cruz es poder que torna corazones de piedra en carne y que causa que uno siga los mandamientos de Dios. Este amor que es la medida de nuestras relaciones es un amor cuya extensión siempre es dada en otros “os améis unos a otros. Mis hermanos y hermanas son los objetos del amor divino y, por tanto, son los objetos del amor de Cristo mostrado en mi persona hacia ellos. Un amor que debe llevarnos a tener unas relaciones no de orgullo sino de humildad los unos con los otros, de considerar el bien de los otros antes que el nuestro, de servirnos unos a otros, un amor que entiende y anticipa que tanto uno mismo como aquellos que me rodean fallarán, decepcionarán, herirán, dañaran pero un amor que no es condicionado por esas ofensas sino que es capaz de sobrellevarlas, perdonarlas y llegar hasta el fin para reconciliarse los unos con los otros. Todo ello ¿para qué? El propósito de esas relaciones marcadas por ese amor es que “todos conocerán que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Este tipo de amor y no otro presenta un carácter testimonial, testifica al mundo del amor que el mundo no tiene, testifica cómo Dios amó al mundo que envió a su Hijo unigénito para que todo aquel que en el cree no se pierda más tenga vida eterna.
MEDITACIÓN

Muchas cosas están implícitas en las relaciones dentro de la iglesia de Cristo, pero todas ellas pueden tornarse en metal que resuena y címbalo que retiñe sino tenemos amor. Que tu oración, pueda ser en esta semana: “Señor, no permitas que resuene como metal o retiña como címbalo entre mis hermanos, Señor, permite que así como tú me amaste también yo pueda amar a aquellos que han sido amados por ti para que el mundo pueda conocer que a ti te sigo, que a ti te amo”.
MEDITACIÓN SEMANAL BASADA EN EL DEVOCIONAL
MARTES

Leer: 1ª Juan 3:1-11

Meditar: ¿Cuál es el amor que el Padre nos ha dado? ¿Cuál es la medida que distingue a aquel que es hijo de Dios de aquel que no lo es? ¿A quien pertenece aquel que partica el pecado? Según los vv.10-11 ¿Cómo se manifiestan aquellos que son hijos de Dios e hijos del diablo? ¿Qué acciones describen al hijo de Dios en los vv.10-11?

Orar: El amor hacia los hermanos es una manifestación que muestra la genuinidad de los hijos de Dios. Pide a Dios que el amor del Padre que te ha hecho hijo de Dios se manifieste hacia aquellos que son tus hermanos, no como una obligación sino como una muestra de quien eres en Cristo.


MIÉRCOLES

Leer: 1ª Juan 4:13-21

Meditar: ¿Cómo conocemos que permanecemos en Dios y él en nosotros? ¿Cuál es la prueba confesional de que Dios en nosotros y nosotros en él? ¿Cómo es descrita la esencia de Dios en estos versículos? ¿Qué es aquello que el amor no presenta? ¿Cuál es la prueba de que uno ama a Dios? ¿Qué debe hacer aquel que ama a Dios? ¿Por qué crees que amar al hermano implica amar a Dios?

Orar: Dios es amor en su esencia, él nos ha amado primero y ese amor hacia a él es manifestado en amor aquellos que han sido amados por él. Pide a Dios que el amor con que has sido amado pueda manifestarse sobre aquellos que son tus hermanos. Que tu amor hacia ellos manifieste tu amor hacia Dios.


JUEVES

Leer: Romanos 12:9-10

Meditar: ¿Cómo tiene que ser el amor mostrado? ¿Qué implica un amor sin fingimiento en el v.9? ¿Cómo es el amor que aparece descrito en el v.10 de los unos a los otros? ¿Qué relación encuentras entre “el amor sea sin fingimiento” y amarse con “amor fraternal”?

Orar: El amor puede ser un amor hipócrita que busca no la preferencia del otro sino la de uno mismo. Pide a Dios que tu amor hacia los hermanos esté limpio de fingimiento e hipocresía, que sea un amor que aborrezca lo malo y busque lo bueno en tu vida y en la vida de tus hermanos en la fe.



VIERNES

Leer: 1ª Corintios 13:1-3

Meditar: ¿Cómo es descrita aquella persona que no tiene amor? Observa las diferentes cosas que menciona Pablo en los vv.2-3 ¿crees que son importantes? ¿Qué es lo que da utilidad a todas estas cosas según el v.3? ¿Por qué crees que esto es importante en la congregación de los santos?

Orar: Pablo menciona una gran cantidad de cosas que son buenas y legítimas pero que pueden hacerse por ilegítimos varios cuando el amor no está presente. Pide a Dios que tus acciones hacia los hermanos sean regidas y dotadas de utilidad por el amor. Pide a Dios que tus acciones no resuenen como metal y címbalo que retiñe.


SÁBADO

Leer: 1ª Corintios 13:4-13

Meditar: ¿Cómo es descrito el amor en estos versículos? Considera como cada uno de los atributos del amor puede aplicarse a las relaciones unos con otros ¿Quién crees que es el modelo implícito en ese tipo de amor? ¿Qué entiendes por “cuando venga lo perfecto en el v.10? Pablo menciona la esperanza, la fe y el amor ¿cuál es el mayor de ellos?

Orar: El amor descrito en 1ª Corintios es un amor que fue mostrado de manera sublime en Cristo. Pide a Dios que ese amor pueda ser, por su gracia, una realidad en tu vida y tus relaciones con los hermanos y hermanas de la congregación.