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Desde el Corazón - Pastor Roberto Velert
DE LOS ELEMENTOS
Pastor Roberto Velert
      Puedo pensar y pienso, que se tardará aún unos pocos días, para olvidar los curiosos sucesos de los días pre-reyes y post-reyes. Puedo pensar y pienso, con cierta empática tristeza con la Iglesia Católica, pues no tenemos los Protestantes Fiestas como las que ella sostiene y bendice a lo largo de la Historia, sobre cómo se les han burlado políticos crustáceos de escamas duras de izquierdas tarjetas de platino en las cabalgatas de Reyes, disfrazadas de falsa progresía, creyéndose defensores de la diversidad cultural y la libertad cuando lo que pretenden es ocultar y censurar todo lo que esté relacionado con el cristianismo versión Católica. Obsesión enfermiza de personas acomplejadas e irrespetuosas con tradiciones españolas. Insensatez que les nubla el conocimiento y que les produce más daños y ridículos a ellos que a millones que rechazan a estos moradores de las cloacas.


      Puedo pensar y pienso, “Desde el Corazón”, que también será difícil olvidar a qué están jugando en las últimas semanas nuestros políticos, con declaraciones surrealistas, mientras suben los precios del agua, del gas, de los transportes, de la luz y productos de primera necesidad, pero unos y otros haciendo componendas para gobernar: “quítate tú que me pongo yo” con un evidente desprecio a la Ley. Y ahora, mencionando el concepto Ley, me pongo a pensar y pienso, qué ridiculez por no decir infamia, que al bandido “Chicle”, (no menciono el nombre para no ensuciar los bellos de José y Enrique) asesino, considerado monstruo por su propia avergonzada madre, le puedan aplicar una condena de “prisión permanente revisable”, y sin tener conocimiento de leyes, me parece que la condena es una contradicción en sí misma. “Lo que es permanente no es revisable y lo que se revisa no es permanente”. ¿Y si la condena es revisable -cuando debería ser perpetuapor qué la llaman permanente? que a fin de cuentas es “permanecer”. Creo que será difícil olvidar la trágica historia de la joven Diana QUER y el sufrimiento de sus padres, pero mientras la justicia sea tan buenista o leve, perderá mucho de su valor disuasorio.


      “Desde el Corazón” debo reconocer que no puedo imaginar el sufrimiento de las muchas personas: niños, madres, padres, viajeros en los más de 3.000 coches que vivieron el caos que se originó el pasado fin de semana en la AP-6, por el temporal de nieve. Pero con el mismo reconocimiento de que es fácil escribir sin haber experimentado tan triste vivencia, también “Desde el Corazón” considero que hemos de empezar a ser mayorcitos y darnos cuenta que actuamos no pocas veces de manera imprudente y que ello nos lleva a tener problemas. Podemos empecinarnos en echar la culpa a los demás; de casi todo al Gobierno; así lo hicieron políticos que estaban algo dormidos después del 21D para su aprovechamiento de las circunstancias. Los del Gobierno recriminando a las Concesionarias de las Autopistas, éstos a los de Fomento, y las páginas de tinta descargando las tintas unos sobre otros. ¿Y qué de los que obviaron desconsideradamente los avisos?; días antes se avisó por la meteorología, que llevamos hasta en los móviles, la realidad de la tormenta. Se recomendaron los tramos obligatorios de llevar cadenas; y que en las horas próximas se presentaban situaciones de riesgos.
"...y le puso por nombre Eben-Ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová" (1ª Samuel 7:12)
      Deteniéndome a repasar el “título” que puse para este escrito, recuerdo que pensando en la “nieve” caída, me prepuse escribir sobre los elementos y éstos como puntos de una Teología Natural: el aire; el agua; el fuego; la luz. Pero hete aquí, que me compliqué con detalles de los últimos días del 2017 y primeros del 2018. Pero como dijo el ladino Pilato, lo escrito, escrito está.


      Para escribir de los elementos tengo que dejar de lado la mecánica, pues voy a tratarlos como cosas cuya organización, que presumiblemente la tienen, este “aprendiz de escribidor” la ignora y, mis dotes de observación no me llevan muy lejos; pero me consuela que no me es absolutamente necesario conocer la constitución de los elementos. Conozco del agua lo bastante cuando suelo hervirla, helarla, evaporarla, hacer que salte, corra, dirigirla y, naturalmente beberla, aunque de su composición sólo acierte a decir que su fórmula es H2O. Y créanme, me enorgullezco de saber que, aunque mucho se ha descubierto sobre este elemento y sus ingredientes, todos -por la bondad del Creador- lo importante es el uso de este elemento, en las formas que he mencionado.


      No podemos pensar en los elementos sin reflexionar sobre los usos que están consolidados. El agua, además de mantenernos como habitantes, alimenta a las plantas y por medio de éstas, a los animales de la tierra; es la base de sus jugos y fluidos, diluye su alimento, apaga su sed, lleva flotando sus cargamentos, es promovedora de la vegetación y de la vida y necesaria para ambas cosas. Y no me queda espacio para más cosas que decir, que la sola observación de tales elementos es evidencia de que hay un Designio en las Obras de la Naturaleza… y de algunas de ellas, seguiremos escribiendo en este 2018… hay tiempo para ello.
Aquí recuerdo un sabio consejo de Séneca: “cuando se está en medio de las adversidades, ya es tarde para ser cautos” y con todo, la casi ignorada por los medios de comunicación: la UME (Unidad Militar de Emergencias) hizo tan extraordinaria labor de socorro, que todos los sufrientes pasajeros pudieron regresar a casa sanos… y me pregunto, ¿se dieron gracias a Dios?, lo que sí ha aprovechado la OCU es la ocasión de animar a los afectados (puesto que hay referencias a casos parecidos en tiempos de Rajoy reclamando a Zapatero) a que reclamen indemnización, yo diría a que se reflexione.