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BENDECIDOS SON TODOS AQUELLOS QUE AMAN A CRISTO
“Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
La gracia sea con todos los que aman a nuestros Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén”

(Efesios 6:23-24)
      “Paz”, “amor con fe” y “gracia” son la bendición que el apóstol pide de una manera especial y específica para todos aquellos que “aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable”. Aquellos que aman a Jesucristo con un amor que es inalterable son los depositarios de la petición de “paz”, “amor con fe” y “gracia”. Siendo así, la bendición es bien específica y centralizada. Lo pedido por el apóstol únicamente recae sobre aquellos que aman a Cristo y la razón de ello se debe a que la bendición es una bendición que se deriva de un contexto redentor. Los que aman a Cristo con amor inalterable son aquellos que primeramente han sido amados y redimidos por el Dios Trino para la alabanza de la gloria de su gracia (Efesios 1:3-14). Por tanto, las tres virtudes que Pablo pide como bendición sobre ellos, son tres virtudes que se encuentran en el corazón mismo de la maravillosa redención obrada por Dios a su favor. Los hijos de Dios hemos sido bendecidos mediante la obra redentora que nuestro Dios Trino ha obrado por gracia en nuestras vidas y ahora Pablo desea que esa bendición siga presente sobre el pueblo. Ahora bien, lo cierto es que, la bendición de Pablo sale un poco de lo normal en relación a las bendiciones con las que el apóstol suele cerrar sus cartas.


      La singularidad de la bendición se debe al orden de las tres virtudes que son pedidas por el apóstol. Cuando se analizan las diversas bendiciones que Pablo menciona en sus cartas, por lo general, “la gracia” suele ser aquel elemento que toma el primer lugar en las bendiciones, es decir, el don inmerecido del favor de Dios suele ser el elemento prioritario en las bendiciones, la gracia de Dios es pedida abundantemente por parte del apóstol. “La paz”, ocupa el segundo lugar en las bendiciones. Siendo algo importante, Pablo lo pide con menos frecuencia (Efesios 6:23; Romanos 15:33; Gálatas 6:16; 2ª Tesalonicenses 3:16). Por último, “el amor” es el tercer elemento que suele aparecer en las bendiciones de Pablo con una frecuencia menor que “gracia” y “paz” (1ª Corintios 16:24; 2ª Corintios 13:13; Efesios 6:23-24). La bendición de Efesios 6:23-26 presenta los tres elementos, pero en un orden que altera la frecuencia normal del apóstol. Si la gracia suele ser el elemento más pedido por el apóstol en la mayoría de sus bendiciones, aquí, aquel elemento que toma prioridad es “la paz”, por tanto, ¿qué importancia tiene “la paz” en esta bendición? 


      No hay duda alguna que nuestro mundo vive tiempos donde la paz es algo carente en nuestras sociedades y en la vida de muchos seres humanos. Solamente es necesario mirar los conflictos bélicos que rodean nuestro mundo (Siria, Irak, Israel, etc.). El mundo y sociedad occidental debido a la amenaza global del terrorismo, sabe bien, bien que vive en un estado de paz relativa donde la seguridad puede perderse en cualquier momento y donde el orden puede ser sustituido por el caos en cuestión de minutos. Esta paz relativa, por un lado, y esta carencia de paz por otro, se debe a que vivimos en un mundo roto y caído donde el ser humano ha perdido en el seno mismo de su alma - aun y cuando lo niegue - la virtud de la paz. Siendo así ¿dónde encontrar verdadera paz en un contexto así? ¿Hay algún sitio donde el ser humano pueda verdaderamente estar en paz? Cuando el apóstol Pablo pide “paz” no lo está haciéndolo al estilo de un activista pacifista que pide por la paz mundial. Pablo pide “paz sea a los hermanos”, es decir, el fruto de la paz sea con aquellos que tienen una relación familiar, en el contexto, aquellos que son parte de la iglesia de Cristo ¿por qué esto es así?


      La paz es algo esencial en la carta a los Efesios y Pablo la relaciona directamente con tres aspectos importantes: (1) Cristo, (2) su obra de reconciliación y (3) la reconciliación con Dios y los unos con los otros. En Efesios 2:14 Pablo determina que “él es nuestra paz”, es decir, “Cristo es nuestra paz”. Es sorprendente ver como para Pablo la paz no es un concepto abstracto, tampoco es un concepto filosófico sobre el que elucubrar y filosofar. Hoy en día muchos debaten si es posible tener paz y seguridad al l00%. Otros filosofan en que consiste la paz. Para el apóstol la paz es igual a la persona de Cristo Jesús, no es algo abstracto sino real en la persona de Cristo y esto es así debido a su obra de reconciliación. Su sacrificio en la cruz del Calvario es obra de reconciliación (Efesios 2:14-17). Para que exista verdadera paz, debe existir verdadera reconciliación entre las partes enfrentadas. Debe producirse que las barreras de enemistad, odio, diferencias sean derribadas para obrar la reconciliación y recoger el fruto de la paz, esto es lo que Cristo hizo con su sacrificio en la cruz. Ahora bien, la paz que Cristo obró fue una paz, una reconciliación primeramente con Dios y entre aquellos que él creó como su iglesia - en el contexto de Efesios judíos y gentiles -.


      Mediante la cruz, Cristo reconcilió con Dios a un solo pueblo, anunció las buenas nuevas de paz (Efesios 2:16-17). El primer conflicto a resolver es el pecado y la rebelión contra Dios. Cristo lo hizo posible gracias a su obra, su sangre derramada en la cruz trae la gloriosa declaración de parte de Dios “no culpable”, “perdonados de todos tus pecados”. Esto es lo que nos sitúa en paz con Dios y esa paz en la que debe vivirse entre aquellos que han sido llamados a paz los unos con los otros. La paz que tenemos en Cristo no implica ausencia de problemas, dificultades, tribulaciones, conflictos, estos son una realidad constante en nuestro día a día como iglesia de Cristo. Ahora bien, ¡que bendición el saber que estamos en paz con Dios y Dios lo está con nosotros! ¡Qué bendición el saber que podemos estar en paz los unos con los otros por lo que Cristo obró! Esta paz fluye del evangelio mismo y es pedida como elemento central para la iglesia de Cristo. Sinceramente debemos decir que vivimos en medio de un mundo convulso, incluso nosotros en muchas ocasiones tenemos las mismas convulsiones que el mundo tiene, pero la bendición de la “paz sea a los hermanos” implica que esa paz redentora en Cristo nos acompañe en medio de un desierto árido de caos donde seamos el oasis en el cual la paz en Cristo es el manantial que brota en y entre nosotros. Pablo acompaña la bendición de paz con “amor con fe” y “gracia”.


      “Amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo” acompaña la bendición de paz. Pablo pide que, de las dos personas de la Trinidad, el Padre y el Hijo fluya amor con fe. El amor y la fe son dos elementos que Pablo ya ha mencionado en Efesios 1:15. Pablo da gracias por la fe en Cristo y por el amor que se tiene con todos los santos, por tanto, el amor y la fe son evidencias del estatus de redimidos del pueblo de Dios. De manera común Pablo sitúa al amor y a la fe de manera conjunta. La fe en Cristo suele ser mostrada no solamente en palabras sino también en hechos de amor, la fe obra por el amor. La fuente de este amor con fe que Pablo pide en su bendición es la persona del Padre y del Hijo. El mayor amor que obró fielmente fue el amor de Dios mostrado en el Calvario. El amor de Dios no fueron únicamente palabras sino hechos, fue un amor que derramó hasta la última gota de la sangre del Hijo de Dios, un amor fiel que hizo temblar la tierra. La paz en medio del pueblo de Dios es combinada con el amor con fe que obra. Este “amor con fe” que proviene de Dios Pare e Hijo es esencial para “todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable”. Podemos amar a Cristo con amor inalterable porque primeramente hemos sido amados por Dios con un amor inalterable desde antes de la fundación del mundo. Podemos amar con fe porque primeramente hemos sido amados con una fidelidad eterna e inalterable por Dios en Cristo Jesús. En medio de este amor, está la bendición de la “gracia sea con todos los que aman a Cristo”. El favor de Dios pedido hacia aquellos que han sido amados por Dios y, por tanto, aman a Cristo.


      La bendición de Pablo es un clamor para que las bendiciones de la redención sigan presentes y vivas en la vida de los hijos de Dios. Qué tres elementos tan sublimes de nuestra redención en los cuales meditar y dar gracias a nuestros. Piensa cómo la paz obrada por la obra de Cristo está presente todos los días de tu vida en medio de las tormentas. Piensa cómo el amor fiel del Padre y el Hijo está presente e inalterable en tu vida. Piensa como la gracia de Dios, la cual es suficiente te acompaña todos los días de tu vida. Piensa, medita y da gracias a Dios por tal bendición.
Pastor Rubén Sánchez
Devocional Semanal - Pastor Rubén Sánchez
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      La Pinta, la Niña y la Santa María fueron tres de las carabelas que Cristóbal Colón utilizó en sus viajes al nuevo mundo. Aun y cuando hoy en día se desconoce que fue de ellas, las tres carabelas han quedado grabadas en las páginas de la historia. Las tres acompañaron a Colón en sus descubrimientos de las tierras del nuevo mundo. En la bendición de Efesios 6:23-24 Pablo pide por tres elementos que al igual que las tres carabelas de Cristóbal Colón, acompañen al pueblo de Dios en su viaje en esta tierra hasta la herencia prometida. Tres virtudes especiales son pedidas por el apóstol Pablo en la bendición que cierra su carta a los Efesios.