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MÁS EL JUSTO
POR SU FE VIVIRÁ
“He aquí que aquel cuya alma no es reta se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”
(Habacuc 2:4)
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
MARTES

Leer: Habacuc 1:1-12

Meditar: ¿Cuál es la situación y el problema que presenta Habacuc en los vv.1-4? ¿Cuál es la justicia que Dios obrará en los vv.5-11? ¿Por qué crees que la justicia obrada por Dios supone un problema para Habacuc en los vv.12-17? ¿Cómo crees que esta situación puede corresponderse a situaciones en nuestra vida?

Orar: Pide a Dios que te ayuda de comprender como en ocasiones la justicia que él obra en el mundo y nuestra vida parece contradictoria a su ser. Ora a Dios sabiendo que aun y lo difícil de las circunstancias él sigue siendo tú Dios, Santo y la Roca de tu salvación. 


MIÉRCOLES

Leer: Habacuc 2:1-4

Meditar: ¿Cuál es la actitud que toma Habacuc frente a la situación que vivía? ¿Piensas que esa actitud mostraba falta de fe o mas bien una fe que quería entender lo que sucedía? ¿Cuál es la respuesta de Dios a la espera de Habacuc? ¿Qué importancia crees que tiene el hecho que Dios dijese a Habacuc que debía escribirse la respuesta en tablas? ¿Qué importancia tiene que Dios diga que la visión aun y cuando tardará acabará cumpliéndose? ¿Qué entiendes en el v.4?

Orar: Las crisis de fe no indican que la fe no sea genuina, en ocasiones surgen de una fe que intenta entender al Dios en el que cree y cómo él está obrando. Ora que Dios te ayude a entender cómo él obra en muchas ocasiones en tu vida. Ora con la confianza de que la justicia de Dios se obrará en su tiempo y no el tuyo confiando siempre que en su justicia, Dios salvaguardará el justo que cree en él. 


JUEVES

Leer: Habacuc 2:5-20

Meditar: ¿Qué crees que estos versículos significan? ¿Qué significado crees que tiene los cinco “ay” que aparecen en el texto vv.6, 9, 12, 15, 19? ¿Cómo crees que estos versículos muestran la justicia retributiva de Dios con el impío y malvado? ¿Qué esperanza aparece en los vv.14, 20?

Orar: Ora con alabando a Dios porque él es un Dios justo y no dejará que el mal triunfe en este mundo. Da gracias a Dios porque en el ejercicio de su justicia él juzgará al impío y mantendrá al justo que cree en él. Pide a Dios que aun y lo difícil de situaciones injustas en tu vida te permita estar firme en saber que Dios es justo y obrará justicia en toda situación.


VIERNES

Leer: Habacuc 3:1-19

Meditar: ¿Cómo crees que encaja la oración de Habacuc en todo el libro de Habacuc? ¿Qué imagen o imágenes nos da el cántico de Habacuc con relación a Dios? ¿Cómo termina el cántico en los vv17-19?

Orar: Habacuc nunca acabó de ver cumplida la justicia de Dios tal y como la expresa el texto de 2:4 pero creyó que Dios es justo y obraría en justicia, esto llevó al profeta a alabar a Dios. Ora alabando a Dios sabiendo que, aun y cuando no lo vemos todo resuelto en nuestra vida él obrará justicia. Pide a Dios que la respuesta natural de tu fe que cree en Dios sea la alabanza a tu Dios.


SÁBADO

Leer: Romanos 1:16-17

Meditar: ¿De qué es aquello que Pablo no se avergüenza? ¿Por qué no se avergüenza Pablo? Según el v.17 ¿Qué es aquello que se manifiesta en el evangelio? ¿Cómo crees que esto se relaciona con lo aprendido en Habacuc a lo largo de esta semana?

Orar: Para Pablo la repuesta de Dios a Habacuc en 2:4 es el fundamento de la justicia de Dios en el evangelio de salvación. Considera la cruz y medita sobre como en Cristo, Dios ha manifestado su justicia, ha juzgado la maldad del pecado y ha manifestado su justicia que justifica a aquellos que creen en Cristo. Ora y alaba a Dios considerando como el evangelio muestra que Dios ha hecho justicia y que al fin de los tiempos Dios pondrá las cosas en su sitio sabiendo que aquellos que hemos creído en él seremos guardados por la justicia que es dada por la fe en Cristo.
MEDITACIÓN SEMANAL BASADA EN EL DEVOCIONAL
“Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya fruto.
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;

Con todo, yo me alegraré en Jehová
Me gozaré en el Dios de mi salvación
Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar”
       Amén.
      Russell K. Carter nació en Baltimore, Maryland un 18 de Noviembre de 1849. Aun y cuando Russell K. Carter se graduó de la Academia Militar en Pensilvania, fue un atleta con grandes capacidades y fue profesor de matemáticas, ingeniería civil, química y ciencias naturales, no es precisamente por todo esto que Carter es conocido dentro del campo evangélico. En el 1886 juntamente con John Sweney, recopiló y publicó lo que se llamó el himnario The Perfect Songs of Love (Las canciones perfectas de amor). En ese mismo año se escribió uno de los himnos que ha sido y sigue siendo uno de los clásicos entre los creyentes Standing in the Promises of God (Todas las Promesas del Señor Jesús). El himno recoge la esperanza que las promesas de Cristo suponen para el creyente y como éstas son apoyo para la fe:
“Todas las promesas del Señor Jesús
Son apoyo poderoso de mi fe
Mientras luché aquí buscando yo su luz
Siempre en sus promesas confiare

Coro: Grandes, fieles, las promesas que el Señor Jesús ha dado
Grandes, fieles, confiado en sus promesas yo estaré”
       No hay duda alguna que el problema y clamor de Habacuc es el testamento personal de muchos, por no decir de casi todo, creyente.  ¿Cuántas veces hemos clamado porque no vemos que Dios manifieste su justicia? ¿Cuántas veces hemos podido clamar sintiendo que nuestro clamor cae en un vacío? ¿Cuántas veces hemos visto en nuestra vida que la justicia de Dios parece injusta y ser un sin sentido en situaciones que vivimos? Si nuestro Dios es justo, Santo y la Roca de nuestra salvación ¿por qué parece que no obra justamente en ciertas situaciones que podemos vivir? Para Habacuc la justicia de Dios tenía que proteger al justo y no dejar que el malvado escapase. Para Habacuc no tenía sentido que un Dios justo y limpio de ojos no hiciese nada cuando el impío oprimía a aquel que era más justo que él ¿dónde está aquí la justicia? ¿Cómo Dios puede obrar así? Frente a esta situación, Habacuc no decidió como un vigía estar en su guarda y afirmar su pie en la fortaleza hasta recibir respuesta. (2:1). Cierto es que podría parecer que las preguntas de Habacuc que reflejaban una crisis de fe por la situación que estaba viviendo, podrían llevarnos a pensar que Habacuc dudaba de su Dios, ahora bien, es totalmente a la inversa. Las preguntas de Habacuc no provenían de la duda éstas no eran preguntas de duda sino preguntas que provenían de una fe profunda que buscaba entender las cosas profundas de Dios. Cuando intentamos reconciliar el Dios en quien creemos con el ejercicio de su soberanía en nuestras vidas o en el mundo, en este ejercicio de reconciliación en ocasiones, como lo fue para Habacuc, nuestra fe se encuentra en un cruce de caminos, ahora bien, esto no implica que esta fe que es sacudida no sea genuina sino todo lo contrario. La crisis surge precisamente porque esa fe busca reconciliar y entender al Dios en quien cree y confía, es una fe que quiere sondear y entender lo que sucede, si esa fe no estuviese allí, no habría crisis ni problema alguno. Dios puede, y de hecho lo hace, utilizar las crisis de la fe que él nos ha dado, y el diálogo que podemos entablar con él como instrumentos de madurez en nuestra vida. ¿Cuál fue la solución de Dios al problema del profeta? “He aquí que aquel cuya alma no es reta se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”.



      Habacuc 2:4 muestra la resolución del problema y lo hace mostrando dos realidades contrastadas. Por un lado, está aquel “cuya alma no es recta”, es aquel que “se enorgullece”. El que no es de alma recta es aquel que confía en su propia justicia como seguridad. Para este tipo de personas su propia justicia no será ningún tipo de salvaguarda ni seguridad porque Dios manifestará su justicia retributivamente sobre ellos (2: 5-20). esta realidad de la justicia de Dios sobre aquel cuya alma no es recta debe ser vista de manera contrastada con la última parte del v.4 “mas el justo por su fe vivirá”. Si aquel cuya alma no es recta es el que confía en su propia justicia, el justo es aquel que confía no en su justicia sino en la justicia de Dios. El justo aquí es aquel que confían, cree y permanece fiel al Señor y cree que la justicia de Dios no destruirá al justo, sino que lo guardará. La respuesta de Dios muestra al profeta y a todo creyente fiel en Dios que Dios a su tiempo obrará justo juicio. Cuando la crisis de fe se presenta en nuestra vida, en muchas ocasiones queremos que Dios obre rápidamente, pero Dios tiene sus tiempos, el obrará justicia a su perfecto y debido tiempo.  Lo que Dios muestra es que al final el impío no se saldrá con la suya al final la justicia de Dios lo atrapará. Dios que al final pondrá las cosas en su sitio obrará justicia frente a la maldad y obrará justicia para los que creen en él. Por tanto, Habacuc confía y cree, por tanto, creyente fiel, confía y cree que será así. Esta realidad llevó a Habacuc a cantar un salmo de adoración y esperanza y salmo que debería ser igualmente el canto de aquellos que, aun y las aparentes circunstancias opuestas y contradictorias, confiamos en un Dios Justo y Santo. Ahora bien, Habacuc cantó, pero nuestro canto como creyentes del nuevo pacto es mucho más glorioso.



      Habacuc nunca llegó ver la respuesta que Dios le dio cumplida, pero nosotros sí cuando miramos al evangelio de Cristo Jesús. En Romanos 1:17 Pablo cita el texto de Romanos 1:17 para hablar y exponer el poder salvador del evangelio de Cristo. En Romanos 1:17 Pablo menciona “porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Los elementos de justicia y fe que han sido constantes en Habacuc son ahora tomados por Pablo. El dilema en Habacuc es resuelto en el evangelio. El evangelio muestra que Dios es justo y no se ha dejado a él mismo sin el ejercicio de su justicia. En Romanos la justicia de Dios revelada en el evangelio es (1) la justicia que justamente juzga la iniquidad y pecado en el sacrificio de Cristo. Por tanto, el evangelio es evidencia que Dios hace justicia frente a la maldad, a la iniquidad, al pecado. La justicia pedida por Habacuc frente a la maldad y el pecado es finalmente obrada en la cruz. Los babilonios no fueron dejados sin justicia, ninguna nación será dejada sin el ejercicio de la justicia de Dios y ningún mal e injusticia será dejado sin la manifestación justa de la justicia de Dios. Pero en Romanos la justicia de Dios implica una segunda cosa. (2) La justicia revelada en el evangelio es la justicia que obra para salvación. Es la justicia que justifica en Cristo y, por tanto, es la justicia que actúa como escudo, guarda, fortaleza y seguridad frente al juicio de Dios. Y esta justicia solamente es dada a aquel que cree “mas el justo por la fe vivirá”. Por tanto, el evangelio nos es evidencia de que Dios es justo y guarda a los que permanecen fieles a él.
      El himno describe como la guarda y fortaleza de la fe del creyente en el presente y para toda la eternidad se encuentra en las promesas inmutables de Dios. Ahora bien, todo y con esto, en muchas ocasiones el creyente puede encontrarse luchando con su fe debido a una aparente incongruencia entre quien es Dios y sus promesas y la realidad que puede estar sucediendo en la vida de uno. ¿Cómo es posible que un Dios justo permita tanta injusticia? ¿Cómo es posible que un Dios que es Santo permita tanta maldad? ¿Cómo es posible que uno no vea la justicia manifestada de Dios en muchas situaciones personales de la vida? Éstas y otras realidades generan una aparente incongruencia que hace que nuestra fe pueda ser sacudida. En este cruce de caminos, fue donde se encontró el profeta Habacuc, pero la respuesta de Dios fue “He aquí que aquel cuya alma no es reta se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”. El profeta presenta su queja delante de Dios (2:1) y establece un diálogo con aquel que es su Dios y su Roca (1:12). Habacuc no puede comprender como es posible que Dios permita tanta maldad, iniquidad e injustica en medio del pueblo, “¿hasta cuándo, oh Jehová, clamaré y no oirás; y daré voces a ti a cauda de la violencia, y no salvarás?” (1:2). Habacuc clamó para que Dios obrase justicia frente a la maldad e injusticia, ahora bien, el problema se agravó para el profeta cuando Dios respondió que su mano de justicia contra la maldad se movería levantando al imperio babilónico como instrumento de juicio para ejercer su justicia contra la maldad de su pueblo (1:5-6). ¿Qué tipo de justicia es esta? ¿Cómo es posible que Dios, quien es el Dios personal de su pueblo, el Dios de pacto, el Santo y la Roca de la salvación de sus escogidos utilice un pueblo impío, injusto y malvado para juzgar a aquellos que él amó?
      Cuando miramos al evangelio y podemos darnos cuenta de que Dios ha manifestados su justicia justamente por el pecado, pero también vemos que de manera sorprendente y clemente su justicia ha sido templada por la misericordia ya que por medio de la fe en Cristo esa justicia no obra para nuestra condenación sino para nuestra justificación y salvación. Por tanto, cuando miramos al evangelio vemos en la historia que Dios ha puesto las cosas en su sitio en Cristo. Ha manifestado su justicia contra la injusticia del pecado y ha manifestado su justicia para salvar a pecadores como nosotros. Aun y a pesar de las veces que podamos pensar que hay falta de justicia por parte de Dios en nuestra vida, en nuestra iglesia y en el mundo, mirando al evangelio es que podemos exclamar “oh Señor, tú has puesto las cosas en su sitio en el evangelio, oh Señor, tú en el evangelio has manifestado tu justicia”. Pero el evangelio también muestra que llegará un día en que Dios volverá y en ese día juzgará completamente al mundo. En ese día la justicia divina tomará el estrado y Dios finalmente pondrá de una vez y para siempre las cosas como tenían que ser cuando él creó los cielos y la tierra. En ese día no habrá ni un ápice de injusticia y de pecado que escape al juicio de la justicia de Dios. En ese día todo individuo y nación que ha hecho de su propia justicia su orgullo no escapará de la justicia de Dios. Pero, aquellos que han creído y confiado en la justicia de un Dios justo, “el justo por la fe vivirá”, estos serán vindicados en aquel día. Toda la injusticia, toda la aparente falta de justicia en aquel día se desvanecerá como la niebla de la mañana. Por tanto, el evangelio se convierte en nuestra ancla en el presente porque en él vemos que Dios ha revelado su justicia y así lo hará cuando Cristo vuelva. Por eso nuestro canto puede ser:
MEDITACIÓN