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ATENTOS A LA PALABRA EXPUESTA
“Y los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabatel, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba atento en su lugar.
Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido,
de modo que entendiesen la lectura”

(Nehemías 8:7-8)
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      La atención es algo que cada vez más escasea en nuestra sociedad y tiempo, sin lugar a duda es un bien escaso. Posiblemente la razón de ello se deba a que los medios en cómo los mensajes se transmiten hoy en día han evolucionado - para bien o para mal - de tiempos más remotos. Hoy en día la comunicación de mensajes es altamente visual, extremadamente acelerada y reducidamente corta. Todo entra por la vista de una manera muy rápida y, claro está, para que esto pueda ser así, los mensajes que se transmitan deben de ser cortos, precisos e ir al grano. Imágenes se suceden una detrás de otra prácticamente sin tiempo de asimilarlas. Frases cortas cuya brevedad hace posible su asimilación rápida acompañan a esa sucesión de imágenes altamente revolucionadas. Se dice que la media de atención de una persona es de unos veinte minutos, cuarenta como máximo entre los más fuertes, después de esto, como si de Matrix se tratase existe una desconexión. Ciertamente los tiempos han cambiado y la manera de comunicar ha cambiado con ellos. Ahora bien, ¿cómo han afectado estos cambios a la atención que le es dada a la palabra de Dios cuando nos congregamos como pueblo? ¿Cómo esta manera de comunicar puede llegar a afectarme en mi atención a la palabra expuesta de Dios?


      Aún y cuando no puede hacerse una generalización, tristemente existe una atención a la palabra que es altamente reducida, ingratamente impaciente y poco conocedora de cómo la Biblia misma se presenta en su exposición. Cierto es que, los predicadores deben ser conscientes, tremendamente sensibles a la capacidad de aguante y altamente agradecidos por la paciencia amorosa que sus congregaciones ejercen con ellos pero, debe existir una reflexión individual y congregacional en cuanto a la atención que prestamos como asamblea congregada una vez a la semana a la apertura de la palabra de Dios. Aún y cuando hay ciertos aspectos de la comunicación de nuestro siglo XXI que pueden ayudar a la exposición de la palabra de Dios, es importante que el modelo de comunicación de nuestro siglo no esté en contradicción con la naturaleza misma de la exposición de las Escrituras. El libro de la ley leído delante del pueblo por parte del escriba Esdras es un ejemplo claro del tipo de comunicación que las Escrituras requieren por naturaleza propia. Las Escrituras fueron leídas al pueblo congregado, fueron explicadas y expuestas para ser entendidas y fueron consideradas con todo el sentido.
      El contexto de Nehemías 8 nos sitúa justo después de la finalización de la reconstrucción de los muros de Jerusalén. Después que el muro fue edificado y las puertas de la ciudad colocadas (Nehemías 7:1) Jerusalén volvía a ser la ciudad reedificada y restaurada. La ciudad que Dios mismo había escogido como la ciudad donde él moraría y habitaría en medio del pueblo del pacto volvía a tener sus muros levantados y sus puertas colocadas. Israel fue devuelto del exilio y habitó en sus ciudades (Nehemías 7:73) y “todo el pueblo se juntó como un solo hombre” (Nehemías 8:1).
La reunión de todo el pueblo no fue una reunión más. La reunión del pueblo fue la congregación en asamblea oficial del pueblo redimido y restaurado en la ciudad escogida como morada de Dios. Frente a esa asamblea oficial del pueblo del pacto Esdras trajo la ley delante de la congregación y leyó el libro desde el alba hasta el mediodía (Nehemías 8:1-3). La imagen que es mostrada es una imagen solemne, Esdras sobre un púlpito delante de la congregación de los redimidos (Nehemías 8:4) leyendo la ley desde el alba hasta el mediodía. La imagen muestra como la ley aún y ser tesoro de cada miembro del pueblo del pacto, tenía un lugar especial cuando el pueblo se congregaba oficialmente en asamblea. La naturaleza de la ley de Dios, la naturaleza de la palabra de Dios - entre otras muchas cosas - es una naturaleza congregacional. Su presencia no se limita únicamente a lo privado de nuestra vida sino que su presencia está pensada para colocarse en medio de la congregación de los santos. Es en medio de la iglesia, el pueblo del nuevo pacto, que la Palabra de Dios debe de ser principalmente leída. Ahora bien, su naturaleza y lectura congregacional implica su explicación y exposición congregacional.


      Esdras leía la ley de Dios pero “los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabatel, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley”. La lectura era explicada, la palabra era expuesta. La función de los levitas era hacer entender al pueblo la palabra que era leída ¿significa esto que el pueblo no podía entender por sí mismo? Absolutamente no, pero aquí se muestra que la lectura de la palabra requiera la explicación y exposición de esta. La naturaleza de las Escrituras es una naturaleza expositiva. La exposición requiere tiempo, la explicación requiere paciencia y el hacer entender las Escrituras requiere de aquellos que puedan explicarla y de aquellos que estén comprometidos a estar atentos en su lugar. Por un lado, una lectura de la palabra que no la expone y explica mal entiende la naturaleza e importancia de la palabra que Dios nos ha dado. Por otro lado, una congregación reunida en asamblea que no está atenta en su lugar frente a la palabra mal entiende la naturaleza expositiva de esta. “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido”, las Escrituras fueron reveladas para ser abiertas y explicadas a la asamblea de los santos y eso requiere tiempo en los despachos de los pastores y en los púlpitos de las congregaciones. No hay mayor privilegio y responsabilidad que sentarnos delante de la palabra de Dios y escuchar como ésta es expuesta y abierta. No hay mayor gozo que un pueblo congregado en asamblea atento a la explicación de la palabra. No podemos olvidar que la palabra escrita en definitiva es la palabra que nos revela a la Palabra viva que es Cristo (Juan 5:39). La Biblia es la palabra de Cristo inspirada y cuando es abierta y expuestas la congregación de los santos debe sentirse como los discípulos camino a Emaús “¿no ardía nuestro corazón en nosotros mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32).
MEDITACIÓN

La ley leída y explicada fue atendida con todo el sentido de tal manera que entendiesen la lectura. Dicho texto requiere una meditación pausada y honesta en nuestra vida. ¿Qué esperamos cuando la Biblia es abierta domingo tras domingo frente a la congregación? ¿Atiendo con todo el sentido a la palabra expuesta para entenderla? O ¿Me pregunto cuando acabará el predicador? ¿Deseo algo breve, rápido y que no me ocupe desde el alaba al medio día o deseo que la palabra sea leída, explicada y tenga el sitio necesario que le toca? Si su palabra es más dulce que la miel que destila del panal, entonces, deseemos esta miel que destila del panal de Cristo mismo en toda su dulzura día tras día, domingo tras domingo. Dejemos que sea el mundo quien se alimente de comida rápida pero nosotros alimentémonos atentamente de la palabra de Dios expuesta. No limitemos si sitio, no limitemos su exposición.
MEDITACIÓN SEMANAL BASADA EN EL DEVOCIONAL
MARTES

Leer: Nehemías 8:1-9

Meditar: ¿Qué aspectos aparecen relacionados con la lectura de la ley de Dios en este texto? ¿Qué importancia le es dada a la ley en los vv.1-5? ¿Por qué crees que era importante la explicación de la palabra? ¿Cuál fue la respuesta del pueblo?

Orar: Pide a Dios que tanto en tu vida como en tu congregación exista una conciencia de la importancia y centralidad de la palabra. Pide que la centralidad de la palabra esté en una lectura y explicación de las Escrituras.


MIÉRCOLES

Leer: 2 Reyes 22:8-23:3

Meditar: ¿Qué es aquello que es descubierto en la casa de Jehová? ¿Cuál fue la reacción del rey frente a la lectura de la ley? ¿Qué es lo que la profetisa Hulda hizo con la palabra de la ley leída? ¿Cuál fue la reacción final del rey y el pueblo en 2 Reyes 23:1-3?

Orar: La profetisa Hulda explicó y expuso el libro de la ley leído y frente a ello el rey y todo el pueblo hicieron pacto a obedecer la palabra. Pide a Dios que la exposición de la palabra que es predicada mueva tu vida al compromiso de obediencia a él.


JUEVES

Leer: Salmo 19:7-14

Meditar: ¿Qué descripciones son dadas de la ley de Dios en los vv.7-10? ¿Cuál es la conclusión a la que llega el salmista en el v.10 después de haber descrito la ley de Dios? ¿Qué reacción tiene el salmista en los vv.11-14 frente a la revelación de Dios?

Orar: Pide a Dios que cree en ti el mismo anhelo y deseo por la palabra que el salmista expresa en el v.10. Pide a Dios que la revelación de Dios en su palabra te lleve a pedir por perdón y reconocimiento de Dios como roca y salvador.


VIERNES

Leer: Lucas 24:13-32

Meditar: ¿Cuál es el contexto de este capítulo en Lucas? ¿Sobre qué cosas hablaban los dos discípulos? ¿Cuál es la respuesta de Jesús? ¿Cómo expone Jesús su respuesta y qué elementos menciona centrales en la Escritura? ¿Qué reacción tuvieron los discípulos en el v.32?

Orar: Medita sobre la importancia y centralidad de Cristo y su obra en las Escrituras. Pide a Dios que a través del estudio y meditación de la palabra te permita ver como toda ella se cumple en Cristo. Pide a Dios que tu estudio de la palabra sirva para contemplar al Cristo crucificado y resucitado.


SÁBADO

Leer: Hebreos 4:11-13

Meditar: ¿Cómo es descrita la palabra de Dios? ¿Qué función ejerce en estos versículos? ¿Qué es aquello que queda expuestos por la palabra de Dios? ¿Delante de quien la palabra expone todas las cosas?

Orar: Medita sobre como la palabra de Dios es viva y expone lo más profundo de tu vida. Considera como la palabra expone delante de Aquel que la ha inspirado todas y cada una de las áreas de tu vida ahora y en el día de pasar cuentas. Pide que aquello oscuro que la palabra expone en tu vida sea restaurado por la obra del Espíritu usando su palabra inspirada.